¿Se dan cuenta ahora de cómo es nuestra concepción del ser humano? ¿Cuál es mi condición? Quizás mi frágil naturaleza esté enferma, quizás yo esté sintiendo en mí el aguijón de la muerte. No obstante, ¡qué enorme dignidad poseo! Hemos olvidado todo eso, no sabemos qué hacer con eso. En resumen, soy producto del amor de Dios y por lo tanto debo llegar a ser también producto de la respuesta de amor a Dios. Amor por amor.
(Plan de sabiduría)
En segundo lugar soy también un producto de la sabiduría de Dios. Quizás no comprenda muchas cosas que han ocurrido en mi vida, las vicisitudes por las que he pasado. No las comprendo… son un enigma para mí. Pero detrás está la sabiduría de Dios. El amor de Dios ha trazado un plan para mí, un plan que llegará a su definitiva consumación en la eternidad. Por lo tanto no sé exactamente cómo es; es un misterio, un misterio rodeado de oscuridad. Pero la sabiduría eterna de Dios sabe aprovechar todo eso para que se alcance la meta que el Dios vivo ha previsto para mí. Él conoce mi naturaleza; conoce mejor que nadie las misteriosas fuerzas motrices de mi naturaleza. Todo lo que me envía es adecuación a esas fuerzas motrices, para ponerlas en movimiento, para que en definitiva yo llegue a ser tal cual estoy previsto en sus planes.
Hoy vivimos en la oscuridad de la época y necesitamos la luz de lo alto. A modo de ejemplo: Sería bueno meditar hoy sobre la figura de José, el hijo de Jacob.58 Dios le reveló en sueños la imagen que tenía de él en su divino corazón. En sueños ve que el sol, la luna y las estrellas se inclinaban ante él. Ése era el gran objetivo que evidentemente le había fijado Dios. ¿Y qué caminos utilizó Dios para que dicho objetivo fuese alcanzado? Sabemos que sus hermanos odiaron a José a causa de esos sueños; no querían ser sus súbditos y por eso tramaron su muerte. Pero José finalmente no es asesinado sino vendido como esclavo. Se suceden los hechos, José se ve en un gran desconcierto. Siendo ahora esclavo, es arrojado en la cárcel… ¡qué caminos tan singulares! Desde el punto de vista meramente humano: “¡Cielos! ¡Qué significa todo esto! ¿Cómo ha de cumplirse el plan de Dios en estas circunstancias?” Y no obstante, ese plan se cumplió. Ya sabemos de qué manera se cumplió.
He aquí pues un ejemplo clásico de cómo Dios toma de la mano a cada uno de nosotros. Aun cuando no sucede de modo tan drástico como en la historia bíblica, al final en la eternidad podremos demostrar, podremos experimentar cuán sabiamente Dios ha guiado, conducido nuestra vida. (…)
Pero recordemos siempre estas dos observaciones: Nunca estemos en pie de guerra con la Divina Providencia. En general el hombre de hoy está casi continuamente en pie de guerra con la Divina Providencia. Eso es algo que ya no queremos más.
1.20 PLAN DE VIDA HUMANO Y DIVINO
De: Homilía del 25 de diciembre de 1964.
En: Aus dem Glauben leben, 15, 182-186
Al reflexionar sobre todas las luces y sombras de nuestra vida, nos preguntamos si detrás de esa vida existe un plan misterioso, un plan divino.59Otros serían quizás los planes que nosotros habríamos trazado para nuestra vida. Si hubiéramos podido guiarnos a nosotros mismos, si hubiéramos tenido la última palabra sobre nuestro destino y el destino de nuestra familia, de nuestros hijos, ciertamente no estaríamos ahora aquí. Muchos diríamos - muchos de nosotros-: “Teníamos una sólida posición, contábamos con una propiedad, éramos dueños de nuestra tierra, podíamos seguir tranquilamente nuestro camino…”60 En efecto, otros eran nuestros planes. Por eso planteo de nuevo la pregunta: A pesar de todo, ¿acaso no tiene Dios un verdadero plan, un plan real de amor, de sabiduría y omnipotencia?
