Algis Budrys - El laberinto de la Luna

Здесь есть возможность читать онлайн «Algis Budrys - El laberinto de la Luna» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1991, ISBN: 1991, Издательство: Ultramar, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El laberinto de la Luna: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El laberinto de la Luna»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El científico Ed Hawks ha creado el transmisor de materia, una máquina increíblemente poderosa que puede enviar a un hombre a la Luna al tiempo que crea un duplicado suyo aquí en la Tierra. Pero todos los voluntarios que son enviados a la Luna mueren unos pocos minutos más tarde en el laberinto alienígena que ha sido descubierto allí, mientras que sus duplicados terrestres, unidos tlepáticamente a ellos, se ven sumidos en la locura. Hasta que aparece Al Barker, un aventurero que ha pasado toda su vida desafiando a la muerte, y que ahora está dispuesto a desentrañar definitivamente ese desafío alienígena…

El laberinto de la Luna — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El laberinto de la Luna», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El día que el tiempo transcurrido llegó a los siete minutos y doce segundos, Hawks se hallaba en su oficina, recorriendo con un dedo el arrugado mapa, cuando sonó el teléfono.

Lo miró con un movimiento veloz de los ojos, encorvó los hombros y prosiguió con lo que estaba haciendo. La yema del dedo descendió por la insegura línea de color azul, atravesando las ocultas zonas negras, cada una marcada con sus instrucciones y su relación de tiempo relativo, cada una bordeada con una X roja, como si el mapa representara un diagrama de una playa prehistórica, donde un tambaleante organismo hubiera marcado su laborioso recorrido sobre la arena sucia entre las largas hileras de algas resecas y otros desechos que ahora yacían varados bajo el moribundo cielo. Miró el mapa ensimismado, agitando los labios, luego cerró los ojos y frunció el ceño, repitió las relaciones y las instrucciones, los abrió y volvió a inclinarse otra vez hacia delante.

El teléfono sonó de nuevo, suave pero insistente. Cerró la mano en un momentáneo puño y, después, hizo a un lado el mapa y cogió el auricular del aparato.

—Sí, Vivian —contestó. Escuchó y, finalmente, dijo—: De acuerdo. Llame a la entrada, por favor, y haga que le concedan un pase de visitante al doctor Latourette. Le esperaré aquí.

Colgó el teléfono y miró las desnudas paredes de su despacho.

Sam Latourette llamó suavemente a la puerta y entró, con la boca torcida en una semísonrisa tímida, los pasos lentos e inseguros mientras cruzaba el despacho.

Vestía un traje arrugado y una camisa blanca con el cuello abierto sin corbata. Debajo de su barbilla, y en algunas partes del cuello, se veían pequeños cortes recientes, como si acabara de afeitarse. Llevaba el cabello cuidadosamente peinado; aún estaba húmedo del agua que había empleado en él, y se abría en mechones entre los cuales se podía ver el cuero cabelludo, como si alguien hubiera hallado un viejo busto y, en un arranque de añoranza, lo hubiera acicalado tan bien como lo permitían las circunstancias.

—Hola, Ed —saludó con voz suave, tendiendo la mano al tiempo que Hawks se ponía rápidamente de pie—. Ha pasado tiempo.

—Sí. Es verdad. Siéntate, Sam… Aquí, en esta silla.

—Tenía la esperanza de que pudieras hacerme un hueco en tu tiempo para verme —comentó Latourette, hundiéndose en el asiento. Alzó la vista con gesto de disculpas—. Las cosas deben estar avanzando a toda velocidad ahora.

—Sí —repuso Hawks, sentándose en su propio sillón—. Sí, bastante.

Latourette bajó la vista al mapa, que Hawks había doblado y colocado en un extremo del escritorio.

—Parece que me equivoqué con respecto a Barker.

—No lo sé. —Hawks alargó una mano hacia el mapa y, luego, la retiró y la colocó con la otra sobre su regazo—. Ha hecho muchos progresos para nosotros. Supongo que eso es lo que cuenta.

Observó a Latourette con ojos intensos y cierta vacilación.

—¿Sabes? —empezó Latourette, con la misma expresión de incomodidad en el rostro—. No deseaba el trabajo con la Hughes Aircraft. Al principio pensé que sí. Ya sabes. Un hombre…, un hombre quiere seguir trabajando. De todas formas, se supone que eso es lo que desea.

—Sí.

—Pero tú sabes que yo no me emborracho. Quiero decir, yo…, no lo sé. Oh, tal vez en una fiesta. Solía hacerlo. Pero no… Bueno, no porque esté resentido y quiera estropear las cosas. Yo nunca he sido así.

—No.

Latourette se rió en silencio, tragándose el sonido.

—Creo que intentaba convencerme a mí mismo de que estaba realmente irritado contigo. Ya sabes…, como si tratara de verme como una especie de figura trágica. No…, no, no quería ir a trabajar. Creo que eso es todo. Lo que de verdad deseaba era salir y sentarme bajo el sol. Quiero decir, que aquí, de todas formas, mi función había terminado…, y tú tenías que empezar a darle una oportunidad a Ted Gersten. Más pronto o más tarde tendrías que hacerlo.

Hawks apoyó las manos en el borde del escritorio.

—Sam —dijo con voz firme—, hasta hoy aún no sé si hice lo correcto. Sentí pánico, Sam. Me asusté, debido a que Barker había logrado llegar hasta mí.

Latourette intervino con rapidez:

—Eso no significa que te equivocaras. ¿Dónde estaríamos todos si nunca hubiéramos actuado según una corazonada? De vez en cuando has de moverte a toda velocidad. Más tarde, cuando echas un vistazo hacia atrás, ves que, si no lo hubieras hecho así, todo se habría desbordado. A menudo nuestros instintos son mucho más inteligentes que nosotros.

