Xavier Velasco - Diablo Guardian

Здесь есть возможность читать онлайн «Xavier Velasco - Diablo Guardian» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Diablo Guardian: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Diablo Guardian»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El sepelio de Violetta o Rosa del Alba Rosas Valdivia es observado por Pig, escritor compulsivo, perfeccionista, y sin carrera literaria. Pig cede la palabra a la muerta y hace narrar a Violetta, que cuenta su historia en primera persona. Desde niña, el personaje tiene dos diferentes apelativos y una vocación de lo que ella entiende por la palabra puta que cobra diferentes significados durante toda su vida (mismos que ella lleva a la práctica). La niña vive en un ambiente de mentira (su padre tiñe de rubio la cabellera de cada uno de los integrantes de la familia desde los primeros años de la infancia). Las apariencias rigen a la familia de Violetta. El papá planea un robo a la madre, que a su vez ha estado robando a la Cruz Roja y guarda el dinero en una caja fuerte en el clóset. La jovencita-niña empieza a vivir aventuras desde que se escapa de su casa con los cien mil dólares robados. Contrata a un taxista anciano para que viaje con ella por avión y a partir de ese momento, manipulará a los demás. Cruza la frontera con los Estados Unidos, siempre usando a alguien, comprando favores y voluntades. Como todos los hombres que se topan con Violetta, Pig también es usado por ella, que lo domina como escritor y le exige escribir la novela en que ella aparece. Una obra divertida, sin concesiones, despiadada como observación de la sociedad y de los individuos, que tiene el buen gusto artístico de no caer en sentimentalismos o en?denuncias?. Una novela de la globalización.

Diablo Guardian — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Diablo Guardian», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Nunca supe muy bien cuándo pensaba irse, pero podía habérmelo hecho desde el segundo día en el departamento. Con dos años de renta pagados, la dueña no tenía para qué aparecerse. Yo era la hermana chica de Eric, según ella. No había más que explicar. Tenía dos años limpios para hacer lo que se me diera la gana con mi vida. Y como lo único que no me daba la gana era ponerme a ahorrar, decidí que con Eric o sin él tenía que aplicarme a sacar una lana. Sabía que mi capital no iba a durar ni un año, y tampoco podía dedicarme a ladrona porque seguro me iban a agarrar. Aunque eso todavía no estaba tan claro. Yo supongo que todos los ladrones audaces se consideran buenos, hasta que los apañan. Y ya ves que Violetta era de esa pandilla. Mi papá decía: Te pasas, Rosalba, te pasas, te pasas, te pasas, a toda hora te pasas. ¿Qué quería que hiciera? Un día me acuerdo que le dijo a mi mamá: Esta muchacha es chiva de otro corral Y yo lo odié muchísimo. Durante dos semanas estuve echándole una cucharada de laxante a su chocolate. Lo veía y pensaba: Muérete, chivo viejo. Eric se reía mucho de que yo le dijera a mi papá Gran jefe Chivo Viejo. Jugábamos a que me habían secuestrado de una diligencia. Yo era una pobre mexican señorita en desgracia y él era el texanazo que me rescataba sana y salva. Dont be afraid, Miss We’are! Esto último ya era mío, y cuando lo decía se acababan las risas. Me decía: Eres una privilegiada, puedes seguir tus estudios en los Estados Unidos. Y a mi no me pasaba por la mente estudiar nada. Le decía: Si me gasto mi tiempo en estudiar, voy a acabar estudiando el mapa del subway. Yo sentía que Eric sólo se quedaba porque según él no había terminado de cumplir su misión, que era verme conforme con trescientos bucks a la semana, tomando clasecitas de cualquier pendejada. Digamos que camino a convertirme en Luisa Lane. En Texas te habrías podido pagar una carrera, decía, y yo me preguntaba si a la hora en que oíamos juntos The Passenger nos pasaba la misma película por la cabeza. Y obviamente ni madres, ¿ajá? O sea que nos queríamos horrores, pero sólo porque la lana y el desmadre nos habían hecho muy felices juntos. Porque igual yo le estaba muy agradecida. Era no sé, decente, buena persona, se reía todo el tiempo, se afligía muchísimo por mí.

