• Пожаловаться

Anna Gavalda: El consuelo

Здесь есть возможность читать онлайн «Anna Gavalda: El consuelo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Anna Gavalda El consuelo

El consuelo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El consuelo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Charles Balanda tiene 47 años y una vida que a muchos les parecería envidiable. Casado y arquitecto de éxito, pasa las horas entre aviones y aeropuertos. Pero un día se entera de la muerte de Anouk, una mujer a la que amó durante su infancia y adolescencia, y los cimientos sobre los que había construido su vida empiezan a resquebrajarse: pierde el sueño, el apetito y abandona planes y proyectos. Será el recuerdo de Anouk, una persona tremendamente especial que no supo ni pudo vivir como el resto del mundo, lo que le impulsará a dar un giro radical y cambiar su destino.

Anna Gavalda: другие книги автора


Кто написал El consuelo? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El consuelo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El consuelo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

¡Eh, tú (palmas), Dios mío, sí, tú, iré hasta ti a… caballo!

¡Oh, yeee, sí, a caballo!

¡Eh, tú (palmas), Dios mío, sí, tú, iré hasta ti en… bicicleta!

¡Oh, yeee, sí, en bicicleta!

Qué marchón hay en el Peugeot 407 de Claudy A'Bguahana n.° 3786. (Lleva la licencia pegada con celo al respaldo del asiento.)

» ¡Eh, (palmas), Dios mío, sí, tú, iré hasta ti… en globo!

¡Oh, yeee, sí, en globo!

Se dirige a mí mirándome por el retrovisor:

– ¿Espero que no le molesten los cánticos sagrados?

Sonrío.

«¡Eh, tú (palmas), Dios mío, sí, tú, iré hasta ti en… un cohete a reacción!»

Con unos cánticos así, todos habríamos perdido la fe un poco más tarde, ¿no?

¡Oh, yeee!

Oh, sí…

– No, no, no se preocupe. Gracias. Me parece perfecto.

– ¿De dónde viene?

– De Rusia.

– ¡Vaya! Hace frío por allí, ¿no?

– Mucho.

Entre ovejas del mismo rebaño, habría deseado ardientemente mostrarme más amable, pero… Me arrepiento en el alma, sí, eso sí sé hacerlo, me arrepiento en el alma a reacción, pero no puedo.

Por mi culpa, por mi grandísima culpa.

Estoy demasiado al margen, demasiado agotado, demasiado sucio y demasiado reseco para entrar en comunión fraterna.

Una salida de autopista más lejos:

– Oiga, ¿Dios está en su vida?

Joder. La hostia. Justo a mí me tenía que pasar esto…

– No.

– ¿Sabe lo que le digo? Pues que me he dado cuenta a la primera, oiga. Un hombre que deja su maleta, así, sin más, me he dicho: Dios no está con él.

Me lo repite aporreando el volante.

– Dios no está con él.

– Pues no… -confieso.

– Pero ¡sí que lo está! ¡Sí que lo está! ¡Está en todas partes! Nos enseña el ca…

– No, no -le interrumpo-, de donde yo vengo, de donde yo vuelvo ahora, allí… No está. Se lo puedo asegurar.

– ¿Y eso por qué?

– Porque es un desastre todo, una desgracia…

– Pero ¡Dios está en la desgracia! Dios hace milagros, ¿sabe?

Echo un vistazo al indicador de velocidad, 90, imposible abrir la puerta ahora.

– Yo, por ejemplo… antes era… ¡No era nada! -El taxista se estaba poniendo nervioso-. ¡Bebía! ¡Jugaba! ¡Me acostaba con muchas mujeres! No era un hombre, ¿sabe usted…? ¡No era nada! Y el Señor me cogió. El Señor me cogió como a una florecilla y me dijo: «Claudy, tú…»

Nunca sabré qué milongas le contó el Viejo porque me quedé dormido.

Estábamos delante de la puerta de mi edificio cuando me apretó la rodilla.

En el reverso de la factura había escrito las coordenadas del paraíso: Iglesia de Aubervilliers, calle Saint-Denis 46-48, 10-13 h.

– Tiene que venir este mismo domingo, ¿eh? Tiene que decirse: si he subido a este taxi, no era pura casualidad, porque las casualidades…- (ojos como platos)- no existen.

La ventanilla del copiloto estaba bajada, y me incliné para despedirme de mi pastor:

– Pero entonces… esto… ¿ya no… ya no se acuesta… esto… con ninguna mujer?

Sonrisa de oreja a oreja.

– Sólo con las que me envía el Señor…

– ¿Y cómo las reconoce?

Sonrisa más de oreja a oreja si cabe.

