Sara Gruen - La casa de los primates

Здесь есть возможность читать онлайн «Sara Gruen - La casa de los primates» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La casa de los primates: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La casa de los primates»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Isabel Duncan, investigadora del Laboratorio de Lenguaje de Grandes Primates, no entiende a la gente pero sí comprende a los simios, especialmente a los chimpancés Sam, Bonzo, Lola, Mbongo, Jelani y Makena, que tienen la capacidad de razonar y de comunicarse en el lenguaje de signos americano.
Isabel se siente más cómoda con ellos de lo que nunca se ha sentido entre los hombres, hasta que un dia conoce a John Thigpen, un periodista centrado en su matrimonio que está escribiendo un artículo de interés social.
Sin embargo, cuando una detonación hace volar el laboratorio por los aires, el reportaje de John se convierte en el artículo de su vida e Isabel se ve forzada a interactuar con los de su propia especie para salvaguardar a
su grupo de primates de una nueva forma de abuso por parte de los humanos.

La casa de los primates — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La casa de los primates», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Dobló las tarjetas de notas por los extremos sin alzar la vista. Estaba claro que estaba a punto de irse. Los gritos se hicieron más audibles:

– El asalto a la casa de Bradshaw tuvo lugar casi veinticuatro horas después de la explosión. ¿Qué medidas ha tomado la universidad para evitar más ataques en el futuro?

Al cabo de un rato, ella apoyó la mano en el micrófono de pie y añadió:

– Hemos tomado medidas drásticas para asegurarnos de que no vuelva a suceder nada parecido. Por favor, si tienen más preguntas diríjanse a la oficina de prensa. Gracias. -Y, dicho esto, dio media vuelta y volvió a subir la escalera de piedra.

– Pero ¿la maldita oficina de prensa no es ella? -murmuró Cecil.

De allí, John se fue al laboratorio. Un par de policías con aspecto aburrido recorrían el perímetro para vigilar a los fotógrafos y asegurarse de que no se colaban por debajo de la cinta amarilla. ¿Dónde estaba Osgood, por cierto? John supuso que Elizabeth había decidido utilizar las fotos de Associated Press para no tener que pagarle el billete de avión.

John creía que estaba preparado para ver el laboratorio, pero fue como recibir un cañonazo en la barriga. Hacía dos días había subido por aquellas escaleras y tocado aquel pasamanos que entonces estaba pintado de un azul grisáceo y ahora se encontraba lleno de burbujas y ennegrecido. Había seguido a Isabel Duncan a través de aquella puerta y le habían dejado entrar en las salas donde estaban los primates. La puerta había desaparecido y su ausencia dejaba un hueco enorme señalando un epicentro de color negro. En la pared exterior había feroces aguijones chamuscados.

Solo se veían unos cuantos metros del pasillo, pero el aislante y el cableado colgaban de paneles del techo cubiertos de hollín y el asqueroso olor a plástico quemado aún no había desaparecido.

John echó un vistazo al aparcamiento: allí, donde John, Cat y Osgood habían subido al taxi, los guijarros estaban mezclados con fragmentos de cristal. Casi seguro que también había sido allí donde habían subido a Isabel Duncan en la ambulancia. Y detrás del árbol donde los primates habían buscado refugio yacían ramas rotas que parecían salidas de un enorme y desaliñado nido de pájaro, prueba de que los bonobos habían fracasado en su empeño de quedarse arriba. John dio media vuelta para intentar en vano borrarse de la cabeza los cuerpos inconscientes que se precipitaban al vacío en plena noche.

Después se fue en coche hasta la Protectora de Animales de Kansas City, un edificio de un solo piso lleno hasta el fondo de hileras de perreras delimitadas con rejas. Las paredes de ladrillo de la recepción estaban pintadas de verde y, a juzgar por el olor, los suelos de linóleo habían sido recientemente blanqueados con lejía. Tras la puerta abatible que daba a la parte trasera, se oía un operístico aullido canino.

– Parece un wookiee -dijo John.

– Acaba de llegar -dijo la mujer que estaba sentada detrás de la mesa-. No está muy contento. Pero mejor aquí que donde estaba, desde luego.

– Soy John Thigpen, del Philadelphia Inquirer. Me preguntaba si…

Ella levantó una mano para detenerlo.

– Los primates no están aquí.

– ¿Y dónde están?

– Resumiendo: un camión vino en plena noche, unos tipos les administraron tranquilizantes y se los llevaron -respondió, después de evaluarlo durante unos segundos.

– ¿Les volvieron a disparar?

