– Martin Barker tampoco tiene muchas esperanzas. Cuando se celebró el festival musical, él era el policía de la comunidad y cree recordar a una mujer con dos hijos. -Tocó el hombro de Nancy tratando de consolarla-. Es mejor que te lo diga ahora, cariño. También me dijo que encontraron ropa de niños y mujeres en un escondrijo dentro del autocar de Fox. Creen que se trata de trofeos, como las colas de zorro que tenía colgadas.
Los ojos agotados de Nancy se inundaron de lágrimas.
– ¿Wolfie lo sabe?
– No se trata de un niño o una mujer, Nancy. Dice Martin que hay diez prendas, todas de diferente talla. Las están examinando para comprobar cuántos tipos de ADN hay. Por lo que parece, Fox se dedicaba a matar en serie.
– ¿Por qué? -preguntó Nancy con aire de indefensión.
– No lo sé, cariño. Martin dice que la gente lo aceptaba con más facilidad si tenía a su lado a una mujer con niños… Así que recogió a algunas desamparadas y, cuando se hartaba de oírlas llorar… las mataba a martillazos. -Levantó los hombros y suspiró profundamente-. Yo diría que el muy hijo de puta disfrutaba con eso. Seguro que eliminar a personas que a nadie le importaban una mierda le daba una sensación de poder. Para ser sincera, me aterra. Me pregunto qué hubiera podido pasarnos a mí y a las niñas si hubiera sido tan estúpida como para enamorarme del muy cabrón.
– ¿Sentiste la tentación?
Bella hizo una mueca.
– Durante un par de horas, después de fumar un poco de hierba. No confiaba en él pero me gustaba la manera que tenía de hacer que las cosas ocurrieran. Míralo así: puedo entender por qué la pobre Vera se enamoró de él. Quizá tu abuela también. Cuando quería podía ser encantador, eso tenlo por seguro. Siempre dicen que los psicópatas manipulan a la gente… y eso no es posible hacerlo sin tener carisma.
– Supongo que no -dijo Nancy, viendo cómo James se agachaba para pasar el brazo por la cintura de Wolfie-. ¿Por qué crees que dejó vivo a Wolfie?
– Si uno cree a Martin, porque necesitaba un niño para dar una imagen respetable en todo este lío de la posesión hostil. Hubiera podido recoger a una drogata con hijos en el último sitio donde estuvo. Quiero decir que no iba a estar mucho tiempo por aquí, así que daba lo mismo a quién trajera consigo. Yo hablé una sola vez con la madre de Wolfie y no me hubiera asombrado lo más mínimo que la hubiera cambiado por otro modelo. -Volvió a suspirar-. Eso hace que me sienta mal. Quizá pude haberla salvado de haber mostrado un mayor interés… pero uno nunca piensa que esas cosas puedan ocurrir, ¿verdad?
Ahora era el turno de Nancy de consolarla.
– No es culpa tuya. Dime, ¿cuál es tu teoría sobre Wolfie?
– Sé que parece una locura, pero creo que a Fox le gustaba. Es un cabroncete valiente… Me estuvo hablando sobre su manera de caminar «a lo John Wayne», para que Fox no pensara que estaba asustado… y de hablar como un pijo, para que Fox lo creyera inteligente. Quizá sea el niño especial al que el muy hijo de puta le tomó cariño. Según lo describe Wolfie, Fox lo drogó hasta las cejas antes de coger el martillo y acabar con Vixen y el Cachorro… y la única razón por la que Wolfie lo vio fue porque su hermanito lo llamaba. No hay un solo niño en el mundo que deba pasar por eso… pero hay que reconocer que Fox lo dejó fuera para no tener que matarlo.
– ¿Wolfie llegará por sí solo a esa conclusión?
– Espero que no, cariño. Va a tener suficientes traumas en su vida sin necesidad de que convierta a Fox en un puñetero icono.
Las dos se volvieron a un tiempo al oír a Mark entrar en la habitación.
– Es imposible -dijo con desaliento-. Si Ailsa tenía una copia, estoy seguro de que ahora no está ahí. Tendremos que cruzar los dedos con la esperanza de que la policía encuentre la suya. -Se reunió con ellas ante la ventana y puso un brazo en torno a cada una de las mujeres-. ¿Qué tal les va a esos dos?
– Creo que James debe de estar contándole cosas sobre la industria de la langosta -dijo Nancy. Y añadió con un suspiro-: No estoy segura de que el capote vaya a durar mucho más. Parece que empieza a descoserse por las costuras.
