Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán

Здесь есть возможность читать онлайн «Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La amigdalitis de Tarzán: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La amigdalitis de Tarzán»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Juan Manuel Carpio, cantautor peruano probando suerte en París y María de la Trinidad del Monte Montes, joven aristócrata salvadoreña, narran la historia de su relación a través de cartas en La amigdalitis de Tarzán. Ella fracasará en su intento de llevar una vida plena en el matrimonio con un fotógrafo chileno. Él tendrá aspavientos internacionales a través de sus canciones. Pero ninguno imaginará lo indispensable que se tornará para cada cual la lectura del cariño del otro en las misivas, las cartas, que protagonizan La amigdalitis de Tarzán.

La amigdalitis de Tarzán — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La amigdalitis de Tarzán», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Lo que tiene, con su permiso, señor decano, es un gran porvenir por delante. Y debería viajar, por ejemplo, a París, porque yo creo que lo único que le falta es un poquito más de hambre, como a nuestro inmortal César Vallejo con aguacero en la Ciudad Luz…

– Usted limítese a sus actas, señor secretario…

En fin, As time goes by, que se dice.

Pero debo decir, también, en honor a la verdad, que qué no hice desde aquella primera mañana en que Mía no me dijo qué alegre, antes y después de darme sus Gracias a la vida, que me ha dado tanto. Empecé, por ejemplo, a encontrarlo yo todo qué alegre, incluso fingiendo que aún dormía y soñaba en voz alta con ella y Burt Lancaster a su lado, o sea el mío y yo, pero, o Fernanda era la mujer más inteligente e intuitiva del mundo, o yo soñaba pésimo en voz alta, porque lo cierto es que cuanto más soñaba y soñaba, incluso con la voz de mis mejores conciertos, arrullándole además inéditas canciones de amor, sin lugar a dudas fruto de un soñar largo y profundamente enamorado, más aindiados amanecíamos el día, yo, y hasta la vista al mar. Y terminé, también, por ejemplo, porque ya ni me acuerdo de la cantidad de trucos ni del orden en que los utilicé, para que, a diario, Fernanda volviera a decirme qué alegre, al despertar la mañana, literalmente terminé intentando violarla dormido como un tronco, aunque siempre imitando en mis sueños al más fino, elegante y refinado Burt Lancaster del Gatopardo, pero lo menos que puedo decir es que, ya no sólo sus muslos, como en el poema de García Lorca, sino Fernanda enterita se me escapaba como el más sorprendido de los peces. Y así hasta que una mañana, ya no sólo me harté de despertar tan aindiado como siempre, sino que, cual Burt Lancaster furioso en película de serie negra, se me salió el indio, como decimos en el Perú, y:

– ¡Carajo! -le grité-. ¡Flaca de mierda! ¡No me he gastado un platal en alquilar este departamento para que te me pongas a extrañar al alcohólico de Enrique!

El resto, cualquiera se lo puede imaginar. De aquí a la eternidad se convirtió ipso facto en la versión invertida de Gilda, o sea Mía en Glenn Ford y yo en Rita Hayworth, y la bofetada de la película me sonó tan fuerte en la mejilla que, en la cama camarote de su dormitorio, despertaron, sobresaltados y nerviosos, Mariana y Rodrigo, más un día nubladísimo, al abrir las vistas, y ya desde el desayuno de fingidas sonrisas, fracasados abrazos, y besitos-umhuufff, te como, Rodrigo, picadito de mi corazón, sin resultado alguno, el tarantulado empezó a rascársenos casi tanto como el día en que aterrizó en Menorca y, esa misma noche, a la hora de la comida, ya se nos estaba rascando casi tanto como el día en que lo vio el médico en Londres, por primera vez, lo cual me dio tanta pena que estuve horas rascándome la cabeza y piensa y piensa en una salida negociada a una crisis tan grave como estremecedora. Debo confesar, eso sí, que Mía también se rascó muchísimo la cabeza y que a cada rato los dos nos mirábamos nuevamente con amor y compinchazgo, y que, por momentos, hasta estuvimos a punto de convertirnos en pensantes estatuas de Rodin, a fuerza de rascarnos.

Y tengo el inmenso honor y placer de haber sido yo quien vio tierra primero, aunque bueno, esto ya medio mundo lo sabe, como también sabe, porque Fernanda y yo lo hemos contado en mil y una entrevistas, al menos por el urbi et orbi hispanohablante, cómo empezó todo aquel día feliz de Cala Galdana, en que yo grité: «¡Tierra! ¡Tierra! ¡Se me acaba de ocurrir una idea genial, Mía!», poniendo en marcha todo un proyecto literario y musical, que no sólo le resolvió para siempre todos los problemas económicos a Mía, con el paso de los años, sino que ha logrado que hoy ya haga rato que Rodrigo y Mariana sean dos cum laude de Harvard y hasta posean sendas fincas de vacación veraniega en la costa salvadoreña. Él es especialista en seguir ganando dinero en la bolsa de Nueva York, y ella en adorar a un hijito que tiene por nombre de pila mi nombre y apellido, o sea que se llama Juan Manuel Carpio y se apellida primero Monte Montes y después, la verdad, nadie se acuerda muy bien cómo se apellida la criatura, araucanotamente, eso sí.

