SCOTT HAHN
LA PRIMERA SOCIEDAD
EDICIONES RIALP, S. A.
MADRID
Título original: The first society
© 2018 by St. Paul Center for Biblical Theology,
Emmaus Road Publishing
© 2019 by de la versión española traducida por GLORIA ESTEBAN,
EDICIONES RIALP S. A.,
Colombia 63, 8.º A, 28016 MADRID
( www.rialp.com)
Realización ePub: produccioneditorial.com
ISBN (edición impresa): 978-84-321-5200-9
ISBN (edición digital): 978-84-321-5201-6
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra
A Andrew Jones,
inspirador de esta nueva reflexión
sobre el modelo de una sociedad sacramental.
ÍNDICE
PORTADA
PORTADA INTERIOR SCOTT HAHN LA PRIMERA SOCIEDAD EDICIONES RIALP, S. A. MADRID
CRÉDITOS Título original: The first society © 2018 by St. Paul Center for Biblical Theology, Emmaus Road Publishing © 2019 by de la versión española traducida por GLORIA ESTEBAN, EDICIONES RIALP S. A., Colombia 63, 8.º A, 28016 MADRID ( www.rialp.com ) Realización ePub: produccioneditorial.com ISBN (edición impresa): 978-84-321-5200-9 ISBN (edición digital): 978-84-321-5201-6 No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org ) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra
DEDICATORIA A Andrew Jones, inspirador de esta nueva reflexión sobre el modelo de una sociedad sacramental.
INTRODUCCIÓN
1. PROHIBIDA LA NOSTALGIA
2. LA PRIMERA SOCIEDAD
3. UNA SOCIEDAD BAJO EL HECHIZO DEL MATRIMONIO
4. EL MATRIMONIO ES IMPOSIBLE
5. EL MATRIMONIO PERFECTO
6. UNA HISTORIA TURBULENTA
7. EL PENSAMIENTO SOCIAL CATÓLICO
8. SEXO Y BIEN COMÚN
9. APOCALIPSIS Y SOCIEDAD
10. LA BATALLA PERSONAL
11. LA REDENCIÓN DEL MATRIMONIO A TRAVÉS DEL SACRAMENTO
12. LA GRACIA PERFECCIONA LA NATURALEZA
13. EL PUESTO RESERVADO A LA IGLESIA
14. UNA SOCIEDAD SACRAMENTAL
15. CONCLUSIÓN: ¿UN SUEÑO IRREALIZABLE?
AUTOR
INTRODUCCIÓN
«El tema del matrimonio [...] merece en este sentido una atención especial. El mensaje de la Palabra de Dios se puede resumir en la expresión que se encuentra en el libro del Génesis y que el mismo Jesús retoma: “Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne” (Gn 1,24, Mc 10,7-8). ¿Qué nos dice hoy esta palabra? Pienso que nos invita a ser más conscientes de una realidad ya conocida pero tal vez no del todo valorizada: que el matrimonio constituye en sí mismo un evangelio, una Buena Noticia para el mundo actual, en particular para el mundo secularizado. La unión del hombre y la mujer, su ser “una sola carne” en la caridad, en el amor fecundo e indisoluble, es un signo que habla de Dios con fuerza, con una elocuencia que en nuestros días llega a ser mayor, porque [...] el matrimonio, precisamente en las regiones de antigua evangelización, atraviesa una profunda crisis. Y no es casual. El matrimonio está unido a la fe, no en un sentido genérico. El matrimonio, como unión de amor fiel e indisoluble, se funda en la gracia que viene de Dios Uno y Trino, que en Cristo nos ha amado con un amor fiel hasta la cruz [...] Hay una evidente correspondencia entre la crisis de la fe y la crisis del matrimonio. Y, como la Iglesia afirma y testimonia desde hace tiempo, el matrimonio está llamado a ser no solo objeto, sino sujeto de la nueva evangelización».
