Diane Liang - El Ojo De Jade

Здесь есть возможность читать онлайн «Diane Liang - El Ojo De Jade» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Ojo De Jade: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Ojo De Jade»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La moderna y emprendedora Mei acaba de abrir una agencia privada de detectives en pleno corazón de Pekín. Esta mujer joven es un símbolo evidente del gran cambio cultural y ecónomico que está viviendo China. Al volante de su Mitsubishi rojo, y con un hombre como secretario, Mei está preparada para su nuevo trabajo. Cuando un cliente le pide que encuentre un valioso jade de la dinastía Han sustraído de un museo en plena Revolución Cultural, Mei se verá obligada a profundizar en ese oscuro periodo de la historia de China.
La investigación de Mei revela una trama que tiene mucha más relación con el pasado y la historia de su propia familia de lo que podría haber esperado. Esto la llevará a la trastienda de Pekín y a un secreto tan bien guardado que, desenterrarlo, amenazará con destruir lo que Mei consideraba sagrado…

El Ojo De Jade — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Ojo De Jade», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La mujer frunció el ceño, inclinó la cabeza hacia un lado y cerró los ojos. Mei imaginó su silencioso repaso del día a día, peinando el recuerdo de caras que hasta ese momento no significaban nada.

Mei continuó, con la esperanza de que algo de lo que había dicho o estaba a punto de decir pudiera despertar la memoria de la joven.

– Era la primera vez que venía a Pekín. Tenía grandes planes. Había venido a hacerse rico. Yo diría que traía guardarropa nuevo para la ocasión: zapatos nuevos, ropa nueva, corte de pelo nuevo, maleta nueva, el conjunto entero.

La mujer abrió los ojos; tenía la mirada desenfocada. Los volvió a cerrar y a abrir. Luego habló:

– Creo que ahora me acuerdo. Tenía una gran cicatriz, como si se la hubiera hecho una máquina -bizqueó-. Sí, llevaba un traje nuevo, pero de aspecto barato, y una bolsa de mano de cuero, como suele llevar la gente de provincias -le dedicó a Mei una sonrisa cómplice-. Llevo muchos años trabajando en el ferrocarril. Siempre es igual -su pensamiento había llegado al final del túnel: la luz se acercaba. Su memoria se empezó a acelerar-. Todos quieren estar elegantes cuando vienen a una ciudad grande como Pekín, con peinados nuevos y ropa nueva que están de moda en sus ciudades. Pero todos acaban pareciendo animales del zoo. Yo les huelo la suciedad a un li de distancia. Así que al principio no presté atención a ese, cómo se llamaba, Zhang Hong.

– Pero te fijaste en él.

– Al final, sí. ¿Por qué? Ahora me acuerdo. Había mucho que hacer aquella tarde. Le dije que todo el mundo tenía prisa y que tenía que ponerse a la cola. Estuvo trajinando y protestando, unas veces de nuestros servicios y otras de otras cosas. Odio a la gente así. ¿Quiénes son ellos para decirnos que no ofrecemos un buen servicio?

»Ya me acuerdo, tan claro como si hubiera sido ayer. Cuando por fin le traje la caja, me gritó con un acento muy fuerte (puede que fuera de Henan, no lo sé): «¡Con cuidado, con cuidado, que es valiosísimo!».

»Todos se creen que lo que traen es el oro y el moro, cuando en realidad no vale un céntimo. Vemos un montón de gente así por aquí. ¿Sabe usted que nuestra Estación Oeste es la más grande de Asia? A veces estamos tres personas atendiendo; a veces, como hoy, sólo dos. La gente no sabe cómo es esto, o no lo entienden o son demasiado estúpidos; llegan tarde y quieren sus cosas. Nos insultan y pretenden darnos órdenes. Servimos al pueblo, pero no somos sirvientas.

Los ojos le brillaban más a medida que se iba animando.

– Como estaba diciendo, me enfadé bastante. Puse la caja en el mostrador y le dije que firmara la entrega. Se puso como loco, chillando: «¡Por todos los santos, no la estampe así en el mostrador!»; y ni siquiera la había soltado de golpe. Yo ya estaba hasta aquí -levantó el brazo derecho y se tocó la barbilla con el dorso de la mano-. Así que le dije que leyera el aviso que hay en la pared: «La Estación Oeste no se hace responsable del posible deterioro de los objetos depositados».

– ¿Y qué pasó entonces?

– Pues nada. La persona que iba con él le dijo que tenían que irse. Así que cogieron la caja y se fueron.

Mei alzó la vista.

– ¿Iba un amigo con él? ¿Era un tipo bastante musculoso con el pelo a cepillo?

– No -negó ella moviendo la cabeza-. Era una chica joven.

– ¿Una chica joven? -eso Mei no se lo esperaba-. ¿Qué tipo de chica? ¿Qué edad tenía?

– Puede que dieciocho. Ya sabe, de esas que se hacen la permanente: un pendón.

– ¿Era pekinesa?

– Si tenía algún acento, no se lo noté.

