Ruth Rendell - Falsa Identidad

Здесь есть возможность читать онлайн «Ruth Rendell - Falsa Identidad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Falsa Identidad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Falsa Identidad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un pastor anglicano se pone en contacto con el detective Wexford para investigar un caso resuelto quince años atrás. Arthur Painter, chofer y jardinero de una acaudalada dama, asesinó a su anciana patrona por dinero. Aunque el sacerdote actúa por motivos personales muy lícitos, el inspector jefe no está dispuesto a dar su brazo a torcer y ratifica que condenó al auténtico responsable del homicidio. Pero a medida que el tenaz religioso comunique al policía nuevas pesquisas y hable con distintos testigos, se irá desvelando una oscura trama de intereses económicos que apunta a uno de los miembros de la familia de la víctima como principal beneficiario de su muerte. Al final, Wexford no podrá continuar haciendo oídos sordos a las dudas que se ciernen sobre su primer caso criminal…

Falsa Identidad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Falsa Identidad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No tengo ni idea. Ellos van a volver a Purley esta noche.

– ¿Regresamos nosotros a Thringford también?

– No sé, papá. Te he dicho que no sé que hacer. -Hizo una pausa, estaba irritado y con las mejillas encendidas, como un niño perdido-. Tendré que ir a disculparme con Primero -añadió, como un crío que reconoce que se ha portado mal-. Me he comportado muy mal con él.

Sin pensarlo, Archery dijo instintivamente:

– Lo haré yo, si quieres. Les llamaré.

– Te lo agradezco. Si él insiste en que vaya a verle, iré. Habías hablado con su mujer antes, ¿no es cierto? Lo deduje por algo que dijo Wexford.

– Sí, había hablado con ella, pero no sabía quién era.

– Eso -dijo Charles, serio de nuevo- es típico en ti.

¿Pensaba sinceramente en llamarla para pedirle disculpas? Y ¿por qué suponía que ella se pondría siquiera al teléfono? «Espero que en el transcurso de su investigación haya podido combinar los negocios con el placer, señor Archery.» Seguramente Imogen le habría explicado a su marido lo que quería decir con eso. Cómo aquel clérigo de mediana edad se había comportado repentinamente de la forma que lo hizo con ella. Se imaginó las respuestas de Primero, con sus expresiones coloniales: «O sea, que intentó ligar contigo», y la risa despectiva de ella. Se le encogió el corazón. Entró en el salón vacío y rasgó la carta del coronel Plashet.

Estaba escrita a mano en papel de barba blanco, grueso como el cartón. De cuando en cuando, la tinta pasaba del negro oscuro al gris pálido, por lo que Archery dedujo que el autor escribía con plumilla. «Es la letra de un hombre viejo -pensó- y la dirección de un militar: “Srinagar”, Church Street, Kendal…».

«Estimado señor Archery:

»Su carta me interesó mucho y haré todo lo posible para proporcionarle toda la información que está a mi alcance acerca del soldado Herbert Arthur Painter. Puede que usted sepa que yo no fui citado ante el tribunal para declarar respecto al carácter de Painter, aunque siempre estuve dispuesto a hacerlo si hubiese sido menester. Afortunadamente, aún tengo en mi poder ciertos apuntes que hice en aquel tiempo. Digo afortunadamente, porque, como usted comprenderá, el servicio que el soldado Painter prestó durante la guerra se remonta a veintitrés o veinticuatro años atrás, y mi memoria ya no es lo que fue. Sin embargo, me veo obligado, contra mi voluntad, a desengañarle, si es que usted tiene la impresión de que poseo información que pudiese ser de interés para los familiares de Painter. El abogado defensor de Painter decidió no llamarme a declarar porque debía saber que cualquier declaración veraz por mi parte, en vez de ayudar a su causa, habría facilitado simplemente la tarea del fiscal.»

Bueno, ya tenía la respuesta. Seguiría otro odioso catálogo de las tendencias de Painter. Gracias al idiosincrásico estilo y la letra del coronel Plashet, más que al frío texto impreso de la transcripción del juicio, Archery consiguió hacerse a la idea de cuál era el tipo de hombre que Charles estaba dispuesto a aceptar como suegro. Siguió leyendo la carta más por curiosidad que por esperanza.

«Painter sirvió en las Fuerzas Armadas de Su Majestad durante un año antes de entrar en mi regimiento. Esto fue poco antes de que embarcáramos rumbo a Birmania como parte del XIV Ejército. Fue un soldado totalmente insatisfactorio. Estuvimos en Birmania durante tres meses antes de entrar en combate y, en ese período de espera, Painter tuvo que comparecer dos veces ante un tribunal militar por embriaguez y conducta escandalosa, y fue condenado a siete días de arresto por su comportamiento insolente con un oficial.

