Julio San Román - Heracles

Здесь есть возможность читать онлайн «Julio San Román - Heracles» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Heracles: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Heracles»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cruz Rivera y Arturo Aguilar descubren un cadáver mutilado abandonado cerca de la Ciudad Universitaria de Madrid en 1987. Uno siente terror. El otro, fascinación. Y ambos se enredarán en los hilos de las Parcas hasta descubrir la identidad del Verdugo del Olimpo, aunque eso conlleve poner en peligro a sus seres queridos. Heracles es un thriller en el que el lector se sumergirá en un Madrid alocado, de focos multicolores y luces de neón, que esconde a un asesino con una misión trascendental.

Heracles — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Heracles», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—¿Quién es? —preguntó. Levantó la mano y dirigió la foto hacia su dueño. La imagen mostraba una niña rubia de ojos azules, con una sonrisa incompleta y gafas de pasta verdes.

—Es mi hija —contestó con sequedad Aguilar— pero hace mucho tiempo. Ahora tendrá unos veinte años, tal vez, no lo sé muy bien.

—¿Hace mucho que no la ve? ¿No sabe nada de ella? —La insistencia de Wilson aumentaba los nervios de Aguilar.

—Llevo diez años sin verla. Lo único que sé es lo que aparece en las redes sociales y no es muy alentador. Podrías acostarte con ella si te apeteciera. Al parecer, todo el mundo lo hace —Aguilar dio una calada larga al cigarro y aguantó el humo en sus pulmones, sintiendo cómo quemaba sus alveolos. Lo soltó por la nariz y por la boca. El sabor del tabaco en la boca le devolvió a la realidad y le evitó pensar en recuerdos dolorosos.

Wilson se volvió a sentar y abrió la libreta. Cogió el bolígrafo de su oreja y se dispuso a seguir apuntando. Aguilar le miró por la espalda desde la ventana y se quedó quieto. Mooney no pareció molestarse por esto. En cambio formuló una pregunta que llevaba reservándose toda la noche:

—¿Hubo alguna chica especial durante el periodo de los asesinatos?

Aguilar apretó el puño y volvió a dar una calada al cigarro.

—Creo que sabe la respuesta a eso, así que no juegue conmigo. —Entonces comprendió que coger la foto no había sido una casualidad, sino una artimaña para que afloraran sentimientos en él y se volviera más sensible ante preguntas íntimas— Prefiero no hablar del tema.

Wilson se encogió de hombros y le miró por encima del respaldo de su asiento.

—Tarde o temprano tendrá que hablarme de ellas.

Aguilar resopló. A ser posible, prefería más tarde que pronto. Tal vez nunca. Le hizo un gesto con la mano para pasar a la siguiente pregunta y Wilson se volvió hacia su libreta.

—Como vea. —Pasó una hoja y formuló la siguiente pregunta— Lo último que me ha contado ha sido su encuentro con Rosa Alcázar delante de la comisaría. ¿Qué hicieron cuando volvieron a la universidad?

Arturo se extrañó por esta pregunta. ¿Cómo sabía el periodista que Arturo volvió a la facultad después de estar en la comisaría? ¿Serían suposiciones o Wilson Mooney sabía más de lo que decía? La opción de las suposiciones era bastante lógica, ya que había dado por hecho que Cruz Rivera había vuelto con él a las clases pero el hecho de que se permitiera suponer hasta el punto de adelantarse en la historia le extrañó demasiado. No obstante prefirió guardarse estos recelos para más adelante, cuando pudiera utilizarlos para volver el interrogatorio en contra del periodista.

—Llegué cuando el profesor de Mitología ya había entrado en la clase…

***

La clase estaba repleta de alumnos pese a que la mayoría de ellos no prestaban atención. Se limitaban a pasarse notas con dibujos obscenos del profesor o mensajes acerca de cotilleos. Otros se consideraban lo bastante descarados como para murmurar en vez de pasar notas de forma discreta. Los alumnos de las primeras filas, sin embargo, tomaban apuntes de lo que decía un hombre regordete por la edad y canoso por naturaleza, que estaba de pie sobre un estrado y delante de una pizarra. Tanto su cabellera como su barba parecían sucios, como redes marinas enredadas. Sus ojos azules, bajo dos cejas pobladas, irradiaban sabiduría y calma. Tal vez fuera esa calma la que hacía que mantuviera el mismo nivel de voz en vez de intentar alzarla por encima de los murmullos o mandar callar a base de gritos. Los menos acostumbrados a madrugar adoptaban ese tono de voz como una canción de cuna que les incitaba a reposar sus cabezas en las paredes amarillentas del aula o en las mesas descascarilladas con dibujos antifascistas o mensajes amorosos de poca originalidad.

