Mechi Puiggrós de Mayer - Aprender a ser feliz

Здесь есть возможность читать онлайн «Mechi Puiggrós de Mayer - Aprender a ser feliz» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Aprender a ser feliz: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Aprender a ser feliz»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ale y Mechi se casan una tarde de abril. Pocos meses después, llegará a sus vidas Janito, su hijo mayor. Años más tarde, Fran y Pepe completarán la familia. Los tres hijos tendrán la misma enfermedad muscular, cruel e irreversible, que la familia afrontará con decisión y valentía. Ale y Mechi lo darán todo, como expresan en este relato en primera persona. Aprenderán a ser felices y a hacer felices a los demás. Ahora comparten con los lectores una historia real, única, de entrega, emoción, generosidad extrema y amistad. Una historia que conmueve por la profunda fe que trasunta cada una de estas páginas.

Aprender a ser feliz — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Aprender a ser feliz», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Necesito la intimidad que sana, que nos acerca.

El otro día, casi sin querer, leí el prospecto de uno de los remedios. ¿Quién lee los prospectos adjuntos? Nadie, ya lo sé. Nadie se toma el cuidado de desplegar ese papel doblado en varias partes alrededor de un blíster con medicación, pero, bueno, qué le voy a hacer. Lo agarré y lo leí y no te voy a decir nada, me corto la lengua antes de decirte lo que leí.

Se fueron todos los que estaban en el living. Queda una prima, que está hablando afuera, pero ya se va. Camina por el jardín con la llave del auto en la mano, seguro que en cualquier momento se va.

Voy al encuentro de Pepe. Entro en su habitación y me dice: se fueron. Se refiere a tus hermanos, a las visitas que pasaron a verte, a alguna sobrina que vino de afuera.

En los últimos días, la casa se llenó de parientes cercanos, parientes lejanos y amigas.

Qué pasa, pregunta Pepe. Qué pasa que viene todo el mundo.

Tenés razón, le digo. Vamos a organizarnos, Pepe, vamos a volver a la normalidad, voy a hablar con ellos. Está bien la cadena de oraciones, la organización de los rezos, pero necesitamos tranquilidad.

¿Cómo está Mamá?

Duerme, contesto. Tengo ganas de decir que estás soñando cosas lindas, pero solo digo que dormís. Por ahora, estás dormida.

2

Hoy amaneciste un poco más temprano y con menos dolor, lo cual representa, para mí, la mejor manera de empezar el día. Te alcanzo los remedios, el agua. El desayuno me cuesta un poco más. Viste cómo soy, un poco despistado. Bajo, preparo la bandeja, subo y resulta que falta el jugo. Bajo de nuevo, busco el jugo, pero olvido la sacarina. Bajo por tercera vez, olvido las servilletas.

A veces duermo a tu lado, como hoy; otras no, tengo que ir al otro cuarto porque está la enfermera, atenta a cualquier cosa. Hoy despierto junto a vos. La mejor manera de empezar el día.

Me pedís que encienda el televisor. Querés ver las noticias de la mañana, supongo. No. Querés hacer zapping. Un poco de zapping. El noticiero transmite las noticias de siempre: el dólar, el plan económico, los resultados del fútbol. Cambio de canal. De pronto, aparece el músico César “Banana” Pueyrredón, autor de “Conociéndote”, la canción que bailábamos cuando éramos novios.

¿Te acordás?, preguntás.

Como si fuera ahora mismo: la voz de César Driollet, hermano de Rogelio, un gran amigo mío, en el teléfono:

—Ponete lindo, Ale, este jueves salimos.

—Con quién.

—Tere tiene una amiga para presentarte.

Tere es la novia de César. Somos compañeros de fútbol, César y yo, jugamos todas las semanas, mientras estudio Economía en la Universidad de Buenos Aires.

—¿No me decís todo el tiempo que la gente te pregunta “para cuándo una novia”? —presiona César en tono de reproche—. Bueno, tenés que empezar por salir. Si no, imposible. Las mujeres no caen de los árboles. Mirá: nos encontramos en Esmeralda y Juncal y vamos a buscar a Mechi, ¿estamos?

—¿A quién?

—A Mechi. Mercedes se llama. La amiga que te queremos presentar. De ahí nos vamos a Mau Mau. Bailamos un poco, charlamos, nos divertimos. No me podés decir que no.

—¡Ni siquiera la conozco!

—Confiá en mí. Te aseguro que no la vas a olvidar. En tu vida, mirá.

Tenía razón: te vi aparecer en la planta baja del edificio de tus padres y mis ojos se iluminaron. Estabas lindísima: pelo largo, hasta la cintura, ojos brillantes, que habías maquillado con esmero. En ese momento supe que quería estar a tu lado. Todo el tiempo. Pero no dije nada.

No te rías, es la verdad. ¿Cómo explicás, entonces, que te haya llevado, como segunda salida, al casamiento de mi hermano? Hablé con María, quien pronto sería mi cuñada: ¿te molesta si llevo a una amiga?