Sacó un cigarrillo del bolsillo de la camisa, sin bajar la vista, rebuscando a tientas con los dedos en el bolsillo mientras él miraba fijamente el aire que tenía delante, como si lo que hubiera comentado fuera un pensamiento anticipado de algún ensayo de lo que él y Hawks debían decirse mutuamente, como si su atención del momento estuviera en algo que todavía no estaba seguro de que estuviera preparado para decir.

—Mañana ingresaré en el hospital —continuó—. Ya es hora. Quiero decir, podría quedarme un poco más de tiempo fuera, pero, de este modo, acabo con el asunto. Y, ya sabes, con morfina podría aguantar un poco más… o con lo que sea que te den. Cada día es más molesto —dijo, como de pasada—. De cualquier forma, el gobierno envió el otro día a un hombre a verme; no me comentó directamente que querían que hiciera algo, pero creo que se sentirán más contentos viéndome en un lugar en el que no importe mucho lo que diga en mis sueños. —Emitió una sonrisa sofisticada—. Ya sabes. El Gran Hermano.

Hawks permaneció sentado, contemplándole.

—De todos modos… —Latourette agitó una mano, inconsciente del cigarrillo que tenía a medio camino hacia sus labios desde que lo sacara del bolsillo—. Estaré fuera de circulación. —Bajó la vista y exclamó—: Oh —y se llevó el cigarrillo a la boca. Extrajo rápidamente una caja de cerillas del bolsillo de la chaqueta y lo encendió, aspiró con fuerza, apagó el fósforo y se inclinó hacia delante para arrojarlo a la papelera de Hawks, con el rostro concentrado en la tarea de meterlo dentro—. De forma que he estado pensando si no te parecería una buena idea sacar un doble mío de la cinta de mi archivo. Así, podrías tenerme, quiero decir, podrías disponer de mi doble, en el laboratorio, en caso de que, de vez en cuando, te hiciera falta algo de ayuda. Quiero decir, te encuentras tan próximo a la culminación del proyecto, que quizá te vendría bien tenerme alguna vez a mano… —Su voz se perdió. Ruborizándose, observó a Hawks por el rabillo del ojo.

Hawks se puso rápidamente de pie y comenzó a ajustar los controles del aire acondicionado que había en la ventana detrás del escritorio. Los mecanismos de los mandos aparecían un poco rígidos, y pasaron a sus nuevas posiciones con el correspondiente ruido mecánico de sus reguladores.

—Sam, estás al tanto de que tu última cinta de archivo tiene seis meses de antigüedad. Si sacáramos un duplicado de ti de ella, éste ni siquiera conocería los procedimientos que utilizamos ahora para las emisiones a la Luna. Pensaría que estaba en abril.

—Lo…, lo sé, Ed —repuso Latourette en voz baja—. No dije que debieras darle mi antiguo trabajo. Pero yo sabía que en algún momento sacarían un doble mío de esa cinta. Quiero decir que yo, el duplicado, no estaría sorprendido de lo que hubiera ocurrido. Yo ya pensé cómo iba a ser. El duplicado sería un hombre entrenado, y comprendería la situación. Se acomodaría con rapidez.

—¿Se acomodaría a trabajar bajo las órdenes de Gersten? —Hawks se volvió, con la espalda apoyada contra el aire acondicionado—. No es una cuestión de que él comprenda o no lo que había ocurrido. Es mucho más que eso. Míralo desde su punto de vista. En lo que a él respecta, en un momento se encaminaba hacia el transmisor para una exploración, con el cargo de segundo al mando de toda la operación, y al siguiente estaría saliendo fuera del receptor no sólo con seis meses transcurridos en un instante, no sólo con Gersten por encima de él, sino con media docena más de hombres en posiciones más importantes que la suya. De acuerdo…, él sería tú, comprendería lo que había ocurrido, sabría que era un duplicado. Sin embargo, ¿lo sentiría ? ¿Cómo te habrías sentido tú, en abril, si te hubieras preparado para la exploración, sabiendo que se trataba únicamente de algo rutinario, que lo único que iba a suceder era que se almacenaría una cinta de ti y que tú, luego, regresarías para proseguir con el trabajo del día, y que entonces, de pronto, resultaba que las cosas no eran así…, que todo el mundo había cambiado, y que se habían hecho cien cosas de un modo que tú desconocías por completo, y que, de repente, tú eras simplemente otro ingeniero, y que ni siquiera tus viejos conocidos sabían cómo dirigirse a ti, y que Gersten se sentía embarazado contigo, y que un completo extraño llamado Barker parecía tener una especie de hostilidad especial reservada hacia ti? Piénsalo, Sam. Porque es así como va a sentirse exactamente el duplicado. Y en lo que más pensará será la injusticia de todo el asunto. Sam…, ¿qué quieres hacerte a ti mismo?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El laberinto de la Luna»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El laberinto de la Luna» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Algis Budrys - Michaelmas
Algis Budrys
Algis Budrys - Il giudice
Algis Budrys
Algis Budrys - Projekt Luna
Algis Budrys
Algis Budrys - ¿Quién?
Algis Budrys
Algis Budrys - Morte dell'utopia
Algis Budrys
Algis Budrys - Some Will Not Die
Algis Budrys
Algis Budrys - Exil auf Centaurus
Algis Budrys
Algis Budrys - Lower than Angels
Algis Budrys
Algis Budrys - Incognita uomo
Algis Budrys
Algis Budrys - Rogue Moon
Algis Budrys
Отзывы о книге «El laberinto de la Luna»

Обсуждение, отзывы о книге «El laberinto de la Luna» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x