Juan Atienza - La Maquina De Matar
Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Atienza - La Maquina De Matar» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:La Maquina De Matar
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
La Maquina De Matar: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Maquina De Matar»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
La Maquina De Matar — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Maquina De Matar», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Dener salió de la casa de Spiros convencido de la sinceridad de aquel interlocutor locuaz que había tenido. Spiros y su mujer, en avanzado estado de gravidez ésta, salieron a despedirle a la puerta del hotelito que estaba situado junto al que ahora estaba cerrado y que hasta una semana antes había pertenecido a los Wiener. Se alejó lentamente por la calleja que separaba el conjunto de las casitas del gran complejo de los laboratorios y, al terminar la calle, dobló casi sin darse cuenta hacia los desmontes que limitaban la parte trasera de la colina. Aquél no parecía que pudiera ser nunca camino de paso para nadie; simplemente, la ciudad había terminado y comenzaba el campo tras la breve montaña de escoria procedente de las calderas de calefacción del laboratorio. Un riachuelo rodeado de álamos era el paisaje que se extendía inmediatamente detrás de las casas. Un paraje pacífico, apenas turbado por el lejano rumor de la ciudad que se levantaba al otro lado de la mole de los laboratorios, pero tan lejano que más parecía el recuerdo de la ciudad que su propia expresión sonora. Allí, junto al riachuelo, sin darse cuenta del porqué, Dener se sintió en otro mundo. El mundo de los niños de la colonia, que lo tomaban como campo de juegos cuando las horas de estudio se habían agotado.
Jud había jugado allí. Cerca del lejano brocal del pozo, que podía ver desde el lugar donde se encontraba, había hallado la muñeca. Y junto al riachuelo había visto a aquel hombre que, según decía, hablaba sin decir nada. En aquella pequeña extensión de campo libre, junto a las casas y a dos pasos de la ciudad, se había fraguado el asesinato más diabólico que Dener nunca pudo imaginar. Avanzó unos pasos, pisando la hierba fresca de la orilla del arroyo, pensando si tal vez en medio del sitio donde todo había comenzado encontraría la luz suficiente para saber sus causas. ¿Por qué? Eso ni el propio Dener habría sabido explicarlo. Simplemente estaba allí y la paz que se respiraba en torno invitaba a pensar.
Llegó junto al brocal del pozo abandonado con una sensación de embotamiento en la cabeza. Al principio no llegó a darse cuenta de esa especie de nube que comenzaba a apoderarse de su mente, pero, junto al pozo, tuvo que agarrarse casi para no caer al suelo. Dener sintió como si le estuvieran hipnotizando a él, aunque no era exactamente ésa la sensación. No, decididamente nunca había experimentado nada semejante. Como si en su mente estuviera introduciéndose otra mente extraña, ajena a él mismo y compartiendo con él, por un instante, su mismo cerebro, como dos personas ocupando una caja que tuviera lugar suficiente para una sola de ellas.
De pronto, la cabeza pareció que iba a estallarle. Una presión inusitada hizo que la sangre abandonase el cráneo y notó una sensación profunda de frío. Sus ojos conservaban la lucidez de mirada, hasta habría podido asegurar que veía más lúcido que de costumbre. Pero las perspectivas se le ensanchaban y todo cuanto estaba a su alrededor parecía, poco a poco, tomar dimensiones extraordinarias y profundidades increíbles. Lo veía todo muy lejano. El río mismo, que un momento antes había estado al alcance de su mano, parecía ahora alejarse hasta el infinito.
Entonces creyó ver al hombre. Pero no habría podido asegurarlo. Le vio al otro lado del arroyo, sentado sobre una caja negra y en una actitud como si pescara, aunque no tenía en sus manos ninguna caña. Al menos, Dener no logró verla. Pero aquel hombre debía ser el mismo de que hablaba Jud. Trató de llamarle:
– ¡Eh, oiga!… -pero su propia voz salió artificialmente de su garganta, como si la hubiera pronunciado otra persona. Y, casi al mismo tiempo, oyó en su propio cerebro otra voz que le decía, tranquila:
“No grite, doctor Dener No es necesario. Le entiendo”.
Dener sacudió la cabeza, sus piernas estaban flojas y tuvo que sentarse apoyándose en el brocal del pozo. El hombre, al otro lado del arroyo, le parecía cada vez más lejano y su voz llegaba cada vez más próxima, como si partiera del propio cerebro embotado del médico.
– ¿Quién es usted?
“El que usted imagina”, volvió a escuchar dentro de él mismo. “El hombre que impulsó a matar a la niña”.