—¿Una amiga… o algo más? —preguntó, con una mirada entre burlona y sospechosa.

—Mercedes —dije.

—No hay problema.

Fuimos juntos a la Quinta Los Ombúes, ¿te acordás?

Me acuerdo, decís ahora. Sábado al mediodía. Abril de 1976. Me acuerdo de cómo nos miraban. Entré con el pecho hinchado de orgullo. ¡Qué linda tu amiga, Alejandro!, me decían todos. ¿De dónde la sacaste?, preguntaban mis amigos. ¡Te pasaste!

Hago una pausa y confieso: nunca te dije lo que pensé esa primera noche, apenas te vi.

¿Qué pensaste, Gordo?

Que eras demasiado para mí.

¿Yo? ¿Demasiado para vos? ¡No lo puedo creer!

En serio, lo pensé. Es demasiado para mí. Una mujer así. Tan linda. Con tanta presencia. Tu voz me encantaba, me encantaba verte sonreír. Cada vez que sonreías, tus pómulos se convertían en el trazo de dos sonrisas, era como una sonrisa triple.

No tenías idea de la que se te venía, Gordo.

(Me gusta cómo sonreís al llamarme así, cómo pronunciás la palabra “Gordo”, la seguridad que me transmiten tus palabras. Sí, estoy gordo, rebosante de esta vida juntos, pero tampoco digo nada. Disimulo.)

A los pocos segundos, como resignada, te escucho decir: Nadie podía imaginar lo que se venía. Ni vos, ni yo.

Me quedo en silencio, pero después digo:

¿Sabés qué? Lo haría todo de nuevo.

3

Ahora te reís.

Pregunto de qué.

De cuando nos pusimos de novios, me decís.

Qué pasó cuando nos pusimos de novios.

Nada en especial. Bueno, en realidad, para mí fue inolvidable, Gordo. Son esos momentos en los que sabés, con certeza, que va a pasar algo impresionante. Sabés, porque te lo dice el corazón, que vas a recordar ese instante toda tu vida.

¿Un instante?

Habíamos llegado a un punto en el que —te digo— resultaba todo bastante incómodo.

¿Incómodo? ¿De qué hablás, Mechi?

Bueno, ya nos conocíamos, había conocido a tu familia, habíamos salido varias veces, hablábamos mucho. Caminábamos juntos, vos no salías con nadie más, yo tampoco.

¿Y eso te causa tanta gracia?

No, esperá.

(Risas, las risas que eran parte de tu forma de ser, Mechi.)

Me pregunté: ¿estamos de novios o no estamos de novios? Esto que pasa entre nosotros ¿tiene nombre, tiene título, o qué es? ¿Se lo puede calificar de alguna manera? Cuando mis amigas me preguntan, cuando mis hermanas quieren saber, ¿qué les digo? ¿Y si viene papá, o mamá, a preguntarme por “ese chico Mayer”, qué les tengo que responder?

Mirá cómo te reís ahora, Gordo. Te estoy confesando un momento de mi vida y te reís así. El problema es que, encima, te reís con todo el cuerpo, mirá esa sonrisa, parece que se va a salir de tu cara, que va a pasar por arriba de tus orejas. ¡El sonido que hacés cuando te reís! ¿Te escuchaste alguna vez? Debería agarrar un micrófono y grabarlo para que te escuches vos mismo. ¿No le podés decir a tu cuerpo que se quede quieto?

(Más risas, tuyas y mías.)

Me hice muchas preguntas, y esa tarde, la tarde crucial…

¿La tarde crucial? ¿Así la llamás? ¿Crucial? ¿La tarde en que nos pusimos de novios?

Sí, Gordo, pero esperá. No me interrumpas, que no puedo seguir. Sí, la tarde crucial, que nos pusimos de novios. Vos no me decías nada.

¿Cómo que no? Te dije que estábamos de novios.

Fue mucho peor. Te dije que teníamos que definir la situación y vos dijiste: “Bueno, estamos de novios”.

Eso.

¡No, eso no! Yo te dije: “Me lo tenés que decir”. Te miré a los ojos —estabas tan lindo, con tu pelo oscuro, tu mirada inocente— y te dije que me lo tenías que decir. “¿Decir qué?”, me preguntaste. “¿Cómo ‘decir qué’? ¡Me tenés que pedir que estemos de novios! Me tenés que preguntar si querés que yo sea tu novia, así yo después puedo decirles a mis amigas, a mis hermanas, a todo el mundo, que sí, que estoy de novia con Alejandro Mayer, que estoy enamorada de Alejandro Mayer, y si todo sale bien, ¡quién te dice, quizás mañana hasta podamos casarnos y formar una familia!”

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Aprender a ser feliz»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Aprender a ser feliz» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Aprender a ser feliz»

Обсуждение, отзывы о книге «Aprender a ser feliz» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x