Ferran Torrent - Sociedad limitada

Здесь есть возможность читать онлайн «Ferran Torrent - Sociedad limitada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Sociedad limitada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sociedad limitada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Es la disección novelada de una ciudad, Valencia, donde un elenco de personajes ha convertido la traición, la inquina y la intriga pérfida en el modelo de conducta cotidiana. Julia Aleixandre, además de ostentar un importante cargo público, es una experta manipuladora de marionetas humanas de todos los colores y tamaños. Francesc Petit, Secretario General de un partido político sin representación parlamentaria, quiere escapar del ostracismo humillante a cualquier precio. Juan Lloris, otrora exitoso empresario de la construcción, ha caído en desgracia ante las autoridades y mendiga rastreramente una presidencia, una secretaría o al menos una vocalía. Y entre todos ellos y sus respectivas trifulcas, un periodista sin futuro aparente encontrará la manera de purgar sus abundantes culpas, cómo no, a costa de los demás.
Sociedad Limitada es una instantánea irónica y mordaz que se adentra en la corrupción política, la especulación inmobiliaria, la miseria cotidiana de los inmigrantes, la destrucción sistemática del medio ambiente… y, en definitiva, las infames maniobras que ejerce el poder desde la sombra para conseguir perpetuarse.

Sociedad limitada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sociedad limitada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Hagan el favor de sentarse.

El director general les indicó con los brazos las dos butacas que había ante la mesa. En anteriores visitas, Marimon recordó que los tuteaba, que se habían sentado en la otra zona y que una empleada les había ofrecido amablemente una bebida. Antonio Sospedra también se sentó y carraspeó de tal modo que no presagiaba una reunión satisfactoria. De inmediato, para dejar las cosas claras desde el principio, se miró el reloj en actitud de hombre ocupado.

– Bien, ustedes dirán -dijo Sospedra como si ignorara el motivo de la visita. Articuló una sonrisa rígida, pero fue un gesto tan instintivo que apenas lo mostró.

– Amigo Sospedra -empezó Francesc Petit-, como ya sabes dentro de unos meses se convocarán las elecciones autonómicas.

– En efecto -en las pasadas visitas, aquel «en efecto» solía ir acompañado del nombre del líder del Front. Era así: «en efecto, Francesc». Más cálido, vaya.

– Teniendo eso presente -continuó Petit-, hemos iniciado una precampaña, ya que para nosotros es decisivo ampliar el grado de conocimiento que la sociedad tiene del Front y de mí, que seré el primer nombre de su lista.

– Enhorabuena -le felicitó el director general.

Fue una felicitación rutinaria, como el «gracias» con que respondió Francesc Petit. La última vez que el secretario general le anunció a Sospedra que se presentaba como candidato, el director general de Bancam simuló una sorpresa agradable.

– Todo eso, o sea la precampaña -concretó Petit-, conllevará gastos extraordinarios; gastos considerables -añadió el líder del Front con una sonrisa forzada. Fue un error, no obstante, porque en vez de decir «considerables» tendría que haber dicho «importantes». La sonrisa no encontró correspondencia en su interlocutor-. Es obvio que el Front, sus militantes, harán un gran esfuerzo. Contamos con las cuotas de los afiliados (somos unos 2.500 aproximadamente) -la cifra, algo exagerada-, las aportaciones de los cargos públicos municipales… Tenemos concejales y alcaldes en unos cien pueblos -pueblos generalmente pequeños, evitó decir-. También hemos pensado hacer una derrama entre nuestros simpatizantes y militantes -en el Front, simpatizantes y militantes eran prácticamente lo mismo-. Una derrama sencilla, ya que nuestros militantes, por desgracia, no son gente adinerada. También solicitaremos la ayuda de algunos artistas plásticos mediante la subasta sin ánimo de lucro de obras suyas -eso estaba por ver; los artistas ya hacía tiempo que habían pasado de la euforia activista a la práctica mercantil-. El total, amigo Sospedra, asciende a veinticinco o treinta millones de pesetas. Una cifra insuficiente.

– En realidad necesitaríamos ciento veinticinco millones de pesetas -dijo Vicent Marimon-, además de nuestras aportaciones, para llevar a cabo una precampaña y una campaña electoral con garantías de éxito.

– De hecho -añadió Petit-, pretendemos obtener el seis o el siete por ciento de los votos, que implicarían entre seis y ocho diputados. Con eso recibiríamos entre doce y quince millones de pesetas por los votos y un millón y medio por escaño, más cuatro millones al mes durante toda la legislatura -otro error, tendría que haber dicho «cuatro años»- para mantener los gastos del grupo parlamentario. En fin, tenemos garantías para responder al crédito.