Tomemos por un momento distancia de nosotros mismos y contemplemos el mundo de hoy con su caos; contemplemos todas las situaciones sobre las cuales hablamos esta noche,61 y que de alguna manera nos aguardan. ¿No hay detrás un plan, y ciertamente un plan de amor? Si al considerar el acontecer mundial actual nos parece que Dios es un Dios, ¿cómo pues podría haber detrás de todo un plan de amor, de sabiduría y omnipotencia? Les pido que tomen en serio sus pensamientos pesimistas, que verbalicen lo que realmente sienten en el corazón, que expresen lo que la mente elabora una y otra vez en horas de silencio y de lo que no puede tomar distancia.62
Retomando el hilo de lo que veníamos diciendo, ¿no hay acaso un plan detrás de todo eso? San Agustín sabía exponer brillantemente las grandes cuestiones de la vida. Pues bien, este santo nos dice que desde toda la eternidad Dios ha trazado cuidadosamente un plan de amor, sabiduría y omnipotencia. Un plan en el que nosotros no somos meros números con los que se pueda jugar, ni seres sin nombre que sólo tengan que tapar agujeros aquí y allá, en los que ni Dios ni nadie hayan pensado. San Agustín añade que naturalmente ese plan es un plan misterioso. Dios no lo ha puesto delante de cada uno de nosotros para que lo miremos, examinemos y hagamos comparaciones: “He aquí el plan… veamos ahora su realización”. No, no; por supuesto que no. No es así. De lo contrario sería muy sencillo, sabríamos por último cómo terminaría todo. Un plan, sí; pero un plan - agrega san Agustín - que se puede comparar con un tapiz que cuelga en la pared. Tiene anverso y reverso. En el reverso se ve una maraña de hilos. ¿Quién se detendrá en la contemplación de esa maraña? Personas con sentido estético ni siquiera repararán en su existencia. Una maraña. Y sin embargo en el anverso se aprecia un bello diseño que es precisamente fruto dela ejecución de un plan brillante. ¿Es así también el plan de nuestra vida? Sería muy bueno que nosotros ahora, cuando hemos avanzado en edad, contemplásemos a menudo nuestra propia vida, nuestro destino. ¡Qué bueno sería que ya nos fuese posible contemplar el anverso del tapiz!
San Pablo, cuyos textos solemos repasar con mucho gusto, nos dio una vez una magnífica respuesta a cuestiones que hoy nos apesadumbran y abruman: Diligentibus Deum omnia cooperantur in bonum (Rom 8, 28): Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman. Los que aman a Dios saben que detrás de todo hay un plan divino de amor, sabiduría y omnipotencia, a pesar de que en la vida haya habido muchas cosas sucias, de que en la vida no sólo se nos haya “desordenado el cabello y las ropas”, sino golpeado y martirizado nuestro cuerpo.
Los teólogos nos dicen - y nosotros que somos personas maduras lo intuimos muy bien - que en la eternidad una de las fuentes fundamentales de felicidad es, junto con la contemplación directa de Dios, la posibilidad de echar una mirada retrospectiva sobre la historia universal - todos hemos participado de un tramo de la historia universal- y reconocer los admirables planes de sabiduría del Dios eterno que se han realizado en esa historia. Pero ya ahora podemos anticipar un poquito de esa felicidad. Muchas personas de nuestro medio, que conozco muy bien, han sufrido terribles decepciones en la vida. Pero si son sinceros percibirán también que, más allá de tales decepciones, desde ese pasado les llega mucha calidez y luz, de modo que pueden advertir, concreta, efectivamente, que todo eso no fue mero azar, que detrás había un plan, un plan de amor. Y esa percepción constituye un regalo extraordinariamente grande, especialmente en Navidad.
1.21 PROTESTA CONTRA EL FATALISMO, EL DEÍSMO Y EL PANTEÍSMO
De: Vorträge 1963, 52-53
La fe en la Divina Providencia se nutre de tres pensamientos.
Primer pensamiento: Dios dirige y guía el mundo; Dios guía el mundo, a todo el mundo, hacia una determinada meta que sólo él conoce en detalle. Dios dirige, conduce, actúa. No abandona el mundo a sí mismo. ¿Qué significa esto? Una protesta contra el fatalismo, el deísmo y el panteísmo. Protesta, y en todo sentido, sobre todo contra el materialismo. Reflexionen un poco sobre todos estos “ismos” para comprender el “cómo” y el “qué” de aquello a lo que se alude aquí. Dios es entonces quien sostiene en sus manos las riendas de lo que sucede en la vida de cada persona.
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