• Пожаловаться

Yu Hua: Vivir

Здесь есть возможность читать онлайн «Yu Hua: Vivir» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Yu Hua Vivir

Vivir: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Vivir»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¡Vivir!, publicada por primera vez en 1992 y editada recientemente en nuestro país por Seix Barral, es un relato crudo y firme de la vida en China en la etapa de la Revolución Cultural a través de la voz de Fugui, un campesino que pierde su fortuna en sus visitas a los burdeles y su afición al juego, y que aunque intenta rehacer su vida padece los cambios políticos de su país y muchos avatares y desgracias, pero resiste a pesar de todo y termina sus días ya anciano labrando la tierra acompañado de su buey y con la única intención de seguir viviendo. Resistencia y perseverancia ante el sufrimiento. Las hambrunas, los cambios constantes impuestos por la Revolución Cultural, las enfermedades, la miseria, la mala suerte y la incongruencia se cebarán con Fugui y tres de sus generaciones pero el protagonista de ¡Vivir! le contará al lector también sus pequeñas alegrías y tesoros. Un libro para sufrir, para llorar y para disfrutar de la prosa del autor.

Yu Hua: другие книги автора


Кто написал Vivir? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Vivir — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Vivir», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Eso es que ya sabía que le faltaba poco, pero parecía muy serena. Ya no tenía ni fuerzas para sentarse, se quedaba tendida en la cama, con los ojos cerrados. Pero oía muy bien y, cuando yo volvía del trabajo y abría la puerta, ella abría los ojos y movía los labios. Yo sabía que me estaba diciendo algo -en esos días estaba muy habladora-, así que me sentaba en la cama y acercaba la cara a la suya para escuchar su voz, tan débil como un latido de corazón. Por mucho que haya sufrido uno en la vida, cuando está a punto de morir, todavía piensa en algo que le sirva de consuelo. Jiazhen también lo encontró.

– Esta vida ya casi se me ha terminado -decía una y otra vez-. Tú has sido muy bueno conmigo, y estoy muy satisfecha de eso. Yo te he dado una hija y un hijo, que ha sido mi manera de recompensarte por ello, así que en la próxima vida volveremos a estar juntos.

Cuando decía que en la vida futura quería volver a ser mi mujer, se me saltaban las lágrimas, me caían hasta su cara. Ella parpadeaba un par de veces y sonreía un poquito.

– Fengxia y Youqing murieron antes que yo, así que estoy tranquila, ya no tengo que preocuparme por ellos. Al fin y al cabo, sigo siendo una madre, y nuestros niños fueron muy buenos hijos conmigo. Tengo que estar satisfecha de haber conseguido algo así en la vida. Tú tienes que seguir viviendo -añadió-. Todavía tienes a Kugen y a Erxi. Erxi, en realidad, también es hijo tuyo. Cuando Kugen sea mayor, será tan cariñoso contigo como lo fue Youqing, será un buen hijo.

Jiazhen murió a mediodía. Al volver yo del trabajo, ella abrió los ojos, me acerqué a escuchar sus palabras y fui a la cocina a prepararle un cuenco de sopa. Cuando fui a llevárselo y me senté en la cama, Jiazhen, con los ojos cerrados, me agarró la mano de repente. Me sorprendió que pudiera tener tanta fuerza todavía, y me asusté. Traté de soltarme con suavidad, pero no pude. Enseguida dejé el cuenco de sopa en un taburete y le puse la mano en la frente. Todavía estaba tibia, y me quedé más tranquilo. Jiazhen parecía dormida, con la expresión tranquila y serena, sin rastro de sufrimiento. Pero al cabo de un rato, la mano que sujetaba la mía ya se había quedado fría. Le toqué los brazos: iban enfriándose por partes. Para entonces, sus piernas ya estaban frías, como todo su cuerpo. Sólo quedaba un trocito tibio en el pecho; le puse la mano encima, pero el calor del pecho pareció escapárseme poco a poco entre los dedos. Al final, me soltó la mano, y la suya quedó inerte sobre mi brazo.

* * *

– Jiazhen murió muy bien -dijo Fugui.

En ese momento, estaba a punto de caer la tarde. La gente que trabajaba en los bancales iba subiendo a los senderos por pequeños grupos. El sol pendía del cielo al oeste, ya menos deslumbrante, convertido en una esfera roja, derramando su luz en un mar de nubes resplandecientes.

Fugui me miraba sonriente. La luz del poniente le daba en la cara, dándole un aspecto extraordinariamente vital.

– Jiazhen murió muy bien -repitió-. Murió serena y limpiamente, sin dejar ninguna riña pendiente, no como algunas mujeres del pueblo, que hasta muertas dan que hablar.

Ese anciano que tenía sentado delante de mí, con su manera de hablar de su esposa muerta más de diez años atrás, me llenó el corazón de una ternura indescriptible.

Como hierba verde mecida por el viento, vi el sosiego ondear a lo lejos.

Cuando la gente se fue, el campo cobró un aspecto despejado, parecía tan extenso, tan inmenso, lanzando destellos a la luz del poniente como de agua… Fugui tenía las dos manos sobre las rodillas y me miraba con los ojos entornados. Todavía no parecía ir a levantarse, y yo sabía que su historia no se había acabado. Pensé en pedirle que terminara de contármela antes de que se levantara.