– Buena cosa. Debería tirarlo. Dice que ha estado demasiado pendiente del pasado. -Ahora fue él quien suspiró-. Me temo que la policía está presionando para que los servicios sociales se ocupen de Wolfie. Quieren que ustedes lo convenzan.
– ¡Oh, Dios! -exclamó Nancy-. Le prometí que no tendría que hacer nada hasta que se sintiera preparado.
– Lo sé, pero creo que es importante. Tienen especialistas para tratar a niños como él y cuanto antes puedan comenzar a hacerlo, mejor. Es lo que Bella acaba de decir. Tiene que distanciarse de Fox y sólo podrá hacerlo con ayuda de profesionales.
– No tiene sentido que no pueda acordarse de quién es o de dónde viene -dijo Bella-. Quiero decir, tiene diez años y es un chico inteligente. Ayer, mientras comíamos, me dijo que siempre ha vivido con Fox, y hoy dice que cree que vivió alguna vez en una casa. Pero no tiene la menor idea de cuándo. Sólo sabe que fue cuando Fox no estaba… pero no sabe si fue porque Fox estaba lejos… o si fue antes de Fox. ¿Creen que el miedo puede hacer eso?
– No lo sé -dijo Mark-. Digámoslo así: no creo que las drogas y la desnutrición prolongada le hayan servido de ayuda.
– Lo sé -convino Nancy con vehemencia-. Nunca en mi vida tuve tanto miedo como anoche. Mi cerebro quedó anestesiado. Tengo veintiocho años, soy graduada universitaria, soy un soldado profesional y no recuerdo haber tenido un solo pensamiento durante todo el tiempo que estuve delante de estas ventanas. Ni siquiera sé cuánto tiempo estuve aquí. Imagínense cómo debe de haberse sentido un niño que ha sufrido el mismo terror día tras día durante meses. El milagro es que no se haya convertido en un simple vegetal. Yo lo hubiera hecho.
– Sí -dijo Bella pensativa-. Sin duda, Vixen y el Cachorro eran vegetales. Vera también, si la analizamos bien. ¿Qué le va a pasar a ella?
– He logrado encontrarle una residencia en Dorchester que la aceptará -explicó Mark.
– ¿Quién se hará cargo?
– James -dijo Mark con ironía-. La quiere fuera de la propiedad tan pronto como sea posible y dice que no le importa lo que le cueste, si eso evita que intente matarla.
Bella rió entre dientes.
– El anciano está cabreadísimo con toda esa historia del dinero. Nancy y yo hemos visto a Ivo escondido en el bosque, tratando de hacerle señas a su mujer. Es muy gracioso. Lo único que ella hace es mostrarle el dedo corazón.
– También ella tendrá que marcharse de aquí. Eso es lo que la policía me pide que haga. Quieren que los autocares vayan a un sitio seguro. Va a haber jaleo, me temo, porque la prensa vigila la carretera, pero tendrán escolta policial durante todo el recorrido.
– ¿Cuándo?
– Dentro de una media hora -dijo Mark en tono de excusa-. Les pedí más tiempo, pero tienen demasiado personal apostado en el lugar. Además, quieren evacuar la casa para que James pueda hacer inventario de cualquier cosa que haya perdido. Parece que la mayoría de la plata del comedor ha desaparecido.
La corpulenta mujer suspiró.
– Siempre pasa lo mismo. En cuanto uno comienza a sentirse cómodo, vienen los puñeteros maderos y nos echan. Pero no tiene importancia.
– ¿Hablará primero con Wolfie?
– Puede estar seguro -dijo ella con rotundidad-. Tengo que decirle cómo puede hallarme si me necesita.
A los fotógrafos no les gustó que, debido a las reglas del procedimiento judicial, no pudieran usar hasta después del juicio ninguna de las fotos de Julian Bartlett resistiéndose a una orden de registro. La policía llegó con sus efectivos a la casa Shenstead y la furia del hombre cuando el detective sargento Monroe le hizo entrega de la orden fue dramática. Intentó cerrar la puerta de un tirón y, -cuando eso no le funcionó- agarró una fusta de montar que había encima de la mesa del pasillo e intentó golpear el rostro de Monroe. El detective, mucho más joven y ágil, le agarró la muñeca en el aire y le torció el brazo a la espalda antes de obligarlo a caminar dando saltitos hasta la cocina. Nadie de los que estaban fuera pudo oír sus palabras, pero los periodistas escribieron lo mismo con total confianza: «El señor Julian Bartlett, de la casa Shenstead, arrestado por agresión a las 11.43».
Читать дальше