Alexandra Marínina - Morir por morir

Здесь есть возможность читать онлайн «Alexandra Marínina - Morir por morir» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Morir por morir: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Morir por morir»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Moscú, hacia 1990. Un chantajista amenaza a un matrimonio con revelar que su hijo de doce años es adoptado. ¿Cómo ha salido a la luz este secreto? La investigación se centra en un juez que confiesa que le han robado varios sumarios. Anastasia Kaménskaya de la policía criminal, sospecha que ese robo múltiple oculta otro asunto mucho más turbio, que ella descubre rápidamente. Un eminente científico degüella a su mujer, pierde la memoria y el juicio, y cuando parece que es capaz de recordar algo, también pierde la vida. ¿Qué misterio se esconde tras ese drama familiar y por qué han querido taparlo?

Morir por morir — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Morir por morir», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Participaba en la conversación mecánicamente, mientras hurgaba en la memoria repasando febrilmente todos los detalles del encuentro con Sitova. ¿Era posible que fuese amiga de aquella rubia, Kaménskaya? El mundo era un pañuelo. ¿Le había reconocido? ¿O no? ¿Le había reconocido o no? Se había quedado parada mirando a los hombres con esa sonrisa de putón verbenero, inspeccionó a cada uno de ellos como si les estuviera tomando medidas para saber a cuál llevarse a la cama. Creía recordar que a él le había escudriñado con más interés que a los demás. No, se lo habría parecido. ¿O a pesar de los pesares le había reconocido?

Pero lo había hecho todo bien, supo dominarse, no le tembló ni un músculo, no apartó la vista. Todos los tíos se habían quedado lelos mirándole las piernas, y él tampoco se quedó corto. Uno debía comerse con los ojos a ese cromo detonante, hacer otra cosa no sería propio de un hombre y, por consiguiente, habría resultado sospechoso. Se la comió con los ojos. No dejó de mirar ni por un momento a sus piernas, lo mismo que los demás, e incluso se esforzó por sonreír con admiración.

No, no creía que le hubiera reconocido…

Capítulo 7

1

– No ha servido de nada -constató Nastia después de escuchar el informe de Misha Dotsenko, que había estado observando el encuentro de los cinco empleados del instituto con Nadezhda Sitova.

No sólo esto, sino que había filmado a los cinco en vídeo y acababan de ver la grabación con suma atención, secuencia por secuencia. No, ninguno de los cinco se había puesto en evidencia.

– Un resultado esperanzador -dijo Nastia soltando una risita amarga mientras guardaba la cinta en la caja fuerte-. Una de dos: o somos unos ineptos totales y lo hemos hecho todo mal y no hemos buscado a quien había que buscar, o hemos topado con un adversario fuerte. Una hora entera de tratamiento de alta tensión, cuando Yura les estaba calentando la cabeza en el despacho del jefe con esa carta que nunca existió y, para rematar, la deslumbrante Sitova, con rosas y piernas… Esto no lo aguanta nadie si tiene algo que ocultar. Vale, pues sigamos viviendo. El aspecto físico no nos ha aportado nada, Sitova no ha reconocido a nadie, y nadie ha dado señales de conocerla a ella. El truco de la solicitud también cayó en saco roto. Uno de los cinco sabe a ciencia cierta que el sumario no contenía ninguna carta oficial y sin embargo ha sabido disimular. Las únicas pistas que nos quedan ahora son el arma del crimen, el cianuro, y la supuesta amistad que unía al criminal con Galaktiónov. También tenemos la nota que Voitóvich escribió antes de morir. Misha, usted se ocupará de la nota. Entretanto, Yura y yo debemos librar una batalla de importancia local y darle un vapuleo a Lepioskin.

Después de mandar a Dotsenko a identificar a los que habían visto y leído la nota que Grigori Voitóvich había redactado antes de morir, Nastia fue a informar al jefe. Tuvo que hacer un acopio de voluntad para reprimir la risa: ayer mismo, en ese mismo sillón, ante esa misma mesa se sentaba Korotkov, joven y vigoroso, dueño de unos poderosos bíceps, una sonrisa seductora y relucientes estrellas de las charreteras, y ahora el sillón volvía a estar ocupado por el gordo Gordéyev el Buñuelo, de aspecto hogareño, traje de paisano y una calva inmensa.

– Adelante, Nastasia -la saludó el coronel, ocupado en buscar algo entre los abundantes papeles que cubrían la mesa-. Creo que nuestro querido Korotkov ayer me chorizo mi bolígrafo favorito. No consigo encontrarlo. Se os deja el despacho por un momento y arrambláis con todo.