– ¿Qué edad tiene ahora Kugen?

Una expresión misteriosa afloró en los ojos de Fugui. No supe dilucidar si era de tristeza o de alivio. Su mirada pasó por encima de mi cabeza y voló a lo lejos.

– Si contamos por años, Kugen tendría ahora diecisiete.

* * *

Cuando murió Jiazhen, sólo me quedaban Erxi y Kugen. Erxi pagó a alguien que le hiciera una mochila para poder llevar a Kugen todo el día a la espalda; con lo cual, Erxi se cansaba más en el trabajo. Era mozo de carga, y tiraba de un carretón lleno de cosas hasta arriba, y encima tenía que llevar a Kugen. Iba jadeando, casi sin poder respirar. Aparte, llevaba un paquete con los pañales de Kugen. A veces, cuando hacía mal tiempo, los pañales no se secaban y no tenía de recambio, no le quedaba más remedio que montar tres cañas sobre el carretón, dos verticales y una horizontal, para tender los pañales. En la ciudad se reían de él. El compañero de trabajo de Erxi sabía lo mal que lo pasaba y, al ver que la gente se burlaba de él, soltaba:

– ¿De qué coño te ríes? ¡Como te sigas riendo, te haré llorar!

Cuando Kugen lloraba en la mochila, Erxi sabía por el llanto si el niño tenía hambre, o si se había meado.

– Si es largo, es que tiene hambre -me decía-. Si es corto, es que le escuece el culo.

Y era verdad. Cuando Kugen cagaba o meaba, lloraba «Mmh, mmh », y al principio hasta parecía que se estaba riendo. Un hombrecito tan pequeño, y ya sabía diferenciar llantos. Eso era porque quería a su padre, y le decía claramente lo que quería, y así Erxi no tenía que andar rompiéndose la cabeza.

Cuando Kugen tenía hambre, Erxi dejaba el carretón y buscaba a una mujer que estuviera criando. Le daba diez céntimos y le pedía a media voz:

– Dele un poco de mamar, por favor.

Erxi no era como otros padres, que miran cómo crecen sus hijos. Por el peso que sentía a su espalda, sabía si Kugen había crecido algo. Y él, como buen padre que era, se alegraba, claro.

– Kugen pesa más -me decía.

Cuando iba a verlos a la ciudad, a menudo veía a Erxi tirando del carretón, caminando por las calles, chorreando de sudor. Y Kugen iba en su mochila, moviendo la cabecita. Viendo que Erxi estaba tan cansado, le decía que me diera al niño, que me lo llevaría al pueblo. Erxi no quería.

– Padre -decía-, no me podría separar de Kugen.

Menos mal que Kugen creció rápido. Cuando supo andar, Erxi se quedó más relajado. Mientras cargaba, dejaba al niño a un lado, jugando. Y cuando tiraba del carretón, lo subía encima. Cuando fue un poco mayor, ya supo quién era yo. Como oía tantas veces a Erxi llamarme «padre», lo recordó. Y cada vez que iba yo a la ciudad a verlos, en cuanto me veía Kugen desde el carretón, se ponía a gritar con su vocecilla.

– ¡Padre! -le decía a Erxi-. ¡Allí está tu padre!

Cuando el crío iba todavía en la mochila, ya sabía decir palabrotas y, si se enfadaba, empezaba con su boquita «blibli, blabla», con la cara toda colorada. Nadie sabía qué estaba diciendo, sólo veían la saliva que rociaba al hablar. El único que lo sabía era Erxi.

– Está diciendo palabrotas -me contó.

Cuando Kugen supo andar y decir cuatro cosas, se volvió todavía más despierto. En cuanto veía a otro niño con algo que le gustara en la mano, él le hacía señas como loco, todo risueño.

– ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven!

Y cuando el otro niño se le acercaba, él estiraba la mano para quitarle lo que llevara. Si el otro no se lo daba, Kugen ponía mala cara y, muy enfadado, lo echaba:

– ¡Vete! ¡Vete! ¡Vete!

Al perder a Fengxia, Erxi ya no se recuperó. Si de por sí no era muy hablador, al morir Fengxia, habló todavía menos. Si alguien le decía algo, con un «hum» ya se daba por contestado. Sólo hablaba un poco más cuando me veía. Kugen se había convertido en el pilar de nuestra existencia. Cuanto más crecía, más se parecía a Fengxia. Y cuanto más se parecía a Fengxia, más tristeza nos entraba al verlo. A veces, a Erxi se le saltaban las lágrimas. Y yo, su suegro, trataba de animarlo.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Vivir»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Vivir» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Gabriel Márquez: Vivir para contarla
Vivir para contarla
Gabriel Márquez
libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Diane Liang
David Baldacci: Buena Suerte
Buena Suerte
David Baldacci
Alberto Marini: Mientras Duermes
Mientras Duermes
Alberto Marini
Susan Mallery: Vivir Al Límite
Vivir Al Límite
Susan Mallery
Отзывы о книге «Vivir»

Обсуждение, отзывы о книге «Vivir» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.