Carmen Gaite - Retahílas
Здесь есть возможность читать онлайн «Carmen Gaite - Retahílas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Retahílas
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Retahílas: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Retahílas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Retahílas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Retahílas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
… pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido, desengáñate,
así no te querrán!,
y sin embargo Andrés incluso una parrafada tan romántica como ésa, si la decía, sería porque viniera bien traído, por ejemplo en el caso de que algún día yo le dejase y luego nos volviéramos a encontrar inesperadamente; y ya pasé a novelerías sobre ese presunto reencuentro, imaginando escenarios, actitudes y circunstancias que lo embellecían, hasta que ya me aburrí de llevar tanto rato pensando tontadas a solas para aplacar los nervios y desperté a Andrés con la intención de pedirle que me ayudara a salir de aquellos inconcretos atolladeros, a ver si entre los dos entendíamos los motivos de mi angustia a base de una dialéctica un poco más rigurosa, que eso con él siempre salía bien, pero estaba demasiado soñoliento, así que le dije que le había despertado porque tenía miedo. Se quedó muy sorprendido: "¿Miedo de qué?, ¿qué hora es?"; desde pequeña me ha asaltado la tentación de despertar a la gente que quiero, tu madre me decía: "tú como tengas niños no los vas a dejar vivir", no lo puedo remediar: esa expresión ausente y extraviada de los ojos que aún no han entendido los límites entre aquello que ven y lo que en el sueño veían es algo que adoro de una forma maligna; Andrés ese día me miraba así y le quería horriblemente, necesitaba su atención al ciento por ciento, pero me era muy difícil meterle de buenas a primeras en mi laberinto de soliloquios, y por otra parte al mirarle se me diluía casi completamente el malestar y ya estaba a gusto, le dije que me había entrado terror de imaginar que se pudiera caer el avión y dar al traste con nuestra felicidad, que había comprendido, tal vez por estar en el aire, lo inestables y frágiles que son todas las cosas, yo misma me oía perorar y me extrañaba de la poca relación que tenían aquellos argumentos con lo que había en realidad pensado, pero el tono de mi voz era desvalido y convincente, a veces pasa eso de que inventas cosas sobre la marcha y te las crees, Andrés me hizo una caricia distraída en el pelo: "A ti siempre te ha gustado estar un poco en las nubes, ¿no?, es tu elemento, mujer, no te dé miedo", cerró los ojos y se volvió a dormir; me pareció muy joven, un niño, yo le llevo cinco años pero sólo esporádicamente me acordaba entonces de eso y cuando lo consideraba no me hacía mella como ahora, pensé vagamente: "Le tendría que proteger, debe ser muy agradable proteger a alguien", y volví a mis ensueños confusos; al otro lado del pasillo iba una pareja, ella rubia, con pinta de crío y muy embarazada, él parecía mayor y no dejaba de atenderla y de hacerle caso, siempre me acordaré de esa imagen, los estuve mirando mucho rato sin apearme de aquella desazón que volvía a molestarme y de pronto se me hicieron evidentes dos cosas: una, que Andrés, como había predicho la abuela, era más independiente de mí que yo lo sería nunca de él, y otra, que no estaba tan segura de no querer tener un hijo suyo.
Y como me meta a contarte mis altibajos en el dilema éste de tener hijos o dejarlos de tener, te digo de verdad que no acabamos nunca; si empiezas a darle vueltas a eso, te metes en el castillo de irás y no volverás, y encima con lo obsesiva que soy yo, no te digo nada. Porque tener un hijo es un problema, qué duda cabe, pero cuanto más se considera más se convierte en un círculo vicioso, venga a manosear datos de segunda mano y siempre los mismos, las madres de carne y hueso por lo menos podrán opinar y variar sus puntos de vista de acuerdo con algo que está ahí, que lo tocan y cambia delante de sus ojos, ya sé que no opinan nada del otro mundo porque funcionan a base de inercia, pero si quieren pueden poner en marcha la neurona y llegar a conclusiones más reales que las mías, a mí tener un niño chico en brazos siempre me ha espantado, hablo como conferenciante de secano; pero además lo peor no es empantanarse en un punto muerto, lo peor es que vaya pasando el tiempo, ahí está lo grave, porque los inconvenientes de ser madre para una mujer que no se ha casado muy joven se van haciendo cada año mayores, eso ya se sabe; yo ahora ya no me planteo semejante proyecto, después de cumplidos los cuarenta hay mucho más riesgo de abortos y hasta de parir un hijo mongólico, cualquiera se aventura, encima de tener