P. Cast - Diosa Por Derecho

Здесь есть возможность читать онлайн «P. Cast - Diosa Por Derecho» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Diosa Por Derecho: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Diosa Por Derecho»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Aunque Morrigan fue concebida en medio de una mentira, y estuvo atrapada en un árbol durante toda su gestación, su nacimiento fue verdaderamente mágico. Después de aquel comienzo, pasó
los siguientes dieciocho años de su vida como cualquier chica normal de Oklahoma. Cuando descubrió la verdad de su origen, la rabia y la pena se apoderaron de ella y la llevaron de vuelta al mundo de Partholon. Pero allí, en vez de ser respetada como hija de la encarnación de una diosa, Morrigan se sintió como una intrusa rechazada. En su desesperación por formar parte de Partholon, se enfrentará a fuerzas que no podía comprender ni controlar por entero. Y pronto empezaría a sufrir el acecho de una extraña oscuridad…

Diosa Por Derecho — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Diosa Por Derecho», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Gracias, Birkita. Te agradezco todo lo que has hecho por mí.

– Ha sido un placer.

– ¿Sabes? Tú también tienes aspecto de estar cansada. Duerme bien esta noche.

– Ahora que estáis aquí, sana y salva, me restableceré rápidamente -dijo con una sonrisa-. Volveré por la mañana.

Le dio un beso a Morrigan en la frente, y se marchó. Morrigan miró al techo.

– Ahora, no tan brillantes.

Los cristales disminuyeron su luz y crearon una penumbra muy agradable para el sueño.

– Estoy en Partholon -dijo Morrigan en voz alta, probando aquellas palabras-. Estoy en otro mundo. Y no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.

«Estás viviendo tu destino».

– ¿Adsagsona? ¿Eres tú? -preguntó Morrigan suavemente.

No hubo respuesta. Ni en su mente, ni en el aire que la rodeaba.

Ojalá estuviera allí el abuelo. Seguramente, él sabría cómo ayudarla en todo aquello. Además, le encantarían aquellas cuevas. Aquello hizo que sonriera, pero su sonrisa comenzó a temblar al darse cuenta de que su abuelo no iba a ver nunca las Cuevas de los Sidethas, sino que tampoco volvería a verla a ella.

– Y fui tan mala con él…

Su voz se quebró en un susurro, mientras toda la nostalgia y la tristeza se apoderaban de ella.

«Lo siento, abuelo. Lo siento, abuela. Por favor, perdonadme. Os quiero muchísimo… os echaré de menos siempre».

Brina maulló y le acarició la cara con la nariz. Morrigan se abrazó al lince, enterró la cara en su pelaje suave y lloró hasta quedarse dormida.

Capítulo 5

El sueño de Morrigan fue oscuro, frío. No era la oscuridad relajante de una cueva, sino una negrura helada y opresora que le producía sueños de estar enterrada en vida. Intentó convencerse de que sólo era un sueño, y de que iba a despertar. Sin embargo, era una de aquellas pesadillas de las que uno no puede salir.

Morrigan no podía liberarse de aquella sensación sofocante. Y en aquella negrura las voces de su mente se sucedían y se entremezclaban. Primero, la risa de una mujer, baja y burlona, y su voz orgullosa ordenándole con altivez que la eligiera. Después, un hombre que proclamaba con arrogancia que Morrigan era suya. Después, una voz femenina, más distante, diciéndole que fuera sabia, fuerte. Y, finalmente, otra voz de mujer, aquélla no tan lejana, pero no menos enigmática, diciéndole que confiara en sí misma.

Morrigan luchó contra aquella oscuridad opresora. ¿Que confiara en sí misma? ¿Cómo? No conocía aquel mundo. No entendía nada de dioses y diosas antiguos. No sabía cómo hacer uso de los poderes mágicos. La oscuridad la oprimía más y más, como si estuvieran echándole tierra encima con una excavadora. «¡Estoy viva! ¡No me enterréis!». Le latía el corazón tan frenéticamente que sentía dolor en el pecho, y no podía respirar.

Finalmente, Morrigan se despertó gritando, sudorosa.

Brina estaba a su lado, mirándola con la cabeza ladeada y una expresión de interés felino. Morrigan se incorporó y se frotó los ojos, y por impulso, apoyó la mano en la pared y murmuró:

– Más luz, por favor.

Los cristales colgantes del techo se iluminaron al instante y acabaron con la oscuridad de la pesadilla. Morrigan estaba empezando a darse cuenta de que tenía mucha hambre, y de que tenía que ir al baño. En aquel momento, oyó la voz de Birkita desde el otro lado de la entrada.

– Mi señora, ¿os habéis despertado?