El secretario general calló, el director general se echó el pelo hacia atrás. Entonces, Vicent Marimon extrajo unos papeles de su cartera y se los acercó a Antonio Sospedra.

– Las encuestas nos dan ahora mismo el cinco por ciento -afirmó el secretario de finanzas señalando el resumen del informe.

Sospedra hizo como si la encuesta le interesara más que nada en el mundo. Petit y Marimon se miraron.

– ¿De qué cuantía estabais hablando? -se le escapó el trato de confianza.

Mal asunto, pensó el secretario de finanzas; ningún alto cargo de la banca es incapaz de recordar una cifra que se le ha dicho hace unos minutos.

– Ciento veinticinco millones -repitió Vicent Marimon. Seco, directo, sin tapujos.

Pero el director general también tenía papeles. En Bancam, en cualquier entidad bancaria, los papeles, la información, son la base del éxito. Abrió el cajón de la derecha de la mesa y ordenó con lentitud las hojas de un pequeño documento, con la misma parsimonia con que un trapecista prepara el triple salto mortal sin red para que la atención del público se centre en él. Después, se ajustó unas gafas minúsculas que había sacado del bolsillo interior de su americana.

– Ustedes ya tienen concedido un crédito, la mayor parte del cual todavía deben. Tienen hipotecada la sede del partido y no tienen más bienes inmuebles en propiedad. Les recuerdo que la hipoteca fue generosa. Ahora me piden ciento veinticinco millones…

– Ahora es distinto, tenemos expectativas políticas contrastadas…

– Señor Petit, nosotros no vivimos de encuestas sino de bienes tangibles. La política no es un bien evaluable. Tenemos que responder ante los impositores y ante las instituciones. Como entidad de ahorros no tenemos el mismo margen de maniobra que la banca privada. Querría recordarles, además, que el último préstamo no fue hecho con bienes personales sino directamente al Front.

– Pignorando los intereses… -le recordó Marimon.

– Por eso mismo, señor… -fingió no recordar su nombre.

– Vicent Marimon, secretario de finanzas.

– Al tener pignorada parte de los ingresos tienen aún menos garantías. Me gustaría recordarles -qué memoria, la del director general- que el hecho de poner el préstamo a nombre del Front ya fue un acto generoso por nuestra parte.

– Los demás partidos lo tienen así -replicó Marimon.

– Los demás partidos nos ofrecen unas garantías de las que ustedes, por ahora, no disponen.

– Si observas la evolución del voto del Front…

– Bienes tangibles, señor Petit. Ya hemos asumido un riesgo con ustedes.

– Es un riesgo ridículo si lo comparamos con el potencial económico de Bancam -apuntó Marimon.

El potencial económico de Bancam era algo que el secretario de finanzas del Front conocía de cabo a rabo: cuatro billones de pesetas de dinero administrado de los clientes, de los que una parte se dedicaba a obra social y el resto a autocapitalizarse. Negocios como Aguas de Valencia, inmobiliarios y seguros al margen de compromisos políticos como la participación en el parque temático Terra Mítica. Cerca de cuatro mil empleados y sucursales en expansión fuera del país: en las Baleares, en Madrid y en Cataluña. Aún faltaba otro detalle: el director general no podía ni conceder ni denegar un préstamo a un partido político, prerrogativa que correspondía al consejo de administración de la entidad. Marimon lo sabía, pero no podía hacer nada: los miembros del consejo de administración aprobaban todo lo que presentaba el director general.

– Mire, señor Marimon, todos los aspirantes a un crédito podrían decir lo mismo. En cualquier caso es un riesgo y un favor especial que les hicimos teniendo en cuenta las singularidades del demandante del crédito. Pero todo tiene un límite. Tenemos una responsabilidad social -Antonio Sospedra volvió a mirar su reloj.

– No podemos recibir el mismo trato que una empresa privada -Petit esbozó una protesta-. Al fin y al cabo, los objetivos de Bancam no son acumular beneficios sino hacer obra social.

– Un partido no es una obra social estricta.

– Si nos denegáis el crédito distorsionáis las elecciones. Incluso distorsionáis los resultados que nos dan las encuestas. El Partido Conservador y el Partido Socialista disponen de préstamos muy por encima de sus bienes inmuebles.

– Pero sus perspectivas políticas, y por consiguiente sus ingresos, son muy distintos a los de ustedes -¿no habíamos quedado en que las cuestiones políticas no eran evaluables?-. Uno gobierna, y el otro tiene posibilidades de hacerlo. Ustedes, además, tienen una contestación interna que está por evaluar. Incluso si consiguieran entrar al Parlament, en caso de escisión interna asumiríamos un riesgo innecesario.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sociedad limitada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sociedad limitada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Sociedad limitada»

Обсуждение, отзывы о книге «Sociedad limitada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x