En el primer año de su análisis, Vinicio se mostraba como alguien que no tenía una noción diáfana de su existencia, ni de sentirse en completa “posesión de su vida” y quien a los 30 años se comportaba como un adolescente temeroso. Dijo que cuando niño sus padres viajaban con frecuencia por cuestiones de trabajo y se quedaba en casa con su hermano y una tía, y que este con frecuencia lo agredía y amenazaba. Recuerda que tenía crisis de violencia y rompía cosas o se orinaba o defecaba en lugares de la casa. Parecía que Vinicio se defendía de una combinación de total impotencia, indefensión y necesidad de venganza. Le dije que parecía que ahora, en su mente, él continuaba tratándose a sí mismo en una forma parecida a como sus padres y su hermano le habían hecho. En algún momento presentó un sueño: Había perdido su equipaje en alguna parte de Sudamérica y pensaba –en el sueño– que lo había perdido por no haberle pagado al hombre de las maletas para que consiguiera la suya. No estaba perdida, pero por regulaciones, no se la podían entregar . No proporcionó asociaciones y le dije que parecía que un elemento en él temía que yo (yo soy de Sudamérica), parecido quizás a lo que él también sentía hacia las mujeres (temía comprometerse afectivamente con ellas), le quitásemos algo valioso (equipaje), por algo malo que él sentía haber hecho (regulaciones) y lo dejábamos sin equipaje, es decir, en total indefensión y dependencia. Recordó cómo su hermano lo atemorizaba amenazándolo cuando sus padres no estaban, y como la madre no le creía cuando se quejaba, además sentía que su madre privilegiaba más a su hermano. Le dije que posiblemente él debió sentirse entonces muy solo, por cuanto pensaba que no podía confiar en su madre, como ahora, cuando también sentía desconfianza hacia las mujeres en general, y que tampoco confiaba en mí, ya que le resultaba difícil dilucidar si mi interés por ayudarle dependía más del dinero que de él mismo como persona; tal y como aparecía en el sueño cuando “no le pagaba al hombre de las maletas”.
En la siguiente sesión recordó lo que ya me había referido, de la rabia inmensa que sentía cuando pequeño, rompiendo cosas, orinando y defecando en todas partes, además de encerrarse en el baño y rehusando salir. Le pregunté cuál pensaba él que podría ser la razón de tanta rabia. Dijo que sus padres temían que él fuese esquizofrénico, al igual que un tío, quien además de psicótico era también muy violento. Le dije que yo me preguntaba si cuando niño él tenía tanta rabia que hubiese deseado asesinar a sus padres pero como era un niño indefenso no podía lograrlo, pero ahora, cuando ya era un hombre y podía hacerlo, este sentimiento le aterrorizaba y le paralizaba. Estuvo en silencio por cierto tiempo e hizo referencia acerca de una mujer nueva que había conocido y con quien había salido, aunque al igual que otras veces, dijo, no se sentía emocionalmente involucrado. Le pregunté qué pensaba sobre esto último, de no involucrarse, y respondió que se sentía así en relación a todo en su vida, que nada le importaba. Le dije entonces, que quizás sentía un temor parecido al que pudo haber sentido cuando niño, que si se involucraba emocionalmente y dependía de su madre, eso le haría vulnerable y le llenaría de rabia por la injustica de la preferencia de ella con su hermano mayor. Parecía que prefería sentirse solo, que aventurase a sentirse rechazado tanto en relación a las mujeres al igual que en el análisis. Recordó un sueño: Estaba en un baño público y tenía que meter la mano dentro de la bañera llena de agua, para sacar papel higiénico. Luego su gel se estaba botando, algo que le sorprendió porque lo estaba usando desde algún tiempo. Entonces se dio cuenta de que dentro del envase había organismos, como insectos, que se reproducían continuamente . No dio asociaciones y le dije que parecía que él deseaba comunicar algo, de hacer algo “público” (“baño público”) de lo cual quería librarse, pero que no podía limpiarlo con una “toalla empapada”. Le pregunté a qué gel se refería y respondió que era la crema que usaba en la cara después de afeitarse. Le dije que parecía que había algo que él quería hacer público pero no lo lograba, de lo cual también quería deshacerse pero tampoco lo lograba y que además había también el hecho de que “eso” se reproducía constantemente (los insectos). Me preguntaba si “eso”, de lo cual él que quería librarse, guardaba alguna relación con lo que habíamos hablado antes, de su dificultad para confiar y no poder lograr una entrega emocional ante el temor de que los otros podríamos hacerle daño. Lo que no estaba claro era si de lo que en verdad él quería librarse fuese del rechazo que podría sentir al entregarse, o de su propia necesidad a la entrega. En la siguiente sesión presentó otro sueño: Intentaba tener un encuentro con alguien, pero las luces de la habitación se habían quemado y alguien que estaba presente se había molestado mucho por ello. Le dije que deseaba descubrir o ver algo con claridad, pero no podía y permanecía en la oscuridad, lo cual le daba mucha rabia.
