Harlan Coben - Por siempre jamás

Здесь есть возможность читать онлайн «Harlan Coben - Por siempre jamás» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Por siempre jamás: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Por siempre jamás»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Will Klein tiene su héroe: su hermano mayor Ken. Una noche de calor agobiante aparece en el sótano de la casa de los Klein una joven, antiguo amor de Will, asesinada y violada.
El principal sospechoso es Ken.
Ante la abrumadora evidencia en contra suya, Ken desaparece.
Una década después de la desaparición, Will se ve mezclado en un inquietante misterio. Está convencido de que Ken está tratando de ponerse en contacto con él y de la existencia de un terrible secreto por el que alguien está decidido a matar porque no se desvele.

Por siempre jamás — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Por siempre jamás», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Se sorprendería usted. Bueno, generalmente, no es que sean situaciones tan extraordinarias; suele tratarse de personas en libertad condicional o bajo fianza, o gente a quien busca la policía. Ayudamos también a toda clase de inmigrantes ilegales que quieren quedarse en el país; nosotros los convertimos en ciudadanos estadounidenses -explicó sonriéndome-. Pero de vez en cuando se presenta algún caso más interesante.

– Como el de Sheila -dije.

– Exacto. ¿Quiere que le explique cómo lo hacemos?

Sin darme tiempo a contestar, el viejo prosiguió:

– Esto no es como en la tele. En la tele complican mucho las cosas, ¿no es cierto? Buscan algún niño fallecido y consiguen el certificado de nacimiento o algo parecido y lo someten a una serie de falsificaciones complicadas.

– ¿No es el modo de hacerlo?

– No, no se hace así -replicó sentándose delante del ordenador y poniéndose a teclear-. En primer lugar, hay un modo más rápido. Aparte de que con Internet y la red y todas esas cosas los fallecidos han fallecido y punto, pues al morir cancelan su número de la seguridad social. Si no fuera así, se podría utilizar el número de la seguridad social de los viejos que mueren, ¿no? O de gente que muere sin llegar a la vejez. ¿Me comprende?

– Creo que sí -dije-. Entonces, ¿cómo elabora usted una falsa identidad?

– Es que no elaboro ninguna falsa identidad -replicó él-. Yo trabajo con identidades auténticas.

– No lo sigo.

– ¿No me habías dicho que trabajaba en las calles? -preguntó el viejo a Cuadrados con el ceño fruncido.

– Hace mucho tiempo -contestó él.

– Bueno, en fin; vamos a ver -añadió Abe Goldberg volviéndose hacia mí-. ¿Se ha fijado en ese que ha entrado después de ustedes?

– Sí.

– Tiene aspecto de parado, ¿verdad? Probablemente es una persona sin hogar.

– No lo sé.

– No se haga el políticamente correcto conmigo. Tiene pinta de vagabundo, ¿no es cierto?

– Sí.

– Pero es un individuo, ¿entiende? Tiene nombre, madre, nació en este país y tiene -añadió sonriendo y con gesto teatral- un número de la seguridad social. Puede que incluso tenga carnet de conducir, aunque quizá caducado. Es igual. Mientras tenga número de la seguridad social, existe. Tiene una identidad. ¿Me entiende?

– Lo entiendo.

– Bien, pongamos que necesita algún dinero. A mí me tiene sin cuidado para qué. Él necesita dinero mientras que de la identidad puede prescindir. Como vive en la calle, ¿para qué le sirve? No tiene cuenta de crédito ni es propietario de tierras. Bien, con el ordenador buscamos su nombre -añadió, dando una palmadita a la máquina-, comprobamos si existe algún mandamiento judicial grave contra él y si no, en la mayoría de los casos no lo hay, le compramos el carnet de la seguridad social. Si, por ejemplo, se llama John Smith y si, por ejemplo, usted, Will, tiene necesidad de alojarse en hoteles o lo que sea con un nombre falso…

Comprendí adonde quería llegar.

– Me vende el número de la seguridad social y me convierto en John Smith.

– Premio -exclamó el viejo chasqueando los dedos.

– Pero ¿y si no nos parecemos físicamente?

– En el carnet de la seguridad social no figura la descripción física. Una vez en su poder puede dirigirse a un organismo oficial para hacer cualquier trámite. Para casos urgentes, dispongo de un programa con el que le puedo confeccionar un carnet de conducir de Ohio, por ejemplo, pero eso al final acaban por descubrirlo, mientras que la falsa identidad no.

– Supongamos que a ese John Smith lo detienen y le exigen que se identifique.

– Puede dar ese número. Hasta cinco personas a la vez pueden usarlo. ¿Quién va a enterarse? Es sencillo, ¿no?

– Sencillo -asentí-. Así que, ¿Sheila acudió a usted?

– Sí.

– ¿Cuándo?

– Hará dos o tres días. Como le he dicho, no era uno de nuestros clientes habituales, sino una chica muy simpática. Y muy bonita.

