Robert Crais - Los Ángeles requiem

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Crais - Los Ángeles requiem» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los Ángeles requiem: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los Ángeles requiem»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

A Joe Pike le parece imposible empezar de cero en la ciudad de Los Ángeles, donde los fantasmas del pasado se ocultan tras las luces de neón. Sus días como policía siguen ensombreciendo su presente e influyendo en su actividad como investigador privado. Su única relación estable es la que mantiene con su socio, Elvis Cole, un perspicaz detective con su propio pasado oscuro. Cuando una antigua amante de Pike aparece asesinada en las colinas de Hollywood, Joe y Elvis inician, a instancias del padre de la victima, una investigación paralela a la policía, lo que levantará las suspicacias de los antiguos compañeros de Pike y acabará por enturbiar el asunto hasta límites insospechados.

Los Ángeles requiem — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los Ángeles requiem», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Su presencia en mi casa me resultó de lo más normal, sólo que su Jeep no estaba fuera y él tendría que haber estado entre rejas. Llevaba una camisa de algodón ancha estampada con unos delfines pequeños y marrones que saltaban en libertad en el mar. Las mangas ocultaban sus tatuajes rojos, y tenía el faldón de la camisa por fuera de los vaqueros. Volvía a llevar las gafas de sol, incluso allí dentro de casa y a oscuras.

Encendí la luz.

– No.

La apagué.

– No te ha sacado Charlie, ¿verdad?

– He preferido montármelo por libre.

Recorrí la planta baja para echar las cortinas y bajar las persianas.

– Ya estoy en casa. Si no hubiera luz parecería raro.

Asintió y la encendimos.

– Hay un coche en Mullholland, a la altura de Woodrow Wilson. ¿Algo más, o deberías empezar a contarme por qué demonios te has escapado?

– Hay otro coche arriba, en Nichols Canyon. Seguramente han colocado una tercera unidad abajo de todo, subiendo según se llega de Hollywood. Hay dos unidades en mi casa y otra en la armería.

– Tarde o temprano vendrán a interrogarme.

– Para entonces ya me habré largado.

– ¿Tienes dónde quedarte? ¿Tienes coche?

Curvó los labios, como si se tratara de una pregunta estúpida.

– Seguramente también vigilan esta casa -añadí-. A lo mejor no estaban cuando has llegado, pero han tenido tiempo de prepararse. Espera a que oscurezca del todo antes de irte. Entonces podrás bajar hasta Hollywood y no te verán.

Asintió.

– Joder, Joe. ¿Por qué?

– Prefiero estar fuera, Elvis. Krantz tiene un buen caso. Aunque no fui yo, lo han montado bien y es posible que gane. Aquí fuera puedo defenderme. Dentro, sólo me convertiré en su víctima. Y eso se me da fatal.

Me contó lo que había ocurrido y cómo. Mientras hablaba, tomó el gato en brazos y lo acarició. Pensé que a veces hasta los hombres más duros necesitan sentir el latido de un corazón.

Me contó también que habían recuperado el arma del crimen en el lugar en el que había hablado con la chica.

– Alguien la ha puesto allí -dije.

– Sí. Alguien. No creo en tantas coincidencias. ¿Te has enterado de lo de Deege?

– Está muerto.

– Asesinado. Un par de chicos vieron un Jeep rojo justo allí. Y a un tío que se parecía a mí al volante.

Lo miré fijamente. Quería decir algo, pero no sabía qué. La cosa iba complicándose cada vez más.

– Todo encaja a la perfección. Maté a Dersh. Maté a Deege. Muy pronto va a parecer que me he cargado a toda esa gente.

– Menos a Lorenzo. Cuando lo mataron estabas en la cárcel.

Se encogió de hombros, como si pensara que a lo mejor también había una forma de colgarle aquel asesinato.

– Krantz te odia. Todo viene de ahí.

– Todo viene de Woz y de mí, y de DeVille. Krantz estaba metido en aquello. Y Karen también.

– A lo mejor no es sólo lo de Karen y Dersh. A lo mejor las seis víctimas guardan una relación con lo que pasó aquel día. Antes de Dersh tenemos a un asesino que ha liquidado a cinco personas. No ha dejado notas ni mensajes, pero ha utilizado el mismo método en los cinco asesinatos. Eso significa que en el fondo quiere que la policía sepa que es el responsable.

– Es una lucha de poder.

– Es una forma de provocación. Los asesinatos suceden cada tres meses. Nadie es capaz de encontrar una relación entre las víctimas, y todo apunta a un asesino en serie. ¿Y si no lo es? ¿Y si en realidad se trata de alguien que quiere vengarse y tiene un plan?

Pike asintió.

– He ido a buscar el expediente de DeVille -añadí-, pero no estaba. Sabía que Wozniak y tú habíais conseguido su nombre a través de un confidente, así que saqué el expediente de Wozniak, pero no decía nada. ¿Sabes de dónde sacó la información?