– Busque mejor-le aconsejó Nastia.

Recordaba con claridad que el día anterior Yura había estado jugando con ese bolígrafo, dándole continuas vueltas entre los dedos y luego, por puro automatismo, se lo guardó en el bolsillo de la guerrera. El mismo ni se acordaría ahora, sobre todo porque su guerrera había retornado al armario para esperar allí tiempos mejores, y Yura tardaría en volver a ponérsela.

– Hay que fastidiarse -continuaba gruñendo Gordéyev abriendo uno a uno los cajones de la mesa y revisando su contenido-. Dichosos detectives, la madre que os parió, menudos luchadores contra la delincuencia estáis hechos. Y, por cierto, todos con título universitario, todos juristas de pro. Oficiales. No se puede dejar aquí nada, se quedan con todo y luego ponen los ojos de carnero degollado y dicen: «Pero cómo se le ocurre, camarada jefe, no hemos cogido nada, no hemos tocado nada, no hemos visto nada, seguramente usted lo habrá confundido con la salchicha y se lo ha zampado». ¿Y a ti qué te pasa? -dijo levantando bruscamente la cabeza.

– Lo que me pasa, Víctor Alexéyevich, es que Lepioskin y Olshanski se me han juntado y no consigo separarlos.

– ¿Cómo es eso?

– Que se han convertido en hermanos siameses. Lepioskin lleva el asesinato de Galaktiónov y Olshanski, la divulgación del secreto de adopción, pero son, como ahora sabemos, la copla y el refrán de una misma canción. Oficialmente trabajamos con Lepioskin, a Olshanski le ayudamos bajo cuerda pasándole la información sobre el caso de Galaktiónov. Comprenderá que esto no puede continuar así. Estamos sentados sobre un polvorín. Mientras intentemos servir a dos jueces diferentes, nunca resolveremos el asesinato de Galaktiónov. Pero si juntamos los dos casos y se los entregamos a Lepioskin, me dará el telele. Y Misha Dotsenko abrazará la poligamia. Para subsanar lo que Igor Yevguényevich ha estropeado, Mijaíl ha tenido que enamorar a medio Moscú, o casi. El interfecto tenía muchas amigas, Lepioskin se las arregló para insultarlas a todas, y cada una de ellas salió de su despacho llevándose no sólo una viva animadversión hacia el juez instructor, sino también informaciones que no había compartido con él.

– ¿Me estás diciendo que Lepioskin es un indocumentado y que no quieres trabajar con él? -preguntó Gordéyev mirando fijamente a Nastia y abandonando la búsqueda infructuosa del extraviado bolígrafo.

– Usted sabe perfectamente lo que le estoy diciendo -respondió Nastia con irritación-. Lepioskin es un buen especialista, tiene una gran formación jurídica, no hay duda de que trabaja a conciencia, no escatima esfuerzos, es un caballo de carga. Si eso no fuera así, difícilmente habría pasado tantos años dedicándose con éxito a investigaciones de delitos económicos. Y si se hubieran conocido sus peculiaridades de antemano, se podría haber pensado algo para contrarrestarlas y evitar sus nefastas consecuencias. Pero ahora nos encontramos ante esta situación: Misha vuelve a interrogar a todas las testigos, Igor Yevguényevich se entera y le monta una pequeña escena, le dice que a qué viene esto, quién le mandaba hacerlo, quién le ha autorizado, cómo es que se toma esas libertades. La buena educación de Misha no le permite mandar a Lepioskin a hacer puñetas y explicarle a las claras que lo que está haciendo es rectificar sus propias melonadas. Pero como Lepioskin, Dios no lo quiera, se entere de nuestra secreta colaboración con Olshanski, le dará un ataque. O si no, nos estrangulará a los dos, a mí y a Misha. O nos pegará un tiro, ya que ahora los funcionarios de la Fiscalía tienen licencia de armas.

– Menos lobos, hija mía -rezongó Gordéyev-. ¿Qué es lo que quieres que haga? ¿Que me adelante y estrangule a Lepioskin? No acabo de captar el sentido de tus lamentos.

– Quiero -dijo Nastia Kaménskaya en voz muy, muy baja- que abra su caja fuerte y saque cierta carpetita de color verde. Una carpeta delgadita, ¿sabe?, aquella que tiene lazos blancos.

El coronel se quedó mirándola un largo rato sin apartar la vista y, al parecer, hasta sin parpadear. Luego exhaló:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Morir por morir»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Morir por morir» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Morir por morir»

Обсуждение, отзывы о книге «Morir por morir» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x