Rosa Ribas - Entre Dos Aguas

Здесь есть возможность читать онлайн «Rosa Ribas - Entre Dos Aguas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Entre Dos Aguas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Entre Dos Aguas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La comisaria Cornelia Weber-Tejedor, de padre alemán y madre española, investiga la muerte de Marcelino Soto. Todos en la comunidad española de Francfort afirman que era una bellísima persona. Entonces, ¿quién podría haber arrojado su cuerpo al río después de asesinarlo?. Cornelia se mueve en este caso entre su deber de policía alemana y la lealtad a la comunidad emigrante que le reclama su madre. Una comunidad en la que todos están dispuestos a hablar del pasado mitificado de la emigración y, sin embargo, no lo dicen todo. ¿Se encuentra entre alguna de estas historias la clave de la muerte de Marcelino Soto?

Entre Dos Aguas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Entre Dos Aguas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Mira, Leo, el papeleo es cosa de organización.

¿Leo? ¿Había escuchado bien? ¿Leo?

– Pero ¿no te parece excesivo tanto informe?

Müller. El leoncito Müller era ahora Leo. ¿Leo di Caprio? Y ese tuteo. ¿Desde cuándo?

– ¿Por qué no tenemos secretarias para esas cosas?

Esa fanfarronada de Müller actuó en ella como un resorte. Entró en el despacho.

– Buenos días, Müller.

No tuvo que decir más; Leopold Müller, que estaba con los brazos cruzados sobre el pecho sosteniendo en la mano derecha una taza de café en actitud despreocupada, casi se cuadró del susto. Juncker, en cambio, volvió hacia ella sus ojos claros, acerados.

– Pero si está aquí la colega Weber-Tejedor, y yo con la casa sin barrer.

Al tono melifluo añadió un parpadeo de pin-up, que Cornelia no entendió hasta que Juncker siguió hablando.

– Pero es que tengo entendido que la limpieza del hogar es una tarea más peligrosa de lo que se piensa.

La mirada fulminante de Cornelia al escuchar esta alusión burlona a Magdalena Ríos no cayó en Juncker, a quien consideraba un imbécil irredimible, sino sobre Müller. Después se volvió sin decir nada y regresó a su despacho. Leopold Müller salió detrás de ella acompañado de una risotada grosera de Juncker.

– Corre, león, corre.

Tomaron asiento sin hablar. Él parecía de nuevo el agente apocado de su primera entrevista. Cornelia procuró evitar cualquier rastro de emocionalidad en su voz:

– Müller, ¿puedo confiar en usted?

– Por supuesto, comisaria.

– ¿De verdad? ¿Puedo confiar completamente en usted?

Esta vez él asintió vehementemente con la cabeza.

– Entonces puedo estar tranquila por lo que respecta a su discreción sobre nuestro trabajo, en especial el asunto Klein.

La respuesta de Müller fue inmediata.

– Cien por cien.

– ¿Qué quería esta vez Juncker de usted?

– Saber cómo me va en homicidios.

Aunque no lo mencionara, Cornelia sabía que por la mente de Müller cruzaba en ese instante las duras palabras que le había dirigido la otra vez. Era su oportunidad de repararlas.

– Está realizando un trabajo excelente y confío en poder contar con usted en el futuro, pero éste es un departamento difícil, en el que el apoyo no sólo profesional sino moral de los compañeros es fundamental para soportar el día a día. Escoja bien a sus amigos, Müller.

No le dio tiempo a responder, no quería una declaración de fidelidad o de agradecimiento del joven policía.

– A trabajar.

Leopold Müller aceptó la invitación con una sonrisa tímida. De no haber estado la mesa por medio, Cornelia lo hubiera besado. Pero la mesa estaba allí, como lo estaba también su anillo y la respuesta de Müller:

– Claro, comisaria.

Las mesas estaban cubiertas de papeles, archivadores, fotos. Decidió que era mejor que reordenaran el material antes de seguir trabajando. Ella y Müller se dedicaron a rehacer el orden primigenio que las horas de trabajo habían desbaratado. Trabajaban concentrados, pasándose materiales el uno al otro.

– Esto es del restaurante Santiago.

– Forense

– Protocolo. -ACHA.

Müller le tendía una foto con la izquierda mientras con la derecha sostenía en precario equilibrio un montón de papeles. Cornelia se disponía a meterla en una funda de plástico, junto con otras fotos de actos culturales celebrados en la asociación, cuando de repente sus ojos quedaron clavados en el escenario decorado de forma más que parca en el que, según el pie de foto, se estaba representando la obra La vida es sueño.

