Álvaro Cunqueiro - Merlin Y Familia
Здесь есть возможность читать онлайн «Álvaro Cunqueiro - Merlin Y Familia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Merlin Y Familia
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Merlin Y Familia: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Merlin Y Familia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Merlin Y Familia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Merlin Y Familia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
El enano tenía un decir muy gracioso y retorneado, como discípulo de la elocuencia antigua. Sacó de debajo del escapulario un vasito de plata del tamaño de un dedal, y lo sumergió en la gran copa del abad, que era de grueso cristal tallado y estaba llena de tinto de Valdeorras, valle este en el que los señores bernardos de Meira cobraban tantos y tantos mollos, tanto de blanco como de tintorro. Refrescó el enanito la pausa y prosiguió la historia.
– Tenía la princesa Macarea, en la cuya cámara yo estaba puesto por asistente de flauta y columpio, un ratoncito blanco muy gracioso, que la punta del rabo adornaba con tres manchas negras. El ratón brincaba por todo el palacio, y lo dejaban ir y venir, que cuando lo daban por perdido me llamaban, y entonces yo le silbaba de cierta sabrosa manera, y el ratoncillo, oyéndome, venía de nuevo a su dueña, que estaba enjugándose, no más que con oírme silbar, las lágrimas de sus asombrados ojos azules. Esto pasó una y mil veces, y tanto el ratón como la princesa lo tenían por divertido juego. Pero en una de estas fiestas el ratoncillo no acudió a mi silbo, corrí todo el palacio sorprendido, y estaba mismo silbándole en el salón del trono, cuando me llegó aviso de que lo vieran en el jardín. Salí a silbarle al medio de los tulipanes, y lo vi salir por puertas, y silbándole crucé los estrechos y la Grecia, y como venían correos que lo vieran en Mostar y en Salzburgo, seguí camino y entré a Roma, que lo habían visto pasar el Tíber por la puente donde está el castillo del Papa, Yo mismo lo vi en Florencia, en la plaza, y aún me hizo una gracia por debajo del rábico, y siguiéndole atravesó Francia y España, y por noticias de unos peregrinos que lo vieran en un queso en Villalón de Campos supe que venía a Compostela, y ayer fue mi grande gozo volverlo a ver comiendo una castaña al arrimo de un árbol en la orilla de vuestro río, y estaba el pobre flaco y sin el lustre aquel que daba a su pelo la pomada de leche de Armenia de mi princesita, y le silbé otra vez la tonada de nuestro juego, que ya, acordándome del dolor de mi lejana señora -de la que, ¿por qué no decirlo?, hasta andaba yo algo enamorado-, en vez de alegre fiesta me sonaba a responso funeral; y el ratoncillo me oyó y se me acercaba como en otros tiempos, jugando, y en el juego pegó un brinco, resbaló y cayó al río, y el remolino que hay junto a aquellos sauces se lo tragó. Ahora hago promesa de quedarme aquí, en vuestra santa casa, por criado de vuestro abad, y voy a escribirle una carta al Basileo diciéndole la desgracia, y cómo no me atrevo a volver a ver más los ojos llorando de mi señora doña Macarea. ¿Y cómo decís que se llama, para ponerlo en la carta, el río donde ahogó el ratón?
– El río -dijo el padre abad-, que aquí mismo al lado nace, le llamamos Miño, y esta parte del mundo cristiano es Galicia, a dos manos sobre el camino de Santiago.
El enanillo se secó una lágrima, y se volvió a su escondite, que era la capucha del mitrado, a sosegar su pena.
El Paje De Aviñón
– Este señor enano -dijo un mozalbete que allí estaba muy atento a la historia del ratón y el enano, tanto que dejó enfriar en el plato una torreznada con huevos- peregrinó a Santiago Apóstol sin saberlo, y tengo para mí que las más de las leguas las anduvo por el amor que confesó a esa infanta lejana de los ojos azules, Macarea llamada. Pero yo peregrino a sabiendas desde Aviñón de los Papas, y por pedir al Patrón que me deje, siquiera una vez en esta ribera de la vida, volver a contemplar el pálido rostro de otra princesa, tan lejana y tan hermosa. Esta mi señora se llama Anglor y vive en un río.
El mocete, que andaría por los dieciocho años, era muy gentil de talle y espigado, moreno con el soleo del largo viaje peregrino, y el cabello cortado sobre la frente a la manera de los donados de San Pablo, como llaman "perrera de expósito". Vestía a la provenzal, de vivos colores y ropón colorado muy holgado. La nariz le surtía del rostro aquilina y un algo en demasía grande, pero tenía mucha gracia en los ojos grises y en la boca franca y risueña. Dijo llamarse François, Pichegru por mal nombre.