Yo intenté adentrarme en esa confrontación de charlas leves con la voz sibilante y suave del profesor Cifuentes sin captar la poca atención que los estudiantes dedicaban a la clase, mucho me temo que en vano, pues en cuanto el pomo de la puerta chirrió, todas las cabezas enfocaron sus ojos somnolientos en aquella dirección para averiguar quién se disponía a adentrarse en la sala. Mi presencia allí sólo aumentó el número de estudiantes que rumoreaban. Imaginé que la noticia del hallazgo del cadáver de Javier Alcázar había corrido como el diablo por toda la universidad y que los rumores se habrían propagado como la más infecciosa de las epidemias. Me senté en la silla más próxima a la puerta, casi en la última fila, donde se solían sentar los alumnos más adinerados y chismosos de toda la facultad. Intenté concentrarme, sin éxito, en el temario. Apenas anoté los mitos de los que hablaba el profesor.

—Hércules, como sabréis, era hijo de Zeus pero no de Hera, sino de Alcmena, esposa de Anfitrión. Aprovechando que su marido estaba fuera de su hogar, en la guerra, Zeus adoptó la forma de Anfitrión y se unió con Alcmena. Para disfrutar aún más, Zeus unió dos noches en una… —explicaba el profesor. El aula se llenó de risas picaronas. Resultaba curioso ver en qué detalles se fijaban los alumnos.

Una nota cayó ante mis manos desde la fila de asientos precedente a la mía. Desdoblé la nota y vi que, escrito con letra de chica, redonda y clara, había un mensaje: «¿Es verdad lo del fiambre? B». Levanté la mirada y fui buscando entre todas las cabezas a la de mi amiga Belén, sentada al lado de Carmen, y que de vez en cuando echaba un vistazo atrás para ver si miraba yo también. Poco podía disimularlo con sus grandes ojos castaños y su nariz, que de perfil se veía más redonda y grande que de frente. Cuando se dio cuenta de que la miraba, se recolocó el pelo y el gorro verde que llevaba puesto. Asentí y volví a prestar atención al mito de Hércules. Belén recibió mi mensaje.

—Hércules es el nombre romano que se le dio al héroe. Deriva del griego, formado por el término «Hera», nombre de la diosa esposa de Zeus, y el término «clés», que en griego significa «maldición» o «regalo», términos, como podéis apreciar, prácticamente opuestos. Mi traducción favorita es la de «la maldición de Hera». Le da un aspecto más tétrico a la historia y además concuerda más con el papel de la diosa en la historia.

Me fijé en una chica rubia que había tres filas delante de mí, tomando apuntes con un bolígrafo Bic a toda prisa. Me embobé con su imagen y las palabras del profesor se tornaron en un murmullo distorsionado que quedó de sonido de fondo. Los pensamientos, acompañados de recuerdos, invadieron mi mente y, por una vez, el poderoso Hércules perdió una batalla y fue expulsado de su territorio. Sin darme cuenta, ella comenzó a mirarme por el rabillo del ojo, como si hubiera gritado su nombre desde el interior de mi cráneo.

—El origen de los famosos trabajos de Hércules, que ahora trataremos uno a uno, está en el asesinato de su familia: Hércules estaba casado con Mégara, una princesa que le había sido otorgada como recompensa por todas las hazañas cometidas durante su juventud. Con Mégara tuvo varios hijos y Hera, como venganza hacia Hércules, le causó un ataque de locura que hizo que el héroe matara a toda su familia con sus propias manos. ¿El problema? Que después de los asesinatos, Hércules recuperó la cordura. Si no lo hubiera hecho, nada importaría, pues los locos no tienen percepción de sus actos, pero al recuperar la cordura, se dio cuenta de que había matado a su propia familia. Imaginaos la escena… Así que Hércules fue castigado con doce pruebas que debía cumplir… —Comprobó la hora en su reloj y murmuró una maldición— Pero eso lo vemos en la próxima clase. Pasad un buen día y gracias por venir.

La despedida del profesor Cifuentes apenas se escuchó. Los alumnos empezaron a recoger sus cosas armando un gran alboroto. Los murmullos aumentaron su volumen y yo, que quería evitar cualquier clase de entrevista acerca de lo ocurrido aquella mañana, tanto si provenía de mis amigos como si no, salí de la clase todo lo rápido que pude.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Heracles»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Heracles» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Heracles»

Обсуждение, отзывы о книге «Heracles» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x