Jennifer Crusie - Mujeres Audaces

Здесь есть возможность читать онлайн «Jennifer Crusie - Mujeres Audaces» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Mujeres Audaces: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Mujeres Audaces»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nell, Suze y Margie se casaron con los hermanos Dysart, con desigual fortuna. Deprimida tras su divorcio, Nell deambula por la vida hasta que Suze le consigue empleo en una pequeña y modesta agencia de detectives, con un jefe a primera vista fácil de manejar.
Gabe tampoco está satisfecho con su vida. Su agencia está perdiendo dinero con un caso de extorsión y su mujer lo ha dejado… otra vez. Lo único bueno es su nueva secretaria, que parece eficiente y dócil. Pero una cosa lleva a la otra, y pronto Nell y Gabe están felices. Hasta que de pronto alguien empieza a matar gente. Y poco después, comienza el amor…
Mujeres audaces es la divertida historia de tres amigas que se confiesan todo y que luchan cada día por vivir intensamente. Un bestseller audaz para lectoras dinámicas.

Mujeres Audaces — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Mujeres Audaces», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Gracias -dijo Riley, claramente fascinado por todo el proceso, algo que Gabe podía entender. Jamás había visto a alguien tan eficiente y agradable como esta mujer. Ella extrajo un pequeño molinillo blanco de café, lo enchufó y le echó granos de una bolsita marrón y brillante, y luego accionó el interruptor y siguió sacando sus cosas mientras el fuerte y dulce aroma de los granos llenaba la habitación.

– Por Dios, qué bien huele -dijo Riley.

Ella estaba instalando tazas de porcelana en los platos, con sus manos pálidas y largas del mismo color crema de las porcelanas.

– ¿Cómo lo toma usted?

– Cuatro cucharadas de crema, dos de azúcar -dijo Riley, que seguía hipnotizado.

Ella se detuvo con un pequeño recipiente de cartón en la mano.

– ¿En serio?

– Él es muy joven -dijo Gabe-. Yo lo tomo negro.

– Él es muy aburrido -dijo Riley-. ¿Es crema de verdad?

– Sí -respondió ella.

Riley se asomó dentro de la caja y extrajo un frasco de limpiador para vidrios.

– ¿Para qué son todos estos productos de limpieza?

– Para la oficina. Realmente deberían contratar un servicio de limpieza.

Gabe la miró con el entrecejo fruncido.

– Tenemos un servicio de limpieza. Vienen una vez por semana. Los miércoles a la noche.

Ella sacudió la cabeza.

– Hace por lo menos un mes que no se limpia este lugar. Miren cuánto polvo hay en el alféizar.

Había una delgada capa sobre todas las cosas, notó Gabe. Con excepción de la estantería donde la nueva cafetera se posaba alegremente, toda la oficina estaba llena de polvo y oscuridad.

– El número del servicio de limpieza está en el tarjetero giratorio. -Gabe abrió la puerta de su oficina, huyendo antes de lanzarse de cabeza sobre la cafetera. Se había olvidado de que algo podía oler tan bien-. Se llama Hausfrau.

– No me habla en serio -dijo ella, y él entró en su oficina y cerró la puerta para callarla. Gracias a Dios tenía una oficina a la que podía escaparse.

Una oficina que se veía como el infierno, se dio cuenta cuando estaba sentado frente a su escritorio bajo la luz sin persianas de la ventana rota. La habitación estaba llena de papeles, vasos de plástico, libros que él había sacado de la biblioteca y todos los otros desperdicios generales de su trabajo diario. ¿Cuándo había sido la última vez que se había limpiado ese lugar? Parte de la basura parecía estar allí desde los tiempos de su padre. El teclado estaba enterrado bajo más papeles, y había polvo en todos lados, y de pronto eso importaba.

Era culpa de Eleanor Dysart. Él no había notado nada de eso hasta que ella había entrado con su café y sus porcelanas y sus toallas de papel y le había arrancado las persianas.

Buscó los vasos de plástico de entre el desorden y los tiró a la basura y revisó los papeles, recogiendo notas sobre temas que ya había resuelto y poniendo en una pila separada las cartas que la mujer Dysart tendría que archivar. Eso la frenaría un poco. Acababa de encender la computadora cuando ella entró, trayendo una taza de porcelana con su plato y una expresión resuelta que se veía extraña en los finos rasgos de su rostro. Gabe pensó en su padre, lanzado al viento, recitando a Roethke para calmar a su furiosa madre: conocí a una mujer, adorables sus huesos . Eleanor Dysart era demasiado delgada y demasiado pálida, pero sus huesos eran adorables.

– Llamé al servicio de limpieza -dijo ella, depositando la taza sobre el escritorio-. Hace seis semanas que no vienen porque no les pagaron.

Gabe la miró con el entrecejo fruncido y se olvidó de su padre.

– Por supuesto que se les pagó. Yo firmé los cheques.

