Lenin Guardia Basso - Mi verdad

Здесь есть возможность читать онлайн «Lenin Guardia Basso - Mi verdad» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Mi verdad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Mi verdad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El exanalista de inteligencia Lenin Guardia Basso presenta su verdad sobre los acontecimientos políticos en los que se vio involucrado y que cambiarían radicalmente su vida. El caso Consumo de drogas en el Parlamento, el asesinato del senador de la UDI Jaime Guzmán, el secuestro del empresario Cristián Edwards y, finalmente, la famosa carta-bomba a la Embajada de EE. UU. en Santiago son relatados con intensidad y precisión por un protagonista y testigo de la historia contemporánea de nuestro país.
En septiembre de 2002, Guardia fue sentenciado a 10 años y 300 días de presidio por efecto de una maniobra oscura y cruel ejercida por la institucionalidad política, la misma que él ayudó a fortalecer desde su regreso del exilio y luego del restablecimiento de la democracia. A través de una narración apasionante y sin tapujos, el autor describe, paso a paso, el proceso arbitrario y absurdo por el que fue condenado y su dramática estadía en cuatro penales. Sorprenden algunos pasajes en donde le toca convivir en prisión con destacados personajes del acontecer nacional, entre ellos, algunos agentes de la dictadura implicados en el caso Degollados.
El presente libro es un testimonio imprescindible que sale a la luz justo en el momento en que su autor pide una revisión de su condena en Chile y se prepara para llevar su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En oposición a un indebido proceso, Lenin Guardia se prepara para demostrar que es inocente de los cargos que se le imputaron.

Mi verdad — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Mi verdad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

También puso en entredicho aquella manoseada frase de que las instituciones funcionan: “Las instituciones no funcionan, pero hay que hacerlas funcionar”, y criticó la legislación actual a propósito de la bomba que estalló en Subcentro en el metro Escuela Militar en septiembre de 2014: “(En Chile) hay terrorismo pero la ‘Ley Antiterrorista’ no sirve”.

Hechas estas aclaraciones, esperamos que el lector realice su propia interpretación respecto a las anticipaciones que un experto expuso públicamente sobre la inteligencia a partir del año dos mil uno en adelante, y sopesarlas en atención a los acontecimientos que estamos viviendo hoy como sociedad, sobre todo cuando pareciera que nos encontramos con un Estado de derecho bastante debilitado a raíz del efecto político-residual del Estallido Social y la cuarentena.

1Canal 24 horas, 16 de octubre de 2019.

Breve Introducción

Para poder relatar mi experiencia de vida tuve que esperar bastante tiempo debido a dos problemas fundamentales que me lo impidieron. El primero de ellos de carácter legal, pues cuando finalmente quedé en libertad, después de ocho años, seis meses y veintitrés días, al poco tiempo firmé un contrato con una editorial, el cual, entre múltiples cláusulas, me comprometía a una exclusividad total de publicación con esta. Ese plazo de diez años ya se cumplió. El otro impedimento, y tal vez más importante que el anterior, era reponerme de la experiencia vivida y recuperar esa suerte de paz interior que le permite a uno encontrar la objetividad.

Me pareció que lo más urgente era dedicarme a mi familia, a descubrir cuáles eran los daños que tenían guardados en sus almas; ver cómo poder reinsertarme en sus vidas cotidianas y desde ahí iniciar una suerte de reparación emocional para sanar las heridas poco a poco. Afortunadamente, el mundo exterior de mis hijos era bastante sólido en tanto que estudiantes, con una red de amigos humanamente extraordinarios, pues muchos de ellos me visitaron en Punta Peuco. Pero la clave de todo esto fue el rol que había jugado mi mujer: ella se encargó de transformar la situación general de la familia en una permanente superación humana, intelectual, ética y moral. Hoy nos sentimos felices al decir que todos nuestros hijos son excelentes profesionales y personas.

Debo confesar que también comencé un proceso interno que me permitió ver cuán dañado me había dejado toda la experiencia vivida. Necesitaba reencontrarme con mi memoria, la cual, de cierta manera, la cárcel destruye y más aún, cuando la miseria humana y la cobardía moral fueron la constante durante tanto tiempo. Ver cómo la prensa, por vender más, cae en un sensacionalismo sin límites, dejando de lado la ética profesional. Observar cómo los que deberían levantar la voz guardan silencio y en cambio, hablan aquellos que uno ni siquiera conoce, es una experiencia tremenda. Escuchar, durante meses, mentiras tras mentiras, sin poder uno defenderse, corroe el alma… y esto culmina, según mi opinión, con un proceso que se sustentó en el efectismo, donde el ministro en visita optó por la efímera popularidad del momento y no estuvo a la altura de la función encomendada: hacer justicia. Un camino en gran parte allanado por una sostenida y prolongada campaña de la prensa en mi contra, la cual fue directo a producir un asesinato de imagen con la lanza de las mentiras y dejando muy atrás al periodismo que se informa para informar, que investiga para informar. No es el caso de nuestro país. Cuando quedé en libertad, la verdad no interesaba, ¡ya no vendía!

