Steve Berry - Los caballeros de Salomón

Здесь есть возможность читать онлайн «Steve Berry - Los caballeros de Salomón» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los caballeros de Salomón: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los caballeros de Salomón»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La poderosa orden medieval de los templarios poseía un conocimiento secreto que amenazaba los cimientos de la Iglesia y cuya revelación podría haber cambiado el rumbo de la Historia. Condenador por herejía, fueron aniquilados en el siglo XIV, y los rastros de su colosal saber se perdieron en el abismo de la Historia. Hasta hoy. Cotton Malone, un ex agente secreto del gobierno americano, se ve envuelto en una persecución a contrarreloj por descifrar ese enigma que los templarios codificaron. Su búsqueda pone al descubierto una peligrosa conspiración religiosa capaz de cambiar el destino de la humanidad y poner en entredicho la veracidad de los Santos Evangelios.

Los caballeros de Salomón — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los caballeros de Salomón», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Su tono acerado la hirió, y tuvo que obligarse a conservar la calma.

– El día que lo enterramos, me di cuenta de lo equivocada que había estado. Pero no podía hacer que volviera.

– Aquel día sentí odio hacia ti.

– Lo sé.

– Sin embargo tú te limitaste a huir a casa y me dejaste en Francia.

– Pensé que era donde tú deseabas estar.

– Así era. Pero durante los últimos cinco años he tenido un montón de tiempo para reflexionar. El maestre fue mi guía, aunque sólo ahora me doy cuenta de lo que quería decir con muchos de sus comentarios. En el Evangelio de santo Tomás, Jesús dice: «El que no odia a su padre y a su madre como yo no puede ser mi discípulo.» Y luego dice: «El que no ama a su padre y a su madre como yo no puede ser mi discípulo.» Estoy empezando a comprender estas afirmaciones contradictorias. Yo te odiaba, madre.

– Pero ¿me amas también?

El silencio se alzó entre ellos, y eso le desgarró el corazón a la mujer.

Finalmente él dijo:

– Eres mi madre.

– Eso no es una respuesta.

– Es todo lo que vas a conseguir.

Su cara, al igual que la de Lars, era un compendio de sentimientos encontrados. Ella no insistió. Su oportunidad de exigir algo había pasado hacía mucho tiempo.

– ¿Sigues siendo la jefa del Magellan Billet? -preguntó Mark.

Ella agradeció el cambio de tono.

– Por lo que yo sé, todavía. Pero probablemente he tentado la suerte los últimos días. Cotton y yo no hemos pasado inadvertidos.

– Parece un buen hombre.

– El mejor. Yo no quería implicarle, pero él insistió. Trabajó para mí mucho tiempo.

– Es bueno tener amigos así.

– Tú tienes uno también.

– ¿Geoffrey? Es más mi oráculo que un amigo. El maestre le hizo jurar lealtad hacia mí. ¿Por qué? No lo sé.

– Te defendería con su vida. Eso está claro.

– No estoy acostumbrado a que la gente sacrifique su vida por mí.

Stephanie recordó lo que el maestre había dicho en su nota dirigida a ella, sobre que Mark no poseía la resolución para terminar sus batallas. Le contó exactamente lo que el maestre había escrito. Él escuchaba en silencio.

– ¿Qué habrías hecho si te hubieran elegido maestre? -quiso saber ella.

– Una parte de mí se alegró de haber perdido.

Ella estaba asombrada.

– ¿Por qué?

– Soy profesor de universidad, no un líder.

– Eres un hombre que está en medio de un conflicto importante. Un conflicto que otros hombres esperan ver resuelto.

– El maestre tenía razón sobre mí.

Ella le miró con no disimulada consternación.

– Tu padre se avergonzaría de oírte decir eso.

Esperó que su ira estallara, pero Mark guardó silencio, y ella pudo oír el chasquido producido por los insectos de fuera.

– Probablemente he matado a un hombre hoy -dijo Mark con un susurro-.¿Cómo se habría sentido papá por eso?

Ella había estado esperando que lo mencionara. Mark no había dicho una palabra sobre lo que había sucedido desde que salieron de Rennes.

– Cotton me lo contó. No tenías elección. Al hombre se le ofreció una opción, y decidió desafiarte.

– Vi cómo caía rodando. Es extraña esa sensación que pasa por tu cuerpo al saber que acabas de quitar una vida.

Ella esperó a que se explicara.

– Me sentía contento de que el gatillo se hubiera encallado, pues yo había sobrevivido. Pero otra parte de mí estaba abochornada porque el otro hombre no.

