Laura Lippman - Lo que los muertos saben

Здесь есть возможность читать онлайн «Laura Lippman - Lo que los muertos saben» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Lo que los muertos saben: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Lo que los muertos saben»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hay preguntas que sólo los muertos podrían responder…
En 1975, dos hermanas, de once y quince años, desaparecieron en un centro comercial. Nunca fueron encontradas, y cientos de preguntas quedaron sin respuesta: ¿cómo pudieron secuestrar a dos niñas?, ¿quién o qué consiguió atraerlas fuera del centro sin dejar rastro? Treinta años después, una extraña mujer que se ha visto envuelta en un accidente de tráfico asegura ser una de las niñas. Pero su confesión y las posteriores evasivas con que responde a los investigadores sólo profundizan el misterio. ¿Dónde ha estado todos estos años?

Lo que los muertos saben — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Lo que los muertos saben», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿O los amigos y parientes?

– De eso no tengo.

– Sabe, sin embargo, que estamos tratando de localizar en México a Miriam, su madre.

– ¿Está seguro de que vive? Porque… -Se calló de golpe.

– ¿Porque qué…? ¿Porque usted cree que murió? ¿Porque usted contaba con que hubiese fallecido?

– ¿Por qué no me llama usted por mi nombre cuando habla conmigo?

– ¿Cómo?

– Gloria me llama Heather. Y Kay también. Usted no usa ningún nombre cuando habla conmigo. Acaba de pronunciar el nombre de mi madre, ahora mismo, pero el mío, jamás. ¿No me cree?

Esa mujer escuchaba bien, mucho mejor que la mayoría. Había que estar muy atento para haber captado ese nombre pronunciado por él, y para notar que había otro que no pronunciaba nunca. Porque esa mujer tenía razón, no la llamaba Heather ni pensaba hacerlo. Lisa y llanamente, Infante no la creía, le había puesto la etiqueta de mentirosa desde el primer momento.

– Mire, no es problema de que alguien te caiga bien ni de que yo confíe o deje de confiar. Me gusta trabajar a partir de datos comprobados. Las cosas se pueden verificar, y no me ha dado usted ningún dato comprobado. ¿Por qué está tan segura de que su madre falleció?

– Falleció más o menos al cumplir yo los dieciocho años…

– ¿En qué año fue eso?

– En 1981, el tres de abril. Por favor, señor inspector, sé muy bien mi fecha de nacimiento. Lo cual es casi un milagro, teniendo en cuenta cuántas fechas de nacimiento he tenido que tener a lo largo de mi vida.

– La fecha de nacimiento de Heather Bethany puede encontrarse a través de Internet. Las noticias del momento mencionaban esa fecha. Todo el mundo sabe que a Heather le faltaban unos días solamente para su cumplir los doce años cuando desapareció.

La mujer no se tomaba nunca la molestia de responder las cosas que no quería responder, una prueba más de su astucia.

– Fuera como fuese, más o menos por la época en que cumplí los dieciocho años, me encontré de repente sola. Me dejaron ir, me metieron en un autocar, me dieron unos preciosos regalos de despedida, y me dijeron «sayonara».

– ¿Dice que ese hombre la dejó libre, por las buenas? ¿Que el hombre la retuvo durante seis años y luego le dijo adiós, como si no le diera miedo adonde pudiera ir usted, ni qué iba a contar por ahí?

– Me estuvo diciendo cada día de mi vida que mis padres no me querían, que no me buscaba nadie, que no me quedaba familia a la que regresar, que mis padres se habían separado y alejado de la casa familiar. Terminé creyéndolo todo.

– En cualquier caso, ¿qué fue lo que pasó al cumplir usted los dieciocho? ¿Por qué la dejó ir?

– Yo no le interesaba ya -dijo ella encogiéndose de hombros-. Con el paso del tiempo, yo era cada vez menos maleable. Seguía manteniendo su dominio sobre mí con mano férrea, pero yo empezaba a darle mordiscos a esa mano, exigía cosas. Llegó el momento de dejar que me las apañara sola. Subí a un autocar…

– ¿En qué ciudad?

– Es pronto para decirlo. No voy a contarle dónde empezó todo. Pero me bajé en Chicago. Era abril y aún hacía muchísimo frío. Yo no sabía que abril pudiera ser un mes tan invernal. Ese día habían organizado en el centro de la ciudad un gran desfile de bienvenida para unos astronautas que acababan de regresar del espacio tras una larga estancia. Salí de la estación de autobuses, me fui hacia el centro y me encontré con el final de aquel desfile. Me había perdido lo más interesante. Me quedaba sólo la basura.