– ¿Le dijo adonde pensaba ir?

Abe sonrió y me tocó en el brazo.

– ¿Cree que se trata de un negocio donde se hagan muchas preguntas? Los clientes no se explayan precisamente y yo tampoco quiero saber nada. Nosotros no decimos una palabra. Sadie y yo tenemos un prestigio y, como le dije arriba, si te vas de la lengua te buscas la muerte. ¿Comprende?

– Sí.

– De hecho, cuando Raquel vino a hacer un sondeo no dijimos ni mu. Nuestro negocio es la discreción misma. Pese a que a Raquel le tenemos cariño, no dijimos nada. Cremallera.

– ¿Y por qué cambiaron de parecer?

Abe me miró con expresión ofendida y se volvió hacia Cuadrados, luego me volvió a mirar.

– ¿Es que cree que somos animales y no tenemos sentimientos?

– No pretendía…

– Por lo del asesinato -añadió-. Al enterarnos de lo que le sucedió a la pobre chica, tan guapa… No hay derecho. Pero ¿qué puedo hacer? -exclamó levantando las manos-. No puedo ir a la policía, ¿comprende? Pero sí confío en Raquel y en el señor Cuadrados, porque son buenas personas que trabajan en la noche repartiendo esperanza. Igual que Sadie y yo, ¿entiende?

Se abrió la puerta del sótano y apareció Sadie.

– He cerrado -dijo.

– Muy bien.

– Bueno, ¿qué? -preguntó ella.

– Estaba diciéndole que estamos dispuestos a informarlo.

– Bien.

Sadie Goldberg comenzó a descender la escalera despacio y Abe volvió hacia mí sus ojos de búho para decir:

– El señor Cuadrados nos ha explicado que hay una niña de por medio.

– Su hija -contesté-. Tendrá unos doce años.

Sadie chasqueó la lengua.

– Y no saben dónde está -dijo.

– Exacto.

Abe meneó la cabeza y Sadie se arrimó a él como si fuesen una sola persona. Se me ocurrió pensar cuánto llevarían casados, si tendrían hijos, de dónde eran y cómo habrían recalado en aquel barrio para meterse en aquel negocio.

– ¿Quiere que le diga una cosa? -me interpeló Sadie.

Asentí con la cabeza.

– Su Sheila tenía algo especial -dijo alzando levemente los puños-. Tenía como un aura. Y no es porque fuera guapa, que lo era, sino algo más. Y que haya muerto… nos ha afectado. Cuando vino aquí la vimos tan asustada… Quién sabe si la identidad que le facilitamos no le sirvió y le buscamos la muerte.

– Por eso queremos ayudarlo -dijo Abe escribiendo en un trozo de papel que me tendió-. Aquí está el nombre que le dimos con el número de seguridad social: Donna White. No sé si le valdrá a usted para algo.

– ¿Y quién es la auténtica Donna White?

– Una mujer sin techo adicta al crack.

Miré el trocito de papel.

Sadie se me acercó y me puso la mano en la mejilla.

– Parece usted un buen hombre -dijo.

Yo la miré.

– Encuentre a esa niña -añadió.

Yo asentí varias veces con la cabeza y le prometí que la encontraría.

28

Katy Miller seguía temblando cuando llegó a su casa. «No puede ser. Es un error. Debe tratarse de otro nombre», pensó.

– ¿Katy? -llamó su madre.

– Sí.

– Estoy en la cocina.

– Voy ahora mismo, mamá.

Katy fue hacia la puerta del sótano pero su mano se detuvo en el pomo.

Detestaba bajar allí. Era extraño que al cabo de tantos años no se le hubiera borrado la impresión de aquel sofá raído, la alfombra manchada y el antiguo televisor. Seguía impresionándola; era como si sus sentidos percibieran aún la presencia del cadáver de su hermana ensangrentado y en descomposición, como si el olor a muerte la atragantase.

Sus padres se hacían cargo y la eximían de hacer la colada y no le pedían que bajara a traer la caja de herramientas o una bombilla nueva. Si había que entrar en el sótano lo hacían ellos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Por siempre jamás»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Por siempre jamás» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Harlan Coben - Don’t Let Go
Harlan Coben
Harlan Coben - W głębi lasu
Harlan Coben
Harlan Coben - Ni una palabra
Harlan Coben
Harlan Coben - Muerte en el hoyo 18
Harlan Coben
Harlan Coben - Motivo de ruptura
Harlan Coben
Harlan Coben - Tiempo muerto
Harlan Coben
Harlan Coben - Play Dead
Harlan Coben
Harlan Coben - Caught
Harlan Coben
libcat.ru: книга без обложки
Harlan Coben
Harlan Coben - Bez Skrupułów
Harlan Coben
Harlan Coben - Tell No One
Harlan Coben
Harlan Coben - Jedyna Szansa
Harlan Coben
Отзывы о книге «Por siempre jamás»

Обсуждение, отзывы о книге «Por siempre jamás» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x