Ángeles Mastretta - El Cielo De Los Leones

Здесь есть возможность читать онлайн «Ángeles Mastretta - El Cielo De Los Leones» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Cielo De Los Leones: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Cielo De Los Leones»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hay en este libro el deseo repetido de contar el mundo para bendecirlo. Todo lo que sucede alrededor de quien lo escribe la sorprende y abisma en un canto que no transige con la desdicha como algo insondable. Andar en la vida es irse de parranda en busca de sus mejores instantes y de cada instante como el atisbo de un milagro. Extraña correspondencia la que existe entre los deseos y la seducción, entre lo inverosímil y catedral, entre la riqueza y la casualidad, ente el mar y los volcanes, entre la valentía y el desafuero, entre las aventuras y la ventura. Cada uno de los textos que reúne este libro acude en busca de semejante correspondencia, y la encuentra como parte de un ensalmo tenaz a cuyo encanto se rinde. La evocación y los sueños son del culto preciso y continuo que cruza estas páginas, cuyo empeño es persuadirnos de cuán prodigiosa y arrebatada es la vida, de cuántos motivos diarios tiene para hacer que la veneremos. La autora de este libro cree en el sensato hábito de la locura, en el desafío diario que es mirar a otros vivir como quien delira: cielo hay para todos, dice, hasta para los leones debe haber un cielo. Por eso nos atrapa la seducción. ¿Qué es la bendita seducción, sino el sueño de que hay tal cosa como el cielo?

El Cielo De Los Leones — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Cielo De Los Leones», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Al crecer, cambiamos las muñecas y los patines por las computadoras y las obras de arte, los libros, el amor y los teléfonos, los estetoscopios o los automóviles. Así, seguimos jugando. Incluso con más asiduidad que cuando éramos niños, jugamos cuando adultos urgidos de encontrar cobijo para nuestra memoria, olvido para nuestros litigios.

Alguna vez creí que la necesidad de sentirse parte del absoluto iría mermándose con el paso de los años, hasta que todo fuera un sosiego más regido por el desencanto que por la euforia. No sé si por fortuna, pero me equivoqué. El tiempo que nos aleja de la infancia, de la primera juventud, de lo que suponíamos la perfecta inocencia, no sólo no devasta la esperanza, sino que la incrementa hasta hacerla febril, hasta en verdad perfeccionar la inocencia haciéndola invulnerable.

Nadie más dispuesto a creer que un avión de papel puede cruzar el mundo, ni más apto para viajar en los entresijos del barquito que soltamos sobre una fuente, que un adulto desencantado. Nadie más listo para entregarse a su fantasía como al único camino que lo salve del tedio de vivir confiando sólo en lo que los periódicos o la ley consideran posible.

Los niños juegan con la concentración con que los dioses griegos se hacían la guerra. Los adultos inventamos juguetes más urgidos de juegos y de concentración que de guerra. El viento no se ve, la sombra que cae de los árboles no se toca, la luz que enceguece la mañana no se puede guardar, pero algo de toda esa magia puede caber en un juguete que por un momento nos explique el viento, la luz, las sombras, el árbol. La tierra siempre guarda secretos, los juguetes siempre nos ayudan a soñar que algún secreto desciframos, que algún paraíso nos pertenece.

FUERA DE LUGAR

Si la envidia es el pesar por el bien ajeno, entonces no puedo decir que yo les tenga envidia a quienes gozan con el fútbol, porque me alegra que les guste. Tan es así, que cuando por alguna razón caigo en la sinrazón de enfrentar un partido de fútbol, me acomodo para ver más al público que a la tele. Puede ser fascinante el modo en que le gritan al aparato, en que se llenan de júbilo o incertidumbre, de risa o desconsuelo, de lágrimas y, a veces, creo que más de las que uno alcanza la dicha de contar durante una luna de miel, hasta del sagrado y pleno hálito que sólo se querría propio del orgasmo.

Me divierte mirarlos, por desgracia no tanto como para no temerles a los días en que sólo de eso se habla y nada más sucede. ¿Cómo portarse entonces? ¿Qué podemos hacer quienes nunca hemos entendido lo que es un fuera de lugar, quienes nos decretamos incapaces de pasión alguna cuando se discute durante horas si una patada fue o no fue patada, fue o no fue penalty, fue o no fue culpa del árbitro ciego?

Lo he pensado ya durante varios campeonatos mundiales, me conozco distintas actitudes a la hora de enfrentar la temporada y no sé cuál de todas haya sido la mejor.

Hay desde luego el escepticismo. Sin embargo cada día es más difícil practicarlo. Como no se mudara uno a una isla desierta, es materialmente imposible andar por la vida diaria fingiendo que uno ni sabe, ni quiere, ni puede saber del tema. En los últimos tiempos hasta una parte del sector femenino se interesa en el fut. Sin lugar a dudas, los hombres las miran desconfiados, como a unas arribistas ignorantes que gritan cuando no se debe y desfallecen creyendo que un autogol fue bueno para su equipo. Por eso hay que decir, en defensa de su interés real, que hay muchas para las que sí resulta una pasión. Incomprensible desde mis ojos, pero una pasión. No en balde lloraban así las partidarias de los Pumas la tarde que tan gallardamente perdimos frente al América. Y digo perdimos, porque yo no entiendo una palabra de fut, pero una buena parte de lo que sí entiendo entró en mi cabeza y mis emociones gracias a la UNAM.

