Los otros aliados y España
Para completar este fresco de la temprana posguerra debemos mencionar otros países que, tras la Primera Guerra Mundial, tuvieron que lidiar con procesos de desmovilización o sufrieron la crisis socioeconómica de los años 1918-1921. Canadá, por ejemplo, hizo frente a la reintegración de 500.000 veteranos, que ya habían formado asociaciones a la altura de 1916. El Gobierno canadiense se apresuró a crear una agencia para facilitar la rehabilitación de los 70.000 mutilados, mientras que los excombatientes, que a través de su movilización asociativa materializaron algunas aspiraciones, 88 consiguieron unificar su movimiento en 1925 con la Legión Canadiense, organización hecha a imagen y semejanza de la Legión Americana. Igualmente, los veteranos estadounidenses, descontentos con la situación encontrada tras su periplo europeo, se habían comenzado a organizar en 1919 para proteger sus intereses y reafirmar su identidad. En Estados Unidos los antiguos soldados siempre habían sido venerados tradicionalmente como figuras de prestigio, y tras la Gran Guerra sus nuevas asociaciones se convirtieron rápidamente en influyentes plataformas políticas que facilitaban la entrada de los excombatientes en la política americana. En ambos países, Canadá y Estados Unidos, los veteranos crearon organizaciones que actuaban de manera similar a las de Europa. Por ejemplo, la Legión Americana destacaría por su carácter antibolchevique. 89 Sin embargo, a este lado del Atlántico no surgió todavía ningún movimiento fascista que sedujese a los veteranos: en consecuencia, estos consiguieron unificar sus asociaciones más fácilmente, integrándose sin demasiados problemas en el sistema político y la sociedad civil.
La situación en Gran Bretaña era en cierto modo similar. Durante la propia guerra se formaron hasta cuatro organizaciones diferentes para defender la causa de los mutilados, obteniendo algunos triunfos en sus reivindicaciones. En las elecciones de diciembre de 1918 –llamadas elecciones caqui por el color de los uniformes que simbolizaban la relevancia de las cuestiones posbélicas–, la lista electoral excombatiente obtuvo malos resultados: solo uno de ellos llegó al Parlamento. Probablemente, esto se debió a que muchos soldados todavía no habían sido licenciados, quedando imposibilitados para ejercer el voto. Cuando se llevó a cabo la desmovilización, los retornados no encontraron aquel «país preparado para acogerlos como héroes» que Lloyd George había prometido durante la campaña electoral, y la decepción generó disturbios y agrias protestas. En este turbulento contexto de 1919, los veteranos crearon nuevas asociaciones como la Unión Nacional de Antiguos Soldados y la Unión Internacional de Antiguos Soldados, que no obstante no consolidaron ninguna línea política clara. En el clímax del descontento social, los excombatientes llegaron a boicotear las celebraciones de la paz de julio de 1919, aunque a finales de ese mismo año los ánimos se apaciguaron gracias a la promulgación gubernamental de una serie de medidas en su favor. Al final, el tan extendido temor a la «brutalización» de los desmovilizados demostró no tener demasiado fundamento, y en 1921 la fusión de diversos grupos de excombatientes derivó en la formación de la Legión Británica bajo el liderazgo de Mariscal de Campo Earl Haig; esta sería una respetable, prestigiosa y conformista asociación para mediar entre los veteranos y el Estado. 90
Por el contrario, en la península ibérica la cuestión de los veteranos solo tuvo un impacto muy indirecto en la política, lo que no quiere decir que Portugal y España eludieran la alta inestabilidad del periodo 1919-21. Portugal había luchado en la Primera Guerra Mundial del bando Aliado enviando un pequeño contingente de soldados al frente occidental. Estos no lograron formar una asociación, la Liga de los Veteranos de la Gran Guerra (Liga dos Combatentes da Grande Guerra), hasta una fecha tan tardía como 1921. 91 Por su parte, España no había participado en el conflicto, pero su política interna se había visto profundamente influenciada por lo que pasaba en el resto del continente. Durante la contienda se produjo una importante división entre aquellos que apoyaban a los Aliados, los aliadófilos, y los que apoyaban a los Imperios Centrales, denominados germanófilos. En 1917, toda una serie de alteraciones de carácter militar, social y político empujaron al país a una crisis, 92 lo que abrió hasta 1923 un periodo de descontento social, turbulencias parlamentarias, sindicalismo y violencia, particularmente destructiva en la ciudad de Barcelona. 93 Además, en 1919 se desató un nuevo conflicto armado contra las tribus rifeñas en el Protectorado español en Marruecos que condujo a una derrota sin precedentes de las tropas españolas en Annual en julio de 1921, cuyo consiguiente escándalo acabó por minar los cimientos del frágil sistema político liberal, despreciado por los oficiales africanistas. Estos, un grupo militar corporativo forjado en las guerras de Marruecos, mantenían una enconada rivalidad con los oficiales destinados en la España peninsular, quienes habían organizado juntas militares y se oponían a la promoción por méritos de guerra. 94 Como veremos, todos estos conflictos lastraron el devenir político del país en los años siguientes.
