Julia Navarro - Dime quién soy

Здесь есть возможность читать онлайн «Julia Navarro - Dime quién soy» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Dime quién soy: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Dime quién soy»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La esperada nueva novela de Julia Navarro es el magnífico retrato de quienes vivieron intensa y apasionadamente un siglo turbulento. Ideología y compromiso en estado puro, amores y desamores desgarrados, aventura e historia de un siglo hecho pedazos.
Una periodista recibe una propuesta para investigar la azarosa vida de su bisabuela, una mujer de la que sólo se sabe que huyó de España abandonando a su marido y a su hijo poco antes de que estallara la Guerra Civil. Para rescatarla del olvido deberá reconstruir su historia desde los cimientos, siguiendo los pasos de su biografía y encajando, una a una, todas las piezas del inmenso y extraordinario puzzle de su existencia.

Dime quién soy — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Dime quién soy», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Amelia seguía con inquietud las noticias que publicaban los periódicos franceses sobre España, y sabía que la situación continuaba aún más revuelta que cuando se marchó.

Los amigos de Pierre aseguraban que en España podía suceder cualquier cosa, habida cuenta de que las fuerzas extremas de la derecha no cejaban en su política de pistolerismo y provocación.

Pierre había previsto salir hacia Buenos Aires para finales del mes de julio. Lo harían en un camarote de primera de un lujoso barco que partía de Le Havre.

– Será nuestra luna de miel -le aseguraba él intentando vencer sus últimas resistencias.

A principios de julio, Pierre se reunió con su «controlador» en París. Igor Krisov parecía lo que no era: un apacible judío británico de origen ruso, dedicado a las antigüedades.

En realidad, Igor Krisov supervisaba a unos cuantos agentes en el Reino Unido, Francia, Bélgica y Holanda.

Krisov llegó al Café de la Paix y buscó con la mirada a Pierre. Este leía un periódico, aparentemente distraído, mientras bebía café. Se sentó en la mesa situada al lado de la de Pierre y pidió al camarero que le trajera un té.

– Ya veo que recibió mi mensaje a tiempo.

– Sí -respondió Pierre.

– Bien, camarada, tengo instrucciones para usted. Moscú quiere que vaya a España antes de iniciar su largo viaje.

– ¿A España, otra vez?

– Sí, la situación allí se deteriora día tras día, y queremos que hable con alguna gente. En este sobre están las instrucciones. Preferimos que sea usted el que cubra esta misión, serán pocos días.

– Me crea un pequeño conflicto, ya sabe que me he buscado como «pantalla» a una joven española y no se muestra muy convencida del viaje que vamos a emprender; si la dejo sola durante unos días, puede que se eche atrás…

– Le creía más persuasivo con las damas -respondió Krisov con ironía.

– Es una chiquilla. He invertido mucho empeño y paciencia en ella. Y creo que terminará siendo una buena agente, una agente «ciega», pero eficaz.

– No cometa el error de decirle qué es lo que usted hace -le advirtió Krisov.

– Por eso le he dicho que será una agente «ciega», trabajará para nosotros sin saber que lo hace. Es una romántica empedernida y está convencida de que mi único afán es lograr extender el comunismo por el mundo entero.

– ¿Y no es así?

La mirada irónica de Krisov incomodó a Pierre.

– Naturalmente, camarada.

– Hemos aprobado la utilización de la señorita Garayoa. Creemos, como usted, que, dadas sus características, le puede ser útil, pero no se confíe.

– Y no lo hago, camarada.

– Bien, nos veremos cuando regrese de España.

El 10 de julio, Pierre y Amelia llegaban a Barcelona y de nuevo se alojaron en casa de doña Anita. Para Pierre era una tranquilidad contar con la hospitalidad de la viuda, ya que ésta se encargaba de Amelia durante las reuniones que él mantenía a lo largo del día. En un principio había pensado en dejar a Amelia en París al cuidado de sus padres, pero descartó la idea sabiendo que su padre nada podría hacer si Olga y Amelia se enfrentaban. Además, Pierre empezaba a preocuparse porque cada día que pasaba Amelia parecía más arrepentida del paso dado, y eso le obligaba a no perderla de vista.

Amelia recibió con alegría la noticia de regresar a España. Le había pedido ir a Madrid para intentar ver a su hijo, y Pierre decidió no decirle tajantemente que no, aunque no tenía la más mínima intención de complacerla.

