Fernando Schwartz - El Engaño De Beth Loring

Здесь есть возможность читать онлайн «Fernando Schwartz - El Engaño De Beth Loring» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Engaño De Beth Loring: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Engaño De Beth Loring»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

A inicios de los años sesenta, una joven australiana, Beth Trevor, se instala en Mallorca con su hija pequeña, Lavinia. Beth ha acudido a la isla atraída por el prestigio de un mítico poeta británico que vive allí desde hace años, rodeado de fervorosos discípulos. La colonia extranjera, formada principalmente por artistas, escritores y vividores, acoge a madre e hija como parte de los suyos. Poco a poco, en ese luminoso microcosmos mediterráneo, en el que extranjeros e isleños se observan los unos a los otros como si fueran actores de sus respectivos teatros, la ambiciosa Beth comienza a disponer las piezas de un ingenioso engaño por el que su hija terminará siendo considerada la descendiente de una antigua y aristocrática familia europea.

El Engaño De Beth Loring — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Engaño De Beth Loring», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Subió la escalera exterior situada en la parte posterior de la casa y, al llegar al rellano del segundo piso, se detuvo. A derecha e izquierda había sendas puertas de madera pintadas de blanco y desportilladas por el mal trato y el tiempo. Se aproximó a la de la derecha y con el puño cerrado la aporreó con fuerza. Volvió la cabeza para prestar mayor atención a lo que ocurría en el interior de la vivienda pero no oyó nada. Frunció los labios y esperó. Instantes más tarde probó a girar el pomo de la puerta y ésta se abrió sin dificultad.

– ¡Jim! -llamó y esperó-. ¡Jim! -repitió con más fuerza al cabo de un momento.

– ¿Qué? ¿Qué? -contestó Jim, asomándose a la puerta del vestíbulo sin soltarse del quicio.

No tenía muy buen aspecto, pero así era su apariencia desde hacía meses. Estaba muy delgado y sucio, le lagrimeaban los ojos y en la mano derecha entre el índice y el pulgar tenía un gran corte lleno de pegotes de sangre coagulada, como hecho con una navaja, que ya iba cicatrizándose. Había perdido pelo y ahora dos grandes entradas sobre las sienes le tenían envejecido el rostro. Se había afeitado la perilla y sólo llevaba un gran bigote rubio y manchado de nicotina. Iba vestido con un calzoncillo blanco, bueno, que había sido blanco días o tal vez semanas antes, un slip dado de sí que le colgaba por detrás, y una camiseta gris que a lo mejor había sido de otro color más vivo en otro momento de mayor esplendor.

Hacía con toda exactitud siete meses que no se veían.

– Vaya -dijo Jim con una medio sonrisa-, mi esposa amantísima ha venido a visitarme. -Eructó y le quedó un hilillo de saliva prendido en la barbilla.

– Estás borracho.

– Una gran novedad, sí señor. Estoy borracho… Pero, por Dios -hizo un gran gesto de bienvenida con la mano aunque tuvo que interrumpirlo para no caerse-, pasa… pasa al salón. -Giró sobre sí mismo y desapareció hacia el interior de la habitación.

Beth lo siguió sin decir nada.

– Aquí huele que apesta -dijo por fin, y de forma automática, sin pensarlo, fue hacia la ventana que daba a la terraza y la abrió-. Hay que ventilar esto.

Jim se sentó en una especie de sofá cama cubierto con una sábana sucia y arrugada que estaba adosado a la pared de la izquierda. No había más muebles en la habitación; sólo dos botellas vacías de ginebra cuidadosamente colocadas en un rincón y un bocadillo de queso a medio comer al lado de ellas.

– Lo cierto es que me encuentro mejor cuando estoy un poco bebido, ¿sabes?… pero sin exagerar. -Soltó una risita-. A veces me paso y entonces me encuentro fatal y tengo que seguir bebiendo hasta que me duermo, ya sabes, sí. -Lo afirmó con cierta seriedad, como si se tratara de una disquisición científica importante relativa a su estado de salud y tuviera calculados los efectos del alcohol para no excederse jamás o hasta necesitar una dosis específica de anestesia. Todo previsto.

Beth meneó la cabeza.

– ¡Qué vida más idiota! ¿Pero no te das cuenta de que te estás matando? -Se encogió de hombros-. Bueno, me trae sin cuidado, pero tú verás.

– Qué tontería. No me estoy matando. Hago exactamente lo que quiero. Vivo tranquilo, no molesto a nadie -rió de nuevo-, ni siquiera a ti ni a la niña, tengo buenos amigos y -levantó un dedo con solemnidad- estoy preparando mi libro sobre la política exterior americana. -Señaló la pared que había detrás de donde estaba sentado, indicando un espacio, supuestamente otro cuarto, en el que daba la impresión de que de manera obvia se dedicaba, en los ratos que le dejaban libres sus numerosas ocupaciones, a preparar el libro sobre la política exterior americana, una idea peregrina que se le había pasado por la cabeza en un breve momento de relativa sobriedad cuando viajaban hacia la isla una infinidad de meses o de años atrás.

