Jennifer Crusie - Mujeres Audaces

Здесь есть возможность читать онлайн «Jennifer Crusie - Mujeres Audaces» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Mujeres Audaces: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Mujeres Audaces»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nell, Suze y Margie se casaron con los hermanos Dysart, con desigual fortuna. Deprimida tras su divorcio, Nell deambula por la vida hasta que Suze le consigue empleo en una pequeña y modesta agencia de detectives, con un jefe a primera vista fácil de manejar.
Gabe tampoco está satisfecho con su vida. Su agencia está perdiendo dinero con un caso de extorsión y su mujer lo ha dejado… otra vez. Lo único bueno es su nueva secretaria, que parece eficiente y dócil. Pero una cosa lleva a la otra, y pronto Nell y Gabe están felices. Hasta que de pronto alguien empieza a matar gente. Y poco después, comienza el amor…
Mujeres audaces es la divertida historia de tres amigas que se confiesan todo y que luchan cada día por vivir intensamente. Un bestseller audaz para lectoras dinámicas.

Mujeres Audaces — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Mujeres Audaces», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Chloe pareció sorprendida.

– Tendría que ser así, ¿no? Para hacer las galletitas.

– Tal vez conozca a alguien -dijo Nell-. No es una empresaria, pero probablemente le encantaría manejar una casa de té por las tardes. ¿Está segura de esto?

– Me decidí hoy -dijo Chloe-. En realidad, cuando todas las señales dicen que es hora de un cambio, no tiene sentido esperar, ¿no es cierto?

– Eh, sí -dijo Nell.

– ¿Tú sabes a qué hora del día naciste?

– No -dijo Nell.

– En realidad no importa. Los de virgo manejan todo muy bien. -Chloe sonrió-: ¿De qué signo es tu amiga?

– ¿Mi amiga? Oh, Margie. Eh, 27 de febrero. No sé…

– Piscis. No es tan bueno. -Frunció el entrecejo-. Por supuesto que yo soy de piscis y me está yendo bien. Dile que me llame.

– Correcto -dijo Nell-. ¿Qué…?

Desde las profundidades de la casa de té se oyó una campanilla, que marcaba la presencia de un cliente, y Chloe se volvió hacia la puerta que daba a la tienda.

– ¿Chloe? -dijo Nell, por impulso-. ¿Hay alguna razón por la que aquí todo se ve como en una película de Dean Martin?

– El papá de Gabe -dijo Chloe desde el umbral-. Patrick educó tanto a Gabe como a Riley. Los dos tienen cuestiones paternales, sin resolver.

– Es un poco… fuera de moda.

Chloe resopló.

– ¿Te estás burlando de mí? Gabe todavía conduce el auto de su papá.

– ¿Ese auto es de los cincuenta? -dijo Nell, aturdida.

– No, de los setenta. Por supuesto que es un Porsche, pero aún así…

– Alguien tiene que traer a este tipo al siglo XXI -dijo Nell, y Chloe le sonrió.

– Las estrellas no mienten -dijo, y regresó a su tienda.

– Está bien -dijo Nell, sin entender, y llamó a Margie, para encontrarse con el contestador-. Creo que puedo conseguirte la receta de las galletitas -le dijo a la máquina-, pero tendrás que trabajar para obtenerla. Llámame. -Después colgó y fue a terminar la limpieza.

La oficina de Riley, mucho más pequeña, tenía los mismos muebles de cuero, pero las similitudes terminaban en ese punto. El escritorio estaba vacío salvo por su computadora y una jarra de plástico con la cara del coyote llena de lapiceras, en la biblioteca había manuales de computadora y novelas detectivescas junto a las mismas guías telefónicas que había encontrado en la oficina grande, y en la pared había dos enormes afiches cinematográficos enmarcados, con un Humphrey Bogart con el entrecejo fruncido en El halcón maltés y una ardiente Marlene Dietrich en El ángel azul . Así era Riley, romántico y más grande que lo que parecía. Era obvio que mientras Gabe McKenna dirigía una empresa, Riley jugaba.

Limpió la oficina, notando las mismas marcas en el polvo de las bibliotecas, y luego entró en el descolorido baño verde para lavar las tazas y platos de café que había recolectado, odiando el linóleo rajado y el sórdido yeso. Una buena mano de pintura haría maravillas, pero el padre de Gabe McKenna probablemente habría elegido el color en 1955 mientras escuchaba Bajo la neblinosa luz de luna . Honestamente. Lavó las tazas y luego, con una última repasada casera al espejo manchado por el paso del tiempo, se encontró con una imagen de ella misma que la congeló en el lugar.

Parecía muerta.

Tenía el pelo deslucido y también la piel, pero, más que eso, ella estaba deslucida, los pómulos asomaban como codos, la boca apretada y delgada. Dejó caer la toalla de papel en la pileta y se acercó más, horrorizada consigo misma. ¿Cómo había pasado esto? ¿Cómo podía verse tan mal? Debía de ser la luz, esa horrible luz fluorescente que se reflejaba en las horribles paredes verdes, nadie podía verse bien con esa luz…

No era la luz.