un niño que te salga mongólico, qué horror, a mí me pasa y me muero, pero por otra parte, a medida que se va el tiempo piensas si no habrás perdido irremisiblemente algo fundamental. A mí cuando conocí a Andrés las madres lo que me daban era sobre todo pena y un poco de grima y había elaborado una serie de teorías para justificar esa sensación, tenía razón tu madre, las teorías tan articuladas luego te resultar! duras de desmontar, no te atreves a decirle a nadie: "Ayúdame a salir de este laberinto de teorías, oye, que no respiro", y a Andrés era al último que me atrevía a pedirle auxilio, sobre todo porque, como en tantas otras cosas, no sé bien cuáles eran sus deseos ni siquiera si los tenía, siempre igual: que lo que yo quisiera, pero me habría hecho falta que él me ayudara a decidir, tampoco se pronunciaba abiertamente en contra de la paternidad, lo único que dijo en varias ocasiones es que a él las madres no le daban pena ni se la dejaban de dar, que dependía de las ganas con que se metieran a serlo. Yo ahí era donde me exaltaba y me salía una retórica castelariana: las ganas de ser madre me parecían un argumento inaceptable, no se pensaba nunca en el hijo como futura persona independiente sino en la vinculación, en la realización personal, en si podía significar un remedio a conflictos conyugales y cosas así, pero el niño nada, un pretexto, lo cual es verdad y por desgracia luego lo he padecido yo en mi propia carne porque este invierno es cuando he pensado más veces en que seguramente un hijo habría solucionado nuestro matrimonio; para ponerse a engendrar un hijo habría que tener una disposición absolutamente generosa, no pensar que ese niño va a resolverte nada ni a compensarte de nada, lo que importa es él, pero esto resulta casi imposible, ya es difícil querer el bien de un amigo así a palo seco, cuanto más el de un ser que todavía no existe y que verle o no verle la cara depende nada más que de ti. Éste era mi argumento más brillante, lo encontraba irrebatible, y Andrés me decía: "Que sí, que sí, mujer, si estamos de acuerdo, pero lo que me parece absurdo es que vuelvas tantas veces sobre lo mismo, ya hemos decidido no tener hijos, ¿no?, pues entonces qué más da, no te calientes la cabeza". Pero sí, me la calentaba, renacía el fuego una y otra vez debajo de las cenizas de mi retórica, las cosas que te afanas por explicar a otro con tanta seguridad, malo, son las que te atormentan de modo más oscuro. Y ya cuando volvimos de nuestras correrías por el mundo, aquel empeño mío por seguir siendo joven contra viento y marea y de no poner casa y de matricularme en periodismo y de tener amigos jovencitos eran como aspavientos compulsivos para disimular dudas y grietas en las paredes de un baluarte que empezaba a dejarme de servir, y no era tan segura ni mucho menos como aparentaba, recuerdo que pensé al mirarte: "Yo hubiera podido tener un hijo de su edad si hubiera sido tan valiente como Lucía", y siempre has sido una especie de piedra de toque para mí, me has despertado envidia, mala conciencia, amor, muchas cosas mezcladas, por eso te he evitado; la noche de fin de año estaba yo fatal y no resistí verte, me ponías al rojo vivo todas mis contradicciones, tuve miedo de ponerme a hablar contigo como lo estamos haciendo esta noche, a raudales, ¡allá va!, cuánto cuesta quitarse la careta, salir del escondite sempiterno por resquebrajado que esté, sin comprender que el otro a quien tienes miedo no es tonto, también tiene sus ojos y te ve esconderte, mirarle por entre los dedos. Pero además, Germán, ya ves, qué error tan grande tenerte miedo a ti, no atreverme a decirte que me siento vacía, un eslabón perdido, con lo que consuela decírtelo, consuela tanto que deja de ser verdad. Ahora, mientras te lo estoy diciendo, se fija ese eslabón, se engancha a ti por la palabra, me quitas el miedo a estar girando sola en el vacío, me haces olvidarme de que mañana tendré que tomar decisiones, de que se hará de día sobre mi vida sin proyectos y sobre esta casa en ruinas; mientras hablamos, no está en ruinas, ¿verdad que no?, vive, nos acompaña, gracias a ti se convierte esta noche en tiempo rescatado de la muerte. Gracias a tu viaje, a que has venido; gracias, Germán, qué bien se está contigo, ¿ves?, ya no me tapo la cara con las manos como aquella noche, estaba loca, con lo que gusta mirarte, tienes los ojos igual que tu madre, la cosa más de verdad que he visto en la vida, mientras me miren no hay tiempo ni amenazas, ¡cómo acogen!, sólo existen tus ojos.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Retahílas»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Retahílas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Retahílas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.