– Son las más hermosas…

* * *

Nos lo enseñaron todo al revés, meditaba mientras empujaba la puerta cochera, recuerdo que el único momento en que era sincero era cuando repetía lo de «no soy digno de que entres en mi casa».

Eso sí, eso sí que lo creía de verdad.

Y (palmas mientras subía la escalera), sí, tú, los cuatro pisos, me di cuenta horrorizado que se me había pegado la dichosa cancioncilla, en taxi, en taxi.

Oh, yeee.

Estaba la cadena puesta, y esos diez centímetros tras los que mi propio hogar se me resistía me sacaron de mis casillas. Venía de demasiado lejos, había visto demasiadas cosas, el avión se había retrasado demasiado y Dios era demasiado delicado. Perdí los estribos.

– ¡Soy yo! ¡Abrid!

Gritaba golpeando la puerta.

– ¡Que abráis de una vez, maldita sea!

El hocico de Snoopy apareció en el espacio que dejaba la cadena.

– Que sí, vale… Tranquilo, ¿vale?… Tranquilo…

Mathilde descorrió la cadena, se apartó y ya me daba la espalda cuando franqueé el umbral.

– ¡Hola! -exclamé.

Se contentó con levantar el brazo, agitando sin ganas unos pocos dedos.

En la espalda de su camiseta ponía Enjoy. Qué guasa. Durante un segundo, pensé en agarrarla del pelo y romperle la nuca para obligarla a darse la vuelta y repetirle, mirándola a los ojos, esas dos silabitas tan pasadas de moda: Ho-la. Pero, bah… Pasé. De todas maneras, la puerta de su habitación ya se había cerrado con un buen portazo.

Llevaba fuera una semana, me volvía a ir dos días después y qué… qué importaba ya todo eso…

¿Eh? ¿Qué importaba? Si de todas formas yo sólo estaba ahí de paso, ¿verdad?

Entré en la habitación de Laurence que era también la mía, creo. La cama estaba impecablemente hecha, el edredón bien alisado, los almohadones ahuecados, inflados, altivos. Tristes. Deambulé por la habitación como si temiera molestar a alguien y me senté apenas sobre el borde del colchón para no arrugar nada.

Me miré los zapatos. Mucho rato. Miré por la ventana. Miré los tejados y el monasterio de Val-de-Grâce a lo lejos. Y su ropa sobre el respaldo de la silla…

Sus libros, su botella de agua, su libreta, sus gafas, sus pendientes… Todo eso tenía que significar algo, pero yo ya no acertaba a saber el qué. Ya… ya no entendía nada.

Jugueteé con uno de los tubos de pastillas que había sobre la mesilla de noche.

Nux Vómica 9CH, para alteraciones del sueño.

Sí, eso debía de ser este sitio ahora, dije entre dientes, poniéndome de pie.

Nux Vómica.

Era cada vez lo mismo y peor. Ya no estaba ahí. La orilla se alejaba cada vez más de mí, y yo…

Vamos, para, me flagelé. Estás cansado y no dices más que tonterías. Vale ya.

El agua estaba ardiendo. Con la boca abierta y los párpados cerrados, esperé a que me lavara de todas esas escamas malas. Del frío, de la nieve, de la falta de luz, de las horas de atasco, de mis interminables discusiones con el idiota de Pavlovich, de esas batallas perdidas de antemano y de todas esas miradas que todavía me acosaban.

De ese tipo que me había tirado el casco a la cara el día anterior. De esas palabras que no comprendía pero cuyo significado no me costaba adivinar. De esa obra que me superaba… En todos los sentidos…

Pero ¿quién me mandaba a mí meterme en ese berenjenal, quién me mandaba a mí? ¡Y ahora! ¡Ahora ni siquiera era capaz de encontrar la maquinilla de afeitar en medio de todos esos productos de belleza! Piel de naranja, dolores menstruales, cutis más brillante, vientre liso, seborrea grasa, cabello quebradizo.

Pero ¿qué sentido tenía toda esa historia? ¿Qué sentido tenía?

Y ¿a cambio de qué caricias?

Me corté al afeitarme y tiré todos esos trastos a la papelera.

– ¿Sabes?… me parece que te voy a hacer un café, ¿vale?

Mathilde, con los brazos cruzados, estaba apoyada sobre una cadera contra el quicio de la puerta de nuestro cuarto de baño.

– Buena idea.

Tenía la mirada clavada en el suelo.

– Sí… esto… Se me han caído tres o cuatro cosas, pero… no te preocupes… que ya las…

– No, no. Si no me preocupo. Nos haces lo mismo cada vez.

– ¿Ah, sí?

Mathilde asintió con la cabeza.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El consuelo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El consuelo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «El consuelo»

Обсуждение, отзывы о книге «El consuelo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.