En la siguiente sesión dice haberse quedado durante el fin de semana en la casa de N, la joven con quien está saliendo, que tuvo relaciones sexuales pero no logró tener un orgasmo a pesar de haberlo intentado por largo rato. Le dije que aunque estaba intentando acercarse a N emocionalmente, todavía no era capaz de lograrlo. Relató un sueño: Andaba en bicicleta con un amigo y alguien robó sus bicicletas, se molestó muchísimo porque no tenía forma de regresar a su casa. Luego intentaba escalar una montaña pero le resultaba muy difícil y peligroso; finalmente lo logró pero el video que había tomado estaba fuera de foco y no servía. Como siempre, no da asociaciones y tengo la impresión de que sus sueños son como una especie de defensa, podrían ser “sueños regalos” o “distracciones” para no hablar de algo. Le digo que pareciera que intenta librarse de algo, quizás su dependencia de sus padres o de su necesidad de dependencia, pero no lo lograba por cuanto él se lo robaba a sí mismo, (bicicletas robadas) lo cual al final intenta entenderlo, pero resultaba estar “fuera de foco” y no lograba entenderlo.
En la siguiente sesión recuerda que cuando nació tenía un hombro dislocado, que su madre dijo que el pediatra no recomendó nada sino que dijo que se arreglaría solo. Sus padres no recuerdan en qué momento el problema fue descubierto y si hubo alguna reacción de él al respecto. Le dije que me preguntaba si pudo ser algo muy doloroso para él, por ejemplo, si lloraba en la cuna para que lo cargaran y si sus padres lo intentaban tomándolo de los brazos, podrían entonces intensificar su dolor y hacerle gritar, lo que podía ser interpretado por ellos como un rechazo por parte de él, lo que entonces podía llevarles a ellos a rechazarlo a él y evitar luego levantarle, lo cual podría entonces hacerle sentir abandonado y llenarlo de rabia. Vinicio dice, obviamente, que no recuerda nada. En la próxima sesión recuerda un sueño parecido al anterior: Ha perdido su equipaje e intentaba recuperarlo, pero tenía que buscarlo en un terreno muy abrupto . Dice haberse quedado por el fin de semana en la casa de N, pero no siente ningún entusiasmo por ello y que no hace ninguna diferencia si está o no con ella. En la medida que lo oigo, tengo el sentimiento de que lo dice con mucho orgullo, como si fuese un logro “no sentir nada”. Le digo que parece que hubiese en él el deseo de que no le importase sentir el que sus padres lo hubiesen torturado con dolor y al mismo tiempo lo ignorasen. Que por otra parte, le resulta muy difícil darle un sentido al terror que le induce la cercanía emocional con el otro y a su deseo de sentirse querido. Siente que ha perdido algo vital (equipaje), tanto que se repite continuamente en sus sueños y no logra encontrarlo porque el medio es agreste y difícil, ante todo porque aconteció en una edad tan temprana que él no logra recordarlo. Además, tal y como aparece en el sueño del “baño público”, es un terror que se reproduce continuamente. Dice que teme acercarse emocionalmente a alguien, como lo siente con N, que tiene temor de hacerle daño a ella o que ella se lo haga a él. Le digo que uno no puede imaginar lo que va a ocurrir, que podría ser así o quizás no; que pareciera que teme que acontezca algo que ya aconteció, como una “memoria del futuro”.
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