– Dijeron que era la única solución. Aquí no tenemos jaulas de contención, sobre todo trabajamos con perros y gatos. Lo más raro que hemos tenido ha sido un cocodrilo. Un tío lo compró en Florida cuando aún era una cría y en el momento en que quiso reaccionar ya medía dos metros de largo, tenía que tirarle muslos de pavo por las escaleras del sótano y llenarle con una manguera varias piscinas hinchables para niños que había lanzado allí dentro. Todo iba bien hasta que se le estropeó la caldera y tuvieron que ir a arreglársela.

John la miró con los ojos como platos. Luego sacudió la cabeza.

– Los primates… ¿Estaba usted aquí cuando se los llevaron?

– Sí. Somos pocos empleados. Pillaron a un puñado de voluntarios en la redada de ayer. Uno de ellos era un becario del laboratorio.

– ¿En serio? ¿Me puede dar su número?

– Es una chica. No veo por qué no, total, sale en todas partes en Internet. Aunque creo que aún está bajo custodia. -Sacó un libro de un cajón y pasó varias páginas antes de copiar un nombre y un número en un trozo de papel. Se lo pasó a John deslizándolo sobre la mesa. Celia Honeycutt. La LLT la había nombrado en el vídeo, lo cual le resultó extraño, ya que, al parecer, la consideraban sospechosa. ¿La habría incluido la LLT para intentar borrar huellas? Dobló el papel y se lo metió en el bolsillo.

– ¿Sabe por qué la cogieron?

– Ni idea. Por cierto, ¿qué hora es? -Miró el reloj y dejó escapar un suspiro de desesperación-. Dios mío, llevo aquí dieciséis horas.

– ¿Quién se llevó a los primates?

– Ni idea -dijo, sacudiendo la cabeza-. El camión incluso llevaba cubierta la placa de la matrícula. Lo único que sé es que tenían contratos de venta, así que se los tuve que entregar.

– ¿Qué? -Cerró los ojos, como si lo hubiera entendido todo. De repente comprendió a qué se refería la universidad cuando afirmaba que había tomado medidas para asegurarse de que aquello nunca volviera a suceder. Se preguntó si Isabel lo sabría ya, y solo de pensarlo sintió dolor físico.

Ella los consideraba su familia.

Se inclinó sobre el mostrador y apoyó la frente en el antebrazo.

– Dígame que vio el nombre del comprador en el contrato.

– Era un CIF.

– Dígame que se quedó con una copia.

– Creo que no lo entiende. Estaba aquí sola. Tenía seis primates en la parte de atrás, además del resto de los animales. Venía con ellos un abogado, aparte de un representante de la universidad. ¿Qué iba a hacer? Eran suyos. -Se quedó un momento en silenció y luego añadió-: ¿Sabe? A veces, cuando estaba en un Starbucks, Celia o alguna otra persona del laboratorio entraba y pedía cafés con leche desnatada para los simios. Siempre llevaban una cámara de vídeo porque, según decían, a los primates les gustaba verlo después. Los empleados siempre hablaban a la cámara como si los simios estuvieran allí mismo. Siempre me pareció la leche. Dicen que entendían inglés.

– Es verdad. Yo los conocí -dijo John en voz baja, sacudiendo la cabeza. Suspiró y golpeó un par de veces la mesa con los nudillos-. Vale. Bueno, gracias. Me ha sido de gran ayuda.

* * *

John llamó a Celia Honeycutt desde el coche, pero, tal y como esperaba, no obtuvo respuesta. Cuando volvió al hotel, percibió el aroma del trabajo artesanal de Amanda desde la recepción.

La puerta de la habitación daba directamente a la cocina, donde una enorme olla burbujeaba frenéticamente sobre uno de los fogones eléctricos. Amanda estaba de pie delante de la encimera retirando meticulosamente la epidermis de los sombreros de los champiñones. El resto de la superficie estaba oscurecido por hojas de cilantro, mondas de cebolla, carcasas de pollo, latas de conservas, botellas de vino, trozos de bambula, restos de puerros y manojos de perejil.

Le dio un beso en la nuca.

– ¿Qué estás haciendo?

– Relleno de empanada de pollo. Supongo que, si no hay masa, podría llamarse simplemente sopa.

– Qué bien. -Y, al cabo de un rato, añadió-: Pero la masa es lo que más me gusta.

– Sé hacerla. Lo que pasa es que no hay ni molde ni rodillo -dijo, pasando la mirada por la encimera-. Supongo que puedo despegar con agua la etiqueta de una de las botellas de vino y usarla para amasar. En el supermercado debe de haber moldes de papel de aluminio.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La casa de los primates»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La casa de los primates» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La casa de los primates»

Обсуждение, отзывы о книге «La casa de los primates» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x