– ¿Y quién habría colocado las llaves?
– ¿Botín, siguiendo instrucciones de Gamero? -dijo Ramírez.
– Al principio de esta investigación, Juan nos dijo que mantuviéramos la mente abierta y no consideráramos este atentado desde una perspectiva histórica, pues los atentados islamistas no están sujetos a ningún patrón. Es cierto. Ese es su estilo. Cada atentado parece surgir de la nada y siempre hay algún sesgo que imbuye un terror aún mayor en la mente de los occidentales. Sólo hay que pensar en el virtuosismo ile los atentados cometidos hasta ahora.
«Cuando volvía de casa del guardia de seguridad, algo que me llamó la atención del atentado de Sevilla fue su falta de originalidad. Naturalmente, ese no fue mi primer pensamiento. Mi primer pensamiento fue: estos terroristas están dispuestos a atacar las viviendas de la gente. Pero ahora comienzo a comprender que el atentado de Sevilla contiene elementos de atentados anteriores. El hundimiento del edificio nos remite a los bloques de pisos de Moscú que se desmoronaron en 1999. El descubrimiento del fajín, el pasamontañas y el Corán en la Peugeot Partner nos recordaron las cintas del Corán y los detonadores encontrados en la Renault Kangoo delante de la estación de Alcalá de Henares. La utilización de Goma 2 Eco en el dispositivo colocado en la mezquita nos recordó el explosivo utilizado el 11 de marzo. La amenaza a las dos escuelas y la Facultad de Biología nos hicieron pensar en Beslán. Era como si quien hubiera planeado esta operación se inspirara en anteriores atentados.
– VOMIT -dijo Ramírez-. Si hay alguien que sabe todo lo que hay que saber de atentados terroristas islámicos, es el autor de esa página web.
– Y que ahora el guardia de seguridad haya señalado con el dedo a Ángel Zarrías tiene su lógica -dijo Falcón-. Es periodista, pero también un relaciones públicas. Sabe cómo funciona la mente humana. Y ahora me pregunto: ¿quién le filtró a Canal Sur los textos árabes encontrados en la caja ignífuga? O mejor dicho, ¿quién no necesitó que se los filtraran, pues ya los tenía en su poder? ¿Y quién comenzó a hablar del MILA? ¿Quién mandó el texto de Abdulá Azzam al ABC de Madrid desde Sevilla?
– ¿Adonde quiere llegar? -dijo Elvira-. Si fueron ellos quienes colocaron los ejemplares del Corán, el pasamontañas y el fajín, ¿fue porque estaban al corriente del hexógeno?
– No lo creo -dijo Falcón-. Creo que la idea original era tan sólo atentar contra la mezquita y la gente que había dentro. Les estaba llegando información de Miguel Botín, a través de Ricardo Gamero, de que algo se estaba cociendo. El CGI vio frustrado su intento de obtener autorización para poner micrófonos. Gamero encontró otra manera, o mejor dicho, Zarrías le reveló otra manera de controlar lo que ocurría: que vendedores de Informaticalidad vigilaran la mezquita. En cuanto vieron que Hammad y Saoudi habían iniciado unos siniestros preparativos, decidieron matarlos, y a cualquier otro desdichado que estuviera en la mezquita en ese momento, antes de que pudieran llevar a cabo el atentado que planeaban.
»Se tomó la decisión. Acabó la vigilancia. El apartamento de la calle Los Romeros volvió a alquilarse. Mientras tanto, los falsos inspectores del ayuntamiento entraron en la mezquita, colocaron un pequeño dispositivo que fundió los plomos, lo que daría acceso a los electricistas. Le dieron a Miguel Botín la tarjeta del electricista y le dijeron que se la entregara al imán. Es muy posible que Botín no formara parte de la conspiración y que Gamero le dijera que ya les habían concedido el permiso para instalar micrófonos, y que los electricistas iban a instalarlos para que el CGI pudiera vigilar la mezquita. Botín estaba presente para asegurarse de que el imán llamaba a los electricistas adecuados. Colocaron la Goma z Eco y la caja ignífuga. Todo el atentado se planeó para que pareciera que había estallado una bomba mientras la preparaban. Todo el mundo moriría, y en la caja ignífuga encontrarían el objetivo último y atroz del complot que supuestamente se tramaba.
