Hillary Waugh - Corra cuando diga ya

Здесь есть возможность читать онлайн «Hillary Waugh - Corra cuando diga ya» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Corra cuando diga ya: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Corra cuando diga ya»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Club DEL MISTERIO Nº 85

Corra cuando diga ya — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Corra cuando diga ya», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Gorman concluyó su cháchara y levantó la copa:

– Por Rosa Scarlatti -dijo.

Sus invitados levantaron también los vasos y Peter pronunció un áspero «Salud».

Gorman finalizó su bourbon puro. Ya llevaba consumidas varias copas. Pero ¿quién iba a contar los tragos en una noche como ésa? Miró a sus huéspedes, la postura agobiada del detective, su aire casi indiferente. Congdon era un hombre fatigado. Le habían acosado, le habían golpeado, le habían obligado a permanecer alerta, sin dormir, hasta llevarle al borde del colapso. Era una desconsideración retenerle más. Y la muchacha… Ella estaba más fresca, pero era indudable que también necesitaba descanso. Gorman, por su parte, no lamentaba quedarse a solas para pensar y permanecer un rato despierto, consumiendo unas cuantas copas más de bourbon y saboreando sus presentimientos de gloria.

– Olvidaba que, aunque estén en Washington, viven según los horarios de París. Sus habitaciones están preparadas. Están al otro lado del hall. La suya es la de la izquierda, miss Halley. La suya, la de la derecha, Congdon. Les dejo para que descansen.

Pasó junto a ellos en dirección a la puerta y se volvió.

– Casi se me olvidaba, Congdon. Su jefe quiere hablarle. Me encargó que lo hiciera en cuanto llegara. Dijo que no importaba la hora. Puede usar este teléfono.

Peter hizo un esfuerzo para ponerse en pie.

– Gracias -dijo, y se las arregló para añadir un «buenas noches».

El senador salió, cerrando la puerta. Peter bebió un sorbo y señaló con el vaso.

– Esto es civilización -dijo-. Este hijo de puta quería que muriéramos para cubrirle de gloria. Le cubrimos de gloria sin morir, y el resultado es que nos da de beber en su estudio y nos regala entradas de primera fila para su coronación. Ya que no hemos muerto por él, podemos aclamarlo.

Karen se mostró filosófica o menos resentida. Había estado más cerca de la muerte de lo que había previsto; pero al partir era una mujer solitaria, amargada por la muerte de su hermano, y regresaba con una vida nueva, con amor y futuro matrimonio y la realización de sus anhelos más profundos.

– Podemos sentarnos y mirar -dijo-. No hay por qué aclamarle.

Peter descolgó el teléfono y dijo a Karen:

– Quizá Brandt nos compense de todo lo que hemos pasado. Me tiene que estar reconocido por el trabajo que he hecho.

Karen se retiró a su habitación, mientras Peter pedía la comunicación. Unos minutos después, Brandt estaba en la línea; su voz era alerta y cortante.

– ¿De modo que completó la tarea? ¿La chica? ¿Está bien?

– Sí, señor; muy bien. Por lo menos cuando se la entregué al senador, a cambio de un recibo debidamente firmado. Ahora el problema es de él.

– ¿Algún incidente en el vuelo de regreso?

– No, señor. Hubo algunos antes. ¿Le cablegrafió DeSaulnier?

– Recibí el informe. Bastante palabrería. ¿Por qué me mandó esa novela por cable, en lugar de enviármela por correo o de informarme personalmente el lunes? ¿Cree que los cables son gratuitos?

Peter sabía muy bien lo caros que eran, pero simuló la mejor de las intenciones.

– Sólo quería que supiera lo antes posible que la mujer estaba a salvo. Es más, la mafia no sabrá que Gorman la tiene hasta que se entere por los diarios.

La voz de Brandt se hizo ácida.

– ¿Y qué quiere? ¿Qué le haga una reverencia?

Peter se desinfló un poco.

– No, señor. ¿Por qué?

– Parece bastante complacido consigo mismo.

– Bueno, hemos cumplido la misión.

– Si hubiera creído que no iba a hacerlo, rio le habría enviado.

– Claro, pero, como habrá advertido a través del informe, encontramos unas cuantas dificultades.

