Fernando Schwartz - El Engaño De Beth Loring

Здесь есть возможность читать онлайн «Fernando Schwartz - El Engaño De Beth Loring» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Engaño De Beth Loring: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Engaño De Beth Loring»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

A inicios de los años sesenta, una joven australiana, Beth Trevor, se instala en Mallorca con su hija pequeña, Lavinia. Beth ha acudido a la isla atraída por el prestigio de un mítico poeta británico que vive allí desde hace años, rodeado de fervorosos discípulos. La colonia extranjera, formada principalmente por artistas, escritores y vividores, acoge a madre e hija como parte de los suyos. Poco a poco, en ese luminoso microcosmos mediterráneo, en el que extranjeros e isleños se observan los unos a los otros como si fueran actores de sus respectivos teatros, la ambiciosa Beth comienza a disponer las piezas de un ingenioso engaño por el que su hija terminará siendo considerada la descendiente de una antigua y aristocrática familia europea.

El Engaño De Beth Loring — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Engaño De Beth Loring», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Caramba con el príncipe -dijo Beth con picardía. Después, poniéndose seria-: Pero ¿no hay nada sobre la rama Lorena? -¿En estos papeles? -Sí, aquí, en todo esto.

– No, que yo vea. Así, a primera vista, no. Claro que hay mucho más -dijo, levantando con una mano un fajo de documentos que apenas sería la décima parte de lo que podía verse amontonado en el fondo del baúl. -Bueno, ya miraremos más despacio. De todos modos, por mucho que dijera y aparentara lo contrario, a Beth no le interesaba gran cosa seguir buceando en los orígenes de las familias imperiales austro-húngara y alemana. El esfuerzo académico requerido se le hacía excesivo, aburrido por demás. Y, en cualquier caso, nada de aquello la estimulaba lo suficiente: para qué quería ella conocer a fondo la historia de los Meckelburgo si lo único que necesitaba era discurrir la mejor manera de aprovecharla en beneficio de sus intereses. A lo sumo, debería conocer con cierto detalle las minucias de la genealogía para impresionar a quienes estuvieran dispuestos a dejarse impresionar, que eran la mayoría. Por lo demás, nunca había tenido la constancia indispensable para dar secuencia lógica a sus propósitos. Nada más alcanzar el límite intuido de lo preciso, se detenía. Le bastaba con que lo que tenía fuera el mínimo indispensable. No es que fuera tonta; era simplemente una vaga que disponía de un formidable instinto para las cosas esenciales. Sabía que cuanto más sencillas, más verosímiles: la gente era muy crédula y estaba preparada para creer cualquier historia que le fuera servida con un mínimo de adorno, sobre todo si se trataba de un cuento de hadas o de invenciones semejantes.

– No, si ella se puso a vivir en El Mirador como una princesa -dijo Tono-. No sabes. Bueno, una casa con capilla, con un jardín enorme…

– Hombre -interrumpió Guillem-, tampoco es que se montara como la reina del cotarro… Siguió haciendo su vida normal… Todo esto que decís de sus ínfulas y tal, yo no sé dónde lo veis, la verdad. Sois unos exagerados.

– A mí, la verdad, me da igual lo que hiciera -dijo Carmen-. Lo que me asombra es que pudiera montarse de la forma en que lo hizo. Incluso para el pueblo, aquello requería bastante dinero. No sólo el alquiler, sino, en fin, vivir, mandar a la niña al colegio, viajar, luego mandar a la niña al extranjero… bueno, el peso de los gastos era mucho, ¿no os parece?

– Una hetaira, nest-ce pas? -dijo Juan Carlos con énfasis lánguido-. Una poule de luxe, la más antigua profesión del mundo aplicada con excelente criterio económico al afán de ahorro. Pienso que Beth organizó su vida profesional con mucha cabeza. De ahí sale todo.

Guillem se mordió el labio inferior y pareció a punto de intervenir para rebatir con energía tanta maledicencia, pero vio que la Pepi se encogía de hombros dando a Juan Carlos por imposible y desistió.

– Pendoneo, sí -rebatió, sin embargo, Tono-. Pero tanto como que montara una casa de putas unipersonal, me parece una exageración. Es no conocer a la Beth.

