Walter Miller - Cántico a San Leibowitz

Здесь есть возможность читать онлайн «Walter Miller - Cántico a San Leibowitz» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1972, Издательство: Bruguera, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cántico a San Leibowitz: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cántico a San Leibowitz»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Después de la hecatombe nuclear el Venerable Leibowitz, muerto seiscientos años antes, va a ser canonizado. De la antigua civilización no quedan otros vestigios que los conservados por la Orden Albertiana, cuyos monjes consumen sus vida en la interminable tarea de iluminar e interpretar las obras del Venerable para reconstruir sobre ellas el mundo tal como fue.
Son muchos los misterios que perduran. Por ejemplo, el documento que reza:
. Es un enigma. Pero los monjes saben que la luz se hará algún día y que, con ella, la antigua cultura retornará.
¿Ridículo? ¿Grotesco?
Bien, si nuestro civilizado y orgulloso mundo sucumbe un día ante una catástrofe de proporciones millones de veces superiores a las del hundimiento del mundo clásico, ¿qué ocurrirá? ¿Qué quedará de nuestra civilización? ¿Cómo y por quién serán conservados, interpretados y aprovechados los vestigios tecnológicos que heredarán los hombres del mañana?

Cántico a San Leibowitz — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cántico a San Leibowitz», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El Papa avanzó lentamente por la hilera de peregrinos, saludando a cada uno de ellos, mientras abrazaba a uno de los obispos, hablaba con cada uno en su propio dialecto o a través de un intérprete, sonreía ante la expresión del prelado al cual encomendó la tarea de cuidar del pájaro halconero, y se dirigía al jefe del clan de la gente del bosque con un gesto peculiar de la mano y emitiendo un sonido gutural de su dialecto, que hizo que la expresión de pantera del jefe brillase con una sonrisa de deleite. El Papa vio la cabeza de pantera colgada de su hombro y se detuvo para colocársela de nuevo. El pecho del hombre de la tribu se dilató de orgullo, miró a su alrededor en la habitación, probablemente buscando a su Suprema Untuosidad, el lacayo en jefe, pero el oficial parecía haberse escabullido por la pared.

El Papa se aproximó a Francis.

Ecce Petrus Pontifex… Mira a Pedro, el gran sacerdote: el propio León XXI: «A quien Dios había nombrado príncipe de todos los países y reinos, para extirpar, derrumbar, desperdiciar, destruir, plantar y construir, para que pueda proteger a un pueblo creyente…». Sin embargo, el monje vio en el rostro de León una amable mansedumbre que indicaba que merecía el título, más encumbrado que cualquiera de los otorgados a príncipes y reyes, por el cual se le llamaba «el esclavo de los esclavos de Dios».

Francis se arrodilló rápidamente para besar el anillo del Pescador. Al levantarse, se encontró aferrando la reliquia del santo a su espalda como si el mostrarla le avergonzase. Los ojos ambarinos del Pontífice le dominaron. León habló suavemente, al modo de la curia: una afectación que parecía desagradarle, que sentía agobiante, pero que practicaba por el bien de las costumbres al hablar con visitantes menos salvajes que el jefe pantera.

— Nuestro corazón quedó profundamente dolorido cuando nos enteramos de tu desgracia. La historia de lo sucedido llegó a nuestros oídos. Viniste aquí invitado por Nos, pero en el camino encontraste a unos ladrones. ¿Es verdad?

— Sí, Padre Santo. Pero en realidad no tiene importancia. Quiero… decir… Era importante, pero… — dijo Francis tartamudeando.

El anciano blanco esbozó una sonrisa.

— Sabemos que nos traías un regalo y que en el camino te fue robado. Que esto no te preocupe. Tu presencia es suficiente regalo para Nos. Hace tiempo esperábamos la oportunidad de poder dar personalmente la bienvenida al descubridor de los restos de Emily Leibowitz. Conocemos también cuál es vuestra labor en la abadía. Siempre hemos sentido un ferviente afecto por los hermanos de san Leibowitz. Sin vuestro trabajo, la amnesia del mundo sería total. Como la Iglesia, Mysticum Christi Corpus, es un cuerpo, vuestra orden le ha servido de memoria. Debemos mucho a vuestro santo patrono y fundador. Los años futuros quizá le deberán aún más. ¿Podemos saber algo más de tu viaje, querido hijo?

El hermano Francis le tendió la heliografía.

— El asaltante fue lo suficientemente amable para permitirme conservar esto, Padre Santo. Lo tomó por una copia del dibujo en color que yo traía como regalo.

— ¿No le informaste de su error?

El monje se sonrojó.

— Me avergüenza admitir, Padre Santo…

— ¿Entonces se trata de la reliquia original que encontraste en la cripta?

— Sí.

La sonrisa del Papa tomó una expresión amarga.

— ¿El bandido pensó que tu obra era el tesoro? Ah…, hasta un ladrón puede verse atraído por el arte. Monseñor Aguerra nos habló de la belleza de tu conmemoración. Lástima que fuese robada.