Pese a la naturaleza transnacional de los desafíos históricos del periodo de entreguerras, Italia fue el único país de Europa occidental en el que la crisis de posguerra terminó con la consolidación de un movimiento fascista. El Fascismo italiano fue el primer movimiento de esta índole capaz, en el periodo de entreguerras, de establecer una dictadura y acabar con la democracia liberal en un país europeo. 95 El fascismo apareció como ideología en la Italia de 1919, y los Fasci di combattimento se convirtieron en movimiento de masas entre 1920 y 1921, y se transformaron en partido político –el Partito Nazionale Fascista (PNF)– en noviembre de 1921. Ya en octubre de 1922, tras la llamada Marcha sobre Roma, el orden liberal democrático había sido derribado. El Fascismo italiano fue el primer, original y más influyente movimiento fascista durante los años veinte, y sus orígenes entroncan directamente con la experiencia de la Primera Guerra Mundial.
LOS EXCOMBATIENTES Y EL NACIMIENTO DEL FASCISMO ITALIANO
Pese a la victoria, 1919 fue un año de profunda crisis en toda Italia. 96 Tras cuarenta y un meses de guerra total, el país se enfrentó al traumático fin repentino de las hostilidades. Durante el primer año de paz, mientras Europa intentaba ubicarse en el nuevo escenario posbélico, Italia se embarcó en un amplio proceso de desmovilización, 97 tarea llevada a cabo mientras el coste de la vida se incrementaba vertiginosamente. Mientras en París se desarrollaban complejas negociaciones de paz, los campesinos italianos se lanzaron a ocupar las tierras de labranza; huelgas de trabajadores, disturbios y protestas recorrieron la península. La sociedad italiana, lejos de estar unida moralmente bajo los laureles de noviembre de 1918, intensificó su agria confrontación entre intervencionistas y pacifistas, entremezclada ahora con la lucha de clases. Ese mismo año vio surgir tanto el movimiento excombatiente como el fascista. Para los protofascistas mussolinianos, había llegado la hora de comprobar si se cumplían sus predicciones sobre la orientación política de los veteranos en el contexto de desmovilización. En este apartado analizaré los orígenes de la relación de los fascistas con los excombatientes italianos.
Fue el Ministerio de Guerra el encargado de lidiar con la pesada tarea de desmovilizar a unos 3,7 millones de hombres en armas. Entre noviembre y diciembre de 1918, las quintas más mayores (los nacidos entre 1874 y 1884) fueron enviadas a casa, mientras que la desmovilización del resto de conscriptos (nacidos entre 1885 y 1900) experimentó una considerable ralentización entre enero y marzo de 1919. A la altura de la segunda fecha, casi dos millones de soldados habían regresado ya a la vida civil, pero el proceso sufrió un parón entre marzo y junio debido a las tortuosas negociaciones de paz que estaban teniendo lugar en París. 98 Los antiguos combatientes fueron acumulando rencores por la desaceleración de la desmovilización y los problemas de reintegración en el mercado laboral. 99
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