Antonio Soler - El Nombre que Ahora Digo

Здесь есть возможность читать онлайн «Antonio Soler - El Nombre que Ahora Digo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Nombre que Ahora Digo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Nombre que Ahora Digo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El hombre que ahora digo narra las vivencias de un grupo de soldados que, durante la Guerra Civil española, malviven ofreciendo espectáculos de variedades. Pero, sobre todo, se trata de una soberbia, historia de amor. Esta novela obtuvo el III Premio Primavera en 1999 y consagró a Antonio Soler como uno de los narradores más sólidos de nuestro país.

El Nombre que Ahora Digo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Nombre que Ahora Digo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Ansaura se llama éste, mi sargento. Ya lo sabemos casi todo de él, que es gitano, que se llama Ansaura y que es transportista de máquinas de coser -dijo el joven antes de dirigirse de nuevo a Ansaura, el Gitano, que se agarraba la cabeza, ya sordo de verdad y con la oreja o el oído sangrándole, por alguna rotura interna o quizá simplemente por algunos granos de tierra que con el disparo se le habían incrustado por los alrededores de la oreja-: Levántate, maricón, o es que te vas a quedar ahí acostado, haciéndole un vestidito a tu amigo.

Todavía con la cuerda rodeándole la cintura, Ansaura, el Gitano, se fue alzando con mucha torpeza y lentitud, y a la vez que él se levantaba intentaba levantar la máquina de coser, mirándole los desperfectos. El sargento, que era el hombre moreno y de los ojos pegados a la nariz de águila, detuvo al tipo joven, que ya estaba dispuesto a derribar de una patada la máquina, y se reunió con los demás hombres, ocho o diez, en medio de la plaza. Bento Valladares dijo que sabía lo que iba a ocurrir desde el primer momento, desde que el tipo aquel, Machuca le había llamado el sargento al soldado joven y medio calvo, desde que Machuca había tirado a Ansaura al suelo. Le preguntó el sargento si él también era soldado, y Bento, convencido de que en ese momento su habilidad para ocasionarse un ataque epiléptico sólo le habría podido acarrear que lo mataran como a un perro con rabia nada más verlo con las primeras convulsiones dijo que no, que él era un enfermo y que al soldado de la máquina de coser lo había encontrado la noche anterior. Habían dormido en aquellas casas y ahora cada uno iba a seguir su camino.

Se quedó el sargento mirándolo pensativo. Por la boca entreabierta se le veían unas mellas que contrastaban con los dientes blancos y grandes que el llamado Machuca enseñaba al respirar, echando un torrente de vaho blanco en cada espiración. Se dio la vuelta sobre sí mismo el sargento y mirando a Ansaura, el Gitano, que, además de por el oído, sangraba por la pierna y con una manga limpiaba la carcasa ya doblemente rota de la Singer, le preguntó adónde iba con la máquina. Le tuvo que repetir la pregunta, en voz más alta, acercándose unos pasos y quedándose entre sus hombres y Ansaura.

– Es para mi mujer.

Le preguntó el sargento de dónde venía.

– Es una Singer.

Bento Valladares miraba a Ansaura, su flequillo despeinado y la barba de tizne manchándosele de una sangre que también parecía negra. Los ojos con fiebre y los pómulos demasiado asomados a la cara. Tragó saliva el Gitano, la nuez le viajó lenta por el cuello, primero hacia arriba, luego en un descenso largo, antes de añadir:

– Del Ebro.

A Bento Valladares ya lo habían fusilado dos veces. Tenía conocimiento de cómo funcionaba la ceremonia, y aunque pensaba que podía salir vivo de una tercera descarga, un temblor se le apoderó de la pierna izquierda. Pensó que de verdad iba a ser pasto de la epilepsia, de un ataque que no podía controlar y del que quizá no fuera a despertar nunca. El sargento, con mucha calma y ya con la decisión sobre los dos prisioneros perfectamente tomada, le preguntó, con curiosidad, a Ansaura, el Gitano, si había matado a alguien en el Ebro.

– Voy a Barcelona.

– Te digo si has matado a alguien, en el Ebro o en otra parte.

Se quedó Ansaura, callado, mirando aburrido al sargento. Bento no sabía si el Gitano se estaba dando cuenta de lo que ocurría o si es que ya, como él, entendía lo que iba a suceder y consideraba inútil cualquier esfuerzo. El joven de la capa, Machuca, murmuraba maldiciones ante el desafío silencioso de Ansaura. Bento Valladares, viéndolo de cerca, se dio cuenta de que ni siquiera tendría veinte años. El sargento volvió a preguntar:

– ¿Eres gitano?

