CHILE: LOS DILEMAS DE UNA CRISIS Autor: Luis A. RiverosEditorial Forja General Bari N° 234, Providencia, Santiago, Chile. Fonos: 56-224153230, 56-224153208. www.editorialforja.cl info@editorialforja.cl Diseño y diagramación: Sergio Cruz Primera edición: junio, 2021. Prohibida su reproducción total o parcial. Derechos reservados.
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor.
Registro de Propiedad Intelectual: N°2021-A-2946
ISBN: Nº 9789563385274
eISBN:Nº 9789563385281
Agradezco a Estrategia y a don Víctor Manuel Ojeda, el espacio que me ha brindado a lo largo de muchos años para insertar mi opinión en columnas publicadas de modo semanal.
Agradezco también a El Mercurio , medio que ha dado acogida a mis opiniones de manera destacada.
Muchos colegas universitarios y del mundo de la educación me han proporcionado comentarios sobre mis distintas elaboraciones en la materia incorporada en este libro; quiero agradecerles sin necesariamente comprometerlos; Juan P. Cárdenas; Rolando Carrasco; Enrique Goncalvez; Patricio Cueto; Orlando Inostroza; Marco Moreno; Mario Parada; Víctor Sánchez; Manuel Santander; Jorge Salgado (+); Fernando Vicencio; Sergio Villegas.
Varios de los trabajos incluidos fueron presentados y discutidos en seminarios en los que participaron destacados políticos: agradezco por ello a Andrés Allamand, Sergio Bitar, Mario Desbordes, Camilo Escalona, José M. Insulza, Ricardo Lagos y Gutemberg Martínez. También a todos los colegas y amigos que me han proporcionado valiosos y fraternales comentarios, que ayudaron a enriquecer los puntos de vista que se sostienen en los distintos capítulos. Destaco mi gratitud a Víctor Petermann, con quien pude compartir muchas discusiones sobre temas que aquí se incluyen, y de quien recibí siempre estimulantes comentarios.
Un agradecimiento muy especial a Carlos Cantero, quien tuvo la generosidad de escribir el prólogo para este trabajo, luego de productivas conversaciones.
Agradezco, finalmente, a mis estudiantes, quienes siempre han sido generosos y desinteresados colaboradores en las materias que aquí se incluyen y que responden en buen número a sus propias inquietudes.
Por cierto, a nadie hago responsable, sino a mí mismo, por los contenidos, opiniones y enfoques de los temas incluidos en los diversos capítulos de este libro.
EL AUTOR
Se trata de un texto que aborda las distintas etapas que han caracterizado la crisis de la sociedad chilena. Todo esto en coherencia con la crisis de alcance global que en la reciente década marcó el derrotero de la situación actual. Tempranamente Luis Riveros, junto a otros actores en el ámbito nacional, dieron la alarma del peligro que se cernía sobre el país, por un sistema que mostró severas fracturas éticas, una tendencia a la concentración de la riqueza, que exacerbó el individualismo, la competencia, el abuso y la impunidad.
Este libro pone de relieve las múltiples señales y advertencias de la juventud, la ciudadanía y los grupos más radicalizados, que no fueron atendidas por la élite económica y política. Se articuló una institucionalidad autocomplaciente, se instrumentalizaron los medios de comunicación masiva, lo que ha estado acompañado del silenciamiento y/o pasividad de intelectuales. Los actores de las políticas públicas, en uno y otro lado, no escucharon las advertencias ciudadanas, en sus filas se alejó cualquier expresión de pensamiento crítico, la élite solo quería obsecuentes y funcionarios que siguieran órdenes, los medios de comunicación fieles al neuromarketing transformaron toda expresión en farándula y espectáculo, en sus noticias y programación cotidiana, sin voluntad de profundizar en nada. Esa es la razón por la cual se han observado realidades paralelas, completamente opuestas y contradictorias, una idílica en la élite social y política, otra distinta y negativa en la ciudadanía. Fruto de aquello, la autoridad perdió el control de la calle, ampliamente sobrepasada. Todo esto cobra particular importancia de cara al desafío constituyente que determinará en futuro del país por décadas.
La paradoja de la crisis chilena es su excepcionalidad. A diferencia de la inestabilidad social y política que habitualmente observamos en América Latina, por el fracaso de los modelos en la generación de riqueza, es decir, por escasez y pobreza, inestabilidad política y debilitamiento de la democracia. En el caso de Chile, la crisis y el colapso social es por abundancia, es decir, por un modelo altamente exitoso en la generación de riqueza, que no redistribuyó adecuadamente los beneficios del progreso, debilitando los bienes públicos, generando altos niveles de endeudamiento, promoviendo una visión minimalista de la dignidad de las personas y debilitando el sentido de comunidad. La crisis del modelo se debió a sus elementos éticos endógenos. Una élite que mostró una mentalidad individualista, una exacerbada competencia sin la adecuada colaboración, una concentración de la riqueza exagerada y la ruptura de los bienes públicos lo que dañó el sentido de comunidad.
El debilitamiento de los bienes públicos en la sociedad, la falta de sintonía de la élite (política, social, cultural, espiritual, entre otras) con el clamor ciudadano, el gatopardismo y doble estándar del quehacer político y las instituciones públicas, terminó con una grave crisis de legitimidad de la política, lo que promovió el descrédito de los políticos. El resumen de la percepción ciudadana en torno al tema es algo así como: ¿Para qué se quiere políticos, si estos no cautelan los bienes públicos ni el bien común y parecen amancebados con el bien privado? Lo que ha generado un grave cuestionamiento a la legitimidad y la legalidad de la política y los políticos.
Esta crisis ha dado lugar a un cuestionamiento de las bases de nuestra institucionalidad, al punto que la ciudadanía aprobó la generación de un cuerpo constituyente. Por primera vez en Chile, el pueblo elige democráticamente a los miembros de la Convención Constituyente, que deberá dar origen a la nueva carta fundamental de la república. Sin embargo, un proceso nuevo y complejo ha estado sometido a bloqueos de unos pocos y la improvisación y falta de oportunidad en su regulación por parte del Congreso, lo que ha dado lugar a una implementación desprolija que pone en riesgo la legitimidad y legalidad del proceso. Eso es lo que se observa en la sociedad chilena. Múltiples males le acechan: incompetencia, soberbia, ignorancia, corrupción, violencia, narcotráfico, demagogia. A eso se suma, además, que en el contexto global es evidente la crisis multilateral que afecta las instituciones, mostrando ineptitud, falta de oportunidad y pertinencia, lo que ha generado cuestionamientos a la institucionalidad: OEA, BID, ONU, entre otras.
La base de la crisis (global y nacional) es ética y valórica, de allí derivan todos los males del sistema, impactando en lo económico, social, político, cultural y espiritual. El modelo neoliberal ha sido tironeado hacia un materialismo radical, la élite abusó hasta poner en riesgo la gallina de los huevos de oro. Ahora se requiere un cambio estructural, una revisión de los principios y valores que han sustentado la institucionalidad público-privada del país.
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