– Pero usted…
“No soy un asesino, doctor Dener. Sabía que usted iba a venir y sabía también que sólo a usted podría hablarle, aun a riesgo de que usted, si repite lo que ocurre ahora, no sea creído por nadie”.
– Pero usted… ¿cómo sabe quién soy? “Por la misma razón que he tenido que hacer lo que hice. No vengo de este mundo”.
– ¿De dónde viene, entonces?
“Mejor debería usted de haberme preguntado de cuándo vengo. Mi mundo está bastante alejado del de usted en lo que ustedes llaman tiempo. Un centenar de años, no crea que mucho más. En mi mundo, hoy es el tres de diciembre del dos mil setenta y seis”.
Dener sacudió la cabeza, pensando de pronto que pudiera estar un poco mareado, pero la voz que resonaba en el interior de su cerebro pareció reír al continuar:
“No, doctor Dener, no está usted delirando. Déjeme que le cuente a usted los hechos y luego trate de comprobarlos. El doctor Wiener era como yo. También él había viajado a través del tiempo. En realidad, fue uno de los primeros en aventurarse en la máquina. Nosotros la hemos inventado recientemente. Fue obra del profesor Kaurish, y el doctor Wiener era muy amigo suyo, a pesar de que sus actividades eran completamente distintas. Por eso, Wiener fue uno de los primeros hombres que viajaron a través del tiempo. Influencias, ¿comprende?… Bien, en cualquier caso, su experimento nos ha servido a los demás. Ya no volveremos a dejar que viaje a través del tiempo nadie que pueda trastorcarlo. El doctor Wiener lo hizo. Vino a la época de usted, le gustó, quiso quedarse y, al mismo tiempo, intentó seguir unas experiencias que estaba llevando a cabo en su otro mundo. Todo eso no podía trastocarse, ¿se da usted cuenta? Teníamos que hacerle volver… o eliminarle. Hacerle regresar fue imposible. Encontró aquí a una mujer y se casó con ella. En cuanto a la solución que hemos tenido que adoptar, fue la única que podíamos llevar a cabo sin mancharnos las manos de sangre”.
Dener apretó fuertemente los ojos. No podía permitirse siquiera el lujo de dudar de las palabras que le llegaban a través de su propio cerebro. La voz del hombre -¿o era acaso la suya propia?- continuó hablando:
“Wiener no podía descubrir la vida artificial en esta época. Eso habría sido algo demasiado peligroso para ustedes y para nosotros mismos: un arma más mortífera que la fisión atómica en un mundo que no está aún preparado para recibirla como fuente de ciencia. ¿Se da usted cuenta? Nuestra elección era entre la vida de Wiener y la de todos nosotros. Por eso tuvimos que hacerlo, doctor Dener. Por eso tuvimos que hacer que la pequeña asesinase a su padre”.
– Pero, ¿por qué no lo hicieron ustedes mismos?
“No podíamos trastocar la historia, doctor Dener, ni podíamos hacer que uno de nosotros interviniera directamente en los sucesos. Compréndalo, era cruel, pero Wiener no sufrió, ni su esposa… En cuanto a la niña… Jud nunca sabrá lo que hizo, a no ser que usted mismo se lo diga. Lo hemos planeado todo con el mayor cuidado y, aunque le parezca ahora monstruoso, ha sido lo menos cruel que hemos podido hallar…”
Dener, ya casi familiarizado con aquella aparición que en un principio había atribuido a su subconsciente abotargado, se encogió de hombros: ¡valiente salida!… ¡Y para eso iba a servir el futuro!…, pensó; pero la voz interior -transmisión de pensamiento, sin duda- le interrumpió en sus propias preguntas:
“Creí que usted sería capaz de comprenderlo, pero ya veo que nuestra moral y la suya son bastante dispares… Déjeme que le diga aún una cosa, doctor… Nosotros hemos evolucionado bastante, aunque nuestra distancia en años de su tiempo sea relativamente corta… Y todo cuanto en nuestra época se ha descubierto nos ha llevado a una conclusión que a usted, como hombre, no le ha de parecer absurda, aunque en su interior la rechace: para nosotros, la Humanidad es lo primero, a despecho de los mismos hombres, ¿me comprende?… La Humanidad, la comunidad de todos los hombres. Por eso, cuando en algún lugar o en cualquier momento, uno de los hombres, sea quien sea, no cumple con las leyes de la comunidad, lo eliminamos, del mismo modo que ustedes extirpan un miembro que se ha gangrenado, o un órgano que ha contraído un cáncer. Y ustedes no comprenderían que la mano izquierda protestase por haber amputado la derecha que estaba podrida y que amenazaba pudrir todo el organismo, ¿verdad?…”
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «La Maquina De Matar»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Maquina De Matar» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «La Maquina De Matar» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.