– Lo buscaremos -dijo Rebus, recordando las palabras de Cafferty en el jardín del tanatorio: «Sin cadáver no hay crimen».
Cafferty se encogió de hombros.
– Hágalo. Y presente su propia ropa como prueba porque quizá haya en ella sangre de él mezclada con la suya. A ver si al final va a resultar que quien tiene que dar explicaciones es usted… Yo no me moví de aquí en toda la noche -añadió haciendo un gesto con el brazo-. Pregunte. Hubo una fiesta de la hostia y fue una velada cojonuda. La próxima Nochevieja… ¿quién sabe dónde estaremos? Ya tendremos Parlamento, y esto… será cosa del pasado.
– No me importa cuánto tardemos -dijo Rebus.
Pero Cafferty se echó a reír. Había vuelto a tomar las riendas de su Edimburgo y eso era lo único que importaba.
Quiero dar las gracias a Historie Scotland por facilitarme la visita a Queensberry House, al Scottish Office Constitution Group, al profesor Anthony Busuttil de la Universidad de Edimburgo, al personal del depósito de cadáveres de Edimburgo, a la plantilla de la comisaría de policía de Saint Leonard y de la jefatura de policía de Lothian y Borders, al hotel Old Manor, al Golf Lundin (en particular a Alistair Clark y a George Clark).
Me han sido de utilidad los libros y guías: Who's Who in tbe Scottish Parliament (suplemento de la edición del 16 de mayo de 1999 del Scotland on Sunday), Crime and Criminal Justice in Scotland de Peter Young (Imprenta Nacional, 1997), A Guide to tbe Scottish Parliament edición de Gerry Hassan (Imprenta Nacional, 1999) y The Battle of Scotland de Andrew Marr (Penguin, 1992).
La letra de «Wages Day» es de Ricky Ross, incluida en los discos de Deacon Blue Rainbow y Our Toun: The Greatest Hits.
Quiero igualmente dar las gracias a Angus Calder por autorizarme a citar versos de su «Love Poem» y a Alison Hendon, quien me indicó otro poema y me regaló el título de esta novela.
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