Mei inspiró profundamente. Ya había oído todo lo que quería oír.

– Gracias. Me has ayudado mucho -dijo-. Que esto que hemos hablado quede entre nosotras, ¿entendido?

– No se preocupe. Es nuestro deber ayudar a los cámaradas de la Dirección -la chica se levantó y se dieron la mano. Mei se dio cuenta de que estaban temblando de emoción. Cuando ella se fue, el señor Tang volvió a entrar. Llevaba un pitillo fijo entre los dedos como un miembro adicional. Estudió pensativamente a Mei. Ella le dijo:

– Gracias, señor Tang. Ya no le molesto más -al tocar su huesuda mano amarilla, Mei sintió un escalofrío en la espalda.

Capítulo 17

Aunque el gobierno exigía que cualquiera que pensase quedarse en Pekín más de tres días se registrara en la policía, había mucha gente que no lo hacía. Alguien como Zhang Hong sin duda no lo habría hecho. Aun cuando usara el número de su carné de identidad, era improbable que Mei pudiera dar con él por medio de los archivos policiales.

Pero la noticia de que estaba con una chica pekinesa era alentadora. El hecho de que ella conociera a Zhang Hong antes de la venta de la vasija hacía pensar que era alguien que trabajaba por aquella zona, quizá una camarera de restaurante o de hotel. Probablemente él había alardeado del dinero que iba a conseguir y le había hecho promesas.

Mei miró a su espalda mientras se adentraba en las calles sin iluminación que había a un par de manzanas de la estación. Allí, las estrechas callejuelas y las casas con patio del viejo Pekín habían sido reemplazadas por edificios de cemento armado, construidos en los años cincuenta y sesenta, cuando el gobierno apisonaba los nuevos Planes Quinquenales, que ahora subsistían adornados por el deterioro del paso del tiempo. Pronto serían demolidos para dejar paso a una nueva perspectiva.

La noche se había puesto peligrosa y fría. Tras las pilas de muebles viejos sonaban rumores amortiguados; en las sombras se movían siluetas silenciosas. Suspendida sobre la entrada de una pequeña pensión, una bombilla amarilla iluminaba un letrero que decía «Completo».

La pensión era un edificio de dos plantas, con los muros revocados en gris. Era un añadido de alguna especie, probablemente construido deprisa y con materiales pobres. Mei no habría podido decir a qué se había añadido ni para qué otro propósito habría servido antes de convertirse en pensión. Por el lado derecho, en algún punto de la planta baja, un pálido resplandor oscilaba tras una ventana.

Había una anciana sentada al mostrador de la recepción tejiendo la manga de un minúsculo jersey. De vez en cuando cruzaba las agujas de hacer punto, se apoyaba el jersey en el regazo y medía la longitud de la manga usando la distancia entre sus dedos gordo y corazón.

– ¿Es para su waisun (el hijo de una hija suya)? -le preguntó Mei. La visión de la pequeña labor de lana y la cara de la mujer le hicieron pensar en su madre.

– No, ¡para mi sunzi (el hijo de mi hijo)! -la mujer hablaba con un suave acento sureño que sonaba como el agua clara que corre entre riberas verdes. El orgullo henchía sus arrugas.

– ¿Qué tiempo tiene?

– Ah, no; todavía no ha nacido -dio golpecitos al jersey como si fuese un niño-. Pero como salga en algo a su padre va a ser un niño muy grande.

– ¿Está usted segura de que va a ser niño?

– Es un niño, como está mandado. A mi nuera la tripa le apunta hacia delante: es un niño seguro -asintió con renovada confianza-. Todo el mundo lo dice.

– La Abuela tiene suerte -dijo Mei, contenta de ver una cara feliz.

– ¿Qué puedo hacer por ti, mi niña? -preguntó la sonriente mujer.

– ¿Dónde se puede encontrar algo de comer por aquí?

– Hay algunas cafeterías nocturnas dos manzanas más arriba. Pero no todas son limpias, ¿sabes lo que te quiero decir? Vete al sitio de mi nuera; se llama Lai Chun: Llegada de la Primavera.

La mujer puso su labor en un cestillo y se levantó de la silla. Era menuda y se movía con mano rápida y pie ligero. Era una mujer a la que le gustaba trabajar, y el trabajo la había mantenido joven de aspecto.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Ojo De Jade»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Ojo De Jade» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Lobsang Rampa - El Tercer Ojo
Lobsang Rampa
James Swallow - Jade Dragon
James Swallow
Ursula Le Guin - El ojo de la garza
Ursula Le Guin
Henning Mankell - El ojo del leopardo
Henning Mankell
Naomi Novik - Throne of Jade
Naomi Novik
libcat.ru: книга без обложки
Diane Liang
Diane Jeffrey - Diane Jeffrey Book 3
Diane Jeffrey
Diane Amos - A Long Walk Home
Diane Amos
Judith Gautier - Le livre de Jade
Judith Gautier
Отзывы о книге «El Ojo De Jade»

Обсуждение, отзывы о книге «El Ojo De Jade» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x