Yo a Eric lo quería por puras buenas razones. Tenía todas las cualidades que a mi me faltaban. Aunque tampoco sé si me faltaban. Lo que te digo que sí tengo claro es que me gustan mucho los malditos. Los villanos que van detrás de Luisa Lane ya sabes cómo: con las más nefastas intenciones. Los malos-malos: ésos son los buenos. Y Eric nada más no calificaba en la categoría. Era más transparente que un calenturiento, el pobrecito. Y cada día que pasaba yo me iba como despegando de él. Pensaba: Si se va, que se vaya en dos semanas, porque igual calculaba que era el tiempo en que, me iba a empezar a hartar. Si no hubiera llorado todo lo que lloré después por ser al mismo tiempo tan perra y tan bruta, me sentiría todavía mal. Parte de la aritmética de la clase media se hace con esa misma mezquindad, y yo me odié por eso. Me odio por mi capacidad de hacer pedazos todo lo que tengo, pero también me admiro por lo mismo. Hay millones de viejas con jerga y delantal que controlan a sus maridos como pinches monitos de videojuego con la estrategia que yo le estaba aplicando a Eric, por eso ya en el fondo quería que se fuera. Tenía que estar sola, ¿ajá? Claro que no dejábamos de revolcarnos, pero hasta eso se había vuelto un poquito mecánico. Y otro poquito atlético., Hasta que empecé a hacerme la soñolienta, y Eric no entendía nada porque ya estaba trepadísimo en el rollo de Clark Kent. Imagínate las que pasa un superhéroe en la cama, cargando todo el tiempo con la obligación de ser Mr. Big Time. O tal vez era porque tenía claro que iba a irse, pero yo ya no estaba en esa historia. Desde el hotel de las ratas me había salido corriendo del tal nosotros. De repente jugaba a creer que me había secuestrado el mismo superhéroe que me rescató. A veces se acercaba para acariciarme y yo gritaba: ¡Stay away! ¡Wanna fuck Lex Luthor! Como cincuenta veces. Y lo decía totalmente en serio. Si no podía ser princesa, entonces que viniera un villano a esclavizarme. No sabía nada de eso, pero estoy segurísima de que alguien muy adentro me llevaba derechito para allá. Como si los cuarentaitantos mil que me quedaban trajeran una maldición incluida. Llegué a pensar que en una de ésas me andaban persiguiendo los espíritus en pena de todos los que se murieron por falta de ambulancia. ¿Sabes por qué te dicen Pig? Porque siempre te ríes de cosas como ésa. Te ríes cuando deberías horrorizarte. Te enamoras de mí cuando más bien tendrías que esquivarme. Traes integrado el héroe y el villano en el mismo diskette. ¿Ves por qué eres una desgracia como Diablo Guardián?

Voy a quedarme sin saber tu opinión, ésa es la gran ventaja de no tenerte enfrente. ¿Cuáles son los requisitos básicos para ser personaje? A lo mejor estoy aquí hable y hable y resulta que ni los cumplo, ¿ajá? Si yo estuviera en tu lugar, me aseguraría de que ninguno de mis personajes leyera la novela. Si no con qué confianza vas a decir tantas mentiras. Es posible que yo esté aquí contándote mi vida no para que te enteres de la verdad, sino para que me perdones y no me hagas pedazos en la historia. Pero como ya se que no me vas a perdonar, no descartes el chance de que sea todo cierto. La gente se pasa la vida contándose mentiras para que pasen por verdades, cuando es más divertido lo contrario. La verdad se disfraza de mentira para que una pueda soportarla. Yo realmente cruel que había dejado de querer a Eric. Lo provocaba para que de una vez hiciera lo que tenía que hacer, judas, le decía, ve a arreglar tus asuntos. Un día le pedí un beso y le escupí en la cara. Y él no me respondía las agresiones porque creía que eran mi manera de decir: No te vayas. O porque las estaba coleccionando para cualquier mañana echármelas en cara y largarse a su pinche pueblo naco. Y la verdad es que yo temía tanto que se fuera que me quitaba el miedo desafiándolo: Déjame, déjame, déjame, déjame, ya no te quiero. Ni siquiera me imaginaba todo lo que iba a chillar después por ser así de atrabancada. Fueron ocho, diez días. Y no me daba cuenta del calendario, no había para qué.

Todos los días eran igualitos. Habíamos comprado una televisión y no sé cuántos videojuegos. Salíamos al parque, comprábamos revistas, jugábamos el día entero. Noches, tardes, mañanas, daba igual. Nos hablábamos poco. Además, yo traía los audífonos puestos. The Passenger, of course. La canción no decía the passengers, hablaba de uno solo. Y aparte no era yo quien quería largarse, carajo. Pero necesitaba creer que sí, que ya estaba podrida de cargar con ese bulto, que su pura presencia tenía que ser la ruina de mis planes. La manera más eficaz de sacar a alguien de tu vida es echártelo encima. Cargarlo todo el tiempo, para que hasta cuando sonría te parezca insoportable. Crear una incomodidad artificial para que esté ahí siempre, que te despiertes y le mires la jeta y sientas como ganas de no haber despertado. Es increíble lo que esa estrategia puede hacer en ocho días. Lo aburrido que llega a ser un beso, un café, una cama, una cena, un videojuego. Y al mismo tiempo lo maravilloso que se ve el futuro con la cama y la mesa y el baño y el cepillo y los platos y las tazas toditos para ti. Pensaba que sabía demasiado de Eric y nada o casi nada de mi misma. Quería dar una vuelta por mi propia Disneylandia. Y claro que también quería conservar a Eric, pero igual ya me había rendido. Era obvio que no se iba a quedar, y si de pura suerte se quedaba iba a acabar odiándome. Te digo que los tipos decentes no me van. Les traigo mala suerte.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Diablo Guardian»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Diablo Guardian» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Diablo Guardian»

Обсуждение, отзывы о книге «Diablo Guardian» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x