– ¡Vaya, vaya, otra vez tenemos aquí a la pareja feliz! -les dijo doña Anita a modo de recibimiento. Y en esta ocasión, ¿cuantos días podré disfrutar de su presencia?

– Tres o cuatro. Tengo que ver a un cliente que asegura ha encontrado un ejemplar que llevo años buscando. Si las cosas van bien, a lo mejor aún podemos acercarnos a Madrid -respondió Pierre.

– Y usted, Amelia, ¿visitará a su amiga Lola García? Hace unos días estuvo aquí Josep; es un buen hombre, y hay que ver lo orgulloso que está de ese mocoso que tiene por hijo.

Amelia asintió incómoda. Después de la discusión que habían tenido no le apetecía nada ir a ver a Lola. En realidad, empezaba a sentir aversión por su antigua amiga, a la que culpaba de la deriva que había tomado su vida.

Al día siguiente, en cuanto Pierre se despidió de ella para dedicarse a sus quehaceres, Amelia le dijo a doña Anita que iba a hacer algunas compras que le eran necesarias teniendo en cuenta el viaje que iban a emprender a Buenos Aires. La viuda dudaba de si debía dejarla marchar sola, puesto que Pierre le había indicado que tenía que vigilarla, pero aquella mañana recibía un pedido de libros y aunque contaba con un mozo que le ayudaba, no le gustaba abandonar la librería, de manera que permitió.1 Amelia que saliera sola.

– Pero no tarde demasiado o me preocuparé -le advirtió.

– No se preocupe, doña Anita, no me perderé. Las telas que necesito seguro que las encontraré por los alrededores.

– Sí, ya le he indicado que a dos calles se encuentra la Sedería Inglesa, y allí puede encontrar cuantas telas necesite.

En realidad Amelia tenía otro plan: acercarse a la central de teléfonos para llamar desde allí a su prima Laura. Ansiaba tener noticias de su familia, de su pequeño Javier. Desde que había huido no se había puesto en contacto con Laura, y a sus padres ni siquiera se atrevía a mandarles una carta solicitando su perdón.

Desde París no se había atrevido a telefonear a su prima temiendo que Pierre la intentara disuadir. Se daba cuenta de que por primera vez desde su fuga iba a disponer de unos momentos para estar sola.

Salió de la librería de doña Anita y empezó a caminar sintiendo que estaba a punto de quebrar la confianza que Pierre tenía en ella. Pero de la misma manera que estaba segura de que él tenía sus secretos, ella también tendría los suyos.

Poco podía imaginar Amelia que la suerte no iba a estar de su lado. Cuando en la central de teléfonos se acercó a una empleada solicitándole una conferencia con el número de la casa de sus tíos en Madrid, no se dio cuenta de que el hombre que estaba al lado de la empleada la miraba fijamente con sorpresa. Ella no le recordaba, pero él sí la recordaba a ella. Durante su anterior estancia en Barcelona, Amelia había acompañado a Pierre a una reunión con algunos camaradas entre los que estaba el hombre de la central de teléfonos, un militante local del partido situado en un lugar estratégico. Al hombre le sorprendió verla allí sola y, sobre todo, tan nerviosa.

Amelia se retorcía las manos a la espera de que le pusieran la ansiada conferencia, y, mientras, el hombre convenció a su compañera de que se tomara un respiro habida cuenta de que la comunicación tardaba.

– No te preocupes, ya me encargo yo.

– Gracias, llevo una hora deseando ir al retrete.

El hombre había decidido no perderse ni una palabra de la conversación que pudiera mantener Amelia, de manera que pinchó la línea desviándola hacia su propio teléfono.

Luego, cuando la operadora de Madrid le avisó de que ya había contestado el teléfono pedido, hizo una indicación a Amelia, que seguía distraída, para que entrara en una cabina desde donde poder hablar.

– Ya pueden hablar -dijo la operadora de Madrid.

– ¿Laura? Quisiera hablar con Laura -musitó Amelia.

– ¿De parte de quién? -preguntó la doncella que había respondido al teléfono.

– De Amelia.

– ¿La señorita Amelia? -preguntó alarmada la doncella.

– ¡Por favor, dese prisa! Avise a mi prima, no dispongo de mucho tiempo.

Minutos más tarde Amelia escuchó la voz de su tía Elena.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Dime quién soy»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Dime quién soy» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Dime quién soy»

Обсуждение, отзывы о книге «Dime quién soy» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x