Ahora se daba cuenta de por qué su hijo Jase estaba tan triste y la trataba con tanta delicadeza cuando se despedía de ella con un abrazo, y por qué Suze y Margie se lo pasaban tratando de darle ánimos. Debía de verse como un cadáver desde un año y medio antes, debía de haberse entrometido como un fantasma en las vidas de los otros. Se había mirado en los familiares espejos de su departamento un millón de veces desde el divorcio, para peinarse y cepillarse los dientes, pero jamás se había visto a sí misma hasta ese momento.

Tengo que comer , pensó. Tengo que recobrar peso. Y hacer algo con mi piel. Y mi pelo. Y…

Oyó que la puerta de adelante se sacudía y pensó: Más tarde. Haré todo eso más tarde. Dios mío.

Conducir un auto deportivo de época a través de una hermosa ciudad en una mañana de otoño le levantaría el ánimo a cualquiera, y Gabe no era una excepción. Por desgracia, quince minutos de escuchar a Trevor Ogilvie, Jack Dysart y al jefe del departamento de contabilidad de la firma, Budge Jenkins, habían hecho bastante para dejarlo en cero otra vez.

– Ella llamó, los acusó de adulterio y estafa, ustedes se negaron a pagar, y no pasó nada -les resumió-. ¿Exactamente qué es lo que quieren que yo haga?

Atrápala -dijo Budge, con el aspecto de un muñequito de harina blanda sobre una hornalla mientras miraba de reojo a Jack.

– Bueno, no nos apresuremos -dijo Trevor, con el aspecto de un aviso de una bebida alcohólica costosa en Madurez moderna.

– Si este fuera tu problema, ¿tú qué harías? -dijo Jack, con el aspecto de un muy adinerado Marlboro Man que acababa de suscribirse por primera vez a Madurez moderna.

– Trataría de pensar quién me detesta lo suficiente como para chantajearme -dijo Gabe.

– Todas las empresas tienen empleados descontentos -dijo Trevor.

– ¿Alguien reconoció la voz? -dijo Gabe.

– No -dijo Trevor antes de que algún otro pudiera contestar-. Tenemos muchos empleados descontentos.

– Tal vez les convendría ocuparse de eso -dijo Gabe-. ¿Ha sucedido algo últimamente que podría haber hecho que un empleado estuviera descontento desde hace poco?

– ¿De qué estás hablando? -dijo Budge.

– Él quiere saber si hemos enojado a alguien en particular últimamente -dijo Jack-. No. Hemos ganado casos, por supuesto, lo que siempre deja a algunas personas infelices, pero nada que se destaque. No hemos despedido a nadie.

– ¿Y las acusaciones que ella hizo? -dijo Gabe.

– Yo insisto en que se haga una auditoría externa -dijo Budge, hinchándose de rabia.

– No vamos a pagar una auditoría -dijo Jack con fatiga-. Nadie piensa que tú estás estafándonos. Yo no engañó a Suze. Trevor dice que él no engaña a Audrey. Es una trampa para molestarnos.

– Es escandaloso -dijo Trevor automáticamente-. Pero ella no ha vuelto a llamar. Creo que si esperamos…

Jack cerró los ojos.

– ¿Dónde quería que le dejaran el dinero? -dijo Gabe.

– Dijo que volvería a llamarnos para decírnoslo -respondió Trevor rápidamente-. En un día, cuando yo dispusiera de él.

Jack lanzó una mirada a Trevor y agregó:

– Es cierto.

No, no lo es , pensó Gabe.

– ¿Y tú, Budge?

– Le colgué antes de que llegara a ese punto -respondió Budge-. Me acusó de robar.

– Eso es lo que los chantajistas hacen-dijo Gabe-. Acusan a la gente. Muy bien, como están las cosas no hay mucho que yo pueda hacer. Si quieren meter a la policía en esto, ellos pueden revisar los registros telefónicos, pero supongo que ella llamó de un teléfono público y no desde su sala de estar.

– Nada de policía -dijo Jack-. Esto es una broma.

– No creo que sea una broma -dijo Budge-. Creo que…

– Budge -intervino Jack-. Todos creemos que es una broma. -Lo dijo con una fuerza suficiente como para que Budge se callara-. Gracias por venir hasta aquí, Gabe. Lamento que te hayamos hecho perder el tiempo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Mujeres Audaces»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Mujeres Audaces» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jennifer Crusie - Maybe This Time
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Manhunting
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - GETTING RID OF BRADLEY
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Charlie All Night
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Faking It
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Agnes and the Hitman
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Strange Bedpersons
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - What the Lady Wants
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Vyro medžioklė
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Tik ne tu
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Keista pora
Jennifer Crusie
Отзывы о книге «Mujeres Audaces»

Обсуждение, отзывы о книге «Mujeres Audaces» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x