Otro término que aparece en la obra de Marx, de gran utilidad en el análisis diacrónico y sincrónico de las sociedades, es el de “formación socioeconómica”, escrito en el prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política . Esta categoría teórica permite estudiar a la sociedad en su totalidad considerando la coexistencia de distintos modos de producción en un mismo lugar y tiempo. Mediante este concepto se establece la combinación de las relaciones sociales de producción y se identifica la dominación de uno de los modos de producción sobre el resto a través de la forma de propiedad predominante y no única en la sociedad. De esa manera, cada formación socioeconómica está condicionada por el desarrollo de las fuerzas productivas que, a su vez, están determinadas en una relación bidireccional con la superestructura.
UN INSTRUMENTO TEÓRICO-ANALÍTICO
El concepto de modo de producción es un instrumento analítico que permite analizar y comparar los elementos esenciales de diferentes lógicas económicas. Mediante esta categoría teórica se puede encontrar, comprender y asimilar la estructura base con la que funcionan las economías campesinas indígenas. Al mismo tiempo, permite evidenciar las diferentes relaciones sociales, económicas y culturales que tienen lugar en el marco de las contradicciones que resultan de la confrontación de distintos modos de producción. La comprensión del concepto exige una amplia profundización en la teoría marxista. Profundización que, desde luego, no resulta ser simple ni fácil de entender, entre otras cosas por el debate entre el concepto de “infraestructura” y su relación con la “superestructura”. Por ello, lo que se pretende en las siguientes líneas es apuntar hacia los elementos clave sobre el concepto, retomados de la revisión teórica de los trabajos de Maurice Godelier (1964), Juan Castaingts (1979), Chesneaux (1973), Pierre-Philippe Rey (1973) y Houtart F. (1989).
La noción de modo de producción, tal y como la presenta Karl Marx (1857, 1859a, 1859b), se fundamenta en el desarrollo de las fuerzas productivas y en las relaciones sociales presentes en la producción y reproducción de un determinado sistema económico. De acuerdo con Maurice Godelier (1964), desde la teoría marxista el concepto de modo de producción se considera central en el estudio de la evolución de las sociedades. A partir de este enfoque se interpreta la historia mediante las estructuras esenciales de las sociedades, explicando sus fundamentos y poniendo de manifiesto las leyes de su evolución. El intento de explicar las sociedades con base en sus transformaciones condujo a Marx y a Engels a la recopilación de un importante material empírico relativo a diferentes tipos de formaciones sociales; es decir, los modos de producción. En esa dirección, Marx resalta la estrecha relación existente entre estructura y superestructura.
De acuerdo con Castaingts (1979), Godelier señala que el concepto de infraestructura designa la combinación cada vez más específica de tres aspectos de la realidad: las condiciones ecológicas y geográficas, las fuerzas productivas y el conjunto de representaciones sociales del ecosistema y de las fuerzas productivas.
Las condiciones ecológicas y geográficas están dadas en una sociedad y es a partir de ellas que los hombres extraen los medios materiales de existencia. Las fuerzas productivas se refieren a los medios materiales e intelectuales que el hombre inventa y transforma constantemente para su aplicación en distintos procesos productivos. Mediante las relaciones sociales de producción se determinan los mecanismos que permiten asegurar el acceso y el control social de las fuerzas productivas, la distribución de la fuerza social del trabajo y el reparto de los frutos del trabajo. Finalmente, el tercer elemento de la infraestructura se refiere al conjunto de representaciones sociales del ecosistema y de las fuerzas productivas, así como la totalidad de los medios lingüísticos necesarios para expresarlos y comunicarlos. De acuerdo con Godelier, las representaciones sociales del ecosistema y de las fuerzas productivas son elementos infraestructurales, debido a que sin estos elementos ningún proceso de trabajo podría existir ya que no se podrían transmitir de generación en generación.
ILUSTRACIÓN 1
ESQUEMA CONCEPTO DE MODO DE PRODUCCIÓN
(MARX, GODELIER Y CASTAINGTS)
FUENTE: elaboración propia.
La noción de modo de producción que empleamos en la investigación contiene las interpretaciones y aportes realizados por Godelier a la concepción original de Marx, así como los ajustes propuestos por Castaingts (2012). Las aportaciones teóricas y analíticas que Godelier hizo a la concepción original del modo de producción deben subrayarse por su importancia en ésta y en otras investigaciones. La plurifuncionalidad y jerarquización de las estructuras permite identificar y diferenciar el papel de la política, la religión y el parentesco en las relaciones sociales de producción. Los ajustes de Castaingts (2012) se refieren a los procesos administrativos y a las relaciones de poder que resultan ser esenciales en las relaciones sociales de producción.
Lo primero que salta a la vista del esquema de la ilustración 1 es la idea de que la infraestructura es determinante en la construcción del concepto de modo de producción; por lo tanto, su aplicación analítica exige partir de la realidad que se busca estudiar y no de una idea preconcebida. Es decir, la manera en que se presentan y desarrollan cada uno de los elementos de la infraestructura es única para cada sociedad, considerando las distintas jerarquías que existen entre las distintas estructuras. Consecuentemente, el concepto de modo de producción exige un contacto directo con la realidad y un acercamiento válido con los problemas que emergen de ésta. Por lo que la primera conclusión a la que llegamos es que el concepto de modo de producción tiene que construirse a partir de una realidad específica que debe comprenderse a profundidad. De lo contrario, se corre el riesgo de falsear la realidad pasando por alto las distintas relaciones de producción y las fuerzas productivas que dan origen a diferentes infraestructuras. En esta misma dirección, Castaingts (1979) señala que la determinación del concepto de modo de producción exige un conocimiento estricto de las distintas relaciones sociales de producción que tienen lugar en una determinada sociedad. De esa forma, el análisis debe de corresponder con la realidad estudiada y con las problemáticas que surgen de ésta, y no con ideas preconcebidas que hagan falsear el funcionamiento de una sociedad determinada.
En el esquema de la ilustración número 2 se muestra que entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción existe una importante interacción que sólo se comprende en la totalidad dada por la infraestructura que, al mismo tiempo, la incluye. De acuerdo con Godelier (1964) y Castaingts (1979), la relación entre las fuerzas productivas y las estructuras social, política y religiosa no es directamente observable ni tampoco simple debido a que las funciones de cada una de las estructuras tienen lugar en diversos niveles, tanto en la infraestructura como en el interior de la superestructura. En todo momento se considera la plurifuncionalidad y jerarquía de las estructuras. Por ejemplo, en muchas sociedades primitivas y campesinas el parentesco, la política o la religión se imponen al resto de las estructuras sociales por el hecho de funcionar como relaciones de producción, sin llegar a ser dominantes en el modo de producción. En otras palabras, su funcionamiento dentro de la infraestructura determina que ellas dominen la superestructura y no a la inversa.
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