«Sabían que Hammad y Saoudi no tramaban nada bueno, pero lo que no creo que supieran era lo poderoso que era el explosivo que guardaban en la mezquita. No creo que la detonación de cien kilos de hexógeno y la completa destrucción del bloque de pisos formaran parte del plan. Y por eso Ricardo Gamero se suicidó. No sólo porque su informador y amigo hubiera muerto, sino también porque se sentía responsable de esas muertes.
– Bien, eso devuelve la lógica a la escena del crimen -dijo Elvira-. Sin embargo, y en primer lugar, no veo a Ángel Zarrías como el único autor y cerebro de esta conspiración. Y en segundo, no sé cómo demonios va a probar nada de eso para que se aguante delante de un tribunal.
– El problema es que, si este escenario es el correcto, no puedo ir a hablar con Ángel Zarrías y enseñarle mis cartas, porque las únicas que tengo son que sé que fue la última persona que habló con Gamero cara a cara, y el impacto que puede causarle que hayamos identificado a Tateb Hassani.
– Tiene que encontrar cuál era el siguiente eslabón en la cadena después de Ángel Zarrías -dijo Del Rey-. Ese hombre es periodista y relaciones públicas. ¿Con quién ha estado vinculado como relaciones públicas?
– Gracias a esas vinculaciones fue como lo encontré -dijo Faltón-. Estaba seguro de que esa gente de Informaticalidad no actuaba sola. Supuse que recibían órdenes de la empresa matriz. Me fijé en Horizonte, y ahí fue donde me topé con sus banqueros: Banco Omni. Y…
– ¿Y?
– Jesús Alarcón había trabajado para Banco Omni -dijo Falcón, a medida que se le ocurrían más cosas-. Fue propuesto como candidato político por un viejo amigo de Ángel Zarrías, el director ejecutivo de Banco Omni, Lucrecio Arenas.
– ¿Candidato de qué? -preguntó Del Rey.
– Es el nuevo líder de Fuerza Andalucía.
– Pero en la política regional Fuerza Andalucía no pinta nada -dijo Elvira-. Las encuestas le dan el cuatro por ciento de los votos, con suerte.
– Después de que Jesús Alarcón apareciera en la tele con Fernando Alanis las encuestas le daban un catorce por ciento -dijo Falcón-. Zarrías estaba entusiasmado. Dice que la labor de relaciones públicas que hace para Fuerza Andalucía es su hobby, pero yo creo que se trata de algo más. Busca compartir el poder con el Partido Popular porque, por una vez en la vida política, quiere tener la capacidad de cambiar las cosas. Creo que quiere colocar a Jesús Alarcón en una posición en la que pueda disputarle el liderazgo al Partido Popular. No creo exagerar si afirmo que es a Jesús Alarcón lo que Karl Rove a George Bush.
– Entonces, ¿quién es el siguiente eslabón de la cadena? -preguntó Del Rey.
– Tateb Hassani se alojaba en alguna parte mientras trabajaba en la operación, y probablemente fue allí donde lo mataron -dijo Falcón-. Supuse que sería en alguna casa cerca del contenedor donde lo echaron. Los contenedores estaban en un callejón sin salida que da a una calle tranquila, lo que implicaba que lo conocían. Ahora me doy cuenta de que era Ángel Zarrías quien lo conocía, pues vive cerca, en la plaza Cristo de Burgos. Pero creo que la casa donde Tateb Hassani se alojó fue la sede de Fuerza Andalucía, que pertenece a Eduardo Rivero, en la calle Castelar.
– ¿Tiene jardín? -preguntó Ramírez-. ¿Con seto?
– Hay una especie de jardín entre la parte de delante de la casa, donde Rivero tiene su oficina, y la de atrás, que es la residencia familiar. Una vez fui allí a una fiesta con Ángel y Manuela, pero estaba oscuro y yo no buscaba setos. Ahora necesitamos a alguien que viera a Tateb Hassani entrar en esa casa, y eso nos dará el siguiente eslabón en la cadena.
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