– El amor las más de las veces está en un abrir y cerrar de ojos. El mío nació así, y en una noche de San Juan, precisamente en la del pasado año. Salí de los donados por paje de un señor canónigo de Aviñón, muy amigo de pasear por el puente tal noche como aquella viendo el animado y abigarrado concurso, y más que nada por oír tambores, que es música en la que los canónigos de Aviñón, como los de Tarascón, siempre fueron peritos. Yo iba dos pasos tras él, con la sombrilla plegada bajo el brazo, una "ombrella" italiana de seda verde, por si el río dejaba aquella noche florecer en las ondas los deshilados lirios de la niebla, que al señor canónigo concedía la niebla rodanesa la llamada fluxión concomitante, que es lo peor que en materia de mocos puede acontecerle a una nariz. Y no le extrañe a vuestra paternidad, ni sorprenda a vuestras mercedes, el floreo de mi lenguaje, que baste con decir que soy de nación provenzal y estoy dolorosamente enamorado… Se paró mi amo a ver las habilidades de un dálmata que jugaba con cajitas de fuego, cuando sintió el primer flujo de la niebla en el aire de la noche sanjuanina, y me ordenó que abriese la sombrilla, y al abrirla, de dentro de la seda cayó, como una rosa puede caer de un búcaro, una gentil doncella solamente vestida de su rubor, la larga cabellera dorada y una cinta de oro en el tobillo izquierdo. Pasmó todo el puente, dejó el dálmata apagarse las cajitas de fuego, y las gentes comenzaron a reír de mi amo el canónigo, viendo a la niña tan ataviada a su lado, y ya mi señor se encendía en iras y sentándose en las brasas de la cólera comenzaba a hilvanar cánones boloñeses, todos con anatema contra los burladores de su corona, cuando la niña, a todo esto ya envuelta en la capa de un alguacil del mostacero mayor del Papa, que por casualidad pasaba por allí, pidió silencio y dijo:
– ¡No burléis! Hace un año que vine por jugar en la niebla, y me oculté en la sombrilla del señor canónigo por ver qué tal me sentaba la seda verde napolitana, justamente cuando su paje la cerraba, y en ella quedé prisionera, y tuve que esperar a este año para volver a mi libertad y a mi natural forma, que sólo tengo la noche de San Juan, que todos los otros días soy agua que pasa bajo el puente de Aviñón. ¡Ved todos a Anglor, la princesa del río!
Esto dijo, y dejando caer la capa del alguacil, por el aire con la niebla se volvió a las sombras y a las aguas, y al irse me dejó enamorado… ¡Ay de mí! A escondidas anduve oliendo la "ombrella" que quedó perfumada de jazmín y agua rosa de Genova, y en papeles de colores escribiendo canciones que echaba al río por si podían leerlas las ondas que pasan, y que son parte feliz y espumosa de su cuerpo, y aun alguna vez me pareció oír, en los árboles de la ribera, en el murmullo del Ródano sereno, palabras de mis trovas.
Calló el paje para sonarse con un gran pañuelo amarillo, de los que dicen de dos hierbas, y tengo para mí que más que sonarse lo que hizo fue enjugar dos lágrimas. Y con voz velada por la emoción, prosiguió:
– Me pasaba los días en el puente y en las orillas del río, descuidando el chocolate de mi amo, y me olvidaba de sacarle brillo a las hebillas de plata, poner a refrescar el vino, engrasar la escopeta, y todas mis obligaciones quedaban para mañana. ¡Y Anglor no volvió el San Juan de hogaño! ¡Quizás Anglor no vuelva nunca! Y por temor de que tan triste cosa suceda, ¡no volver a verla!, peregrino a Compostela, y de camino me distraigo enseñándole a este mirlo una tonada dolorida que compuse en Sahagún, en la posada aquella, y cuando el mirlo la tenga bien sabida lo soltaré, para que sea maestro de otros mirlos y todos ellos la canten, parleruelos. Y así sabrá todo el mundo cómo ama y amará siempre a Anglor, la princesa del río, el paje Francois, más conocido por Pichegru en la antigua ciudad de Aviñón en Provenza, la del hermoso puente.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Merlin Y Familia»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Merlin Y Familia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Merlin Y Familia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.