Alberto Vázquez-Figueroa - La Iguana

Здесь есть возможность читать онлайн «Alberto Vázquez-Figueroa - La Iguana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Iguana: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Iguana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

A finales del siglo XVIII, existió un hombre llamado «Iguana» Oberlús, que debido a su terrible aspecto era despreciado y maltratado por todo el mundo. Harto de esa situación, huyó al archipiélago de Las Galápagos, y en el islote de La Española estableció su morada. Allí esperó impaciente durante años, pero al final sus deseos se vieron cumplidos: en ese islote atracaron unos pocos barcos y «La Iguana» no desaprovechó su oportunidad. Secuestró algunos de sus tripulantes y los sometió a sus órdenes, tratándolos como simples criaturas salvajes, tal y como lo habían tratado a él durante toda su vida.

La Iguana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Iguana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Su padre, el altivo y severo don Álvaro, se convirtió a partir de entonces en un ser desconcertado y mustio, encorvado y cabizbajo, que parecía vivir avergonzado ante el mundo por culpa de un delito cometido por su hija, y del que nadie sabía darle una auténtica explicación.

Año y medio más tarde, finalizado el luto por Rodrigo, Niña Carmen decidió emprender un largo viaje que le ayudara a olvidar, y embarcó en Guayaquil, con destino a Panamá para cruzar el istmo y seguir rumbo a España.

Allí, en un baile de la Corte, conoció a Germán de Arriaga, un maduro aventurero de dudosa moral y pasado algo turbio, del que se enamoró y al que se entregó en poco más de una semana.

De modo sorpresivo, y pese a su reconocida experiencia en asuntos de faldas y su fama de bribón en tal aspecto, el caballero de Arriaga perdió también la cabeza por la joven criolla, convirtiéndose muy pronto ambos en la pareja más desconcertante y al propio tiempo feliz de la capital del reino.

Afortunado en los negocios, dinámico y bien relacionado, Germán de Arriaga sentó cabeza, empezó a olvidar pasados devaneos que le impedían sacar un mejor provecho de sí mismo y concluyó por pronunciar una palabra que se había jurado que jamás escaparía de sus labios: matrimonio.

— Necesito pensarlo… — replicó Niña Carmen .

— ¿Pensar qué…? — protestó él vehemente —. Nos llevamos bien tanto en la alcoba como fuera de ella, y puedo ofrecerte una vida cómoda y holgada… ¿Qué más se necesita si los dos somos libres…?

— Eso… Ser libres…

Germán de Arriaga no lo entendió en un principio, imaginó que no era más que una frase hecha o una cierta coquetería femenina al no querer rendirse al primer embate, y dejó pasar un cierto tiempo, seguro como estaba de los sentimientos de ambos.

Grande fue su sorpresa, por tanto, cuando, al regresar de un corto viaje de negocios, Carmen de Ibarra le comunicó con absoluto desparpajo y naturalidad:

— El conde de Rioseco me ha invitado a conocer su hacienda en Sevilla y he aceptado… Nos vamos mañana.

Pese a su larga experiencia con respecto a las mujeres, y un reconocido aplomo que le había permitido en una ocasión ganar una fortuna a los naipes, el caballero de Arriaga tuvo que tomar asiento, desconcertado, y sacudir por dos veces la cabeza antes de balbucear incrédulo:

— ¿Cómo has dicho…?

— Que me voy a Sevilla con el conde de Rioseco.

— ¡No hablas en serio…!

— Completamente en serio… Tengo preparado el equipaje y me recogerá al amanecer…

— Pero ¿por qué…?

— Porque me apetece…

— ¿Qué quieres decir con eso de que te apetece…?

— Eso exactamente… Me apetece, y como soy libre de hacerlo, lo hago…

— Sin importarte lo que yo sienta o lo que yo piense…

— No tienes por qué pensar o sentir nada… El conde es un amigo, y voy con él porque me resulta ameno, interesante y divertido… — le observó con cierta sorpresa —. ¿Qué tiene de malo el viaje…?

— Que conozco al conde de Rioseco… — fue la respuesta —. Lo mismo se acuesta con la mujer de un amigo, que con su amigo, y su casa es famosa por las orgías que organiza…

— Lo sé — admitió ella —. Pero eso no quita para que su conversación me distraiga… Y te garantizo que no va a acostarse conmigo mientras yo no desee acostarme con él, lo que no es muy probable que ocurra… Como hombre no me atrae, puesto que estoy enamorada de ti…

La observó estupefacto.

— ¿Enamorada de mí y te vas con otro…?

— Por eso mismo lo hago. Necesito sentirme libre para hacerlo, saber que no dependo de ti; que, pese a quererte, desearte constantemente y necesitar que me hagas el amor a todas horas, continúo siendo dueña de mí misma y si me apetece hacer algo, lo hago.

