Por qué el diablo se convirtió en diablo
Celina Plasencia
© Por qué el diablo se convirtió en diablo
© Celina Plasencia
ISBN:
Editado por Tregolam (España)
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Imágen de portada: © La autora
Diseño de portada: © Tregolam
1ª edición: 2021
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A los más queridos colaboradores, que me han apoyado en la culminación de este libro.
A Ana Katherine López Estrada, la dulce Kat, por estar ahí con su presencia y por sus hermosas ilustraciones hechas con tanto amor. Desde Panamá.
A Roderick Cortés, por permitirnos usar la imagen de su cara para recrear a Ojos Negros, el protagonista de esta historia. Desde Panamá.
A Karla Key y Jessica Laine, por su complicidad, por la compañía nutritiva aun en la distancia, por su asesoría, por el apoyo logístico y por ese espíritu dulce de hermosa solidaridad incondicional que ha sido tan importante para completar esta obra. Desde Barcelona, España y desde Nueva York, EE. UU.
A Juan José Cardozo, por su apoyo técnico en el montaje gráfico de la portada y contraportada. Desde Córdoba, Argentina.
A Olga Scandella Fuentes, el soporte, la luz, la mamá consejera siempre presente.
Y a mis muy queridos amigos, mi querida familia adoptiva de Panamá, Ana, Claudio Mendoza y su tribu, por estar ahí para mí en estos años de vida en Panamá.
Antes que nada, ¡un instante de gratitud!
Para ustedes… habitantes de mi corazón…
Me siento indescriptiblemente honrada, contenta y satisfecha de poder dedicarles estas páginas, sin ustedes, quizá no tendría sentido haber escrito este libro.
Porque me conectan con el entusiasmo, con la fuerza y las ganas de reinventarme. Porque es gracias a ustedes que me despierto cada día, que me río a solas —cuando recuerdo las cosas que hemos hecho, ¡ja, ja, ja!— y en los que pienso cada vez que me pregunto por qué o para qué hago cada cosa que hago, son una hermosa justificación de mi existencia. Porque he elegido, mientras me dure el trayecto en esta experiencia de vida, seguir encontrándome con «mi gente», disfrutando de lo que cada uno es y de la genialidad y la potencia que somos cuando estamos juntos… ¡Disfruto mucho imaginar de lo que somos capaces!, cabe destacar. ¡Ja, ja, ja!
A ustedes, toditos ustedes, ¡poderosa e imparable gente de mi corazón!
A mis padres valientes y generosos que eligieron traerme a este planeta ¡gordito y redondito! Hicieron bien, ¡no hay quinto malo!, ja, ja. A mis bellos hermanos, generosos y exigentes e increíblemente virtuosos, sabios y sólidos en su amor incondicional, siempre puliéndose en la mejor versión que pueden ser y completando mis espacios internos. A mis sobrinos y sobrinas que, aunque no nacieron de mí, se convirtieron en hijos y se instalaron a sus anchas en mi corazón, haciendo que todo sea importante, que lo que haga tenga valor y tenga sentido de ser llevado a cabo, y que sea cada vez más expansivo y nutritivo para mi mundo de esta vida. A mi querido cuñado, el invicto pater Charlie, ¡el hermano mayor!, una gran pieza de este engranaje de mujeres. Siempre a nuestro lado, queriéndonos, apoyándonos, siendo auténtico y estando presente con su «casi imperceptible» voz. ¡Ja, ja! A todos mis tíos y primos, a cada uno de ustedes que han estado presentes. ¡Son invaluables! A mis grandes amigos, que tengo la fortuna de no poder contar, son la familia extensiva que he integrado en mi vida y están ahí, acompañando mi recorrido sin falta, haciéndose presentes de todas las formas valiosas en estas distancias.
A toditos ustedes, que son la magia y el espíritu que pone todo en movimiento. Que me inspiran a ser la mejor «yo» que pueda ser. Que son el horizonte y, a la vez, el camino hasta él.
Sepan que los amo
Prólogo
Cuando son las diez y diez minutos de la mañana, de hoy martes 2 de marzo, de este desafiante año 2021, a través de mi ventana, veo el cielo limpio de un vibrante azul celeste, y llega hasta mi cara la brisa caliente de esta temporada en el intenso verano de la Ciudad de Panamá donde vivo.
Rondan los 32 ºC por estos lados, y acabo de decidir que es mejor que haga algo pronto para atenuar esta temperatura. Entre el aire acondicionado que puede ser muy frío y el calor del ambiente, opto por activar mi poderoso ventilador de pie, fiel amigo, magnífico colaborador, que trabaja sin cansarse y no tiene quejas ante las largas horas que transcurren cuando me instalo frente a mi computador. ¡Qué maravilla!, ¿no? ¡Ja, ja!
Hoy, elegí compartir con todos ustedes, que se han permitido darse un paseo entre estas páginas, un tema del que en verdad poco se habla, o quizá, no tanto desde este enfoque, pues es un asunto que está muy envuelto en un vistoso traje de misterio y secretismo.
Supongo que eso se debe, en gran parte, al hecho de que no haya sido del interés de muchos saber quién es en realidad ese personaje tanto mítico como místico que ha sido y sigue siendo EL DIABLO. Nos guste o no, lo aceptemos o no, lo entendamos o no, forma parte ineludible de nuestras vidas, en las más diversas formas, de acuerdo a cómo cada uno lo perciba, lo interprete o lo reconozca, según sus referencias y creencias.
Es probable también que no se le haya querido brindar mucha importancia, porque existen numerosas ideas, presunciones, suposiciones y dogmas asociadas al miedo que giran en torno a esta figura. Y, sin pretender excluir ningún punto de vista aquí, también pueda tratarse de que no se le ha considerado muy importante como para dedicarle un rato de observación, de análisis o reflexión. O tal vez, porque hay «algo» dentro de nosotros que pueda formar parte de su misma esencia y que no se haya notado, no lo hayamos identificado o no se haya querido aceptar como tal.
Los puntos de vista en referencia a esos asuntos mágicos, místicos, energéticos o invisibles que giran en torno a ese nombre casi impronunciable pueden ser infinitos, es mucho lo que se puede especular al respecto.
EL DIABLO es, sin duda, el protagonista y dueño de las más impresionantes y fantásticas definiciones e historias que se han tejido a lo largo de la vida reciente del hombre, convirtiéndolo en una muy cruenta y tenebrosa criatura, que, como es de esperar, ¡nadie quiere tener a su lado!
Los invito a ponerse cómodos, a soltar sus prisas y dejar aquí sus dudas antes de entrar en este espacio. Un lugar que, aunque no estén conscientes de ello, ¡lo han elegido ustedes mismos!
Manténganse entonces en el presente, porque esto puede ser ¡muy movilizador!
Celina Plasencia
A partir de las siguientes páginas, estamos por internarnos en un espacio distinto.
En un tipo de contenido que quizá no hayan considerado antes de ahora y deben saber que va a mover algunos cimientos internos para dejarles un regalo. Uno que ustedes aprovecharán si lo eligen así.
El regalo de comprender por qué el diablo se convirtió en diablo y, sobre todo, por qué debería importarnos a nosotros saber eso.
EL DIABLO representa a esa figura mitológica oscura, descrita a través de los incontables relatos de terror y de crueldad que lo hicieron aparecer como el amo del infierno. Ese espacio o lugar donde van a parar las almas de quienes no tuvieron en sus vidas una conducta aceptable, en relación con aquello que para distintos grupos de humanos se entiende por «aceptable».
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