Papa Benedicto XVI
Homilía durante la Santa Misa para la apertura del Sínodo de los obispos
7 de octubre de 2012
AÚN NO ERA CATÓLICO CUANDO EMPECÉ a estudiar teología en una universidad católica. Pero fue allí, en la Marquette University de Milwaukee, donde se plantó la semilla que ha dado como fruto este libro.
Aquello sucedió un día durante un seminario de grado, «Religión y sociedad», impartido por el P. Donald J. Keefe, un magnífico sacerdote jesuita. Estoy seguro de que la clase era interesante, pero no me acuerdo de ningún detalle... excepto de una anécdota. El P. Keefe estaba hablando de The Naked Public Square, del Rvdo. Richard John Neuhaus (que por entonces tampoco era católico), cuando, de repente, se detuvo y se quedó mirando fijamente por la ventana. Recuerdo con absoluta claridad sus palabras: «Si durante una generación los católicos se limitaran a vivir el sacramento del matrimonio, seríamos testigos de la transformación de la sociedad y tendríamos una cultura cristiana».
Acto seguido, el P. Keefe salió de su ensimismamiento y retomó el hilo de la clase pidiendo disculpas por su inciso. Pero a mí no me resultó tan fácil volver a concentrarme. Por lo que a mí respecta, el P. Keefe podría haber continuado la clase en sueco. Su digresión me dejó absorto: no fui capaz de pensar en nada más.
¿Lo único que hace falta para lograr la clase de cultura que deseamos es vivir el sacramento del matrimonio durante unas cuantas décadas? ¿Hay algún diagnóstico, alguna receta más simple y que implique un reto mayor que este? Lo cierto es que la cosa tiene mucho sentido. En el matrimonio hallamos la comunidad humana fundamental, de la que emanan las demás comunidades. Si entendemos bien el matrimonio, podremos transformar no solo nuestras familias y nuestras parroquias, sino el mundo entero.
La idea me fascinó entonces y no ha dejado de fascinarme nunca, sobre todo cuando pienso en mi matrimonio. Coincidiendo con la reflexión del P. Keefe, yo estaba descubriendo la Iglesia católica, para consternación de Kimberly, mi mujer. Pasamos por momentos difíciles una vez que yo me uní a la Iglesia y ella siguió albergando dudas. Pero, pese a las dificultades, no ha habido nada —nada— en esta vida que me haya proporcionado tanta satisfacción personal y espiritual como el matrimonio y la familia.
Sí, entonces creía y sigo creyéndolo hoy —y hoy más que nunca— que en el matrimonio puede estar la clave de la clase de sociedad y de cultura que queremos construir. Pero también veo lo intimidante, lo desalentador, lo frustrante —y también lo absolutamente maravilloso— que puede ser el proyecto. Y, cuando contemplo a mi alrededor los frutos vivos de mi matrimonio, me invade el deseo de ponerme manos a la obra.
***
No sé cuándo sucedió exactamente, pero hubo un momento en que mi rol en la familia sufrió un cambio y, desde entonces, soy, fundamentalmente, abuelo. Aunque un padre no deja nunca de ocuparse de sus hijos, ahora tengo quince nietos diseminados por todo el país; y, cuando reflexiono sobre el futuro, en quienes pienso es en esos niños maravillosos.
De modo que el momento de escribir este libro lo han elegido mis nietos. Es imposible escuchar el llanto inquieto de un bebé sin pensar en el futuro. Es imposible verse rodeado de niños pequeños en Navidad sin preguntarse qué sociedad heredarán las generaciones venideras. Es imposible asistir a su bautizo o a su primera comunión sin plantearse el futuro de la Iglesia en nuestra cultura.
Normalmente todas estas inquietudes suelen resumirse en la siguiente pregunta: «¿Qué clase de sociedad vamos a dejarles a nuestros hijos y nietos?». Una pregunta que, sin duda, merece la pena plantearse, aunque no estoy seguro de que sea la primera pregunta en la que tengamos que detenernos, más aún si somos católicos que intentan salir adelante en una civilización cada vez más secularizada. Y es que es la clase de pregunta capaz de hacernos sentir indefensos y derrotados frente a las «fuerzas que mueven la historia».
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