— No tiene importancia, Padre Santo. Sólo lamento haber perdido quince años en ella.

— ¿Perdido? ¿Cómo perdido? Si el ladrón no se hubiese visto engañado por la belleza de tu conmemoración podía haber robado ésta, ¿no es así?

El hermano Francis admitió la posibilidad.

León XXI tomó la antigua heliografía en sus pálidas manos y la desenrolló con sumo cuidado. Estudió el diseño en silencio y finalmente dijo:

— Dime, ¿entiendes los símbolos usados por Leibowitz? ¿Cuál es el significado de la… cosa representada?

— No lo sé, Padre Santo, mi ignorancia es completa.

El Papa se inclinó hacia él para murmurar:

— Lo mismo que la nuestra.

Contuvo una sonrisa, presionó los labios sobre la reliquia como si besase la piedra de un altar, la enrolló de nuevo y se la tendió a un asistente.

— Te agradecemos desde el fondo de nuestro corazón estos quince años, querido hijo — le dijo al hermano Francis —. Fueron pasados para la conservación del original, nunca pienses en ellos como perdidos. Ofréceselos a Dios. Quizás algún día se descubra el significado del original y tal vez resulte ser importante. — El anciano guiñó los ojos… ¿o no fue un guiño? Francis estaba casi convencido de que el Papa le había guiñado un ojo —. Te lo deberemos a ti.

El guiño o el parpadeo pareció obligar a la habitación a volver a sus dimensiones normales a los ojos del monje. Por vez primera, descubrió un agujero de polilla en el hábito papal, que estaba, además, casi deshilachado. En varios puntos el yeso del techo había caído. Pero la dignidad había sobrepasado a la pobreza. Sólo durante unos instantes después del guiño notó Francis aquellos signos de penuria. La distracción fue momentánea.

— A través tuyo queremos enviar nuestros más cordiales saludos a todos los miembros de tu comunidad y a tu abad — decía León —. Para ellos y para ti, queremos extender nuestra bendición apostólica. Te daremos una carta anunciándola. — Hizo una pausa y guiñó o parpadeó de nuevo —. Por cierto, la carta estará salvaguardada. Pondremos en ella el Nolí molestare, excomulgando a cualquiera que se atreva a asaltar a su portador.

Francis murmuró su agradecimiento por aquel seguro contra los asaltantes aunque no juzgó conveniente añadir que el ladrón sería incapaz de leer el aviso o comprender la penalidad.

— Haré lo posible por entregarla, Padre Santo.

De nuevo, León se inclinó para murmurar:

— A ti te daremos una muestra especial de nuestro afecto. Antes de irte habla con monseñor Aguerra. Nos habría gustado más dártelo de propia mano, pero éste no es el momento adecuado. Monseñor te lo dará en nuestro nombre. Haz con ello lo que quieras.

— Muchas gracias, Santo Padre.

— Ahora adiós, querido hijo.

El Pontífice se alejó, para seguir hablando con cada peregrino de la fila. Cuando hubo terminado: la bendición solemne. La audiencia había terminado.

Cuando el grupo de peregrinos apareció en el claustro, monseñor Aguerra asió a Francis por el brazo y le abrazó calurosamente. El postulador de la causa del santo había envejecido tanto, que el monje le reconoció con dificultad pese a estar a su lado. Pero también él había encanecido y se le habían arrugado las comisuras de los ojos de tanto escrutar sobre la mesa de las copias. Cuando bajaban por la Scala caelestis, el prelado le tendió un paquete y una carta.

Francis miró la dirección de la carta y asintió. Su propio nombre estaba escrito sobre el paquete que llevaba un sello diplomático.

— ¿Es para mí, monseñor?

— Un regalo personal del Padre Santo. Será mejor que no lo abras aquí. ¿Puedo hacer algo por ti antes de que abandones Nueva Roma? Te mostraré con gusto todo lo que no hayas podido ver.

El hermano se quedó pensativo un momento. Había sido un viaje exhaustivo.

— Me gustaría ver, una vez más, la basílica, monseñor — dijo finalmente.

— Muy bien, pero ¿es todo?

El hermano Francis se detuvo de nuevo. Se habían quedado rezagados del resto del grupo de peregrinos.

— Quisiera confesar — añadió suavemente.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cántico a San Leibowitz»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cántico a San Leibowitz» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Walter Miller, Jr. - I Made You
Walter Miller, Jr.
Walter Miller - Dark Benediction
Walter Miller
libcat.ru: книга без обложки
Walter Miller Jr
Walter Miller Jr. - Il mattatore
Walter Miller Jr.
libcat.ru: книга без обложки
Walter Miller
Walter Miller - Dumb Waiter
Walter Miller
Walter Muller - Wenn wir 1918 ……
Walter Muller
Отзывы о книге «Cántico a San Leibowitz»

Обсуждение, отзывы о книге «Cántico a San Leibowitz» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x