Tu mano abierta de esperanza es ahora un puño cerrado. Y como estás más contenido, también lo está la persona con la que sales, y también lo está cualquier sentimiento de conexión a partir del cual pueda crecer una relación. Decides que “no hay conexión” y sigues adelante. Sin embargo, una vez que terminas con esa persona, la ves bajo la misma luz que al principio: tu instinto te dice que es una posibilidad real. Sientes que podría ser lo que necesitas. Le envías un mensaje de texto para intentarlo de nuevo, pero ya ha pasado página. Piensas: ¿Por qué no le hice caso a mi instinto?
Ahora te sientes decepcionado contigo mismo y te cuestionas adónde te ha llevado tu indecisión respecto a tus sentimientos. Empiezas a perder la fe en ti mismo, preguntándote si no eres bueno para el compromiso . También pierdes la fe en que el mundo es lo bastante generoso como para ofrecerte más opciones, dudando de que haya alguien por ahí que realmente atraiga tu interés y afecto. En algún momento tuviste sentimientos muy fuertes hacia esa persona. ¿Y si fuera “la elegida”? La próxima vez que entras en la página de citas y encuentras una posible pareja, cierras de inmediato el navegador. No quieres seguir tus sentimientos, porque te llevarán de nuevo a la esperanza de que una persona pueda hacerte sentir completo, con toda la posibilidad de que acabes sintiéndote perdido si las cosas se convierten en una decepción. En cuanto a las citas, tu vida está congelada.
En este ejemplo, la petrificación es específica de las citas, no una postura general ante la vida como en el caso de Mark. Y no te deja acurrucado en tu cama, sin querer responder a ninguna de las formas en que la vida puede atraer el riesgo, de una manera verdaderamente anaclítica, pero sí te mantiene en tu campo de fuerza particular con respecto a las citas.
Aunque puede haber muchas áreas en tu vida en las que avanzas con gusto, puede haber otros lugares en los que te haces el flojo porque no soportas la idea de esperar algo que necesitas y luego no conseguirlo.
Tómate un segundo y haz una lista de todas las cosas que estás haciendo ahora mismo y que tienen que ver con mejorar algo de ti mismo que en realidad anhelas mejorar, cosas que sientes de verdad que faltan. Si te diera un pequeño sello de tinta, apuesto a que podrías encontrar fácilmente esos aspectos de la lista que no has podido conseguir. Yoga: sin sello; comer sano: sello; llamar a tu madre con más regularidad: sin sello; pedir un ascenso laboral: sin sello; volver a jugar al tenis: sello. Cada lugar marcado con el sello representa estados petrificados, en los que tu lucha con la fe supera la fuerza de tu esperanza, debilitando la capacidad de tu fuerza motriz para hacerte avanzar.
Esta pérdida de fe también exalta las fuerzas restrictivas que te detienen. Cuando pierdes la fe en ti mismo y en el mundo, la ansiedad fomentada por la conciencia de tu responsabilidad existencial y tu soledad puede volverse insoportable.
La pérdida de la fe y la impotencia:
la cicatriz de la decepción
Se te ha dado la estimulante y desafiante crayola morada del albedrío humano, la capacidad de decidir y elegir. Ésta te ofrece una gran oportunidad, pero también te produce ansiedad. Estás preocupado porque con esta capacidad de decidir viene la conciencia de que estás solo en tus decisiones y de que eres responsable de tus resultados, que éstos importan mucho ya que no vives para siempre.
La doble ansiedad de la soledad y la responsabilidad se hace más evidente cuando decides algo . Y puedes amortiguar esta conciencia buscando formas de no decidir . El cambio personal es una decisión particularmente importante, porque estás haciendo una elección sobre una transformación en ti mismo. Y ese tipo de decisión tiende a exponer aún más tu responsabilidad. Entonces, ¿qué ocurre si sospechas que la crayola morada de la voluntad personal no es fiable o, peor aún, que está defectuosa? Cuando eso ocurre, te sientes responsable de tu vida pero sin los medios para hacerla funcionar. ¿Qué se siente?, ¿cuál es el resultado de la ruin aritmética de la responsabilidad existencial + la falta de fe?