– La vida es una elección tras otra. Él eligió equivocadamente.

– Tú haces eso todos los días, ¿verdad? Tomar esa clase de decisiones…

– Todos los días.

– Mi corazón no es lo bastante fuerte para eso.

– ¿Y el mío sí?

La ofendía su suposición.

– Dímelo tú, madre.

– Hago mi trabajo, Mark. Aquel hombre eligió su destino; no tú.

– No. De Roquefort lo eligió. Le envió a aquel precipicio sabiendo que habría un enfrentamiento. Él hizo la elección.

– Y ése es el problema con tu orden, Mark. La lealtad ciega no es cosa buena. Ningún país, ningún ejército, ningún líder, que insistiera en semejante estupidez, ha sobrevivido jamás. Mis agentes toman sus propias decisiones.

Transcurrió un momento de tenso silencio.

– Tienes razón -murmuró él finalmente-. Papá se habría avergonzado de mí.

Ella decidió arriesgarse.

– Mark, tu padre se fue. Lleva muerto mucho tiempo. Para mí, tú lo has estado durante cinco años. Pero ahora estás aquí. ¿No hay lugar en tu interior para el perdón?

Su súplica estaba impregnada de esperanza.

Él se levantó de la silla.

– No, madre, no lo hay.

Y salió de la habitación.

Malone había buscado refugio fuera del ch âteau, bajo una sombreada pérgola cubierta de verdor. Sólo los insectos perturbaban su tranquilidad, y se dedicó a observar cómo los murciélagos revoloteaban a través del cada vez más oscuro cielo. Un poco, antes, Stephanie le había llevado aparte para contarle que una llamada suya a Atlanta, pidiendo un completo dossier sobre su anfitriona, había revelado que el nombre de Casiopea Vitt no aparecía en ninguna de las bases de datos sobre terroristas que mantenía el gobierno de Estados Unidos. Su historia personal era corriente, aunque la mujer era medio musulmana, y eso, en estos tiempos, significaba una bandera roja de alerta. Era propietaria de una corporación multinacional, con sede en París, que realizaba operaciones comerciales en muchos campos, y tenía recursos del orden de miles de millones de euros. Su padre había fundado la compañía y ella heredó el control, aunque no se implicaba mucho en sus operaciones diarias. Era también la presidenta de una fundación holandesa que trabajaba en estrecha cooperación con Naciones Unidas en la lucha internacional contra el sida y el hambre en el mundo, particularmente en África. Ningún gobierno extranjero la consideraba una amenaza.

Pero Malone no estaba seguro.

Nuevas amenazas surgían a diario, y de los lugares más extraños.

– Le veo muy ensimismado.

Levantó la mirada, descubriendo a Casiopea más allá de la pérgola. La mujer llevaba una ropa de montar negra ajustada que le sentaba muy bien.

– Pues estaba pensando en usted.

– Me siento halagada.

– Yo no lo estaría. -Malone hizo un gesto señalando su indumentaria-. Me estaba preguntando adónde iba.

– Trato de montar un poco cada mañana. Me ayuda a pensar.

Penetró en el cercado.

– Hice construir esto hace años como un tributo hacia mi madre. A ella le encantaba el aire libre.

Casiopea se sentó en un banco frente a él. Malone comprendió que había un propósito en su visita.

– Vi antes que tenía usted sus dudas sobre todo esto. ¿Es porque se niega a cuestionar su Biblia cristiana?

Malone no quería realmente hablar de ello, pero Casiopea parecía ansiosa.

– En absoluto. Es porque usted decidió cuestionar la Biblia. Parece que todo el mundo implicado en esta búsqueda tiene intereses personales. Usted, De Roquefort, Mark, Saunière, Lars, Stephanie. Hasta Geoffrey, que es un poquito raro, por decir algo, tiene sus planes.

– Deje que le diga algunas cosas y quizás verá que esto no es personal. Al menos, en mi caso.

Malone lo dudaba, pero quería oír lo que ella tenía que decir.

– ¿Sabía usted que en toda la historia sólo se han encontrado los restos de un hombre crucificado en Tierra Santa?

No lo sabía.

– La crucifixión era ajena a los judíos. Lapidaban, quemaban, decapitaban o estrangulaban para ejecutar la pena capital. La ley mosaica sólo permitía que un criminal que ya hubiera sido ejecutado colgara de un madero como un castigo adicional.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los caballeros de Salomón»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los caballeros de Salomón» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los caballeros de Salomón»

Обсуждение, отзывы о книге «Los caballeros de Salomón» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x