Jolynn Parker llevó a cabo una inestimable labor de investigación sobre asuntos muy diversos, entre los que cabe mencionar la búsqueda de planos de los barrios judíos de la Viena de 1930. Y, lo que es más importante, su agudeza como lectora me sirvió para resolver algunos problemas espinosos que se me plantearon al desarrollar la línea argumental. Jonathan Paretsky me ayudó con el alemán, el yídish y a observar las estrellas.
Quiero agradecer muy especialmente a Kate Jones sus perspicaces comentarios sobre esta novela, tanto en sus inicios como tras haberla concluido.
Como siempre, ha estado a mi lado mi primer lobo de mar, brindándome su consejo, animándome y regenerando sus rótulas.
Ésta es una obra de ficción. Cualquier parecido entre los personajes de esta novela y cualquier persona real, ya esté viva o muerta, ostente cargos públicos, sea miembro del consejo de administración de una empresa o se trate de gente común y corriente, no es intencionado. Todas las entidades que se mencionan, como la Compañía de Seguros Ajax, Edelweiss y Gargette et Cié, son fantasmas creados por la imaginación calenturienta de la autora y no pretenden parecerse a ninguna compañía que exista en realidad. Los asuntos de las indemnizaciones a los descendientes de los esclavos y la recuperación de los bienes de las víctimas del Holocausto son absolutamente reales. Las posturas que adoptan al respecto los personajes de esta novela no reflejan necesariamente la de la autora y tampoco debe entenderse que reflejen las de las personas que debaten esos asuntos en el ámbito de la vida pública.
Nota: «Un experimento sobre la educación en grupo» de Anna Freud se encuentra en el volumen IV de sus Obras Completas. La vida que llevaron esos niños una vez adultos ha sido analizada en Love Despite Hate (Amor a pesar del odio) de Sarah Moskovitz.
Sara Paretsky
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[1] Me reí con cierta vergüenza: una vez tuve una discusión con mi padre porque participé en una manifestación que hubo en Grant Park contra la guerra, cuando él estaba asignado a la patrulla antidisturbios. Entonces yo era una adolescente cuya madre se estaba muriendo y tenía tal lío emocional que no sabía lo que quería. Así que decidí pasar una noche salvaje con los yippies [1] . – Tengo que encontrar al abuelo de esta personilla. ¿Te parece que yo debería estar ahí fuera protestando? – En ese caso, tendrías que elegir entre Durham y Posner. – Sé de qué va la cruzada que ha emprendido Posner para conseguir el pago de los seguros de vida, pero ¿qué es lo que quiere Durham? Judson alzó un hombro. – Quiere que el Estado ¿legalice las actividades de las compañías de seguros que obtuvieron beneficios a costa de la esclavitud en los Estados Unidos, a menos que les paguen una indemnización a los descendientes de esos esclavos. Así que pretende que no se apruebe la IHARA hasta que se incluya esa cláusula. Di un silbidito de respeto: el Ayuntamiento de Chicago había aprobado una resolución para indemnizar a los descendientes de los esclavos. Las resoluciones son gestos muy bonitos, simples guiños al electorado que no conllevan coste alguno. Así que, si el alcalde se enfrentaba públicamente a Durham para que la resolución no acabara convirtiéndose en ley, se colocaría en una situación un tanto embarazosa. Se trataba de un problema político muy interesante, aunque en aquellos momentos no era un asunto tan urgente para mí como el de Calia, que me tenía los brazos machacados. Vi que uno de los subordinados de Judson estaba tratando de captar su atención, así que me apresuré a explicarle que necesitaba encontrar a Max. Judson dijo algo por el micrófono que llevaba en la solapa. Unos minutos más tarde apareció una joven del equipo de seguridad del hotel acompañando a Max, quien tomó a Calía en brazos. Ella se despertó y se puso a llorar. Antes de que le dejase con la nada envidiable tarea de calmar su llanto y llevarla al coche, Max y yo tuvimos tiempo para intercambiar unas breves palabras sobre la mesa redonda, el jaleo que había fuera y cómo había pasado el día Calia. Mientras me hallaba en medio del atasco, esperando poder dirigirme a Lake Shore Drive, di varias cabezadas. Para cuando logré llegar a casa de Isaíah Sommers, en Avalon Park, con veinte minutos de retraso, estaba muerta de sueño. El se tragó su disgusto ante mi falta de puntualidad lo mejor que pudo y yo superé las ganas de echarme a dormir allí mismo, delante de él.
Yippie, miembro del Youth International Party, organización política radical de finales de la década de 1960. (N. de las T.)
[2]En español en el original. (N. de las T.)
[3]Se refiere al atentado de unos terroristas libios contra un avión de PANAM que explotó en el aire y cayó sobre la localidad escocesa de Lockerbie. (N. de las T.)