Torsten Pettersson - Dame Tus Ojos

Здесь есть возможность читать онлайн «Torsten Pettersson - Dame Tus Ojos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Dame Tus Ojos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Dame Tus Ojos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El comisario Harald se enfrenta al caso más difícil de su carrera: en un apacible paraje de la ciudad de Forshälla, en Finlandia, ha sido hallado el cadáver de una mujer joven, sin ojos y con una «A» grabada en el estómago. A este cadáver le siguen otros dos que presentan mutilaciones similares.
El veterano policía, famoso por meterse en la piel del asesino más allá de los límites de lo razonable, solo cuenta con una pista: unas cartas halladas en casa de las víctimas donde estas confiesan sus secretos más íntimos, sus culpas y sus pecados. Cuando él también recibe una carta, la trama da un giro inesperado que conducirá al desconcertado lector a descubrir al asesino, antes que el propio comisario Harald, en un sorprendente final.

Dame Tus Ojos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Dame Tus Ojos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Un día vino una señora con sombrero y ropa ceñida. Tiré de la mano de Kolja y corrimos y nos escondimos porque nos quería llevar al orfanato. Nos escondimos mucho rato en un agujero que había bajo la casa donde había una rata grande. Pero al final salimos cuando la babusjka nos buscaba gritando que la señora se había ido. Era del ayuntamiento y sabía dónde estaba nuestra abuela paterna. La abuela materna había muerto, eso yo lo sabía, pero tenía una abuela en San Petersburgo en la que nunca pensaba. El ayuntamiento quería enviarnos con ella.

Después fuimos a buscar cosas a nuestra casa y la vimos por última vez, y luego nos llevaron en coche a la estación de tren de Viborg. Llevábamos cada uno una mochila y yo, además, una maleta pequeña. Kolja quería ver el palacio de la ciudad y el coche pasó por allí para que lo viera, pero no paró. Una mujer del ayuntamiento, otra distinta, viajó con nosotros hasta Petersburgo, pero estuvo leyendo sus papeles y casi no dijo nada. Cuando Kolja tenía que ir al baño, yo debía ir con él y ayudarle. Ella no quería hacer algo tan sucio.

Cuando llegamos, estuvimos mucho rato con ella en la estación de tren, que era grande como un bosque y había tanto eco que casi no se oía la conversación normal. Al final llegó una mujer vieja que era nuestra abuela y que se llamaba Stepanova, como yo. Tuvo que firmar muchos papeles y yo tuve que darme la vuelta para que mi espalda fuera su escritorio y luego la mujer del ayuntamiento se volvió en otro tren.

Nuestra nueva abuela era vieja pero completamente distinta a la babusjka . Llevaba sombrero, los labios rojos y un abrigo verde con una piel negra alrededor del cuello. Parecía una señora del ayuntamiento de Petersburgo, pero era maestra y estaba jubilada. Kolja y yo tuvimos que cogerla de la mano y ella nos sujetó fuerte ya que las riadas de gente podían separarnos como a un trocito de flor de la orilla del río. Fuimos hacia el metro y Kolja se paró y tiró de la mano de la abuela porque tenía miedo de bajar a la oscuridad. Entonces la abuela encontró otra puerta más grande iluminada y Kolja se atrevió a entrar. El metro era un tren, pero subterráneo; estaba oscuro y había luces que pasaban rápidas y muchos ruidos. Luego Kolja hablaría de él a menudo.

La casa de la abuela era también completamente diferente a la de la babusjka . Estaba en un bloque de pisos alto como una torre y la abuela le dijo a Kolja que allí vivían un millar de personas. ¡Un millar, y al lado había muchos más bloques iguales! El edificio de nuestra escuela cabía diez veces en el de la abuela, y nuestra antigua casa, miles de veces, como conté cuando desde la ventana de la abuela miraba las otras casas. Vivía en el noveno de catorce pisos, y durante mucho tiempo Kolja no se atrevió a acercarse a la ventana para no caerse.

Había dos habitaciones, y Kolja y yo tuvimos que dormir tras un biombo en el dormitorio de la abuela. No había chimenea, pero sí radiadores que calentaban. Kolja ponía a menudo las manos sobre ellos para notar lo calientes que estaban. Se echaba en el suelo para evitar las ventanas por las que podía caer y se estaba allí mucho tiempo cantando mientras notaba el radiador. Luego, por supuesto, había también servicio y agua corriente, pero la cocina estaba en el pasillo, y era de todos, no propia. Eso no estaba bien. La abuela no podía hacernos la comida cuando teníamos hambre, solo cuando estaba libre y era su hora.

La abuela tenía la cara alargada y no parecía amable como mamá y la babusjka . Pero de todos modos lo era y nunca nos tiró del pelo, aunque sí tenía muchas reglas en su casa. Lo que se podía y no se podía mover, cómo había que sentarse y colgar la ropa y cómo no se podía comer con el cuchillo. Si hacías algo mal, hablaba con una voz afilada como una tijera que cortase el aire.