– Ya -dijo Beth-. Me alegro por ti -añadió con sarcasmo.

– De hecho pensaba visitaros uno de estos días y llevarle un regalo a Flower…

– ¡Ni se te ocurra! Mira -dijo con intensidad-, me he labrado un porvenir allá arriba, en el pueblo -haciendo un gesto con la barbilla-, una vida, ¿sabes?, y no voy a permitir que nadie me lo estropee. Ni se te ocurra, ¿me oyes?

Jim volvió a soltar la risita alcohólica de un momento antes:

– Creí que te gustaría. -Levantó las dos manos a la altura del pecho-. No te preocupes. No te preocupes. No iré, no iré. Además, tendría que subir por esa carretera de locos y me acabaría mareando. Y eso me sienta fatal.

– ¿Cómo sabes tú que la carretera al pueblo es mala?

– Ah -contestó Jim con aire misterioso.

– Cómo.

– No te sulfures, mujer… Una novia que tengo que me subió por allí hace algún tiempo. Pero, no creas, no te preocupes, no llegamos a llegar -añadió con apresuramiento-. Uy uy uy, cómo te pones.

– Es que quiero que sepas que si llegas a subir al pueblo, te va a pasar algo malo, ¿está claro?

Jim levantó los hombros.

– Vale, vale.

– Mira, lo primero que haría sería llamar a tu padre, explicarle la situación, hacer que te expulsen de aquí, que te lleven a América, te metan en una clínica para desintoxicarte, te encierren para siempre en un asilo frenopático… -Jim alzó las manos con las palmas hacia afuera, como si quisiera defenderse de lo que se le venía encima-. Te lo digo en serio… y entonces se acabó el dinero, la ginebra, la mierda en la que vives y que tanto te gusta… se acabó, ¿me entiendes?

– Sí, sí… -Estuvo en silencio durante un rato, con la cabeza inclinada y moviéndose de derecha a izquierda como un péndulo. Luego cambió bruscamente de actitud y la miró con desafío-. ¿Qué quieres entonces? -Sonrió y se le escapó nuevamente un hilo de saliva de una de las comisuras de la boca-. Porque no habrás venido sólo a regañarme, ¿no? Hasta ahora, siempre que me has hablado ha sido para sacarme dinero. No sé quién es mejor de los dos. -Dio por sobreentendida la valoración que ambos le merecían.

Beth hizo como si no hubiera oído el desprecio.

– Es muy sencillo. Quiero que éste sea nuestro último contacto para siempre jamás. Vamos a ver si todo esto te entra en esa mollera tan ofuscada por la ginebra. Tú y yo vamos a ir ahora al banco y vamos a dar nuevas instrucciones de lo que hacer con el dinero que manda tu padre: dos tercios para mí, un tercio para ti. Para eso tengo a Flower a la que alimentar, mandar a la escuela, educar, todo eso. Y además no se llama ya Flower, sino Lavender, Lav, ¿te enteras? No es que te importe, pero es Lav.

Jim asintió con indiferencia.

– Bien. El dinero que te toca en el reparto es más que sobrado para mantener esta casa -dijo Beth, haciendo un gesto circular con la mano derecha-, y para tus necesidades -añadió con sorna-. Si te pones enfermo, pero sólo si te pones muy enfermo, puedes llamarme. Vendré y veremos lo que puedo hacer para que te cures. Pero, cuidado: no me llames en vano porque te digo lo que la fábula del pastor y el lobo. Nunca volvería.

De hecho, Jim llamó una vez, algunos años más tarde, cuando tuvo el primer delirium tremens. Cuando Beth llegó, ya se había repuesto del ataque, por más que tuviera peor aspecto que nunca. Había bebido un poco de ginebra y se encontraba mejor. Cuando la vio entrar, levantó una mano desdé la cama e imploró:

– No. Espera. Ayer creí que me moría… por eso te llamé. -Con voz lastimera añadió-: No te vayas ahora, por Dios… Hazlo por todo lo que hemos sido en la vida… ¡Hazlo por Flower! ¡Por dios, Beth, que soy su padre!

Sin pronunciar palabra, Beth se dio la vuelta, salió al descansillo y cerró cuidadosamente la puerta.

Nunca más volvieron a verse.

X

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Engaño De Beth Loring»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Engaño De Beth Loring» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Engaño De Beth Loring»

Обсуждение, отзывы о книге «El Engaño De Beth Loring» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x