Pero bueno, tras haberme lanzado, como un Jonathan Swift cualquiera, «por tan vastos y retorcidos desvíos, retomo el camino -y, como quien dice, el hilo de mi narración-, con la firme intención de seguirlo hasta el final de mi viaje, salvo, claro está, que alguna perspectiva más agradable vuelva a presentárseme ante los ojos», como se me presentó hace un momento el recuerdo del exitosísimo porvenir del tarantulado y del cariño tan maternal que llegaría a sentir por mi nombre completo la siempre linda y sonriente Mariana, por más que en alguna futura carta Mía me escribiera: «El Rodrigo y la Mariana crecen cada día más excéntricos».

Pero bueno, andábamos en que yo grité: «¡Tierra! ¡Tierra!», y: «¡Se me acaba de ocurrir una idea genial, Mía!».

– Muero por saberla, hermano mío. ¡Cuéntame! ¡Cuéntame!

– Ven, Mía. Vámonos a la playa y te lo cuento todo.

– Juan Manuel Carpio, como me salgas con bordes de mar en un momento como éste…

– Vamos, Tarzán, una zambullidita en el mar, una nadadita cheek to cheek, y yo te lo voy contando todo…

– Ni bañito ni nada, Juan Manuel, que hoy la sartén no está para bollos, lo cual, en resumidas cuentas, te lo advierto, quiere decir que hoy tengo amigdalitis aguda.

– Diablos, me la traje hasta Cala Galdana, pero resultó que tenía marido. Perdón: García Lorca hubiera dixit, Mía.

– Gra-cio-sí-si-mo, so cojudo.

– Y am-né-si-co, so coju…

– ¿Me puedes explicar qué quieres decir con eso?

– Que ya se me está olvidando la idea genial.

– De acuerdo. No soy una puta, que quede bien claro, pero me acuesto ahorita mismo contigo con tal de que recuperes la memoria.

Dicen que la venganza es un plato que se come frío, y debe ser verdad, porque Mía y yo nos acostamos como toda la vida, pero por primera vez, al menos con ella, el momentáneo hijo de puta en que me había convertido estuvo un mes sin fumar, como en el tango, o sea cero, cero y nada, y eso que los psiquiatras llaman fiasco.

Y, o sea, también -porque Mía y yo siempre tuvimos un lado francamente positivo y optimista, aun en los peores momentos desconocidos-, que pasamos a la sala como si nada hubiera sucedido, y pusimos manos a la obra, desde el instante mismo en que Mía dijo que eso era lo más alegre que le habían propuesto en su vida, y que no sólo podía resultar una idea genial, si ella no me fallaba, claro, porque, a nivel artístico, aunque con dos libros de relatos infantiles publicados, y en México, nada menos, eso sí, y siete inéditos, esto también, claro, pero porque me debe faltar un agente o algo, y porque en El Salvador las editoriales ni existen, y en California sólo traducen lo que ya se publicó, y en Londres con lo de Rodrigo no he tenido tiempo ni para averiguar qué editoriales existen que publiquen libros para niños…

– Te estás yendo por las ramas, Mía.

– Será el miedo. Y es que, a nivel artístico, aunque con dos libros publicados, y en México, nada menos, eso sí…

– El árbol te está impidiendo ver el bosque, Mía…

– ¡Carajo!, con tu perdón, Juan Manuel Carpio, esto es lo más alegre que me han propuesto en mi vida, pero, a nivel artístico, me siento una enana a tu lado y me muero de miedo de fallarnos a ti y a mí.

– Mía…

– Pero ¡carajo!, Juan Manuel Carpio, qué alegre y qué alegre, y qué alegre y qué alegre… Y realmente es una idea genial.

– Manos a la obra, entonces. Y empecemos con las letras de esta canción, mira, léelas. Compuesta por mí, es y será, por más que me esfuerce, todo menos una canción que pueda interesarle a un niño.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alfredo Echenique - Cuentos
Alfredo Echenique
Alfredo Echenique - El Huerto De Mi Amada
Alfredo Echenique
Alfredo Sanfeliz Mezquita - La democracia de las emociones
Alfredo Sanfeliz Mezquita
Luis Alfredo Landavere Vergara - Guía de supervivencia audiovisual
Luis Alfredo Landavere Vergara
Alfredo Gaete Briseño - Nadie en cuarentena
Alfredo Gaete Briseño
Alfredo Echenique - Un mundo para Julius
Alfredo Echenique
Alfredo Sánchez Gutiérrez - La música de acá
Alfredo Sánchez Gutiérrez
Alfredo Tomás Ortega Ojeda - La bruja
Alfredo Tomás Ortega Ojeda
Alfredo Gaete Briseño - El regreso del circo
Alfredo Gaete Briseño
Raquel Echenique - Yo soy un refugiado
Raquel Echenique
Felipe I. Echenique March - Una historia sepultada
Felipe I. Echenique March
Отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán»

Обсуждение, отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x