Hoy, con las heridas ya sanadas, recuperada mi alma y mi fuerza interior, con un desprecio hacia todos aquellos que mintieron o simplemente no cumplieron con las tareas que la sociedad les encomendó, me siento en condiciones de contar Mi verdad.

A todo esto debo agregar que, una vez recuperada mi libertad, muchas personas en la calle me paraban para decirme “¿Cuándo va a contar la verdad de lo que le pasó en su vida?”. A todos ellos les doy las gracias pues sus comentarios no fueron en vano.

Me voy a referir a ciertos episodios que afectaron mi vida, que de algún modo merecen ser narrados y que son vinculantes entre sí: el consumo de drogas en el parlamento, el asesinato del senador Jaime Guzmán, el secuestro de Cristián Edwards y finalmente, las famosas y patéticas “cartas-bomba” al abogado Luis Hermosilla y a la Embajada de Estados Unidos en Santiago. Los viví en mi calidad de analista de inteligencia en el período comprendido entre la vuelta a la democracia, años en que trabajé como asesor del subsecretario del Interior Belisario Velasco, y noviembre de 2001, período en que me encontraba asesorando al ministro del interior José Miguel Insulza, al director de Investigaciones Nelson Mery y también al empresario Miguel Nasur, y además participaba en una empresa de seguridad que prestaba servicios a la Municipalidad de Santiago. Por tal motivo, hasta antes de ser detenido, tuve la oportunidad de conocer en detalle muchas situaciones que estaban relacionadas a poderosos actores y fuerzas políticas de aquel entonces.

El primero de estos episodios, el caso de consumo de drogas en el Congreso, me puso en el peor escenario para quien realiza labores en el área de inteligencia, pues del anonimato necesario para estas tareas –sean de terreno o análisis–, por los hechos que relataré, salté a las primeras páginas de los medios de prensa de una forma bastante brutal, artera y calumniosa, situación que entendí mucho tiempo después desde dónde se había gestado. En tal sentido, debo confesar que nunca imaginé que la bajeza la recibiría de mi propio sector político. De verdad yo consideraba que los problemas podían venir de mi participación en la lucha contra la delincuencia en todas sus formas y el narcotráfico, en particular, pero jamás sospeché que vendrían por mi propia espalda.

En el caso del asesinato al senador Guzmán y su conexión con el secuestro de Cristián Edwards, me vi involucrado de forma paradójica y circunstancial en ese asunto, lo que ha derivado, hasta el día de hoy, en una serie de juicios y especulaciones periodísticas sin fundamento, jamás probadas, y que han sido desmentidas hasta por los propios protagonistas de la historia.

Tampoco imaginé que en el caso Cartas-bomba el “equipo investigativo”, que en rigor fue un “equipo conspirativo”, iba actuar con tamaña impunidad y desparpajo para condenarme por un delito que no cometí. Esto fue posible, en primer término, por la manipulación que hicieron del otro detenido, pero también por la actitud negligente e intransigente del ministro que llevó la causa: solo él en su conciencia, suponiendo que la tiene, sabe por qué solo consideró todo lo que me culpó y nada de lo que me exculpó. La suma de ambas condicionantes dio como resultado que en mi caso jamás existiera un debido proceso: siempre oscilé entre la Inquisición y Kafka, con breves pasajes dignos de Los tres chiflados.

Estoy seguro de que si mi proceso fuera entregado hoy al Consejo de Defensa del Estado, al Departamento de Ciencias Penales de la Universidad de Chile o al de Derecho Penal de la Universidad Católica, a más de alguno se le caería la cara de vergüenza.

Estando en libertad, conversé con destacados abogados penalistas –algunos de ellos profesores universitarios– y todos coincidieron en que el juicio había sido aberrante y algunos hasta lo compararon con el famoso caso Dreyfus de París. Desgraciadamente, como fui procesado por el sistema penal antiguo, el juez que me acusaba era el mismo que investigaba y condenaba, todo dentro de un secretismo patológico e irritante. Aspiro a que se me reconozca lo que garantiza la Constitución, que es la igualdad ante la ley, que en mi caso nunca estuvo presente, razón por la cual no se tomó en cuenta mi irreprochable conducta anterior y mi condición de coayudante de la justicia.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Mi verdad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Mi verdad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Mi verdad»

Обсуждение, отзывы о книге «Mi verdad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x