– ¡Pero si tú mismo lo dices! ¿De dónde, si no, se sacaba el dinero para hacer todo lo que hacía? -Juan Carlos sonrió con suficiencia-. Una industriosa banquera del amor…

La casa de El Mirador constituyó un cambio radical en las vidas de madre e hija, un paso inesperado en la escalera de acceso al éxito. Fue afortunado que Beth llegara a enterarse de que las dueñas del casón estaban hartas de tenerse que ocupar de él sin llegar a vivirlo nunca después que se hubieron casado; los maridos no querían ni oír hablar de un posible traslado desde Palma hasta la costa norte (aunque sólo se tratara de cortas estancias de vacaciones) y menos aún a un viejo palacio mal amueblado y lleno de goteras, humedades, tejas desprendidas y corrientes de aire, heladoras en invierno. Bastante tenían con intentar restaurar La Punta, el palacio más elegante de los dos del príncipe, situado estratégicamente a medio camino entre el pueblo y El Mirador sobre un acantilado espectacular que acaba hundiéndose de forma vertiginosa en una rada bellísima y semicircular conocida con el nombre de la cala del Mirador. Desde el promontorio de La Punta se divisa toda la costa, kilómetros y kilómetros de montes azules bañándose en el mar, hasta la mismísima Dragonera. Allí, en la cala del Mirador, atracaba con su propio yate la emperatriz Sissí cuando venía a Mallorca a visitar la isla y, con menos entusiasmo, a este primo lejano y aburrido, el príncipe Carolo.

– Una histérica -dijo Carmen-, mucha Sissí y mucha película con grandes bailes, pero era una histérica: hacía poner una sábana en el suelo de su camarote para que la peinara su dama de compañía y luego le hacía recoger los pelos que se le habían caído y los contaba; si eran más de diez, armaba un escándalo.

– Pues sí -dijo Juan Carlos-, sería así, pero ella sólita había aprendido griego moderno y traducía Hamlet…

– Ya, y se paseaba con un secretario contrahecho que ése sí que era griego y se reía de él porque estaba enamorado de ella… Una bruja -concluyó Carmen.

Pues bien, «a lo que vamos», interrumpió Tono, los maridos de las dueñas de todo aquello estaban conformes («a regañadientes», intercaló Carmen) con gastarse el dinero restaurando La Punta y tal vez incluso con montar allí un museo del príncipe para uso de turistas, por más que les pareciera ridículo pensar que forasteros llegados de allende los mares quisieran recorrer esta costa tan bella como inhóspita, cruzada por carreteras peligrosas, polvorientas y zigzagueantes.

¿Pero El Mirador? ¡Una ridiculez! ¿Para qué iban a gastar tanto dinero en unas ruinas?

Y así fue cómo Beth, vestida con sus mejores galas y acompañada por un Augustus encorbatado y con zapatos de lazos en los pies en lugar de las usuales alpargatas y por un Bertil tocado con su impecable bombín, llegó a obtener El Mirador en alquiler a bajo precio con la sola condición de reponer las tejas que faltaban y arreglar algunas grietas.

– Caramba -dijo Tono-, hoy tampoco no deja de asombrar que se dieran en alquiler casas como El Mirador, llenas de muebles buenos, de recuerdos de un tipo como el príncipe, objetos de su yate, sextantes y eso, anteojos, catalejos… dibujos suyos, cartas, una biblioteca entera… hasta una reproducción a escala del Seepferd, que tenían colgada de la pared del salón… aunque me parece que las dueñas pronto se la llevaron a La Punta. Pero, ¿sabes?, ni siquiera hicieron un inventario de lo que había en la casa cuando se la dieron a la Beth.

– Vaya -dijo Carmen-, es que entonces no se valoraban tanto las cosas…

– íCómo que no! -dijo Francisca.

– … no se valoraban tanto las cosas -prosiguió Carmen, como si no hubiera oído-. Pertenecían a una casa y era tal que si las hubieran encolado a las paredes y a los suelos.

– Me parece, plutót, que nadie se daba aún cuenta entonces de lo que podían llegar a valer aquellos objetos -afirmó Juan Carlos desde el fondo del sillón.

Augustus, una vez que se hubieron quedado solos en la casa Beth, Bertil y él, miró a su alrededor con verdadero asombro.

– Me parece que esta gente no sabe lo que tiene aquí. -Se acercó al gran aparador que había en la pared del fondo del vestíbulo de entrada, alargó una mano y levantó un plato de delicada porcelana-. Meissen… Meissen, Dios mío. Un plato sopero de una vajilla que seguro andará por ahí. Mirad -añadió y, volviéndose hacia los otros dos, se apoyó el plato contra el estómago, sosteniéndolo por debajo con las dos manos abiertas.

Beth y Bertil se acercaron e inclinaron las cabezas para verlo mejor. El borde del plato no era perfectamente redondo, sino que siendo el objeto por completo circular, sus lados tenían pequeñas aristas relucientes; a todo su derredor había sido pintada una finísima raya de oro. En el centro había una rosa rosa, detrás de la que asomaban otras pequeñas florecillas. En los lados, divididos en doce porciones iguales, había más flores y hojas de un verde muy pálido y, de vez en cuando, una abeja diminuta que parecía andar hacia aquellos golosos pistilos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Engaño De Beth Loring»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Engaño De Beth Loring» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Engaño De Beth Loring»

Обсуждение, отзывы о книге «El Engaño De Beth Loring» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x