José Santos - El códice 632

Здесь есть возможность читать онлайн «José Santos - El códice 632» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El códice 632: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El códice 632»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Tomás Noroña, profesor de Historia de la Universidad Nova de Lisboa y perito en criptología y lenguas antiguas, es contratado para descifrar una cifra misteriosa.
Los conocimientos y la imaginación de Tomás lo llevarán a una espiral de intrigas, en dónde inesperadamente se topará que con un secreto guardado durante muchos siglos: la verdadera identidad de Cristóbal Colón.
Basada en documentos históricos genuinos, El códice 632 nos transporta a un viaje por el tiempo, una aventura repleta de enigmas y mitos, secretos encubiertos y pistas misteriosas, falsas apariencias y hechos silenciados, un auténtico juego de espejos donde la ilusión se disfraza de realidad, para disimular la verdad.

El códice 632 — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El códice 632», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Y?

– ¿No se da cuenta del enorme problema que eso plantea (-Agitó la copia en la mano-. Mi estimado Nelson, recuerde que la documentación notarial refiere que el tejedor de seda Cristoforo Colombo no llegó a Portugal hasta 1476. ¿Cómo hubiera sido posible que Toscanelli le escribiera a Colón a Lisboa, recibiendo y enviando cartas, si él hubiese desembarcado en la ciudad sólo dos años después?

– ¿No habrá ahí algún error?

– No hay ningún error. La presencia del navegante en Lisboa en 1474 aparece confirmada en otra fuente. El historiador Bartolomé de las Casas, reproduciendo un encuentro entre Colón y el rey Fernando, en Segovia, en mayo de 1501, citó afirmaciones del Almirante acerca de los catorce años que pasó intentando convencer a la Corona portuguesa de que apoyase su proyecto. Ahora bien, considerando que Colón abandonó Portugal en 1484, si a 1484 le quitamos catorce obtenemos… -garrapateó las cuentas en la libreta-, obtenemos 1470. -Miró al estadounidense-. Por tanto, si De las Casas es correcto en este detalle, Colón estaría incuestionablemente en Lisboa en 1470. Cuatro años después, en 1474, recibió en la capital portuguesa la carta de Toscanelli. Pero ¿cómo es posible tal cosa si, de acuerdo con los documentos notariales genoveses, él, en ese momento, aún no había llegado a Portugal, pues el traslado se produciría en 1476?

– Pues…, bien…, es un detalle…

– Nelson, éste, y al contrario de lo que pueda parecer, no es un detalle menor, una cosa sin importancia, sino un problema muy, pero que muy grande. Tan grande que los historiadores se pasaron todo el siglo xix debatiendo estas extrañas discrepancias, incapaces de ponerse de acuerdo con respecto a una cuestión aparentemente tan simple como la de determinar la fecha de la llegada de Cristóbal Colón a Portugal. Y esto porque durante algunos años hubo dos Colón que coexistían en el tiempo. Un Colombo en Génova tejiendo seda, el otro Colom en Lisboa intentando convencer al rey portugués de ir hacia la India por el oeste y escribiéndose con Toscanelli, que lo consideraba portugués.

Moliarti se movió, incómodo, en el banco de piedra.

– Pues…, bien…, adelante. ¿Cuál es el cuarto problema?

– La carta de Toscanelli está escrita en latín.

– ¿Ah, sí? ¿Y?

– Nelson -lo interpeló Tomás, como si estuviese explicando algo a un niño-. Toscanelli era italiano y Colón supuestamente también. Siendo ambos italianos, sería normal que se escribiesen en toscano, la lengua hablada entre italianos de ciudades diferentes, y no en una lengua muerta, ¿no?

– Es aceptable. Pero no era imposible que dos italianos se escribiesen en aquella época en latín: ambos venían de ciudades diferentes y, siendo eruditos, el latín era una forma de revelar su erudición.

– ¿Cristoforo Colombo era un erudito? -preguntó con una sonrisa Tomás-. Y yo que creía que no era más que un tejedor de seda sin instrucción…

– Bueno… -titubeó Moliarti-. Habrá aprendido en algún sitio, sin duda.

– Es posible, Nelson, es posible. Pero recuerde que, en aquel tiempo, las clases más bajas no tenían fácil acceso a la educación. Si aún hoy es difícil, imagínese en el siglo xv…

– Pudo haber conseguido un protector.

– ¿Un protector?

– Sí, alguien que le pagase los estudios.

– Pero ¿cómo es posible si el nombre de Cristoforo Colombo no consta en la lista de los alumnos de las escuelas de Génova de aquella época?

– Pues…, tal vez fue a otras escuelas…, o…, o le consiguieron un tutor…

– ¿Otras escuelas? ¿Un tutor? -Tomás se rio-. Tal vez, quién sabe. Permítame, no obstante, que llame su atención sobre el hecho de que no fue sólo con Toscanelli con quien Colón, supuestamente italiano, no se escribió en una lengua italiana viva. La verdad es que Colón casi nunca escribió nada en italiano.

– ¿Qué quiere decir con eso?

– Lo que quiero decir es que Colón, por lo visto, era un italiano que no escribía en italiano. Su correspondencia era toda en castellano o en latín.

– Bien…, pues… supongo que eso es natural. Segura mente sus interlocutores españoles, como los Reyes Católicos, no entendían italiano…

– Nelson -cortó Tomás con un tono pausado, pero afirmativo-. El italiano Cristóbal Colón no escribió ni una sola vez en italiano cuando mantuvo correspondencia con italianos. Ni una sola vez.

El estadounidense esbozó una expresión interrogativa.

– No lo creo.

