John Darnton - Ánima
Здесь есть возможность читать онлайн «John Darnton - Ánima» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Ánima
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Ánima: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ánima»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Ánima — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ánima», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Era… ¡era él! ¡Tyler!
Scott avanzó lentamente, con cautela, como si se estuviese acercando a un espejismo que pudiera desvanecerse en cualquier momento y convertirse en una mota insignificante, caminando hacia él. Sentía que se estaba moviendo sin esfuerzo pero muy lentamente, como si fuese un sueño. Finalmente, llegó a la cama y se quedó allí, mirando a su hijo, que yacía inmóvil. Tyler tenía la cabeza vendada; la sonda del suero penetraba en su brazo. Pero sus ojos estaban abiertos, agrandados por el miedo, y podía moverlos. Fijó la mirada en Scott y el miedo pareció remitir, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios y dio la impresión de relajarse súbitamente y lanzar un suspiro de alivio.
Cuando Scott lo vio no pudo contenerse. Se acostó junto a Tyler, lo acercó a él y lo envolvió en un abrazo. Le quitó las agujas del brazo y lo abrazó con tanta fuerza que pudo sentir el corazón latiendo contra su pecho, deprisa pero regularmente. Descubrió que el corazón de Tyler latía en perfecta sincronía con el suyo. Apoyó la cabeza junto a la de su hijo y pudo sentir el pulso a través de las vendas, latiendo en su sien, de modo que se inclinó y le quitó el vendaje, desenrollándolo como si fuese una cinta, y colocó su cabeza junto a la de Tyler. Imaginó que realmente podía sentir lo que pasaba allí dentro, y quizá no lo estaba imaginando, porque pronto incluso creyó estar teniendo los mismos pensamientos.
Ambos contemplaron la absoluta blancura que los rodeaba, una ventisca de pequeñas partículas blancas que llenaban la habitación como diminutas cenizas flotando en el espacio. Era casi doloroso mirarlas, una gruesa cortina blanca que caía delante de ellos y parecía apartarlos de todo lo demás.
De casi todo. Porque allí, en un rincón, las partículas se habían acumulado y se estaban volviendo grises y luego formaban una forma alargada, alta y solitaria. Ambos miraron fijamente hacia ese lugar y la forma se transformó en un sólido rectángulo sostenido por sus lados. Un marco de madera apareció alrededor de los bordes y luego se convirtió en la jamba de una puerta, y justo en el centro se hallaba lo que él sabía que estaría allí: una gran puerta de madera.
Y mientras miraba, sabiendo y temiendo lo que iba a suceder, la puerta se abrió. Tiró de la manta hasta la barbilla como si fuese un babero y se hundió en el colchón, de modo que sus ojos atisbaban apenas por encima del borde de la manta. Se quedó mirando y lo que vio allí en el umbral de la puerta, ahora de carne y hueso, era Lydia. Llevaba puesto un traje de chaqueta gris. Y lo miraba con una expresión intensa, lo que parecía ser una mezcla de amor y.,dolor. La parte inferior del rostro estaba cubierta por las sombras. Y mientras permanecía allí en la puerta, cambió ligeramente el peso del cuerpo hacia un lado y levantó lentamente el brazo derecho. Sus dedos estaban extendidos y se movían. ¿Estaba tratando de señalar algo? ¿Se estaba despidiendo de él? LO le estaba indicando que la siguiera?
De pronto pensó que lo sabía. De modo que los dos juntos, como si fuesen uno, comenzaron a levantarse. Había llegado el momento de ponerse en marcha, de seguirla, de ver adónde los conduciría.
Cleaver se derrumbó sobre la nieve y alzó la vista hacia los copos que caían sobre él como una lluvia de ceniza.
Sentado allí no sentía nada, absolutamente nada, ni miedo ni certeza ni frío ni ahogo, sólo cansancio. Estaba muy cansado, más allá del agotamiento.
Quería apoyar la cabeza sobre el banco de nieve, dormir sólo un momento, no mucho, nada más. Y entonces comenzó a cabecear un poco, luego se rehizo y alzó la cabeza súbitamente, porque de alguna manera sabía que hacer eso, rendirse, era peligroso, muy peligroso. Y, sin embargo, se sentía terriblemente soñoliento.