– No. Woz tenía gente por todos lados.

– He ido a ver a su viuda y tampoco sabía nada.

Pike dejó de acariciar al gato.

– ¿Has ido a ver a Paulette?

– Ahora se llama Renfro. No quería hablar del tema, pero su hija está intentando ayudarme.

Pike se me quedó mirando durante mucho rato y entonces soltó al gato. Sacó dos cervezas de la nevera, me dio una y vertió un poco de la otra sobre la encimera. El gato la lamió.

– Todo eso es agua pasada, Elvis. Deja a Paulette en paz.

– Puede ser de ayuda.

En aquel momento aparcó un coche ante la casa y Joe se ocultó en el salón, pero por el ruido reconocí el vehículo.

– Es Lucy.

Abrí la puerta de la cocina para que entrara. Llevaba una bolsa de comida y dos trajes metidos aún en las fundas de plástico de la lavandería. Supuse que habría pasado por su piso. Estaba muy pálida y andaba con pasitos cortos y rápidos. Parecía nerviosa. El gato soltó un bufido y salió a toda velocidad por la trampilla.

– Ay, qué agobio de gato. Ha sucedido algo. Joe se ha fugado.

– Ya lo sé. Está aquí.

Mientras cerraba la puerta, Joe salió del salón.

Lucy se detuvo en el centro de la cocina y lo miró. Era evidente que no se alegraba de verle.

– ¿Cómo se te ha ocurrido? -preguntó.

– Hola, Lucy.

Dejó el bolso y la comida en la encimera, pero no soltó los trajes. Tenía una expresión adusta; ya no estaba nerviosa, sino enfadada.

– ¿Eres consciente de las consecuencias de tus actos?

Joe no contestó.

– Le tienen entre la espada y la pared, Luce. No sé si es la forma más inteligente de actuar, pero ya está hecho.

Me miró de soslayo. En su rostro descubrí una rabia que no me gustó.

– No defiendas una cosa así. No os quepa la menor duda de que ésta no es la forma más inteligente de actuar -nos dijo, y después añadió, dirigiéndose a Joe-: ¿Ya has hablado con tu abogado?

– Aún no.

– Te dirá que te entregues. Es lo mejor.

– No pienso hacerlo.

– ¿Tú has tenido algo que ver en esto? -me preguntó Lucy. Me dio la impresión como si mamá se hubiera enfadado con sus dos hijitos, y aún me sentí más incómodo.

– No, no he tenido nada que ver. ¿Qué te pasa a ti? ¿Por qué estás tan cabreada?

Me contestó con un gesto que daba a entender que era idiota, y acto seguido cubrió la bolsa de la comida con los trajes.

– ¿Podemos hablar un momento en el salón?

Se fue hacia allí sin añadir nada más. Cuando nos hubimos alejado todo lo posible de Joe, le pregunté:

– ¿No podrías apoyarle un poquitín menos aún?

– No apoyo nada de esto, y tú tampoco deberías hacerlo.

– Yo tampoco lo apoyo, pero a él sí, y hago lo que puedo dadas las circunstancias. ¿Qué quieres que haga? ¿Que lo eche? ¿Que llame a la policía?

Lucy cerró los ojos, respiró hondo y volvió a abrirlos. Su voz sonó comedida y tranquila.

– Las tres últimas horas he estado preocupadísima por él y por ti. Te he llamado y no te he encontrado. No sabía si estabas metido en esto. Me imaginaba que erais como Paul Newman y Robert Redford en Dos hombres y un destino . Ya os veía tirándoos desde un acantilado.

Empecé a decir algo, pero levantó una mano.

– ¿Te das cuenta de que si lo descubren aquí te retirarán la licencia? Es un delito. Estás ocultando a un fugitivo.

– Está aquí porque si queremos solucionar las cosas tenemos que colaborar. Él no mató a Eugene Dersh.

– Pues que lo demuestre en los tribunales.

– Para demostrarlo hacen falta pruebas. De momento el fiscal tiene un buen caso, y en cambio nosotros no tenemos nada con que rebatirlo. Necesitamos encontrar al verdadero asesino de Dersh, y en este momento me parece que es la misma persona que mató a Karen García y a esas otras cinco personas.

Lucy apretó los labios. Su rostro era una máscara inexpresiva. Aquello no era lo que quería escuchar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los Ángeles requiem»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los Ángeles requiem» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Robert Crais - L.A. Requiem
Robert Crais
Robert Crais - Free Fall
Robert Crais
Robert Crais - The sentry
Robert Crais
Robert Crais - The Watchman
Robert Crais
Robert Crais - El último detective
Robert Crais
Robert Crais - Sunset Express
Robert Crais
Robert Crais - Voodoo River
Robert Crais
Отзывы о книге «Los Ángeles requiem»

Обсуждение, отзывы о книге «Los Ángeles requiem» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x