– Pues puede creerlo. -El profesor sacó fotocopias de cartas manuscritas-. ¿Lo ve? -Mostró un folio-. Esta es una copia de una carta de Colón a Nicolo Oderigo, embajador de Génova en España, fechada el 21 de marzo de 1502. Está archivada en el Palazzo Municipale de Génova. Es la carta de un presunto genovés a otro genovés. Pues, fíjese bien, está escrita en cas-te-lla-no -deletreó la palabra sílaba a sílaba, para enfatizarla y cogió otra fotocopia-. En esta otra carta, para el mismo Oderigo, también en castellano, Colón llega a pedirle a su interlocutor genovés que traduzca la misiva a otro genovés, un tal Giovanni Luigi. -Miró a un Moliarti boquiabierto-. Convengamos en que esto es extraño, ¿no? No sólo Colón le escribe a un genovés en castellano, sino que, consciente de que un segundo destinatario genovés no sabe castellano, en vez de redactar la carta en italiano o en el dialecto genovés para que lo comprenda inmediatamente ese segundo destinatario, le pide a Oderigo que le traduzca la carta. Es extraordinario, ¿no le parece? Sobre todo si consideramos que Colón era, supuestamente, genovés. -Una fotocopia más-. Esta es una de las cartas dirigidas a otro destinatario genovés, en este caso una institución bancaria, el Ufficio di San Giorgio. La misiva también está escrita en castellano. -Sonrió-. O sea, que tenemos aquí a un genovés que vivió en Génova hasta los veinticuatro años de edad, pero que no escribió una línea en italiano o en el dialecto genovés en las cartas dirigidas a sus interlocutores genoveses. -Una última fotocopia-. Y ésta es una carta a otro italiano, el sacerdote Gaspar Gorricio. Una vez más, sorpresa, sorpresa, en castellano. Y, no se olvide, además está la carta que le habrá enviado a Toscanelli. Esa carta desapareció, pero, por la respuesta de Toscanelli, domina la idea de que Colón le escribió en portugués o en latín. En resumidas cuentas, estamos frente.1 una correspondencia mantenida con cinco interlocutores italianos, de los cuales tres son genoveses, siempre en lenguas que no son el italiano ni el dialecto genovés. Curioso, ¿no?

– No entiendo, Tom. A fin de cuentas, usted mismo me dijo que creía que Colón no era español…

– No lo creía ni lo creo.

– Y, no obstante, me está diciendo que sólo escribía en cas- l el laño o en latín.

– Es verdad, eso he dicho.

– Entonces, si hablaba castellano y no era español, ¿adonde quiere llegar? Que yo sepa, en Portugal no se hablaba castellano…

– Pues no.

– ¿Entonces en qué quedamos?

– Es que aún no le he contado todo.

– Ah, vale.

– Permítame que le aclare una cuestión previa -dijo Tomás-. Los documentos personales de Cristóbal Colón se perdieron en el tiempo. Cuando su hijo portugués, Diogo Colom, murió, la correspondencia del Almirante pasó a manos de la mujer de Diogo, Maria, y de su hijo, Luís, que se lo llevaron todo a las Antillas. Después de la muerte de éstos, la correspondencia regresó a España y fue entregada a los monjes de Las Cuevas. Después, una querella jurídica los dividió entre Muño Colón y la familia del duque de Alba. Parte de los documentos pasaron posteriormente al segundo duque de Veragua, descendiente del Almirante. En ese momento, ya sólo quedaban algunas cartas de Colón a Diogo. -Levantó la mano izquierda-. Preste atención a lo que voy a decirle ahora, Nelson, porque es importante. En todo este proceso desaparecieron casi todos los documentos. El propio diario de Colón no fue conservado, y de él sólo nos queda una copia manuscrita, descubierta en el siglo xix, que «se supone» fue hecha por Bartolomé de las Casas. Claro que, en medio de toda esta confusión, aparecieron muchas falsificaciones. En algunos casos, los falsificadores se limitaron a alterar pequeños detalles del texto, destinados a reforzar sus tesis, y probablemente destruyeron los originales que las habrían desmentido. En otros inventaron completamente los documentos. En ciertas situaciones, eso ocurrió para apropiarse de la nacionalidad de Colón. En otras, fue simplemente para hacer dinero. He hablado con expertos en manuscritos auto grafos, habituados a adquirir cartas raras en subastas, que me revelaron que, si llegase a aparecer una carta manuscrita de Colón y se tuviera la certidumbre de que es auténtica, costana cerca de medio millón de dólares. Solamente el precio sería mayor, me dijeron esos expertos, medio en broma, medio en serio, si apareciese una carta firmada por el propio Jesucristo, fíjese. Como debe imaginar, estas cifras astronómicas alentaron, y de qué manera, las falsificaciones.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El códice 632»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El códice 632» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jose dos Santos - La Formule de Dieu
Jose dos Santos
Steven Santos - The Culling
Steven Santos
José Santos - La Amante Francesa
José Santos
José Santos - El séptimo sello
José Santos
Alberto S. Santos - La profecía de Estambul
Alberto S. Santos
Álvaro Santos Iglesias - Momentos twitter
Álvaro Santos Iglesias
Diego Vianna dos Santos - LOGRÁ LA FLUIDEZ EN SOLO 8 MESES
Diego Vianna dos Santos
José Luis Borrero González - Operación Códice Áureo
José Luis Borrero González
Flavia Dos Santos - Deseo
Flavia Dos Santos
libcat.ru: книга без обложки
José Rivera Ramírez
Barbara McCauley - Secret Baby Santos
Barbara McCauley
Отзывы о книге «El códice 632»

Обсуждение, отзывы о книге «El códice 632» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x