Pero Ansaura siguió en silencio, miraba al sargento y se miraba la mano, manchada de sangre, la pierna, la Singer. Escupió el soldado joven en el suelo. Bento Valladares sintió que un ojo se le iba, se le torcía, que se tragaba la lengua. Intentó retener el aire en los pulmones y al pronto pareció recuperarse, más o menos cuando Ansaura, el Gitano, había decidido volver a hablar:

– Voy a Barcelona, a llevarle la Singer, la máquina, a mi mujer. Se llama Amalia Monedero -hizo una pausa, Ansaura, volvió a tragar saliva con mucha dificultad-. Amalia -y luego dijo un número muy largo.

Giró la cabeza el sargento y le hizo un gesto leve a sus hombres, indicándoles con la sien un lateral de la plaza. Se dirigieron hacia Ansaura los soldados y dejaron solo a Bento Valladares que, ya medio recuperado de su conato de ataque, oyó cómo al pasar por al lado del sargento, el tipo llamado Machuca le dijo al sargento, Tengo balas dum-dum, mi sargento, al gitano le van a gustar. Agarraron a Ansaura, el Gitano, por los brazos y quisieron llevarlo hacia la esquina de la plaza que el sargento había señalado, pero él ya se había aferrado a la cuerda que todavía lo tenía atado a la máquina y desesperadamente intentaba abrazarse a la Singer. Iban a romperle los dedos con la culata de un fusil cuando el sargento gritó desde el centro de la plaza que lo soltaran, que lo dejasen llevar la máquina con él.

Se separaron los hombres de su lado, y Ansaura, el Gitano, después de mirarlos con mucho detenimiento, se agachó dándole la espalda a la Singer y, agarrándola por los lados, tambaleándose, consiguió levantarse con ella a cuestas. Rodeado por los soldados, seguido por el sargento y de lejos por Bento Valladares, Ansaura, trastabilleando, con la máquina sobre la espalda y la cuerda con la que había estado atado a ella arrastrando, se dirigió hacia un lado de la plaza y desde allí, siguiendo las indicaciones del sargento, empezó a subir una pendiente, deteniéndose a tomar aliento, mirando sólo la tierra del camino, sus pies, el derecho empapándose por la sangre que le bajaba de la pierna y sin ni siquiera alzar la vista cuando uno de los soldados, no sabía cuál, aupándole la máquina, le ayudó a remontar un desnivel del camino, un surco que le había hecho doblar la rodilla y en el que se habría derrumbado del todo sin aquella ayuda.

Y así llegó hasta el final de la cuesta el soldado Ansaura, allí donde ya no había casas, sólo una explanada donde el campo se abría, una tapia con la cal despintada por la lluvia y el moho y por encima de la cual asomaban las ramas desnudas de un árbol, oscilando con la primera brisa de la mañana. Con mucho esfuerzo, doblando las rodillas, bajó la máquina con cuidado hasta dejarla en el suelo. Se estaban separando los soldados de él cuando Bento Valladares, que había seguido todo el recorrido detrás del pelotón, llegó a la explanada y vio la figura de Ansaura, el Gitano, de pie al lado de la Singer, negro el flequillo que ahora le desbarataba un golpe leve de viento, negro el alquitrán húmedo de los ojos y negra su piel, su mano, negro el borde de sus uñas temblando sobre la máquina de coser, abollada y sucia allí donde los barnices de la madera se aclaraban para lucir las seis letras de la palabra Singer.

Le contó a Sebastián Hidalgo el falsificador Bento Valladares que Ansaura, el Gitano, por un instante le pareció más joven, como si al pronto se le hubieran borrado del rostro el cansancio y el tiempo de la guerra, y que a pesar de que miraba al frente, altivo, el Gitano no miraba a ninguna parte, o miraba más allá de todo, más allá de las copas negras y lejanas de los árboles, de la bruma que por encima de ellos seguía levantándose, más allá de aquellos hombres que se alineaban frente a él, que levantaban sus fusiles y apuntándole entornaban un ojo, un soldado los dos, y se disponían a apretar con fuerza la palanca de sus gatillos. Lo vio abrir la boca Valladares, y cuando pensó que iba a dar vítores a la Singer o a su mujer, Amalia Monedero, oyó que el soldado gritaba, Viva la República, justo antes de que las balas le traquetearan el cuerpo y le hicieran perder la forma, la compostura de un hombre. Se derrumbó despacio Ansaura, el Gitano, herido en no se sabe cuántas partes, repartida la descarga entre su cuerpo y la máquina de coser, que cayó arrastrada por el peso de Ansaura y a la que las balas le habían volado la caperuza y levantado algunas astillas además de chispas y resplandores en sus partes de hierro.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Nombre que Ahora Digo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Nombre que Ahora Digo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Nombre que Ahora Digo»

Обсуждение, отзывы о книге «El Nombre que Ahora Digo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x