– Son varias las cosas que he advertido a través de ese largo informe cablegrafiado. Advertí que tuvo muchas dificultades, pero también advertí que esas dificultades fueron provocadas por usted mismo.

– ¿Por mí?

Peter estaba cansado y quería que le admiraran, no que le atormentaran.

– ¿Fue culpa mía que la mafia diera con mi pista? ¿Fue culpa mía que me enviaran en busca de una chica que no era la testigo?

– No me interesa en busca de quién le mandó el cliente. Tampoco me interesan sus sospechas respecto a cómo la mafia dio con su pista. Tampoco me importa la forma en que maneja este asunto el senador Gorman. Pero sí me interesa la forma en que usted lo ha llevado. Y si su informe es tan exacto como hace suponer su longitud y los detalles que incluye, no merece precisamente una medalla por su actuación. Así que suprima esa nota presumida de su voz. ¡Esta ha sido la misión más chapucera y peor llevada en la que un agente mío haya intervenido en los últimos cinco años!

– ¡Una misión chapucera y mal llevada!-explotó Peter-. Fue por culpa del senador por lo que la mafia dio con mi pista. Por culpa suya se enteraron de quién era el contacto en Roma…

La voz de Brandt se hizo más cortante aún.

– Le he dicho que no lo culpo de que la mafia haya dado con su pista. No soy idiota. Pero si la mafia continuó sobre su pista, ¡eso sí fue culpa suya! Si a un agente le asaltan en su propia habitación, considero que el trabajo está mal llevado. ¿Cómo se enteraron dónde estaba su habitación? Y a causa de eso dieron con la clave que les llevó a la chica, y la única manera de salvarla fue haciendo uso de armas de fuego.

– Pero la salvé, ¿no?

– Un buen agente no habría tenido necesidad de salvarla. Un buen agente habría comenzado por no exponerla al peligro. Y por si eso fuera poco, permite que otro agente sea capturado por la policía. Eso fue realmente abominable. No quiero decirles las dificultades que he tenido para limpiar los resultados de su divertido tiroteo… para liberar a Del Strabo y no tener que entregarle a usted a la policía italiana. Por si le interesa: ha estado a punto de provocar un incidente internacional.

– Pero es que no 1tuve más re…

– No me interrumpa. No he terminado. De modo que usted y la chica salieron de Florencia, rumbo a Génova…

– Y eludimos a la policía y a la mafia.

– ¡Ah, sí! ¡Qué maravilla! Pero la siguiente noticia es que están otra vez sobre su pista y han matado a mi agente en Génova. ¿En este caso también le va a echar la culpa al senador o fue usted quien se descubrió esta vez?

– Tuve que firmar esos cheques de viaje para conseguir los pasaportes…

– Muy inteligente su razonamiento, ¿no? Le costó la vida a un hombre. Pero supongo que considera que eso es llevar bien un asunto, ¿eh?

– No.

Me alegro de eso por lo menos De modo que huye a Niza para poder traer a - фото 31

– Me alegro de eso, por lo menos. De modo que huye a Niza, para poder traer a la muchacha, pero a ella le roban el pasaporte. Supongo que le echará la culpa a ella de que haya sucedido eso.

– No, fue culpa mía.

– Así es, fue culpa suya. Bonito guardaespaldas. ¡Suerte que sólo querían el pasaporte y no la vida de esa muchacha!

– Está bien, está bien -dijo Peter, a la defensiva-. Quizá haya cometido algunos errores…

– ¿Algunos? No sé de nadie que pueda cometer más. Habría que mandarle al colegio.

– Un momento, míster Brandt. Está pasando por alto un hecho que compensa todo lo que hice de malo… con excepción de lo de Giuseppe.

– ¿Ah, sí? ¿Podría decirme cuál es ese hecho, si no le molesta?

– Salvé a Rosa Scarlatti.

– ¿Cómo dice?-preguntó Brandt con supremo desprecio-. ¿Quiere repetirme eso?

– Digo que salvé a Rosa Scarlatti. Si no hubiera sido por mí, estaría muerta.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Corra cuando diga ya»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Corra cuando diga ya» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Corra cuando diga ya»

Обсуждение, отзывы о книге «Corra cuando diga ya» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x