Yo no entiendo de fut y, sin embargo, me cuesta el escepticismo porque algunos de mis seres más queridos le tienen veneración. Recuerdo a mis hermanos jugándolo todas las tardes, todos los sábados y los domingos en el campito terroso al que tuviera que acudir su equipo. Los recuerdo al volver del colegio con las caras hirviendo y un raspón en la rodilla, los recuerdo desde entonces mentándole la madre a un árbitro por haber fallado en contra de alguien llamado la Tota Carbajal. No me acuerdo bien cuál era su equipo predilecto, pero creo que el Necaxa. Y cuando el Puebla apareció en escena, ya que todos éramos mayores, pero no por eso menos enfáticos, la familia entera puso las esperanzas en el primo Manuel Lapuente y por primera vez los vi gritando un triunfo. De entonces viene la entrega de uno de nuestros vástagos a la causa perdida del mentado fútbol. Arturo, el hijo de mi hermana, fue con tal entrega la mascota del equipo, que lleva toda su adolescencia entregado a la fatídica esperanza, que, como va, convertirá en realidad el contumaz deseo de ser un jugador profesional. La obsesiva y preclara entrega de este muchacho, inteligente y guapo como pocos, al solaz de las patadas, me desconcierta tanto como la admiro. Por sobre otras, su pasión me ha hecho pensar que algo de extraordinario debe haber en tal juego. Su pasión y la de un cuñado mío, que a los cuarenta y algo está dejando el físico en la gloria semanal de triunfar sobre otra portería.

La verdad es que el gusto por el juego lo entiendo con bastante más destreza que el gusto por mirar el juego. ¿O será el fútbol como el ballet? Que entre más cerca lo ha tenido uno, más arrebatador es mirarlo. Quizás. El caso en mi caso es que no me dice nada y que ando buscando un quehacer para ejercerlo mientras el señor de la casa, los jóvenes de la casa, los amigos y parientes de la casa, y en general, la casa toda mira el fútbol.

Se me ocurre que durante los partidos puede uno irse a dormir a un buen hotel. Alguien afortunado quizás encuentre un amante al que no le guste el fut. ¡Qué fantasía! De una a tres de la tarde haciendo el amor como dentro de una película.

Eso, meterse a una película no ha de ser tan malo. Ir a decirle a Ingrid Bergman que se quede un ratito en Casablanca . Que no es cosa de abandonar a Lazlo en definitiva, pero que bien puede siquiera por una semana quedarse a besar al infortunado y maledicente Rick. Meterse en Out of África . Eso me gustaría aún más, ir de safari con esa mezcla de baronesa Blixen y Meryl Streep, sentarme en el porche de su casa a oír a Mozart mientras la veo besar a Robert Redford que al mismo tiempo es Dennys Finch, el inasible amante inglés. ¿Quién no ha tenido un amante inasible? Quizás tenerlo en ese paisaje resulte menos ingrato. No sé qué opinaría la baronesa Blixen. Sé, sí, que fue dichosa mientras lo tuvo cerca, con o sin paisaje, y que luego se convirtió en la más extraordinaria rival de Scherezada de que se tenga noticia.

De momento, aquí, casi todos los amantes, inasibles y asibles, ven el fútbol. Y es cosa de ir haciéndose al ánimo. Una de las primeras noches que yo tuve para dormir con el amante asible e inasible que hoy es el señor de la casa, me levanté un momento de la cama y anduve por el cuarto con el cuerpo entonces joven con el que andaba sin darme cuenta de que lo era. No sé qué tontería amorosa le dije detenida en mitad del cuarto. Entonces él, el querido él, movió su brazo de izquierda a derecha como toda respuesta. Yo, que por esos días era la ingenua yo, creí sin más que ese gesto me llamaba de vuelta a la cama en línea recta.

– ¿Sí? -pregunté, con la miel del enamoramiento.

– Déjame ver -contestó él, que había encendido la tele y veía correr a dos hombres pelándose por una pelota.

Ése es el fútbol. Y así es la cosa. Resignación, aconsejarían algunos, risa, diría mi abuelo, ironía, mi padre, alianzas, mi entendimiento. Lo mejor en el caso del fútbol son las alianzas. Conversación con las amigas, sueños incandescentes en audaz y secreta alianza con la almohada, poesía, novelas, cine, redondo silicón en los oídos, caminatas por el parque en compañía del perro que no mira la tele, música.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Cielo De Los Leones»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Cielo De Los Leones» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Cielo De Los Leones»

Обсуждение, отзывы о книге «El Cielo De Los Leones» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x