Por lo demás, se estaba mucho mejor allí que en casa de la babusjka , había televisión y la comida era mejor, pero a mí me habría gustado más vivir en el campo. Poder salir sin más, cuando quisiera, y no tener que hacerlo por una larga escalera. Estar en el lugar apropiado por si papá volvía. Le pregunté a la abuela si mi papá era su niño, aunque ahora era mayor, pero ella siempre decía: «No quiero hablar de eso». O le preguntaba si mamá volvería. Pensaba a menudo que lo hacía, aunque sabía que no podía suceder. A Kolja le gustaba bastante vivir en la torre cuando dejó de tener miedo a las ventanas y vio que había muchos niños con los que jugar en los amplios jardines que había entre los bloques.

Kolja se convirtió en todo un chico y ya no quería jugar conmigo. Empezó también la escuela y allí jugaba con otros chicos. Yo jugaba con las chicas e iba a la misma escuela que Kolja. Era grande, y yo podía hacer como los demás y nadie me veía, muchos profesores no sabían cómo me llamaba. No era feliz ni infeliz, algo infeliz cuando pensaba en mamá.

Así pasaron muchos años, casi cuatro. Íbamos a la escuela y vivíamos con la abuela y casi no sucedía nada, pero crecíamos, claro.

Un día vi que la abuela escupía sangre en el baño. Me vio por la rendija de la puerta y dijo: «No es nada, no te preocupes». Pero lo hacía a menudo y al final cayó enferma, pasaba mucho tiempo en cama, y una vecina nos compraba la comida. La abuela la preparaba, pero no tenía fuerzas para salir.

Noté también que empezó a oler mal. Siempre olía a perfume, pero luego también a otro olor que salía de su boca. Era el olor de lo enfermo, dulce y ácido a la vez. El que tenía ese olor no estaba sano. Kolja lo notaba también y se pellizcaba la nariz con los dedos como burla cuando la abuela no lo veía.

Venía un médico o una enfermera vestida de blanco con un penetrante olor a limpio y le daban medicinas a la abuela. «No durará mucho», dijo la enfermera una vez, y tanto ella como la abuela nos miraron. Supe lo que pensaban: ¡el orfanato! Por la tarde hablé bajito con Kolja tras el biombo y le dije que teníamos que huir y viajar a casa de la babusjka o a nuestra propia casa. Ahora que yo ya era mayor y podía cocinar y ayudar a la abuela, podríamos vivir en nuestra propia casa a las afueras de Viborg. Pero Kolja no quería. Le gustaba Petersburgo y no le daba miedo el orfanato. «Es como la escuela pero todo el día -decía-. Podré jugar con otros chicos y jugar al fútbol. No quiero vivir en el campo solo con una chica y una babusjka.»

Le pregunté muchas veces después, pero siempre dijo que no quería. Tenía nueve años y yo trece, yo era mucho más alta que él, pero ya no era mi hermanito. Era fuerte, también en los brazos era fuerte, y ya no hacía lo que yo le decía. No era miedoso como yo, porque era fuerte.

La abuela tenía un bono del metro en una caja. Lo cogí y fui en metro hasta la estación de tren a la que habíamos llegado. Seguía habiendo el mismo eco que entonces, pero ahora entendía mejor lo que pasaba allí. En grandes carteles ponía los trenes a Viborg y el número de la vía. No era difícil de encontrar y fui hacia un tren donde ponía Viborg. Y encontrar en Viborg mi escuela y mi casa en el campo detrás de la escuela, eso también sabía hacerlo. Pero no tenía dinero y yo sabía que para viajar hay que tener dinero. Kolja a veces preguntaba a mamá si no podíamos viajar a Siberia, donde estaba papá en el ejército, y mamá siempre decía que no teníamos dinero para hacerlo.

La estación de Petersburgo era grande y había mucha gente, grandes riadas de todo tipo de personas, y pensé que quizá alguien quisiera llevarme a su casa para hacer la comida y limpiar; las cosas que hacía para la abuela cuando ella no podía. Así podría conseguir dinero para viajar a casa, o podría vivir con ellos y no en un orfanato. Pensé que quizá Kolja querría ir allí, a otra casa en Petersburgo, donde podría ir a la escuela y jugar con chicos. Era mejor que viajar solo a casa y mucho mejor que el orfanato. Le pregunté a varias mujeres que eran mayores como la abuela si necesitaban ayuda con la comida o la limpieza, pero no me fue bien. O no me oían o sonreían amablemente y seguían su camino.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Dame Tus Ojos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Dame Tus Ojos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


John Verdon - No abras los ojos
John Verdon
Gianrico Carofiglio - Con los ojos cerrados
Gianrico Carofiglio
libcat.ru: книга без обложки
Gabriel Márquez
Alexandra Fischer-Herl - Genieße deinen Tag und die Welt
Alexandra Fischer-Herl
Sofía Goytia Morillo - Tiam - El destello de tus ojos
Sofía Goytia Morillo
María Laura Ceirano - El mar en tus ojos
María Laura Ceirano
Lucía Victoria Torres - Tus grandes ojos oscuros
Lucía Victoria Torres
María Auxiliadora Balladares - Todos creados en un abrir y cerrar de ojos
María Auxiliadora Balladares
Remedios Zafra - Ojos y capital
Remedios Zafra
Отзывы о книге «Dame Tus Ojos»

Обсуждение, отзывы о книге «Dame Tus Ojos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x