Müller se percató del cambio en la comisaria. Cornelia miraba la foto y movía la cabeza de un lado a otro.

– Eso es.

Mientras Cornelia buscaba otras fotos ante un Müller tenso y expectante, Reiner Fischer entró en el despacho. Su escapada había durado más de la hora anunciada. Cornelia se acercó a él de un salto y le dio unas palmaditas en los brazos.

– Reiner, eres un genio.

– Oye, menos bromitas. Ya sé que llego tarde, pero tengo mis razones.

Lo atajó, aunque quizá por fin su compañero estaba a punto de confesarle la causa de sus frecuentes ausencias. En ese momento daba lo mismo. No sólo a causa de su mezquino acto de espionaje, sino porque urgía que se pusiera en marcha.

– Lo he entendido, por fin entiendo lo que hacía Soto. Y hay alguien que nos lo puede confirmar. Ahora mismo te vas a casa del cura y lo interrogas.

– ¿Por qué?

– Porque ese hombre está pidiendo a gritos que lo presionemos para poder librarse de la información que tiene sobre el caso y que le pesa como una carga. Solamente que no puede facilitárnosla sin más. Lo más probable es que parte de lo que sabe se encuentre bajo secreto de confesión.

– ¿Y qué te hace pensar que ahora nos lo contará?

– Lo ha dejado entrever cuando dijo que accederá al ruego de las hijas y celebrará el funeral de Magdalena Ríos en la iglesia a pesar de que está demostrado que se ha suicidado.

No quiso añadir la suposición de su madre sobre la falta de fe del cura, pero ese argumento también había pesado.

– ¿Por qué tengo que ir yo solo?

– No vas a ir solo, Müller te acompañará. -Quería estar sola un rato para comprobar su hipótesis-. Impresiona más ver a dos policías, coacciona más. Pero hablarás únicamente tú.

– ¿Por qué?

– Muy simple, tú tienes más pinta de policía bruto.

– Hombre, gracias.

Pero parecía contento de poder hacer algo y no recibir ninguna reprimenda.

– Segundo, si yo no estoy presente, lo obligamos a hablar en alemán, y aunque domine la lengua, creo que le resultará más fácil hablar de algo tan delicado en una lengua que no es la propia.

Ante la mirada escéptica de Fischer, añadió:

– En una lengua que no es la materna es más fácil mantener la distancia respecto a lo que se dice. Lo sé por propia experiencia. Usted, Müller, no abra la boca, pero si tiene que hacerlo, recuerde que no habla español.

– ¿Cómo quieres que lo aborde?

– Enséñale esta foto y pregúntale simplemente dónde estaban los decorados y los trajes. Háblale sin abusar de la autoridad, pero sin aflojar. Insiste en el hecho de que sabemos que nos oculta una información fundamental a la que llegaremos de todas formas, pero que si habla ahorrará mucho sufrimiento a la familia.

– ¿Qué esperas que diga?

Cornelia les resumió sus suposiciones.

– Llamadme en cuanto salgáis de la casa del cura.

¿NO SE LO DIJO SU MADRE?

Revisando lo que tenía para asegurarse de que estaba en lo cierto, no prestó atención a la pantalla que le mostraba quién estaba llamando en ese momento. Cuando levantó el auricular, contestó todavía medio ausente y escuchó la voz de su madre. Estuvo a punto de cortar la comunicación.

– ¡No cuelgues, Cornelia!

Celsa había usado su nombre, no el «hija» habitual. Eso la frenó. Pero no impidió el tono cortante con que se dirigió a ella.

– ¿Qué quieres, mamá?

– Hija, quería pedirte disculpas.

Cornelia calló. Aunque lo lamentaba, no podía en ese momento prestarle demasiada atención.

– No lo hice con mala intención. Es que tenía tanto miedo de que hubiera sido uno de nosotros, que tenía que contárselo a alguien.

– Está bien, mamá.

– No quiero que estés enfadada conmigo. No tiene que haber desunión en las familias, son lo que nos da apoyo en la vida.

– Claro, mamá.

No tenía tiempo para una larga conversación con su madre, pero tampoco quería interrumpirla con brusquedad; sin embargo, se estaba impacientando.

– Mira qué rápido puede ocurrir que una familia bien avenida se deshaga en pocos días. Primero la tragedia de Marcelino y después lo de Magdalena. Y ahora de pronto la niña se ha quedado sola.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Entre Dos Aguas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Entre Dos Aguas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Entre Dos Aguas»

Обсуждение, отзывы о книге «Entre Dos Aguas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x