– Es una anécdota muy bonita, sin duda. ¿Es verdad, o sólo una metáfora?

– Qué listo es usted. -En labios de ella, era a la vez un piropo y un insulto.

– ¿Qué pasa, que los polis han de ser todos unos tontos?

– No, sorprende que sea listo porque es guapo. -Infante se sonrojó, cosa que le produjo un enfado notable. Y no era la primera vez en que una mujer se lo decía-. Estas cosas funcionan en las dos direcciones. Los hombres creen que las mujeres guapas son tontas, pero también las mujeres piensan eso mismo de cierto tipo de hombres. Una de las cosas peores que puede hacer una mujer es buscarse un novio más guapo que ella. Inspector Infante, usted no podría nunca ser mi novio.

Durante todo este largo diálogo Gloria Bustamante había permanecido tan quieta y callada como una gárgola de piedra, pero en ese momento carraspeó sonoramente, y su tosecilla llenó el tenso silencio que se había producido. Este giro de la conversación había resultado más violento para ella que para Infante.

– Heather ha decidido darte algo -dijo Gloria-. Un dato o algo así, algo que puedes comprobar y que servirá para demostrar de manera bastante irrebatible la autenticidad de todo lo que dice.

– Más sencillo no puede ser. Que haga una declaración formal -repuso Infante-. Fechas, lugares. Nombres. El nombre de la persona que las secuestró, a ella y a su hermana. Vivió con ese hombre seis putos años, imagino que al menos sabrá cómo se llamaba.

La mujer de la cama del hospital -Infante ya no sabía cómo llamarla- pegó un brinco, con los ojos inflamados de furia.

– ¿Un dato o algo así? ¿A qué viene esa manera de expresarse? No entiendo bien eso de que las palabras pierdan sentido y las frases puedan torcer su significado original. Lo que voy a darle es un dato.

– Lo celebro. No he venido aquí a que hablemos de lingüística.

– Muy bien. Voy a darle lo que quiere. Subiendo por la carretera Interestatal 83, justo después de cruzar la frontera de Pennsylvania, en la primera salida de esa autopista, por la zona de Shrewsbury. En esa época la zona no estaba del todo urbanizada y puede que los nombres de las calles hayan cambiado. Pero en aquel entonces había una granja situada en lo que se llamaba Old Town Road, la pequeña carretera que llevaba de Glen Rock a Shrewsbury y subía luego hasta York. El correo de la granja iba generalmente a un apartado de correos, pero al pie del camino de entrada, junto a la carretera asfaltada, había un buzón con el número 13350. El camino hasta la casa es largo, un kilómetro y medio exactamente. La casa era de piedra y la puerta estaba pintada de un rojo muy vivo. Había un gran pajar. Y cerca del pajar estaba el huerto. Allí, al pie de un cerezo, encontrará usted la tumba de mi hermana.

– ¿Cuántos cerezos hay en ese lugar?

– Varios, y entre ellos había también unos cuantos árboles de otras especies. Manzanos y perales, y unos pocos arces para dar una nota de color. Cuando no me observaban, y a lo largo de los años, fui haciendo unas marcas en la corteza de ese cerezo. No puse las iniciales de mi hermana. Se habrían fijado. Hice un anillo de aspas en torno al tronco.

– Habla usted de algo que pasó hace treinta años. A estas alturas es probable que ese árbol haya sido talado. Que la casa haya desaparecido. La vida pasa…

– Pero los registros de propiedad permanecen. Y si investiga la dirección que le he dado, estoy convencida de que encontrará un nombre que coincidirá con el nombre de una persona que trabajó en el Departamento de Policía del Condado de Baltimore.

– Joder, ¿y por qué no me dice simplemente cómo se llamaba el cabrón que le hizo a usted todo eso?

– Quiero que me crea. Quiero que vaya a la granja, que vea el nombre de esa persona en los registros de la policía, quiero que encuentre los huesos de mi hermana. Y luego que le encuentre a él, si es que le encuentra; a estas alturas podría haber muerto. Pero cuando encuentre todo eso sabrá que lo que le digo es verdad.

– ¿Y por qué no se viene usted conmigo y me lo muestra? ¿No sería más sencillo, y más rápido? -«Te he pillado, nena, porque lo que no quieres es nada que sea sencillo ni rápido. Me gustaría saber a qué vienen tantas evasivas. Dónde está el truco.»

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Lo que los muertos saben»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Lo que los muertos saben» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Lo que los muertos saben»

Обсуждение, отзывы о книге «Lo que los muertos saben» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x