ALEKSANDRA JABLONSKA ZABOROWSKA
5. Geografías audiovisuales del Altiplano Potosino
FRANCES PAOLA GARNICA QUIÑONES
IV. Divergencias
6. Laguna de dos tiempos , testimonio de una modernidad forzada
MARTHA URBINA GONZÁLEZ
7. Entre etnografía, historia y política. Los documentales del equipo de Luis Mandoki sobre mazatecos
CLAUDIA ARROYO QUIROZ
V. Memorias
8. Generación Futura : una experiencia comunitaria, 25 años después
ALBERTO BECERRIL MONTEKIO
9. Las últimas voces kiliwa
ERÉNDIRA MARTÍNEZ ALMONTE
VI. Pedagogías
10. Mirar en clave ikoots. Lecturas etnográficas del Primer Taller de Cine Indígena
LILIA GARCÍA TORRES Y LOURDES ROCA ORTIZ
11. El giro pedagógico en el cine etnográfico. Dominique Jonard y la animación colaborativa
ITZEL MARTÍNEZ DEL CAÑIZO FERNÁNDEZ
VII. Devenires
12. Del AEA a la Transferencia de Medios Audiovisuales: un cambio de paradigma en el ocaso del INI
ALBERTO CUEVAS MARTÍNEZ
VIII. Instantáneas
13. Fotos fijas de un acervo paralelo al AEA
VALERIA PÉREZ VEGA
Filmografías
Semblanzas
Retrato de niño zapoteco en Villa Hidalgo Yalálag, Oaxaca.
JULIO DE LA FUENTE, ca . 1939.
D.R. Fototeca Nacho López, Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
Óscar Menendez y Héctor Medina en la comunidad rarámuri (tarahumara) de Yoquivo, Batopilas, Chihuahua. Foto fija del documental “Rarámuri ra' itsaara. Hablan los tarahumaras”.
RAMÓN JIMÉNEZ, 1978.
D.R. Fototeca Nacho López, Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
Participantes del Cuarto Curso de Video Indígena del INI. Proyecto Transferencia de Medios Audiovisuales a Organizaciones y Comunidades Indígenas del INI, en Tlacolula de Matamoros, Oaxaca.
ÓSCAR PASTOR OJEDA, 1994.
D.R. Fototeca Nacho López, Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
EL POTENCIAL LATENTE DE UN ARCHIVO DE CINE ETNOGRÁFICO
ANTONIO ZIRIÓN PÉREZ (UAM-I)
Este libro ofrece diversas miradas desde distintas disciplinas a la producción cinematográfica del Archivo Etnográfico Audiovisual (AEA) del Instituto Nacional Indigenista (INI). El AEA es un valioso corpus de cine documental etnográfico resguardado actualmente en el Acervo de Cine y Video Alfonso Muñoz del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). A pesar de su gran relevancia, el material fílmico del AEA sigue siendo bastante desconocido y se encuentra prácticamente en desuso. Esta publicación pretende incitar a sus lectores a conocer este patrimonio audiovisual; los catorce capítulos que lo conforman ofrecen pistas y claves para apreciar su gran valor, que por muchos años ha pasado inadvertido y aún permanece en estado latente.
En 1977 el INI creó el AEA, un área de producción cinematográfica dedicada a documentar para la posteridad, de la manera más completa posible, diferentes rasgos y aspectos culturales, económicos, así como políticas y formas de organización social de la población indígena de México en toda su diversidad. Entre los fundadores de este proyecto estaban Nacho López y Alfonso Muñoz; Juan Rulfo jugó un papel importante durante algunos años; trabajaron ahí grandes cineastas como Luis Mandoki, Óscar Menéndez, Henner Hofmann, Juan Carlos Colín, Eduardo Maldonado, Juan Francisco Urrusti, Alberto Becerril, Luis Lupone, entre muchos otros. El AEA se mantuvo activo y muy productivo desde 1978 hasta mediados de los noventa: durante ese tiempo se filmaron alrededor de cincuenta películas y se produjo mucho material fílmico sin editar, en diferentes formatos y soportes audiovisuales.
La producción del AEA estaba motivada por la necesidad de salvaguardar el patrimonio cultural de los grupos étnicos, que tras cinco décadas de políticas indigenistas —que buscaron transformar a los “indios primitivos” en “ciudadanos modernos”—, estaban dejando de hablar su lengua, usar su vestimenta tradicional y practicar sus rituales. Con un espíritu de rescate o salvamento de culturas en peligro de extinción, se proyectaba una mirada folclorista atenta a las expresiones más vistosas de los pueblos originarios. La labor del AEA se nutrió de viejas corrientes y nuevos paradigmas dentro de la antropología, como el relativismo, el particularismo y el multiculturalismo, que promueven el respeto de la diversidad cultural.
En principio, el AEA no pretendía realizar películas para el público general, sino hacer un registro visual sistemático de los modos de vida tradicionales para futuras investigaciones, para la docencia y la formación de nuevas generaciones de etnógrafos, más en la lógica de un museo que pensando en la exhibición de cine. Se contrató a cineastas y antropólogos profesionales que lograron filmes de alta calidad técnica, bien informados por investigaciones antropológicas, que recaen entre la creación, la investigación y la propaganda, a veces logrando una armonía estética y epistemológica, otras veces mostrando cierta tensión entre el cine y la antropología. En los textos de este libro y en las películas mismas resulta interesante rastrear y analizar estos encuentros y desencuentros disciplinarios en aras de un diálogo más productivo entre las ciencias antropológicas y las artes audiovisuales.
Los filmes del AEA reflejan la forma de mirar la alteridad cultural propia de una época particular; condensan una manera de concebir el cine etnográfico, de entender la práctica documental, y representan una singular relación entre el cine, la antropología y las políticas públicas. Nos dejan comprender críticamente los modos en que el gobierno diseñó políticas públicas e implementó acciones para la atención de los grupos étnicos, revelan preocupaciones recurrentes y problemáticas comunes. Dan cuenta de un punto de inflexión o transición en la relación entre el gobierno, la sociedad civil y los pueblos indígenas. Nos obligan a repensar los múltiples significados, imaginarios, estereotipos y representaciones en torno a los pueblos indígenas.
La producción del AEA está resguardada en el Acervo de Cine y Video Alfonso Muñoz del INPI. Está casi toda digitalizada y editada en DVD en las colecciones “Cine indigenista” y “Pueblos indígenas de México”, disponibles para consulta y a la venta. Se trata de un archivo que, como los propios pueblos indígenas, ha demostrado gran resiliencia, sobreviviendo a transiciones gubernamentales, migraciones tecnológicas, crisis económicas, revoluciones estéticas y epistemológicas. Pero a pesar de los esfuerzos por preservar y divulgar este archivo, lamentablemente aún se le conoce bastante poco. Hace falta crear más conexiones con los campos de la ciencia, el arte y la cultura para que su potencial se refresque y se reactive, para que las nuevas generaciones lo adopten. Este libro precisamente pretende abonar a su redescubrimiento, revaloración y reapropiación.
No basta con que el AEA sea público, se necesita fomentar el interés de académicos, artistas y sobre todo la participación de los propios pueblos indígenas, para que se apropien de este acervo y le den nueva vida. Queremos crear espacios de encuentro entre estas películas y sus públicos potenciales, formar nuevos espectadores, más allá de los especialistas, y ampliar su significado para la sociedad contemporánea. Esperamos que este proyecto ayude a demostrar y visibilizar las posibilidades insospechadas del AEA y a atraer fondos y esfuerzos para su óptima conservación y promoción.
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