Laura Lippman - Lo que los muertos saben

Здесь есть возможность читать онлайн «Laura Lippman - Lo que los muertos saben» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Lo que los muertos saben: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Lo que los muertos saben»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hay preguntas que sólo los muertos podrían responder…
En 1975, dos hermanas, de once y quince años, desaparecieron en un centro comercial. Nunca fueron encontradas, y cientos de preguntas quedaron sin respuesta: ¿cómo pudieron secuestrar a dos niñas?, ¿quién o qué consiguió atraerlas fuera del centro sin dejar rastro? Treinta años después, una extraña mujer que se ha visto envuelta en un accidente de tráfico asegura ser una de las niñas. Pero su confesión y las posteriores evasivas con que responde a los investigadores sólo profundizan el misterio. ¿Dónde ha estado todos estos años?

Lo que los muertos saben — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Lo que los muertos saben», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Sí, claro… ¿Crees que la persona del accidente anterior, o el empleado municipal que no limpió del todo la carretera, crees que a ellos se les habrá ocurrido relacionar sus propios errores con el accidente ocurrido después en ese mismo sitio? No, jamás en la vida. La culpa recae en quien recae, tanto si es justo como si no lo es.

Heather había estado a punto de soltar una confidencia, pero la conversación las había llevado lejos de allí. Kay dudó si tratar de llevarla de regreso a ese punto. No era por fisgar, de eso estaba segura en esta ocasión. Sólo que pensaba que, si Heather tenía un aliado al que no guiara ninguna clase de interés, ése era ella. Porque para la policía, o Gloria incluso… esa mujer sólo era para ellos un asunto más, un caso entre otros muchos casos. A Kay, en cambio, no le importaba en lo más mínimo saber cuál era su identidad actual, ni pretendía resolver el misterio de su desaparición.

– Sí podemos. Las personas podemos tener secretos -dijo, recordando la frase del comienzo-. Puedes contarme cosas, y no las repetiré ante nadie. No lo haré a no ser que callar suponga que te harías daño o que le haría daño a otra persona.

De nuevo, una media sonrisa.

– Todos buscamos escapatorias.

– Me refiero a principios éticos.

– Muy bien, mi secreto es éste: en cuanto volví a vivir por mi cuenta traté de encontrar a mis padres, y lo hice durante años. Fue fácil localizar a mi padre, aún estaba en nuestra vieja casa. Me dijeron que ya no vivía allí, pero no era cierto. En cambio, mi madre… no pude localizarla. Mejor dicho, encontré su pista pero la volví a perder, hace dieciséis años, más o menos. Y entonces supuse que había fallecido, aunque no llegué a investigar a fondo, no me esforcé hasta el límite, no hice todo lo que podía hacer. Pensar que había muerto me proporcionaba un tipo de alivio extrañísimo, y es que había acabado creyéndome lo que me decían, que a ella le daba igual, que no querría verme.

– ¿Cómo pudiste creer una cosa así?

Respondió encogiéndose de hombros de la misma manera que lo habría hecho una adolescente, como Grace, la hija de Kay.

– Y en lo que se refiere a mi padre… -dijo, sin tomarse la molestia de responder la pregunta de Kay-. Bueno. No quiero entrar en demasiados detalles. Un día supe que ya no estaba en la misma dirección de siempre, y me resultaba imposible imaginar que se había ido a vivir a otro lado. Fue allá por 1990, más o menos. A sus cincuenta y tantos años. Me revolvió las tripas, porque supe que tenía que haber muerto por culpa de un cáncer o algo del corazón. Por eso he vivido calculando que no cumpliré más allá de los cincuenta y tantos. Y ahora, al oír que mi madre está viva, me cuesta mucho creerlo. Hace tanto tiempo que para mí estaba muerta… Y aunque me gustaría mucho verla, también me da miedo. Porque no será la persona que he recordado durante todos estos años, ni yo seré la persona que ella recuerda.

– ¿Has mirado alguna vez…? Ay, perdona, no debería preguntarte eso…

– Pregunta lo que sea.

– ¿Has mirado alguna vez esos dibujos que se encuentran por Internet? ¿Esos en los que tratan de mostrar el aspecto que tendría cada persona al ir envejeciendo?

Esta vez la sonrisa de Heather no era irónica, sino auténtica.

– Da mucha cosa, ¿verdad? Da repelús que acierten tanto, a veces. Aunque en muchos casos sería distinto. Hay gente que engorda… ¡Ay, disculpa!

De no haber sido por las excusas, Kay no habría pensado que la frase podía tener que ver con ella. Era una de las diversas ocasiones en las que había notado esa falta infantil de tacto por parte de Heather.

