– ¡Los diputados, los gobernantes, los sacerdotes! -¡Labraréis la tierra uncidos a nuestro arado! -¡Las monjas!
– ¡Sonreirán por primera vez sacando leche de sus pechos tiernos!
– ¡Los santos de las iglesias!
– ¡Les pegaremos fuego y nuestros chicos se socarrarán las botas brincando por encima!
– ¡La Virgen!
– ¡Parirá con dolor! Como nuestras hembras. Sólo adoramos ahora una Virgen. Una Virgen propicia y milagrosa: la Virgen Joquis.
XVI. ACTA. MANIFIESTOS EN EL CUARTEL. A SAMAR LE PIDEN UN HIJO
El secretario de actas escribe: “Para una cuestión previa, el compañero Samar pide la palabra y dice que con objeto de que el acuerdo sobre la comunicación al comité nacional pueda quedar nuevamente redactado antes del amanecer y salga en el avión para Barcelona debe tratarse antes que nada su proposición.
“El compañero Urbano se opone; algunos de los reunidos conocen ya la proposición y no la consideran urgente.
“El compañero Graco también cree que es más apremiante dar cuenta al comité de la detención de cuatro compañeros que formaban parte del mismo: Liberto García Ruiz, Elenio Margraf, José Crousell y Helios Pérez. El último ha sido objeto de malos tratos.
“Piden la palabra varios compañeros para sumarse a la protesta de Graco y se acuerda notificar al comité pro presos la novedad.
“El compañero Ruiz pide la palabra para una cuestión de orden. Siempre me parece chocante que un anarquista plantee en nuestros mitines cuestiones de orden.
El compañero Samar insiste en su petición, y en vista de que se accede expone un plan de ofensiva teniendo en cuenta que el movimiento espontáneo suscitado por el asesinato de los compañeros que cayeron el sábado ha llegado a alcanzar su mayor intensidad y ha creado el desconcierto en las filas enemigas. Teniendo en cuenta que en la cuenca minera de Arlanza los obreros se han hecho dueños de la zona. Que las comunicaciones son tan defectuosas que los trenes correos tienen que ser conducidos por personal del ejército. Teniendo presente también que la huelga general ha sido secundada por toda la organización y que en los sitios donde el control no era nuestro se ha conseguido el paro practicando el sabotaje -y una prueba es Madrid, que sigue sin más Prensa que una hoja oficiosa-. Teniendo en cuenta que en determinados puntos el ejército ha permanecido neutral o se ha sumado a los revolucionarios moralmente, contestando a sus vítores. Que en Madrid se va a realizar un intento sedicioso en cuatro cuarteles, de los cuales es seguro que responderán dos.
“Reconociendo que hay algunas armas y que se pueden conseguir más. Que el estado de pánico de la burguesía la ha llevado a inhibirse por completo. Que es necesario comenzar a dar coherencia y cauce político a la energía revolucionaria que tan hondamente ha socavado el sistema…”
Piden la palabra varios compañeros contra la expresión “cauce político” empleada por el camarada Samar. Éste la retira y dice “cauce constructivo”. Les parece bien y sigue exponiendo. Dice que si esperamos más para ir a fondo la burguesía reaccionará y la lucha presentará dificultades mayores. Por fin dice que los comités de barrio, con los soldados que han de sublevarse, las armas que existen y las que se nos han de facilitar deben lanzarse a fondo hoy mismo y deben darse en un manifiesto consignas concretas y los primeros decretos del nuevo poder revolucionario, disolviendo todos los organismos administrativos y políticos del Estado y declarando abolidos todos los privilegios de clase, remitiendo a los obreros al cumplimiento exclusivo de los acuerdos de los cuadros sindicales y ordenando a los soldados que constituyan sus comités allí donde puedan y reduzcan a sus superiores usando todos los procedimientos. Estos decretos serían cuatro y cada uno de ellos reforzaría y dejaría teóricamente realizadas cada una de las cuatro consignas principales en las que se sintetizarían los aspectos fundamentales del nuevo poder y los resortes más elementales del triunfo.
“Han pedido la palabra varios compañeros y como lo interrumpen constantemente Samar se calla y les dice que expongan su opinión y que después continuará él.
“El compañero Urbano se opone resueltamente a tomar el poder y a lanzar decretos. Lo considera vicio autoritario y muy peligroso, y se extraña de que el compañero Samar se atreva a emplear ese lenguaje.
“El compañero Samar le dice si cree que los obreros que se están jugando la vida en la calle piensan así. Reclama que hable el compañero Gisbert que había pedido la palabra y éste dice que nada tiene que añadir a lo dicho por Urbano.
“Samar insiste en que explique el sentido de una interrupción y Gisbert declara que si el triunfo de la revolución depende de ese plan a base de política, poder y decretos, no quiere la revolución.
“El compañero Samar dice que no se explica la conducta del compañero Gisbert y éste añade que él irá contra una revolución de ese tipo porque él lucha por la igualdad y la libertad totales.
“El compañero Samar le advierte que se ha olvidado de la fraternidad y que le extraña porque el compañero Gisbert ha estado en Francia y los gendarmes de la burguesía le han molido las espaldas en nombre de la Igualdad, la Fraternidad y la Libertad. El compañero Gisbert explica dónde comenzó a desviarse la revolución francesa y termina diciendo que si hubiera de salvarse el mundo a cuenta de implantar una autoridad y de encumbrar a alguien preferiría que el mundo se perdiera.
“El camarada Samar dice que el compañero Gisbert es terrible y que no quiere considerarlo monstruoso porque lo conoce.
“El compañero Gisbert dice que monstruoso lo considera la burguesía y que lo tiene a honra.
“El presidente llama al orden del día y el compañero Samar sigue. El primer decreto contesta al estado de guerra declarándonos movilizados para la guerra civil y dando normas para la organización de los consejos de soldados a los que se considera proletarios y soldados de la revolución, y señalando la línea capitalista formada por la guardia civil y las fuerzas de orden público.
“El segundo declara que quedan anulados todos los contratos que determinan propiedad de trabajo ajeno o privilegio económico y explotación. Así nadie pagará a partir de esta fecha alquileres de vivienda ni servicios públicos, ni obedecerá en fábricas ni en talleres otra orden que las de la organización sindical. Da indicaciones para que los mineros de la zona sublevada las sometan a sus asambleas con objeto de conservar las minas en estado de explotación y establece en general dos planos de lucha. Uno de desobediencia civil y otro de ofensiva armada.
“Otro decreto recaba para el comité todo el poder revolucionario hasta que la central sindical se reúna en Congreso con representaciones también de los sindicatos autónomos y dedique toda su actividad a la organización de las federaciones de industria.
“Piden la palabra los compañeros Segovia, Arguelles y Tarrasa. Los tres creen que sobra eso de los sindicatos autónomos. El compañero Samar pregunta si no se los considera revolucionarios y ninguno de los tres lo afirma ni lo niega.
“El compañero Urbano, para una cuestión de orden. Cree que perdemos el tiempo y que antes de seguir adelante se debe someter a votación la forma autoritaria y política en que plantea Samar el curso de la revolución. Si se acepta, seguiremos, pero si se rechaza no hay más que hablar.
“Samar entiende que no es cuestión de principios, sino de tácticas y que por lo tanto debe seguir para votar al final una vez conocidos los pormenores.
“En contra, Urbano y los tres compañeros anteriores. Como piden la palabra dos más, el compañero presidente propone la votación para ganar tiempo y Samar dice que no tiene inconveniente.
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