— ¿Aunque eso me hiera…?

— Aun así…

— No consigo entenderte…

— Nunca te he pedido que me entiendas… — dijo —. Tan sólo que aceptes cómo soy… — le miró largamente, con aquella mirada suya, oscura, profunda y misteriosa —. Y ahora, lo que deseo es que me tomes en brazos, me lleves a la alcoba y me hagas el amor como tú sabes…

— No podré sabiendo que mañana te vas con otro.

— Sí podrás… Estoy segura. — Hizo una pausa —. Pero quiero que tengas bien presente. que el que te desee no me hace cambiar de idea. Mañana iré a Sevilla.

Hicieron el amor. Como nunca antes lo habían hecho, apasionada y casi desesperadamente, y ella repitió una y otra vez que le amaba, que era suya, y que nada podía existir más portentoso que vivir aquellos momentos.

Se durmieron satisfechos y agotados, pero a media mañana, al despertar, Germán de Arriaga descubrió, estupefacto, que en efecto, Niña Carmen se había marchado al amanecer.

Otro hombre con menos aplomo o experiencia tal vez hubiera acabado suicidándose, ya que vivió los días más exasperantes, vacíos y dolorosos de su vida pese a que trató de buscar, en sus antiguas amantes, consuelo a sus desdichas. Fue como un sueño o una amarga pesadilla de la que renació al fin un mes más tarde, seguro de sí mismo, y decidido a olvidar por completo a la criolla.

Pero la criolla volvió a buscarle, le dijo que le amaba y le necesitaba; le aseguró que nada había ocurrido entre ella y el conde de Rioseco, y que estaba decidida a aceptar su proposición de matrimonio si aún la mantenía en pie.

Todo volvió a su cauce, y todo fue nuevamente hermoso y apasionado, olvidados los pasados nubarrones, hasta que quince días antes de la boda, ella anunció, inesperadamente, que el conde la había invitado a un nuevo viaje y se marchaba.

El caballero de Arriaga nada dijo. Mandó enganchar su carruaje, y emprendió un largo periplo por Europa, para ir a morir en Florencia, al verano siguiente, víctima de la peste.

Carmen de Ibarra — casi nadie la llamaba ya Niña Carmen — aguardó su regreso durante un año, pero al conocer la noticia de su muerte, se vistió nuevamente de luto y emprendió el regreso a Quito, donde se encerró en su casa a recordar al hombre que había amado, y a contemplar, impotente, la lenta agonía de su destruido padre, que se consumía, de tristeza y vergüenza, incapaz de reaccionar, arruinado y solo.

A veces, Carmen de Ibarra se preguntaba a sí misma si aquellas desesperadas ansias de escapar de todo y sentirse libre la compensaban por lo que sufría luego y hacía sufrir a los demás pero nunca encontró respuesta satisfactoria a tal pregunta.

Ni siquiera ella misma comprendía las razones de su rebeldía y del loco impulso incontrolable que la desquiciaba, cubriendo su mente con una especie de oscuro velo impenetrable a toda luz o todo razonamiento. Cuantas veces alcanzaba la felicidad, la rechazaba, y aunque más tarde se odiara por ello, no podía frenar su desbocada carrera hacia la autodestrucción, cuando aquella voz ronca y profunda gritaba en su interior ordenándole romper con todo y emprender una insensata huida hacia la libertad.

A solas en el abandonado jardín — su hermana se había vuelto a casar y vivía ahora en Latacunga —, pasaba revista una vez mas a sus recuerdos, evocando los rostros de los hombres que había amado, y retrocediendo a los días felices en la hacienda del Cotopaxi, o el hermoso viaje que hiciera con Germán de Arriaga a Aranjuez en primavera, cuando buscaban la escondida capilla en la que deseaban casarse.

Toda aquella dicha había quedado definitivamente atrás y lo sabía, pero aún no era capaz de explicarse, ella misma, por qué.

Casi un año después murió su padre, y durante el funeral conoció a Diego Ojeda, que le impresionó por su porte, y porque le recordaba de modo casi obsesivo, a su esposo, Rodrigo de San Antonio.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Iguana»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Iguana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alberto Vázquez-Figueroa - Tuareg
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Centauros
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Negreros
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Piratas
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Maradentro
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Yáiza
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Océano
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Piratin der Freiheit
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Ikarus
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Viaje al fin del mundo - Galápagos
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez Figueroa - Delfines
Alberto Vázquez Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Bora Bora
Alberto Vázquez-Figueroa
Отзывы о книге «La Iguana»

Обсуждение, отзывы о книге «La Iguana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x