»Al entrar en combate, su conducta mejoró considerablemente. Era por naturaleza un hombre belicoso, valiente y agresivo. Poco después de esto, sin embargo, hubo un incidente en el pueblo en el que estaba situado nuestro campamento y una joven birmana fue asesinada. Painter tuvo que comparecer ante un consejo de guerra acusado de homicidio involuntario. Fue absuelto. Creo que sería mejor no insistir más sobre este punto.

»En febrero de 1945, seis meses antes del cese de las hostilidades en el Extremo Oriente, Painter contrajo una enfermedad tropical que se manifiesta con una severa ulceración en las piernas, avivada, según me dicen, por su absoluto descuido de ciertas precauciones higiénicas elementales y su negativa a seguir una dieta adecuada. Cayó gravemente enfermo y no respondió al tratamiento médico. En ese momento, había un buque de transporte en la costa de Calcuta y, tan pronto como su salud se lo permitió, él y otros enfermos fueron transportados allí por aire. El buque llegó a un puerto del Reino Unido a finales de marzo, de 1945.

»No tengo más información sobre la suerte de Painter, salvo que creo que fue desmovilizado poco después, por motivos de salud.

»Si tiene usted cualquier otra pregunta concerniente al servicio de Painter durante la guerra, tenga la seguridad de que le responderé lo mejor que pueda y con toda discreción. Tiene mí permiso para publicar esta carta. No obstante, ¿sería tan amable de complacer a un anciano y enviarme una copia de su libro cuando salga?

Atentamente,

Cosmo Plashet»

Todos daban por sentado que estaba escribiendo un libro. El estilo grandilocuente del coronel le hizo sonreír, pero las breves líneas en las que describía la muerte de la mujer birmana no eran cosa de risa. La prudente frase del coronel: «Creo que sería mejor no insistir más sobre este punto» decía más que toda una página de explicaciones.

Nada nuevo, nada de vital importancia. ¿Por qué, entonces, tenía esa apremiante sensación de que se le había escapado algo de suma importancia? Pero no acababa de saber qué… Volvió a leer la carta, pero no sabía qué estaba buscando. Entonces, mientras miraba fijamente las palabras garrapateadas, se sintió invadido por un estremecedor deseo. Le daba miedo hablar con ella y, sin embargo, deseaba volver a oír su voz.

Levantó la vista y se sorprendió al ver la oscuridad de aquella tarde. El cielo del atardecer veraniego se había ensombrecido tanto que parecía de noche. Por encima de los tejados, hacia oriente, las nubes de color pizarra estaban amenazadoramente teñidas de púrpura y, cuando Archery estaba doblando la carta, un relámpago alumbró la habitación, haciendo resaltar las letras del papel y confiriendo a sus manos un lívido blancor. Cuando el clérigo empezó a subir las escaleras, retumbó un trueno, cuyo eco seguía resonando contra los muros del antiguo edificio al entrar en su habitación.

Seguramente ella se negaría a hablar con él. Ni siquiera tenía por qué regañarle personalmente; podría hacerlo a través de un tercero y así obtener un efecto aún más desbastador.

– Forby Hall. Residencia del señor Primero.

Era el mayordomo. Su acento italiano distorsionaba las palabras, salvo el apellido, que pronunciaba con enfático acento latino.

– Quisiera hablar con la señora Primero.

– ¿De parte de quién, señor?

– Henry Archery.

Tal vez ella no estuviese con su marido cuando le dieran el mensaje. La gente que vivía como ellos, en una enorme mansión con numerosas habitaciones, tendía a convivir por separado, él en la biblioteca y ella en el salón. Mandaría de vuelta al mayordomo con un mensaje. Como extranjero, éste no estaría familiarizado con los sutiles matices del inglés y eso le daba a ella ventaja, pues podría decirle algo punzante y aparentemente cortés, sin que el sirviente apreciase el veneno de sus palabras. Escuchó el eco de unos pasos que cruzaban el amplio vestíbulo que Charles le había descrito. Había interferencias en la línea, causadas, tal vez, por la tormenta.

– ¿Diga?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Falsa Identidad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Falsa Identidad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Ruth Rendell
libcat.ru: книга без обложки
Ruth Rendell
Ruth Rendell - The Bridesmaid
Ruth Rendell
Ruth Rendell - From Doon with Death
Ruth Rendell
Ruth Rendell - Simisola
Ruth Rendell
Ruth Rendell - Not in the Flesh
Ruth Rendell
Ruth Rendell - Carretera De Odios
Ruth Rendell
Ruth Rendell - Thirteen Steps Down
Ruth Rendell
Lisa Scottoline - Falsa identidad
Lisa Scottoline
Отзывы о книге «Falsa Identidad»

Обсуждение, отзывы о книге «Falsa Identidad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x