– Julio y agosto no, según el contador de ellos. Si me dice dónde guarda los cheques cancelados, se los enviaré por fax.

– Escritorio de la recepción, el último cajón de la derecha -dijo Gabe automáticamente mientras accionaba el teclado para abrir el programa de contabilidad de la oficina. Buscó «Hausfrau». Había ocho ingresos en el 2000, incluyendo dos para julio y agosto-. Ahí está -le dijo, y ella dio la vuelta detrás de él.

– El programa es Quicken, ¿verdad? -dijo ella-. ¿Está también en la computadora de mi escritorio? Bien, yo me ocupo. Gracias.

– ¿Gracias por qué? -dijo Gabe, pero ella ya estaba rumbo a la puerta, una mujer con una misión.

Cuando ella se marchó, él volvió a sentarse y levantó la taza de café. Era una porcelana sólida pero delicada, de color crema con manija azul, y se sentía, bien en la mano, un lujo después de los livianos vasos de plástico con los que había bebido durante años. Tragó un sorbo y cerró los ojos porque era fuerte, le enviaba cafeína a su sistema a toda velocidad mientras al mismo tiempo asaltaba todos sus sentidos. Cuando volvió a mirar, había puntos azules en el interior de la taza, que aparecían cuando bajaba el nivel del café. Era algo absurdo y encantador y completamente diferente de la tensa mujer que vibraba al otro lado de la puerta.

Tal vez la había juzgado mal. Tal vez estaba nerviosa porque era su primer día. No le importaba, mientras siguiera trayéndole café.

Quince minutos más tarde, salió a la sala de recepción para servirse más y la encontró con el entrecejo fruncido.

Levantó la jarra y, mientras se servía, dijo:

– ¿Se encuentra bien?

– Estoy bien -dijo ella-. Usted tiene un problema. Mire esto.

Había desplegado ocho cheques en el escritorio.

– Todos estos son de Hausfrau -le dijo-. Aquí están los endosos desde enero hasta junio.

Gabe se encogió de hombros cuando vio seis borrosos sellos de endosos.

– Bien.

Ella señaló los últimos dos cheques.

– Estos son los endosos de julio y agosto.

Los cheques estaban endosados a mano, con tinta azul.

– Es la letra de Lynnie.

– Parece que se dedicó a la estafa los últimos dos meses que estuvo con ustedes.

– Sólo trabajó aquí seis semanas -dijo Gabe y pensó: lo que es un gran alivio, además -. Invéntele a Hausfrau alguna historia sobre errores administrativos. Yo me ocupo del resto. -Se llevó el café a la oficina, pensando en Lynnie, de cabello negro y adorable, que hacía un café malo y que se robaba el dinero para la limpieza, y que ahora estaba sentada en su casa recuperándose de un desgarro en la espalda con mil dólares y también con, esperaba él, la sensación de que pronto le sobrevendría un castigo.

Bebió otro sorbo de café y se sintió ligeramente mejor hasta que se le ocurrió otro pensamiento.

Tendría que contratar a Eleanor Dysart de manera permanente. Durante un momento, pensó en retener a Lynnie -bueno, robó dinero, pero era alegre y bonita y relajada y eficiente- y después se rindió y se resignó a tener una sala de recepción tensa llena de un grandioso olor a café.

Una hora más tarde, Riley golpeó a la pesada puerta de la oficina de Gabe y entró.

– Terminé la mayor parte de la averiguación de antecedentes -dijo mientras se acomodaba en la silla que estaba frente al escritorio de Gabe-. Iré a ver al último de los tipos y después me arruinaré el resto del día con el Almuerzo Caliente. -Agachó su blonda cabeza para mirar a Gabe-. ¿Tú por qué estás enojado?

– Por muchas cosas-dijo Gabe.

– ¿Nell?

– ¿Quién?

– Nuestra secretaria -explicó Riley-. Dije: «Me llamo Riley». Ella dijo: «Me llamo Nell». Creo que está haciendo un muy buen trabajo.

– Te sedujo con su café -dijo Gabe-. Y no tienes idea del buen trabajo que está haciendo. Cuando apenas llevaba una hora de estar aquí ya había descubierto que Lynnie se robaba el dinero de la limpieza.

– Estás bromeando. -Riley se rió con fuerza-. Bueno, así es Lynnie.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Mujeres Audaces»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Mujeres Audaces» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jennifer Crusie - Maybe This Time
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Manhunting
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - GETTING RID OF BRADLEY
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Charlie All Night
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Faking It
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Agnes and the Hitman
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Strange Bedpersons
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - What the Lady Wants
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Vyro medžioklė
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Tik ne tu
Jennifer Crusie
Jennifer Crusie - Keista pora
Jennifer Crusie
Отзывы о книге «Mujeres Audaces»

Обсуждение, отзывы о книге «Mujeres Audaces» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x