– ¡Sí! Estoy despierta -respondió Morrigan alegremente. Estaba decidida a no permitir que una estúpida pesadilla le estropeara el día.

Birkita entró en la habitación sonriendo e hizo una reverencia.

– Buenos días, Portadora de la Luz.

Morrigan sonrió e inclinó la cabeza.

– Buenos días, Birkita.

El hecho de ver la cara familiar de su abuela a primera hora de la mañana fue tan normal que la reconfortó y la ayudó a calmar el dolor por la ausencia de sus abuelos. Y hablando de la ausencia de alguien, no había ni rastro de Brina.

– ¿Adónde ha ido el lince?

Birkita miró a su alrededor y se encogió de hombros.

– Supongo que ha ido a cazar, pero no os preocupéis. Brina siempre está presente durante nuestros rituales.

– Ah, bueno -dijo Morrigan.

– Hoy tenemos mucho que hacer. Hemos recibido la noticia de que el Maestro de la Piedra y el Maestro Escultor llegarán al final de la jornada. Uno de los territorios más ricos está pensando en hacer un encargo para un nuevo templo. Sea cual sea la razón, la visita del Maestro Kai siempre es un acontecimiento importante, y en esta ocasión, además, vendrá acompañado por el Maestro Escultor, Kegan. Y el mismo día del ritual de la luna nueva. El reino estará muy ocupado…

Birkita continuó parloteando y quejándose del poco tiempo que tenían para prepararlo todo de una manera que a Morrigan le recordó por completo a su abuela, mientras la llevaba hacia el tocador y comenzaba a peinarle, de manera experta, la larga melena caoba.

Cuando, por fin, Birkita paró para tomar aire, Morrigan dijo:

– Eh… tengo que ir al baño.

– ¡Por supuesto! ¿En qué estaba pensando? Pasad a vuestros baños mientras yo arreglo las cosas aquí.

– Birkita -dijo Morrigan, y la tomó de la mano-. Yo puedo hacerme la cama y limpiar mi habitación. Tú eres una Sacerdotisa, no una mujer de la limpieza. No tienes por qué recoger mis cosas.

– Oh, en eso os equivocáis, mi señora. Es mi deber ocuparme de la Elegida. Algún día, vos haréis lo mismo por vuestra joven sustituta. Así, mostramos nuestro respeto y nuestro agradecimiento a Adsagsona. Me quedaré a vuestro lado hasta que os sintáis totalmente cómoda en vuestra posición de Suma Sacerdotisa.

– Bueno, me alegro de que vayas a estar a mi lado, pero quiero que te relajes y que descanses. Yo sé cuidar de mí misma.

– No os preocupéis. A mí me gusta hacerlo. Ahora, pasad a los baños.

«Exactamente igual que la abuela», pensó Morrigan mientras salía de la habitación. Birkita le dijo:

– Pero no os bañéis todavía. Debéis ser aseada y ungida de manera correcta para el ritual.

– De acuerdo -dijo Morrigan.

Apartó la cortina que marcaba la separación entre su dormitorio y el túnel que conducía a Usgaran. Al entrar en los baños, no encontró la sala rudimentaria que esperaba; por el contrario, era una sala enorme con utensilios modernos. Estaba iluminada con un par de pilares de un líquido inflamable. En la pared había anaqueles de piedra que acogían toallas esponjosas y preciosos frascos de jabón y perfume. Había un hueco bastante grande excavado en el suelo, y junto a él, un grifo y un asidero. Morrigan levantó el asidero, y al instante comenzó a salir agua clara y caliente del grifo hacia la bañera de piedra.

– Qué genial… -susurró.

Explorando más, encontró, al fondo de la sala, el servicio, y se entusiasmó al ver que había huecos también excavados en la piedra, por los que fluía agua constantemente. No resultaba en absoluto desagradable.

– Vaya -murmuró mientras se lavaba las manos-. ¿Quién ha dicho que los cavernícolas no pueden vivir bien?

Cuando volvió a su habitación, Birkita ya le había hecho la cama, y había dispuesto sobre ella un vestido de lino blanco, del color del cielo, con unas zapatillas a juego.

– Me muero de hambre, y no me siento ni la mitad de cansada que ayer -dijo, mientras Birkita la ayudaba a envolverse en aquella complicada prenda. Cuando dispuso el último pliegue, lo sujetó con un broche de plata muy bonito.

– Me alegro de que hayáis recuperado fuerzas, pero siento recordaros que no podéis desayunar todavía. Debéis guardar ayuno hasta el ritual.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Diosa Por Derecho»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Diosa Por Derecho» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Diosa Por Derecho»

Обсуждение, отзывы о книге «Diosa Por Derecho» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x