Ya no tenía frío, sólo estaba entumecido. No podía sentir sus miembros; trató de moverlos pero no pudo. Eran tan pesados que parecían estar atados a sus lados. Y, una vez más, comenzó a cabecear y luego el torso se inclinó hacia delante. Podía dormir, sólo unos minutos. Luego se despertaría, renovado, y entonces se pondría de pie y caminaría un poco más. Pero no ahora.
Su cuerpo comenzó a caer lentamente hacia un lado, como un árbol en el bosque. Pensó en interrumpir la caída, pero no pudo, y su cabeza golpeó con fuerza contra la nieve, lo bastante fuerte como para despertarlo por un instante, de modo que fue consciente, brevemente, del peligro. Abrió los ojos.
«No debería estar haciendo esto. No puedo dormirme aquí.»
Pero debía reconocer que era muy agradable permanecer acostado allí de ese modo, confortable. ¿Qué había de malo en dormir un poco? Ni siquiera hacía tanto frío. Volvió a cerrar los ojos y comenzó a flotar en el torbellino de nieve.
Y entonces oyó pasos. ¡Pasos! ¡Alguien que acudía en su rescate!
Él sabía quién era, sólo podía ser una persona. ¿Quién más saldría a buscarlo en medio de la peligrosa nieve? De modo que abrió los ojos e intentó levantar el brazo para indicar dónde se encontraba, pero no pudo hacerlo. No importaba; los pasos se dirigían hacia él. Su padre lo encontraría. Su padre lo salvaría. No moriría solo en ese lugar.
«Mi padre.»
Y los pasos se detuvieron justo delante de él. A medio metro de su cara. Reunió sus últimas reservas de fuerza, volvió la cabeza y alzó la vista. Y antes de que pudiese ver nada, sintió que lo levantaban, bruscamente, hasta dejarlo sentado sobre la nieve. Y entonces abrió los ojos y miró el rostro que estaba justo delante de sus ojos.
No era su padre. «No es mi padre.»
El rostro que vio mirándolo con algo más que una expresión de odio pertenecía a Benchloss.
Entonces pensó vagamente, como si estuviese en un sueño: «¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Qué está haciendo aquí?». Y luego, al alzar la vista, vio que Benchloss estaba haciendo algo: se desabrochaba la hebilla del cinturón con sus dedos largos y finos. Y levantando su mano a un costado como un predicador que desde el púlpito señala el camino del castigo eterno, tiró del cinturón a través de las presillas del pantalón tan rápidamente que pareció producir un sonido sibilante, como el sonido de un latigazo o de la respiración del demonio. Levantó la mano por encima de la cabeza, agitando el cinturón como si fuese un lazo y luego lo descargó con todas sus fuerzas… Cleaver trató de protegerse la cara, pero descubrió que no podía levantar las manos, que estaban pegadas a sus lados. Sintió el mordisco del cinturón en la mejilla; alzó la vista y vio que estaba a punto de golpearlo otra vez, y ahora lo alcanzó en la parte izquierda del pecho y le arrancó un trozo de piel al retirarse, y la correa de cuero volvió a caer sobre él una y otra vez, por todo el cuerpo, hasta que sintió que toda su carne había sido desgarrada y no era más que un pobre esqueleto descarnado. Luego Benchloss se agachó, lo sostuvo un momento y finalmente lo dejó. Se derrumbó sobre la nieve.
Benchloss; de todas las personas, tenía que ser él. Sintió que el sueño llegaba arrastrándose hacia él. Se hundió en la nieve, penetrando en ella como una brasa ardiente, tan profundamente que no tardó en cubrirlo por completo, y justo cuando desaparecía en un túnel de blancura, alcanzó a ver que estaba nevando. La nieve caía en todas partes y sobre todas las cosas. Era como mirar a través de unos largos binoculares blancos, todo parecía lejano y pequeño. Pronto sintió un enorme peso que le oprimía el pecho, manteniéndolo hundido y quitándole el aliento. Luego se sintió aturdido y, un momento después, ni siquiera eso, absolutamente nada, y el peso desapareció, de modo que tuvo la sensación de estar flotando hacia arriba. Iba a convertirse en una parte de todo lo que había allí, de todo lo que había existido alguna vez, incluyendo la nieve que continuaba cayendo en pequeños copos por todas partes.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Ánima»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ánima» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Ánima» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.