Creo que es la experiencia de una impotencia extrema para satisfacer tus necesidades.
Quizás esa experiencia de impotencia es lo que encadenó a Mark, atrapándolo en un círculo vicioso de necesidades insatisfechas pero esenciales y su incapacidad para satisfacerlas. Y aunque los bebés no tienen que enfrentarse a las experiencias adultas de responsabilidad y mortalidad, esta misma sensación extrema de impotencia para satisfacer sus necesidades está en la raíz de su comportamiento anaclítico y evasivo. Esta impotencia provoca la resignación entre los aspirantes a citas, cuya decepción inicial conduce a una cautela que inhibe la chispa necesaria para encender un nuevo romance. De este modo, la desesperanza se convierte en una profecía cumplida.
Ya te causa suficiente ansiedad el hecho de tener la enorme responsabilidad de navegar por tu vida. La impotencia (esta disminución del pensamiento de voluntad y de la autoeficacia) dice que estarás perpetuamente perdido, incluso si eres capaz de reunir el valor para asumir esta responsabilidad. Si te consideras como un barco deteriorado y roto, incapaz de llegar a su destino sin hundirse, o si te piensas como el marinero que se acerca a un remolino imposible, o ambas cosas, creo que el mensaje de la impotencia es que no puedes alcanzar lo que eres responsable de alcanzar. Es una experiencia insoportable, como la angustia indescriptible articulada en el llanto de un bebé. Te dice que no puedes ser el autor de tu vida, aunque quieras.
En esta situación, la mala fe parece bastante atractiva. ¡Sólo dime qué hacer! , suplica tu mente al mundo, pues ya no confías en ti mismo para tomar las riendas y guiar el barco de tu vida.
Una escena de la serie de la bbc Fleabag capta a la perfección esta postura. La heroína, Fleabag, siempre comete errores y de forma regular se decepciona de sí misma y del comportamiento de los demás. Pero sigue adelante, mantiene la frente en alto y sigue siendo valiente y auténtica.
Nunca deja de ser ella misma, no está dispuesta a quedarse petrificada (Fleabag es heroica en este sentido, y pienso que la serie trata del valor existencial). Sin embargo, la tentación de detenerse y entregarse a una postura de mala fe siempre está ahí. En una escena, tras una serie de dolorosas decepciones, anhela rendirse y actuar como si no tuviera elección. Está en un confesionario con un sacerdote del que se ha hecho amiga (y con el que, en su tendencia al catastrofismo, quiere acostarse). Él le pregunta qué quiere de la vida. Ésta es su respuesta:
Quiero que alguien me diga qué debo ponerme por la mañana. Quiero que alguien me diga cómo vestirme cada mañana. Quiero que alguien me diga lo que tengo que comer. Qué querer, qué odiar, qué escuchar, qué grupo musical me debe gustar, para qué comprar entradas, con qué bromear, con qué no bromear. Quiero que alguien me diga en qué creer, por quién votar, a quién amar y cómo decírselo.
Sólo quiero que alguien me diga cómo vivir mi vida, padre, porque hasta ahora creo que lo he hecho mal, y sé que por eso la gente quiere a personas como tú en sus vidas, porque tú les dices cómo hacerlo. Les dices lo que tienen que hacer y lo que van a conseguir al final, y aunque no me creo tus peroratas, y sé que científicamente nada de lo que hago marca la diferencia al final, sigo teniendo miedo. ¿Por qué sigo teniendo miedo? 26
Simplemente brillante, perfecto. Es justo eso: cuando no tienes fe en tu propia capacidad de acción debido a las decepciones de tu vida, tu responsabilidad y tu soledad (esas cosas que todos tratamos de mantener fuera de nuestra conciencia, pero que el cambio personal siempre trae a la conciencia ) ahora se sienten más aterradoras que nada. Y así, hacerse el flojo empieza a tener cierto sentido. Te protege de la horrible experiencia de estar solo, ser responsable, porque no eres una fuente creíble para lograr ir de aquí a allá. Y así empiezas a buscar respuestas fuera de ti. No porque esas respuestas estén realmente disponibles, sino porque ya no puedes soportar la idea de que tú eres la fuente de todas las respuestas relativas a tu existencia.
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