– Oye -dijo Heather, que ya había olvidado su metedura de pata-, me imagino que no ganas mucho dinero, pero ¿no podrías alojarme en un motel, alguno de esos de cadenas baratas? El Quality Inn de la Ruta 40 puede que haya desaparecido, pero seguro que habrá algo así. Dales tu tarjeta de crédito, y confiemos en que todo este asunto se resuelva pronto. Te devolveré tu dinero. A lo mejor, mi madre te lo podría devolver enseguida.

La sola idea le parecía divertida a Heather.

– Lo siento mucho -dijo Kay-, pero mis hijos y yo apenas si llegamos a fin de mes. Y no sería correcto. No soy más que una asistente social. Hay fronteras que no debo cruzar.

– Bueno, de hecho no eres mi asistente social. Lo único que hiciste fue ayudarme a encontrar a Gloria. Ya veremos cómo evolucionan las cosas en ese sentido.

– ¿Qué ocurre, no te gusta Gloria?

– No es que me guste o me deje de gustar, sólo que no estoy segura de que su interés personal y el mío coincidan plenamente. Y puestos a elegir entre el suyo y el mío, ¿cuál crees tú que ella elegiría?

– El interés de su cliente. Gloria es bastante peculiar, lo admito, y le encanta todo lo que redunde en publicidad a su favor. Pero estará de tu lado. Al menos si no le mientes.

De nuevo el golpecito de los dos dedos contra los labios sellados. Kay recordó una cosa que hacían los niños cuando jugaban a indios hacía muchos años, bailando y dándose golpecitos como aquel de Heather encima de los labios para marcar el ritmo. Kay se preguntó si los niños jugaban aún de aquella manera, o si la especial sensibilidad por las minorías les había hecho abandonar últimamente esa clase de juegos. Con los años, había iconos culturales que acababan desapareciendo. Ya no jugaba nadie a cavernícolas, ni los chicos andaban arrastrando a sus mujeres por la cabellera. Y nadie sentía nostalgia de aquellos tiempos. ¿Todavía mantenían inacabables discusiones Andy Capp y su esposa Fio en las tiras de dibujos? Llevaba años sin echar ni siquiera una ojeada a las páginas de dibujos en los diarios.

– Venga, Kay, tiene que haber una solución.

– ¿Y si me llevo a mi casa al gato que vive aquí?

– No serviría de nada. La casa está llena de pelo y olor de gato. ¿Qué te parece si tú y tus hijos os venís aquí, y yo me alojo en vuestra casa?

Heather lo propuso de una manera tan aparentemente sensata que Kay se quedó perpleja y desarmada. Ni le pareció una rareza ni pensó que trataba de imponerle esa solución. A Kay no le gustaba andar lanzando términos clínicos por ahí, pero Heather tenía una actitud muy narcisista. Tal vez, sin embargo, era parte esencial de su capacidad de supervivencia.

– Seth y Grace no lo aceptarían. Como la mayor parte de los críos, adoran la rutina. Aunque…

Kay sabía que estaba caminando por la cuerda floja. Que se estaba metiendo en camisa de once varas y que lo que hiciera podía suponer un riesgo serio para su empleo. Pero terminó tirándose de cabeza:

– Tenemos una habitación pequeña, encima del garaje. No tiene calefacción ni aire acondicionado, pero en esta época del año eso no ha de ser ningún problema. Pondremos una estufa eléctrica. Había sido utilizada como despacho, pero hay un catre y un baño pequeño con ducha. Podrías vivir allí unos días, hasta que llegue tu madre.

Kay había pensado que sería cuestión de uno o dos días como máximo. Y, oficialmente al menos, no se le había asignado encargarse de Heather como asistente social. Sería hacerle un favor a Gloria. Además, no podía permitir a la policía que encerrasen a Heather. Para una mujer que había pasado toda la adolescencia como una prisionera, la cárcel podía tener efectos devastadores.

– ¿Crees que es rica?

– ¿Quién?

– Mi madre. Nunca lo fuimos, más bien al contrario, pero dicen que vive en México, eso suena a gente de dinero. A lo mejor resulta que soy una rica heredera. Siempre quise saber qué había ocurrido con la tienda y la casa de mi padre, al morir él. A veces leía los listados de propiedades de cuyos herederos no se tiene noticia. Cuentas bancarias y cajas de seguridad que nadie sabe de quién son… Pero mi nombre no salía nunca. Supongo que papá no me puso en su testamento, al fin y al cabo todo el mundo creía que yo había muerto. Tampoco sé qué pasó con los ahorros que había guardado para cuando nos enviaran a la universidad. No había mucho dinero, de todos modos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Lo que los muertos saben»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Lo que los muertos saben» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Lo que los muertos saben»

Обсуждение, отзывы о книге «Lo que los muertos saben» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x